dos.
· • —– ٠ Los Jeon ٠ —– • ·
Sin duda alguna, Jeon Jungkook era del tipo que tenía estilo y clase incluso para viajar. Quedé impresionado ante su hermoso Mercedes de vidrios polarizados y lustrosa pintura negra, un vehículo que reflejaba su personalidad: elegante, sofisticado y poderoso.
—Secretario, ¿me permite su equipaje? Lo pondré en la cajuela —uno de los de seguridad llamó mi atención con su voz tranquila.
—Oh, claro, tome gracias —reverencié y le regresé la sonrisa, tratando de ocultar mi nerviosismo. Limpie mis manos sudorosas en las bolsas de mi pantalón, por alguna razón estaba ansioso y es que, por lo que noté, nadie de la seguridad del jefe nos acompañaría, y eso me pareció un poco raro, ya que es normal que al menos uno de ellos nos acompañe, además de que normalmente viajábamos en una camioneta y no en su auto personal.
Aunque supongo que la naturaleza del compromiso lo ameritaba, después de todo, este viaje en parte es familiar, no había porque haber ningún riesgo. Aunque por otro lado eso me aterraba, la idea de estar solo con él, recorriendo una larga carretera, en un largo viaje de al menos cuatro horas, justo al lado de él, probablemente en un tormentoso y para nada incómodo silencio, solo Jeon Jungkook y yo.
—Park —su voz profunda me sacó de mis pensamientos, causando que saltara del susto.
—Jefe, lo-lo siento —hice rápidamente una reverencia de 90 grados, miré el suelo y me quedé así hasta que mi rostro asustado desapareciera—. Todo el equipaje ya está adentro —logré decir, tratando de recomponerme.
—Claro, entonces entremos, no estoy ansioso por llegar, pero si no llego, mis hermanos reventarán mi celular —soltó un prolongado suspiro pesado, para luego rodear el auto hasta llegar a la puerta del conductor—. ¿Vas a subir o te vas a quedar reverenciando todo el día? —me preguntó.
Enseguida me enderecé, asentí, y después abrí la puerta del copiloto y entré al auto. Después de mí, Jeon Jungkook entró también. Ambos colocamos nuestros cinturones de seguridad y, cuando presionó el botón para encender el auto, el monstruoso motor resonó como el de un auto de carreras. Al mismo tiempo, las luces LED de colores dentro del auto se encendieron y la pequeña pantalla en el tablero, que acompañaba al estéreo, también se encendió, transmitiendo una amigable voz femenina que dijo: "Bienvenido, Jeon Jungkook".
Estaba sorprendido, jamás había visto tal cosa. Miré de reojo a mi jefe, este sonreía mientras sujetaba el volante con su mano cubierta por venas prominentes, de dedos gruesos y de un tamaño que estaba seguro que podría cubrirme el rostro. Me pareció de alguna forma... atractiva. Pero enseguida borre esos pensamientos y desvié la mirada. No podía permitirme pensar de esa manera de mi jefe, era inadecuado y además irrespetuoso. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué mi corazón latía tan rápido?.
—¿Te gusta, Park? Este es uno de mis bebés, en realidad es el que más quiero, es una maravilla, ¿no lo crees? —me preguntó con una muy leve sonrisa orgullosa.
—Estoy de acuerdo con usted, jefe, este auto es muy asombroso, jamás en mi vida había entrado en uno igual, e imagino que debió costar una fortuna, ¿no? —respondí, tratando de mantener la calma.
—Lo mismo que un dulce —expresó con una sonrisa enigmática.
—Dudo que haya un dulce con el mismo precio, jefe —repliqué, tratando de bromear.
—No fue literal, Park —aclaró alzando levemente las cejas con obviedad.
—Lo sé, solo bromeaba —sonreí, recorriendo el interior del auto con mis ojos hasta que llegué al rostro de mi jefe y lo encontré con una pequeña sonrisa. Sentí mi cara caliente y de inmediato volví a desviar la mirada para luego tragar saliva. ¿Acaso él había sonreído por mi pequeña broma?
—Basta de bromas, hay que irnos —demandó para luego arrancar el auto con una velocidad que me hizo sostenerme de los bordes del sillón de cuero. Jungkook lo notó y solo resopló bufoneado de mi.
—Relájate, Park. No voy a matarte... todavía —me dijo con una voz sarcástica.
—N-No estoy a-asustado, jefe —me aferre más al cuero, tratando de ocultar mi nerviosismo, pero mi tartamudeo me delató—. Estoy bi-bien —tragué saliva.
—Si claro —chisto con una mirada escéptica, como si no me creyera.
El viaje fue ligeramente incómodo. Vamos, ¿a quién quiero engañar? Fue extremadamente incómodo. Jamás había estado tan quieto en mi vida, me sentía todo entumido. Todo estaba en un ensordecedor silencio, no me quería mover porque creía que el sonido del cuero del sillón rechinando por mi ropa perturbaría al jefe, el cual, si recordamos, es un gruñón amargado.
Intenté bajar el vidrio para respirar un poco de aire, pero temí que él no quisiera lo mismo, ya que él aún no había bajado el suyo. Y no intenté poner música, ya que no sabía si nuestros gustos coincidían.
—¿Qué pasa, Park? Creí que eras una persona del tipo platicadora. ¿No te emociona volver a tu ciudad natal? ¿O por qué estás tan callado? —él habló de pronto, rompiendo el silencio.
—Lo lamento, normalmente no soy así, pero debo confesarle que me siento un poco nervioso —confesé, jugando con mis dedos sudorosos y una pequeña sonrisa nerviosa—. Y respondiendo a su pregunta, sí, Busan es hermosa. La playa es un poco fría, pero aún así me gusta visitarla cuando voy. Es mi lugar favorito —respondí un poco más tranquilo.
—¿Irás esta vez? —preguntó, sin desviar la mirada del camino.
—Vine para trabajar, jefe, no de vacaciones. Cuando venga a visitar a mi familia, entonces la visitaré —respondí, tratando de ser claro.
—En eso tienes razón. Bueno, nunca me has contado nada de tu familia, y como ahora conocerás a la mía, supongo que debe ser igualitario —ordenó, concentrándose en el camino.
—Bueno... soy hijo único, me mudé cuando comencé la universidad, mis padres decidieron quedarse en Busan ya que tienen una florería en el centro, los visito de vez en cuando, y cada vez que se acerca el Chuseok ellos viene a Seúl para festejarlo. —expliqué, tratando de ser breve.
Jungkook asintió con la cabeza, sin desviar la mirada del camino.
—Entiendo —replicó con una voz neutral—. Mi familia es un poco más... complicada, solo para que lo tengas en cuenta. —agregó después de un momento de silencio.
—¿Complicada? —repetí, intrigado—. ¿Qué quieres decir?.
Jungkook suspiró y apretó el volante con más fuerza.
—En pocas palabras mi familia es un infierno, desde mi punto de vista claro —señalo con una voz baja y cortante de pronto—. Pero te preocupes por ellos, Park. No es asunto tuyo de todas formas.
Me callé, sintiendo un escalofrío al ver la tensión en su cuerpo. Jungkook parecía haberse cerrado en banda. El silencio volvió a caer sobre nosotros, y yo me pregunté qué secreto estaría escondiendo detrás de esa mirada fría y distante.
—¿Quieres poner algo música? Detesto el silencio —sugirió el jefe tratando el silencio ensordecedor.
—Dudo que tengamos gustos en común, jefe. Yo soy apenas un joven de veintiséis años y usted... —comencé a decir.
—Tengo veintinueve años, Park, pero no me creas tan viejo y disruptivo —me miró de reojo con una ceja enarcada.
—No, no, no, no es eso, jefe —negué rápido, agitando las manos—. Solo que... usted es alguien serio, e imagino que sus gustos rondan entre...
—¿La música clásica? ¿Jazz? ¿Ópera? —rió entre dientes—. Te equivocas, Park. No porque sea el director de una empresa significa que sea alguien tan serio. Después de todo, considero que tengo buenos musicales y me mantengo actualizado, o eso quiero pensar yo. —resopló—. Me gusta el pop en inglés, hay artistas realmente buenos.
Me sorprendió su respuesta, nunca hubiera imaginado que compartiéramos gustos musicales.
—¿De verdad? Vaya, pensé mal. Lo siento, jefe, es solo que... —comencé a disculparme.
—Está bien, me alegra que mi postura como jefe esté tan bien impuesta. Y espero que no solo por este viaje y los momentos que compartamos pienses que puedas dejar de ser informal o pensar que somos cercanos. Recuerda que eres solo mi secretario —me recordó con una mirada seria.
Asentí, sintiendo un poco de decepción. Pero entonces, Jungkook presionó algunos botones en la pantalla del tablero y subió el volumen. La canción "Stay" de The Kid Laroi y Justin Bieber llenó el auto, y no pude evitar sonreír.
El ambiente se volvió menos pesado, y Jungkook comenzó a cantar en voz baja. Me sorprendió su voz, era gentil y hermosa. Empecé a cantar también, y nuestros cuerpos se movieron al ritmo de la música.
—¡I'll be fucked up if you can't be right here! —cantamos al unísono, sonriendo.
Fue un momento de conexión inesperada, y me sentí más cómodo en su presencia. Pero sabía que no debía olvidar mi lugar como secretario.
[...]
Llegamos a la mansión de los Jeon en un momento inesperado, después de un viaje lleno de sorpresas. La seriedad del jefe regresó después de cantar algunas canciones pop y bailar en el auto. Llegamos entre las tres y cuatro de la tarde, y el sol aún brillaba en su máximo esplendor. Las puertas de la mansión se abrieron automáticamente, y pude ver el rostro de frustración del jefe al ver a su familia parada en la entrada.
—No hables con nadie y solo sígueme, no bajaremos hasta la hora de la cena. ¿Entendiste? —me espetó.
Asentí, y bajamos del auto. La señorita Jihyo, la hermana menor solo por un año del jefe, nos saludó con una sonrisa.
—Hasta que llegas hermanito, ¿cómo fue su viaje? —preguntó.
—Hola Jihyo, no estuvo mal —respondió el jefe con mala cara—. ¿Tu qué tal? ¿Volviste a cortar tu cabello? Se ve espantoso —agregó, mirando a su hermana con desaprobación.
—¡Jungkook que alegría hermano! —su cuñado, Kang Daniel, lo saludó con una gran sonrisa.
—Deja de llamarme hermano y mejor dale un hijo a mi hermana, bueno para nada —respondió, con una mueca.
—¿Por qué siempre tienes esa cara apestosa, Kookie? ¿El trabajo te tiene tan estresado? —preguntó el joven Junghyun, el menor de los hermanos Jeon, con tan solo dieseis recién cumplidos.
—Si vuelves a llamarme Kookie, Junghyun, te cortaré tus pequeñas bolas adolescentes. ¿Entendiste? Ya consíguete una novia —le amenazó sin pudor.
—Hijo, es bueno verte. ¿Cómo has estado? —preguntó su tía, la señora Hesu, una mujer amable y hermosa en la espera de su primer bebé.
—Tía, me alegra verla también. ¿Cómo va su embarazo? —respondió Jungkook, con una voz un poco más cálida.
—Cada día crece más —respondió su tía, con una risilla.
—Me alegra —dijo el jefe, y luego miró a su tío, el señor Lee Hyunwook.
—Hyunwook —lo saludó con seriedad.
—Jungkook —respondió su tío, con la misma seriedad.
Finalmente, llegamos al Presidente Jeon Jiyong, el padre del jefe, quien nos saludó con una sonrisa amable pero seria.
—Padre —reverenció, y yo junto a él como era debido.
—Jungkook hijo, me alegra verte muchacho, estoy al tanto de tu arduo trabajo en la empresa y me siento feliz de que te hayas hecho el espacio para asistir a mi cumpleaños —dijo el señor Jeon.
—No hay nada que agradecer, padre. Nunca me perdería tu cumpleaños —respondió Jungkook, mintiendo—. Estoy cansado, iré a descansar un poco. Espero no te moleste —acotó y comenzamos a caminar hacia el interior de la mansión.
Pero la voz de la señorita Jihyo nos detuvo.
—¡Jungkook! ¿Quién es él? ¿Acaso no nos vas a presentar a tu invitado? —preguntó con los brazos cruzados y una ceja enarcada.
El jefe me ordenó no hablar con nadie, así que callé.
—Camina, no les hagas caso —murmuró, y continuamos nuestro camino.
—Jihyo hija, sabes que Jungkook no es muy abierto con su vida privada. Seguramente en la cena nos presentará al joven. Es muy bonito, ¿no lo crees? —dijo la tía Hesu, tratando de calmar a su hija.
—Sí lo es, pero quiero saber quién es. ¿Finalmente tiene pareja? Al parecer, todas nuestras plegarias finalmente se han escuchado —respondió Jihyo.
—Si Jungkook finalmente se ha conseguido una pareja como tanto hemos querido, creo que es hora de hablar de un asunto importante.
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