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Extra 2.

· • —–٠ El profesor ٠ —– • ·

—¡Director Park! —la voz femenina de una señorita llamó a la persona correspondiente de aquel apellido, quien a la vez alcanzó antes de que este se subiera al elevador.

—Liz, ¿cuál es la emergencia? Estoy un poco corto de tiempo, por favor se breve. —el hombre de cabellera rubia miró el reloj que portaba en su muñeca.

—Lo lamentó tanto, Director. —la señorita apenada tragó saliva y luego hizo una reverencia de 90 grados—. Cuando fui a su oficina para recoger unos documentos me encontré con esto. —tendió frente a él una credencial.

—¡Oh por dios! La credencial de Diana ¿Cómo pude haber olvidado esto?. —rápidamente recogió el objeto—. Gracias Liz —Jimin le sonrió—. De otra forma no hubiera podido recoger a mi hija del colegio, te agradezco.

—No hay por qué, Director, vaya con cuidado, me saluda a la pequeña Diana. —le devolvió la sonrisa, hizo otra reverencia y luego siguió con sus respectivas actividades.

Jimin giró sobre sus talones y entró al elevador, presión en botón de la planta baja cuando las puertas se cerraron y luego de un par de segundos ya se encontraba caminando fuera del edificio acercándose a su auto donde el chofer, Jackson, lo esperaba afuera y con la puerta trasera abierta.

—Señor Jeon, buenas tardes. —le saludó con una sonrisa y una corta reverencia.

—¿Señor Jeon? Por dios Jackson, diciéndome a si me haces sentir muy viejo —menciono burlonamente.

—¿Entonces debería continuar diciéndole joven Jimin? Han pasado casi diez años, es el padre de Diana y esposo del señor Jeon, supongo que es una buena forma de dirigirme hacia usted. —le respondió.

—Sin importar el tiempo siempre voy a preferir el joven Jimin. —replicó—. Andando, no quiero llegar tarde. —enseguida el rubio entró al auto, Jackson cerró su puerta para luego entrar también y ponerse en marcha.

Jimin miraba su ventana concentrado en la vista del camino, pero el sonido súbito del tono de su celular con una llamada entrante lo hizo desviar su mirada y atender este.

¿Si? —inmediatamente una sonrisa surco en sus pomposos labios al saber quien estaba del otro lado del teléfono.

¿Cómo va el día de mi hermoso esposo?.

Jungkook. Cariño me alegra escucharte, todo está yendo bien, en este momento me dirigió a recoger a Diana del colegio.

¿Es así? Suenas algo cansado, ¿todo está bien en la empresa?.

Todo está yendo de maravilla, el trabajo es pesado y tú más que nadie debe saberlo, después de todo antes de mí tú eras el Director.

Si, comprendo. Créeme que lo que más deseo es regresar, para estar contigo y con mi nena. Ser presidente tampoco favorece mucho, estoy exhausto. —se escuchó un pesado suspiro.

Yo también ansío que regreses de este viaje de negocios ¿cuando regresaras? Te extraño demasiado. —Jimin mordió su labio inferior afligido.

Se terminará todo en tres días, por favor espera un poco más, prometo que te recomenzare. —se escuchó una risita.

El rubio también soltó una al saber a qué se refería.

Esta bien, ahora tenemos un trato. —suspiro—. Te amo, no te sigas sobre exigiendo ¿está bien? Nos veremos en dos días cariño.

Contaré las horas, los minutos y los segundos. También te amo, tú también toma un descanso y salúdame a mi pequeña, dile que le mando un gran beso y un fuerte abrazo.

Lo haré. Hasta pronto amor.

Hasta pronto.

Jimin colgó, dejó su celular a un lado y luego volvió a suspirar prolongadamente dirigiendo su mirada hacia la ventana de nuevo.

[...]

—Por dios, tan presumido ¿quien se cree? ¿El presidente del País? Al parecer la atención que no le da su esposo la llena con todas esas cosas costosas. —dentro de un pequeño grupo de señoras fuera del colegio murmuraba dirigiendo su mirada hacia el hombre rubio que había bajado tranquilamente de su auto.

—¿Será que habrá un espacio para ya saben... un amante?. —río otra de ellas—. No sería mal idea cazar a...

—¡Jimin! ¡Jimin, hola! ¿Cómo estás? ¿Vienes a recoger a tu hija? —lo interceptaron con una sonrisa y una amabilidad hipócrita.

Pero Jimin sabía perfectamente qué clase de arañas y serpientes eran esas mujeres, todo el tiempo hablaban de él a sus espaldas y siempre fingían ser amables para intentar saber algo sobre su vida, como todas unas chismosas, y no era más que por mera envidia, no pertenecían a la misma clase social y siendo realista ¿quien no desearía tener como esposo a Jeon Jungkook? Pero saber que era por mera envidia lo hacía sentirse solo un poco orgulloso.

—Señoras, les pido me permitan recoger a mi hija por favor. —pidió sin ninguna expresión en su rostro, y gracias a las gafas oscuras cuadradas que llevaba puestas, ocultaba la molestia en su mirada.

—Todas nos preguntamos, y ciertamente nos gustaría saber ¿cómo es tener como esposo a un hombre tan ocupado como lo es Jeon Jungkook? —cuestionó la misma que lo había llamado, con ojos de detectives clavados en él—. Seguro deben sentirse solos, tú y tu hija ¿no es cierto?.

Park carraspeó incómodo ante su pregunta.

—Señoras, no quiero ser maleducado, pero temo que eso es algo que nos les concierne en lo absoluto. Aunque, si les tranquiliza mi esposo no es el único ocupado, yo también tengo mucho trabajo siendo el director de una empresa y, por fortuna nuestra hija tiene nuestra completa atención, así que... espero con eso, finalmente cierren sus bocas, con permiso. —le sonrió de la manera más forzada y entonces al fin camino hacia la entrada del colegio.

«Estúpidas mujeres presuntuosas ¿que acaso estamos en la preparatoria? Maldición» dijo Jimin dentro de sus pensamientos un tanto molesto mientras entregaba la credencial de su pequeña para que la dejaran salir. Momentos después la pequeña Jeon Diana ya se encontraba con su padre.

—¡Mami! —se lanzó abrázalo, este la cargo en sus brazos siguiendo con su abrazo.

—Hola nena. —Jimin sonrio henchido de felicidad al tener a su pequeña hija en sus brazos—. Que feliz me hace verte.

—A mi también, estoy feliz de estar contigo. —la pequeña Diana sonrió—. ¿Y papi? ¿Aún no llega de su viaje?.

—Hable con él antes de llegar ¿y sabes que me dijo? Que dentro de tres días su viaje llegará a su fin, entonces podrá estar con nosotros —le dijo con una sonrisa.

Su hija sonrió de oreja a oreja y festejó, para luego ser bajada y comenzar a caminar hacia el auto sosteniendo la mano de su papá.

—¿Cómo estuvo hoy tu día cariño? Cuéntame qué hiciste hoy. —pidió Jimin.

—Uhmm, aprendimos las tablas de multiplicar, también a decir el abecedario al revés y hoy llego un nuevo maestro. —mencionó la pequeña Di.

—¿Es así? ¿Y que les enseña ese profesor?.

—Sobre las plantas, animales y cosas de la naturaleza, es muy amable mami.

—Me alegro que te guste, espero aprendas mucho de eso que seguramente es ecología, esa materia es muy buena si te interesa ese tipo de temas, aunque aún así debes poner atención ¿oíste? —Jimin abrió la puerta para su hija.

—Si mami, voy a aprender mucho lo prometo. —Diana y su papá entrelazaron sus meñiques haciendo una promesa con una dulce sonrisa, y luego entraron al auto.

—Entonces, si invertimos en esas acciones lo mejor sería...

—¡Director Park! —la puerta de la sala de conferencias fue abierta abruptamente por la secretaria, quien se encontraba agitada y notablemente preocupada.

La charla entre Jimin y los demás hombres importantes con los que discutía se detuvo al ser interrumpida tan de pronto.

—Liz —Park frunció el ceño y se levantó de su asiento apunto de increpar a la señorita—. ¿Nos ves que estoy en una plática importante? ¿Por qué...?

Pero ella lo volvió a interrumpir—. Es su hija —masculló entre su voz agitada—. Llamaron del colegio, dicen que Diana se encuentra enferma y...

Jimin decidió no escuchar más, simplemente salió disparado de la sala sin importarle nada más, luego de escuchar a su secretaria nombrar a su hija en la misma oración en la que decía "enferma".

Liz salió detrás de él, siguiéndole el paso como pudo, ya que este iba tan rápido como se lo permitan sus pies, dirigiéndose al ascensor.

—¡Director Park espere! —le llamó, más el hombre no hacía caso—. ¡Un momento! ¡Su chofer tuvo que ir a comprar su almuerzo Director!. —corrió más rápido acercándose más.

El rubio se detuvo en seco haciendo que su secretaria se golpeara con su espalda al ir ella tan rápido hacia él.

—¿Cómo qué fue por mi almuerzo? ¡Lo necesito aquí ahora! ¡Mi hija está enferma en la escuela, necesito llevarla al doctor!. —exclamó sumamente preocupado.

—Por favor, cálmese no es nada de gravedad, solo me informaron que tiene un poco de fiebre y tos, pero que lo mejor sería llevársela para descasar por hoy —mencionó—. No hace falta apresurarse, pero si quiere yo puedo llevarlo.

—Está bien, te lo agradecería mucho ven conmigo entonces. —dicho esto ambos salieron de la empresa, tomaron el pequeño auto de Liz y se dirigieron hacia la escuela.

[...]

Jimin y su secretaria caminaban, es decir, trotaban por el pasillo de la escuela, el cual había sido indicado por un docente anteriormente para dirigirlos a la enfermería. Lugar donde luego de unos minutos de preocupación llegaron, entraron rápidamente y Jimin con desesperación buscó a su pequeña.

—¡Diana! ¿Dónde está mi hija? ¡Diana! —vociferó buscando en el lugar.

—Señor Jeon, que bueno que ya está aquí. —la enfermera apareció—. Buen día, yo soy la enfermera escolar —estrecharon sus manos por un segundo.

—Buen día —Park trago saliva e intento recuperar su aliento—. Estoy aquí por mi hija, llamaron diciendo que estaba enferma ¿ella está bien? ¿Dónde está quiero verla?.

—Señor Jeon tranquilícese, la pequeña Diana está bien, con un poco de fiebre y tos que seguramente con un jarabe y reposo mejorará. —le dijo para tranquilizarlo—. Venga conmigo por favor.

La enfermera lo llevó hacia la camilla donde se encontraba la pequeña Jeon recostada con una toalla húmeda en su frente. Rápidamente Jimin se acercó y tomó la pequeña mano de su hija preocupado.

—Diana, cariño, mami ya está aquí, te llevaré al doctor y luego a casa ¿está bien?.

—Mami no te preocupes, estoy bien —tosió un poco—. Solo necesito algo caliente y tal vez muchos dulces —le mostró una dulce sonrisa que logró finalmente calmar a su padre, sacándole también una sonrisa.

—Claro, te comprare algunos. Ahora, andando ¿tienes todas tus cosas?.

—Buenas tardes, Jimin.

De pronto una voz apareció, y no era una voz común, era una voz que Jimin recordaba con cierto cariño y a la vez aflicción. Al instante le vino a la mente aquel chico de hoyuelos que una vez intentó amar, y se heló por completo.

—¡Profesor Kim! —exclamó Diana.

—¿Profesor Kim? —murmuró Jimin, tragó en seco y sin más se volteó encontrándose con quien ya sospechaba—. Namjoon.

—Hola Jimin, cuanto tiempo sin verte, ¿cómo has estado?. —esa sonrisa cálida con hoyuelos, como podría olvidarla, aún le causaba nostalgia—. Déjame llevarlos hasta la puerta.

[...]

—Ha pasado mucho tiempo, diez años para ser exacto. —finalmente habló Jimin rompiendo el hielo.

—Así es, pero al parecer tú eres un traga años por que sigues igual desde la última vez que nos vimos. —respondió Namjoon.

El rubio sonrió.

—Eso no es verdad, ahora estoy en mis treintas y tengo una hija, no puedo ser ese mismo joven de veintiséis años que un día confundiste con un estudiante en aquella cafetería. —mencionó con las mejillas levemente rosadas.

—Me sorprende más el hecho de que aún recuerdes eso.

—Siempre recuerdo la primera vez que conozco a una persona, y ese día en particular lo recuerdo vívidamente, ya que pase pena al confundir dos veces mi café con el tuyo. —río en voz baja.

—Eso es verdad. Yo también lo recuerdo. Me alegra volverá verte y saber que después de todo tú vida es feliz —mencionó mirándolo con cierta devoción en sus pupilas.

—Siento lo mismo. —Jimin también lo miró conectado sus miradas—. Eres profesor, eso si es una verdadera sorpresa.

—¿Por qué? Pensé que recordarías la vez que te dije que me gustaría ser al menos una vez profesor por qué adoraba a los niños. —replicó.

—Lamentó decepcionarte.

—No te preocupes.

—Mami ¿tú ya conocías al maestro Kim? —preguntó la pequeña Diana que iba de su mano.

—Así es hija, hace años atrás, antes de que tú nacieras, el profesor Kim y yo... éramos amigos cercanos. —le respondió sin saber que más decir—. O algo así... Liz llévala al auto, iré en un momento.

—Claro Director. Vamos linda, te llevare al auto. —la secretaria tomó ahora de la mano a la niña y se la llevó.

—Tú hija es asombrosa Jimin, y además de hermosa desde luego, supongo por que tú y tu esposo supieron darle una gran educación. —dijo Namjoon mirándolo fijamente.

—Jungkook y yo siempre estamos al pendiente de la educación de Diana si, y queremos lo mejor para ella sin dudas. —replicó con una sonrisa.

—Eso es bueno.

—Lo es. Namjoon y ¿cómo has...?.

—Jimin —lo interrumpió—. ¿Te parece si continuamos charlando en otro lugar? ¿Me dejarías invitarte a...?.

—Lo siento, no creo que sea posible. —se apresuró a decir el rubio, y miró la cara de decepción que el contrario puso enseguida—. Es decir —suspiro—. Mi esposo, Jungkook llega pasado mañana de un viaje de negocios y un encuentro como este sería algo escandaloso ¿no lo crees?.

—¿Por qué? —frunció las cejas algo confundido.

—¿Por qué?, bueno tal vez porque hace diez años me amabas y querías que terminara mi compromiso por estar contigo. —dijo exasperado, aunque enseguida se tranquilizó—. Lo siento, no quería decirlo de esa forma, fui grosero.

—Está bien, no estás mintiendo así pasó. —le respondió Namjoon—. En ese contexto tal vez si haya mal entendidos si tu esposo se entera, y no quiero ocasionarte ninguno, retiro lo dicho entonces. —bajo la cabeza apenado.

—No no te preocupes, no te disculpes, tal vez lo lleve a otros extremos, no creo que haya ningún mal entendido, después de todo las cosas ha cambiado ¿no es así?. —lo miró a los ojos.

—S-Si, eso creo —tartamudo Namjoon al dar respuesta.

—Bien, entonces creo que aceptar desayunar contigo esta bien. —Jimin le sonrió levemente.

—¿Jeon Jimin teniendo una aventura con el profesor de la escuela donde asiste su hija? Por dios esto si que es un escándalo, y seguramente a Jeon Jungkook le gustará enterarse de que hace su esposo en su ausencia.

Cuando dicen que las paredes tienen oídos, tal vez es bueno creerlo.

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