diecisiete.
· • —– ٠ Corazón abierto ٠ —– • ·
Cuando el alba llegó la familia se reunió para almorzar, todos contentos comenzaron a comer entre una agradable platica entre todos los miembros, aunque solo faltaba uno, el mismo de siempre.
—¿Dónde está Jungkook? —preguntó el señor Jeon a uno de los sirvientes que se encontraba de pie detrás de él.
—Señor, el joven amo Jungkook aún se encuentra en su habitación, una de las sirvientas ya fue a avisarle que el desayuno ya está listo y que todos están en la mesa —contesto este.
—Vayan a repetírselo ¿cómo es que aún no...?
Y cuando la cabeza de la familia estaba apunto de enfurecer, el primogénito apareció portado una sonrisa de forma despreocupada y vistiendo algo que era bastante ajeno a él, una camisa de rayas azules fajada en unos jeans, emitiendo una extraña aura calmada la cual dejó a la familia desconcertada.
—Buenos días familia, disculpen por la tardanza tuve algunos inconvenientes el día de hoy —dijo Jungkook, luego se acercó a su prometido y besó su mejilla—. Buenos días amor —le murmuro para después sentarse en su lugar junto a el .
Todos quedaron impactados ante el exhorbitante cambio de humor y personalidad del gruñón y amargado Jeon Jungkook que todos conocían.
—¿A que se debe toda este cambio de humor hermanito? —preguntó Jihyo siguiendo con su desayuno.
—Seguro... —Kang Daniel subió y bajo sus cejas de forma juguetona, su novia lo mandó a callar lanzándole una mirada autoritaria.
—Por supuesto que no, sobre eso... —tomo la mano del rubio, quien aún tampoco comprendía lo que le sucedía y se mantenía sorprendido—. Jimin y yo preferimos esperar hasta la noche de bodas ¿cierto amor?.
Jimin quien bebía de su jugo para tranquilizar su nerviosismo de pronto se ahogó con este al escuchar al pelinegro.
Tosió—. ¿Qué? —se limpió la boca, aclaró su garganta y siguió—. Jungkook no creo que sea el lugar indicado para hablar sobre esos temas, estamos comiendo —sonrió apenado.
—¿Que tiene de malo? Es algo natural —inquirió.
—Querido es bueno saber que hoy estás de un buen humor, me alegra mucho —intervino Hesu sonriéndole a su sobrino.
—¿Qué hay con tu ropa? Pareces un chico de los ochentas —se burló el menor de los Jeon, Junghyung.
—Mi humor está bien por ahora, pero si vuelves abrir tu boquita puberta temo que eso cambiara —contesto Jungkook y el menor callo.
—Bueno, buen provecho familia.
—¿Intentas avergonzarme? —susurro Jimin hacia Jungkook disimuladamente.
—No ¿por qué piensas eso?.
—¿Qué fue eso de ayer? —volvió a preguntar.
—¿Qué eso? —frunció el ceño Jeon.
—Lo de anoche, cuando fuiste a mi habitación y me insinuaste tener relaciones sexuales —susurro lo más bajo pero claro lo último con mucha pena.
—Oh, bueno yo hablaba en serio, te vi muy apegado al bebé de mi tía así que por eso fui a preguntarte si deseabas un hijo propio, por mi no hay problema, me gustaría tener hijos ¿por qué no?.
El rubio volteó a verlo con los ojos abiertos un poco de más, sorprendido.
—¿Estas hablando en serio?.
—Nunca he hablando tan en serio en mi vida —contesto ambos mirándose a los ojos.
Jimin desvió su mirada totalmente apenado, tomó de su jugo frío para intentar templar su rostro caliente.
—¿Por qué me besaste? —quiso saber.
—¿No puedo besar a mi prometido? —replicó Jungkook, con una simpleza que era desconcertante.
—No cuando tu prometido aún sigue enojado ¿acaso olvidaste que estás aprueba?.
—¿Sigues enojado?, yo creí que...
—Pues creíste mal —objeto—. Así que puedes dejar de hacer todo este teatro.
—¿De qué estás hablando Jimin? ¿Cual teatro?. —preguntó con una seriedad que asustó al rubio.
«¿Acaso esto no es una actuación como todas las demás?» se preguntó Park.
El desayuno continuó, hasta que todos quedaron satisfechos y se retiraron de la mesa.
—¿De verdad quiere recorrer el jardín usted solo? Puede salir algún animal y...
—Descuida —Jimin tranquilizó a la sirvienta con su dulce sonrisa—. No creo que exista animal que pueda comerme entero, no al menos en un jardín como este. Puedo ir por mi cuenta, quiero estar solo ¿esta bien?.
—Si joven Jimin, como usted pida —la chica hizo una reverencia y entonces se fue.
Jimin se sumergió en el hermoso jardín, rodeado de una variedad de flores que parecían bailar en el viento. Su corazón se llenó de nostalgia y calidez al recordar su infancia en la florería de la familia Park. Desde muy pequeño, había crecido rodeado de flores de todos los colores y olores, aprendiendo a amar y respetar cada una de ellas.
La florería había sido una tradición familiar que se remontaba a generaciones, y Jimin había crecido escuchando historias de sus padres y abuelos sobre las propiedades y significados de cada flor. Su curiosidad insaciable lo había llevado a devorar los libros de herbolaría de su padre, aprendiendo sobre las diferentes especies y sus usos.
Ahora, mientras recorría el jardín, Jimin sentía un pequeño alivio al tocar los pétalos suaves y oler los aromas familiares. Era como si hubiera regresado a su hogar, rodeado de la calidez y la seguridad de su infancia. La tranquilidad que sentía al estar rodeado de flores era casi terapéutica, y se permitió relajarse, dejando que los recuerdos felices fluyeran libremente.
—¿Te gustan mucho las flores? —la voz de Jungkook se hizo presente llamando la atención del rubio, quien de inmediato abrió los ojos y subió la mirada para encontrase con el pelinegro—. Es debido a que tus padres tienen una florería ¿cierto?.
—Jungkook... ¿q-que haces aquí? —un extraño nerviosismo de pronto lo atacó. Aveces no le gustaba estar a solas con Jungkook pues todas las anteriores veces han resultado en solo una cosa.
—Quería compañarte ¿puedo? Adentro esta aburrido, pensé que no te molestaría mi compañía pero ya veo que si, así que si quieres me puedo...
—No —intervino sujetado de pronto su brazo, aunque luego rápidamente lo soltó—. Puedes quedarte, no hay problema.
—Bien —sonrió el pelinegro.
Ambos comenzaron a caminar juntos, Jimin miraba las flores un poco para evadir a Jungkook.
—¿Cual es tu flor favorita? —quiso saber Jeon.
—Uhmm los tulipanes rosas —contesto—. ¿La tuya?.
—No tengo una en específico, jamás me han regalado flores y tampoco nunca he regalado, hasta ahora —dijo sonriendo, Jimin mordió su labio inferior con nerviosismo—. ¿Por qué te gustan?.
—Son bonitos y no muy problemáticos, además de qué hay de muchos colores —replicó.
—Veo que sabes mucho.
—Crecí rodeado de flores así que naturalmente se mucho sobre ellas.
—¿Me enseñarías?
—¿Qué? —Jimin finalmente lo miró. Ambos se detuvieron—. ¿Tú quieres saber sobre flores?. —soltó una pequeña risita ocultándola detrás de sus dedos.
—Así es, si me gustaría. —la seriedad de Jungkook hizo que Jimin se soltara a reír, confundiéndolo—. ¿Qué es lo gracioso?.
—No no es nada, solo que es raro, tú interesado en las flores, realmente es extraño.
—¿Por qué? No es extraño, es como cuando estás interesado en una persona ¿por qué debería ser extraño?. —frunció las cejas.
—Las personas no son flores.
—Tal vez si.
—No lo son.
—Consideró que tú eres como una flor —dio un paso hacia el frente acercándose al rubio, este borró su sonrisa poniéndose más nervioso por la cercanía—. Eres muy bonito, siempre hueles bien y además eres delicado... —alzó su mano y la alargo hacia el rostro del contrario, rozó sus dedos con su mejilla mirándolo a los ojos—. Tanto como un pétalo de rosa.
—N-No es así, no soy tan delicado —Jimin se ruborizó sin poder evitarlo, toco las flores que tenía por detrás y se topó con las espinas de una rosa—. ¡Auch! —se quejó, miró su dedo el cual estaba pinchado y sangraba—. Dios me espine con la rosa.
—¿Lo ves? Eres delicado, pero eso me gusta y mucho —le sonrío, ante esto el rojo de las mejillas del rubio se intensificó—. Descuida, te conseguiré una curita.
—No es para tanto. Yo quería decirte que... saldré más tarde —le hizo saber.
—¿Puedo saber a donde?.
—Visitaré la playa, no se si recuerdas...
—Claro, me dijiste que cuando venías a Busan te gustaba visitar la playa, si lo recuerdo —dijo y Jimin asintió—. ¿Te molesta si voy contigo?.
—¿Tú quieres ir conmigo? —se sorprendió.
—Si ¿acaso está mal? será divertido, después podemos pasar a comer algo y tal vez ir a visitará la florería de tu familia ¿te gustaría?.
Una gran sonrisa iluminó el rostro de Jimin, y simplemente asintió.
—Esta bien, no me desagrada la idea ¿nos vamos a las tres? Aún alcanzamos un poco de sol a esa hora —mencionó.
—Me parece bien ¿tenemos una cita? —preguntó y para este punto Jimin ya estaba totalmente nervioso así que solo asintió—. Bien.
—B-Bien —le brindó una tímida sonrisa.
[...]
Jimin se vistió para la ocasión, tomó un sombrero para el sol y por último se miró al espejo emocionado, esa iba a ser su primera cita con Jungkook y mentiría si dijera que no causaba que su corazón palpitara rápido y sintiera con cosquilleo recorrer todo su cuerpo, aún ese sentimiento por el estaba allí.
Durante los días que Jimin estuvo en su casa, lejos de Jungkook, tuvo la oportunidad de reflexionar sobre sus sentimientos y deseos. La distancia física y emocional le permitió clarificar sus pensamientos y evaluar qué era lo que realmente quería con Jungkook.
En un principio, Jimin había estado cautivado por convicción e inteligencia de Jungkook, pero ahora se daba cuenta de que sus sentimientos iban más allá de la atracción física. Quería una conexión profunda y significativa con él, una relación en la que pudieran compartir sus pensamientos, sentimientos y sueños.
Mientras pensaba en Jungkook, Jimin se preguntaba qué era lo que él podía ofrecerle. ¿Podría ser el apoyo y la estabilidad que necesitaba? ¿Podría ser capaz de superar sus miedos e inseguridades? ¿Podría ser el compañero que necesita?
Luego, recordó la conversación que habían tenido antes de separarse. Jungkook había aceptado estar a prueba y había prometido poner de su parte para que todo funcionara. Jimin se sintió emocionado al pensar que Jungkook estaba dispuesto a trabajar en su relación y a superar sus propios miedos.
Y ahora, al regresar a estar juntos, Jimin podía ver que Jungkook estaba demostrando que sí estaba poniendo de su parte. La forma en que lo miraba, la forma en que sonreía cuando estaba cerca de él, la forma en que se preocupaba por su bienestar... todo indicaba que Jungkook estaba comprometido con su nuevo comienzo.
Jimin se sentía emocionado y esperanzado. Veía que Jungkook estaba haciendo un esfuerzo genuino por cambiar y por ser el compañero que Jimin necesitaba. La forma en que Jungkook le había pedido tener un bebé, la forma en que se había interesado en él, la forma en que lo había besado en la mejilla... todo indicaba que Jungkook estaba enamorado de él.
Jimin sonrió para sí mismo, sintiendo que su corazón latía más rápido. Sabía que aún había mucho camino por recorrer, pero estaba dispuesto a trabajar en su relación y a crecer junto a Jungkook. La emoción y la esperanza que sentía ahora eran solo el comienzo de una nueva etapa en su vida, una etapa en la que podría encontrar la felicidad y el amor junto a Jungkook.
Salió de la habitación y fue en busca de Jungkook para poder irse.
—Hey Hola, ¿sabes dónde está Jungkook? —preguntó a un sírvete.
—Claro, el joven amo se encuentra en la biblioteca —contesto este.
—Gracias —dicho esto se dirigió a aquel lugar.
Cuando llegó las puertas de esta estaban entre abiertas, las quiso abrir pero cuando vio por el espacio entre estas que Jungkook estaba al teléfono, se detuvo y prefirió tocar pero antes de esto escucho:
—¿Cuantas veces debo repetírtelo?... si lo se, se que estuvo mal tratarte de esa forma ¿pero que querías que hiciera? Casi ibas a golpearlo... —al escucharlo Jimin frunció las cejas y sintió un mal presentimiento—... no confundas las cosas... ¿qué quieres decir con eso?... debes tranquilizarte Taehyung.
Y ahí estaba nuevamente, ese nombre, esa persona que lo atormentaba. Nuevamente estaba hablando con él, sintió un dolor en el pecho y como se le revolvió de pronto el estómago, se alejó desconcertado de las puertas. No estaba sorprendido, sabía que sucedería... no esperaba nada de Jungkook y aún así... él logró decepcionarlo.
Se dio la vuelta con cierto enojo y entonces se fue hacia donde planeaba irse desde un principio solo.
—¡Es suficiente! No pienso dejarlo por ti ¿comprendes? —siguió con la llamada Jungkook—. Acepte tu llamada para dejar las cosas en paz y que no tratarás de hacerle ninguna de tus artimañas a Jimin, pero es suficientemente de tus reproches sin sentido. Estoy intentado construir algo con él, así que necesito que te alejes y ya no me llames porque ya no responderé... no nos hacemos bien Taehyung, pero en cambio Jimin si me hace bien a mi, encuentra a alguien que también te haga bien a ti, adiós. —colgó.
Jungkook soltó un prologando suspiro lleno de pesadez, miró el reloj en su muñeca dándose cuenta que ya habían dado las tres de la tarde, la hora en la que había quedado para la cita con Jimin.
Salió de la biblioteca encontrándose con un sirviente al cual detuvo para preguntarle.
—¿Jimin está en su habitación?.
—No joven amo, el joven Jimin salió hace exactamente cinco minutos.
—¿Qué?... ¿Jimin se fue... sin mi? —preguntó desconcertado.
[...]
Jimin se paró frente al mar, su mirada perdida en el horizonte, mientras una mezcla de nostalgia, tristeza y decepción se reflejaba en su rostro. El viento fuerte y salado parecía reflejar su estado de ánimo, y de repente, su sombrero salió volando de su cabeza.
Jimin intentó alcanzarlo, pero alguien más fue más rápido. Se giró para ver quién era, y su corazón se detuvo al ver a Jungkook allí, sosteniendo su sombrero. La sorpresa y la irritación se mezclaron en su rostro.
En ese momento, Jimin solo quería estar lejos de Jungkook, odiarlo con todas sus fuerzas por haberlo vuelto a herir. Pero Jungkook insistía en estar allí, en su espacio, en su vida. La determinación en sus ojos era evidente, y Jimin se sintió abrumado por la emoción que emanaba de él.
—¿Qué haces aquí? —Jimin preguntó, su voz baja y tensa, intentando contener la rabia y la frustración que sentía.
—La pregunta correcta aquí es ¿tú qué haces aquí solo? Te dije que quería venir contigo ¿por qué no me esperaste? —contesto acercándose al rubio—. Toma tu sombrero —se lo tendió.
Jimin se lo arrebató y se dio la vuelta dándole la espalda.
—Estabas demasiado ocupado atendiendo una llamada, como siempre con el idiota ese de Kim Taehyung.—bufo.
—¿Escuchaste la llamada?.
—Una parte si, pero solo eso me bastó para darme cuenta que sigues siendo el mismo imbecil.
—No espera, Jimin no es lo que piensas, escúchame, yo estaba hablando con él porque...
—¡¿Por qué?! —se volteó para mirarlo—. Ya basta Jungkook, te lo pido deja de burlarte de mi de una vez por todas. Si tanto quieres estar con Taehyung entonces lárgate con él y no me pidas más perdón, ni tampoco intervengas en mi felicidad.
—No intervengo en ella, quiero ser parte de ella Jimin —intento mirarlo a los ojos pero el rubio se negaba—. Lo que estaba discutiendo con Taehyung hace un momento era que necesito que se aleje.
Jimin se sintió rodeado por la presencia de Jungkook, y su corazón comenzó a latir más rápido. La proximidad de Jungkook hacía que su mente se nublara, y no sabía qué hacer con los sentimientos contradictorios que lo asaltaban.
—¿Qué?
—Si Jimin —Jungkook tomó sus manos delicadamente, mientras lo miraba directamente a los ojos—. Voy a dejar Taehyung, es decir lo he dejado porque estoy dispuesto a intentarlo contigo, y espero que tú estés dispuesto a intentarlo también conmigo, te pido creas en mi.
—Yo... no lo se.
Jimin tenía razones de sobra para desconfiar de las palabras de ese hombre. Lo hizo creer que estaban construyendo algo, pero luego le dio una bofetada de realidad. No se sentía seguro, no quería ser lastimado una vez más, realmente quería intentarlo pero le daba miedo perder en el intento.
—¿Como que no lo sabes? Jimin solo dímelo ¿qué quieres que haga para que me creas? Me tienes ahora aprueba y estoy haciendo todo —aclaro su garganta—. Se que me conociste siendo un hombre egocéntrico y sin corazón, pero ahora gracias a ti entiendo lo que es el querer e intento hacerlo, estoy cambiando.
—¿Intentas? ¿Y qué hay si en tu intento termino destrozado? ¿Qué hay de mi? Yo no lo estoy intentado, yo realmente lo quiero, pero tengo miedo...
—¿Miedo de qué? Estoy seguro de que quiero estar contigo, y nunca haría algo más para herirte.
—De lastimarme —los ojos del rubio se llenaron de lágrimas nublando su vista—. De lanzarme a quererte y que al final no me sostengas, tú mismo haz logrado que desconfíe de ti.
—Eso no pasará —le aseguró.
—¿Como estás tan seguro? Aunque no quieras aceptarlo Taehyung tiene un poder en ti, si él dice que vayas irás y yo me quedaré solo, así que no —jalo sus manos alejándose del pelinegro—. No te acepto en mi corazón, no por que no te quiera, si no por que me da miedo que me quieras y luego me abandones.
Jimin se dio la vuelta, sintiendo su corazón romperse en mil pedazos. Comenzó a caminar, intentando alejarse de Jungkook y del dolor que él le causaba. Solo quería amar y ser amado como se merecía, pero Jungkook parecía incapaz de cumplir con esa sencilla demanda.
Mientras caminaba, Jimin sintió que se desmoronaba por dentro. Jamás había sentido algo así por una persona. Amaba a Jungkook, pero también lo odiaba por hacerle sufrir de esa manera. La confusión y la rabia se mezclaban en su pecho, haciéndolo sentir perdido y solo.
Pero justo cuando pensaba que había escapado de Jungkook, sintió una mano que lo jalaron hacia atrás. Se giró, sorprendido, y se encontró con él, que lo atrajo hacia su pecho y lo sostuvo entre sus brazos.
Sin pensarlo, Jungkook besó sus labios, y Jimin sintió un chispazo de sentimientos encontrados recorrer su cuerpo. La sorpresa, la rabia y el amor se mezclaron en su corazón, haciéndolo sentir como si estuviera flotando en un mar de emociones.
Una lágrima se derramó por la mejilla de Jimin, y él sintió que se rendía a la pasión y la emoción del momento. Cuando Jungkook finalizó el beso, se miraron directamente a los ojos, y Jimin vio algo allí que lo hizo dudar de todo.
—No voy a intentarlo más —hablo Jungkook—. Realmente quiero estar contigo Park Jimin, quiero que seas mi esposo y no por un contrato, sino por amor.
En los ojos de Jungkook, Jimin vio una sinceridad y una vulnerabilidad que nunca había visto antes. Vio un hombre que estaba dispuesto a arriesgar todo por él, que estaba dispuesto a amarlo sin condiciones. Y en ese instante, Jimin supo que no podía odiar a Jungkook, no podía alejarse de él. Estaba atrapado en la red de emociones que Jungkook había tejido alrededor de él.
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