diecinueve.
· • —– ٠ Un frío adiós ٠ —– • ·
—Realmente fue una visita satisfactoria ¿no lo crees? —suspiro Jimin mientras caminaba hacia la puerta de la mansión de Jungkook—. El pequeño Sunoo sin duda robó mi corazón, la tía Hesu debe estar muy... ¡woah!.
Prontamente Jimin sintió como sus pies dejaron el suelo, Jungkook lo sostuvo entre sus brazos cargándolo como una princesa llevándolo dentro de la casa entre risas y protestas.
—Bienvenido a casa se... —Hyun, el mayordomo quien abrió la puerta se quedó sorprendido ante la imagen, al ver entrar a la pareja que antes de su viaje estaba distanciada, y ahora estaban completamente felices, y además se notaban... enamorados.
—¡Jajaja! ¿Jungkook qué haces? Bájeme — protestó Jimin entre risas—. ¿Acaso no deberías hacer esto cuando ya estemos casados?.
—Debería pero, esta no va hacer la casa donde vamos a vivir cuando estemos casados, así que no importa —respondió el pelinegro, volteo a ver al hombre a su costado—. Hyun baja las maletas que están en la cajuela, por favor.
—Claro señor —el hombre hizo una reverencia y enseguida salió.
—¿A no? ¿Entonces donde vamos a vivir? —preguntó el rubio sujetándose bien del cuello de su prometido.
—Mi padre tiene planeado darnos una casa como regalo de recién casados, entonces es allí donde viviremos.
—¿Es así? ¿pero que tiene de malo esta? Es muy grande y hermosa, ¿no es mejor que nos regale... amm... una vajilla?.
Jungkook río de ternura—. Tú siempre tan sencillo y dulce, no sabes como adoro eso —lentamente acercó su boca a la del rubio hasta que sus labios se juntaron en un casto beso, luego se miraron con una sonrisa embelecada.
—Señor Jeon ¡Joven Jimin! Bienvenidos —apareció Katherine con las dos chicas sirvientas haciendo una reverencia de 90 grados, se emocionaron a ver nuevamente a Jimin.
Jungkook dejó bajar a Jimin dejando caer primero sus piernas para que sus pies volvieran a tocaron el suelo, y su otra mano la mantuvo rodeando su cintura.
—Hola Katherine, hola chicas ¿han estado bien? —Park saludo con una resplandeciente sonrisa agitando su pequeña mano.
—Lo extrañamos mucho Joven Jimin, nos alegra mucho verlo aquí ¿acaso va a regresar a la casa? —le preguntaron con emoción.
—Ammm creo que... —intentó responder, pero Jungkook se apresuró responder.
—Volverá, porque no dejaré que se vaya de mi lado —afirmó apretando su cintura—. Por favor regresa, la casa se siente sin vida sin ti.
Jimin suspiró, entre los ojos de perrito de Emma y Sol, y las suplicantes palabras de Jungkook sucumbió ante la adorable manipulación.
—Si, estoy de regreso.
Todos festejaron.
—Perfecto ¿te parece si comemos después? Tengo que realizar una documentación, es importante ¿no te importa? —mencionó Jungkook.
—No hay problema, yo entiendo ¿necesitas que te ayude en algo? Estuve fuera un tiempo y me siento raro sin trabajar.
—¿Puedes revisar los documentos de las estadísticas de la semana pasada? Los necesito para poder juntarlos con los demás.
—Por supuesto, jefe, lo haré en un momento —sus ojos del rubio desaparecieron al engrandecer su sonrisa, decirle nuevamente jefe le causaba un poco de gracia.
—Bien, entonces nos vemos más tarde —Jungkook se despidió con una sonrisa y luego se fue.
Las mujer y las dos chicas esperaron un momento y luego se acercaron emocionadas hacia Jimin desesperadas por saber que es lo que había sucedido.
—Joven Jimin, no queremos ser impertinentes pero... ¿a que se debe ese gran cambio entre usted y el señor Jeon? Es decir, ustedes estaban distanciados antes del viaje y ahora parece que... son una pareja enamorada —cuestión Katherine.
—Así es, creímos que hubo una gran discusión por lo que sucedido con el señor Kim Taehyung al irse —agregó Emma.
—Se veían tan enamorados, pudimos ver como lo cargo hasta traerlo aquí adentro, como reían y como se besaron —Sol soltó un suspiro de ilusión—. Cuéntenos ¿que fue lo que sucedido?.
—Woah~ pues ¿por donde empiezo? —Jimin también suspiró atontado. En ese momento se sentía en las nubes, se estaba derritiendo de amor por un hombre—. Si estábamos distanciados pero, sucedió algo.
—Díganos ¿que, que? —pidieron conmocionadas.
—Al parecer en algún momento Jungkook comenzó a sentir algo por mi —contó—. Terminó por completo con lo que tenía con Taehyung, y ahora se concentra en mejorar nuestra relación pasó a paso. Todo esto se siente como un sueño —una vez más suspiro con la mirada pérdida, simplemente cautivado.
—¡Eso es increíble joven Jimin! Tal vez fuimos demasiado pesimistas respecto al señor Jeon, pero nos alegra que haya cambiado de parecer y se haya dando cuenta que usted es lo que necesita —dijo Sol.
—Usted es lo que le faltaba al señor Jeon para darle calidez a su corazón —acotó la ama de llaves—. Lo que tenía con el señor Kim Taehyung no era más que una aventura, de usted se enamoró por su belleza interior y desde luego de la exterior, solo era cuestión de tiempo para que se diera cuenta que usted es su verdadero amor —agregó Emma.
—Fue sorprendente desde luego, pues nunca creí que en algún momento el desarrollaría sentimientos hacia mi, pensé que... solo Taehyung existía en su vida, pero ahora el siente cariño hacia mi y soy la persona más feliz de la tierra —las mejillas del rubio se ruborizaron y su corazón palpitó con fuerza al llenarse de emoción.
—Se lo merece joven Jimin, usted solo se merece recibir cosas buenas, sin duda el señor Jeon se ganó la lotería con usted.
—No exageremos, solo creo que ambos tenemos cualidades que nos atraen mutuamente —dijo apenado.
—Pero las de usted son hermosas, es simplemente un regalo para el mundo joven Jimin —continuó Emma mientras asentía varias veces con la cabeza.
—Basta me apenan —Jimin se cubrió el rostro y río nervioso—. Mejor... ¿qué les parece si comenzamos con los preparativos de la preboda? Es en dos meses y aún no tengo ni siquiera planeado el color de los manteles.
—¿Qué necesita joven Jimin? ¿A quien llamamos primero? —preguntó Sol poniéndose a su disposición junto a las demás.
Entre el trabajo y los preparativos de la preboda, las semanas pasaron volando en un torbellino de actividad. Me sumergí en un mar de decisiones: colores de manteles, sabores de comida y pasteles, formas de decoración, cubiertos, bebidas, flores y la interminable lista de invitados. Descubrí que incluso existían diversas tonalidades de blanco, cada una con su propia personalidad. Mis días se convirtieron en una carrera contra el reloj, intentando equilibrar mis responsabilidades como secretario con la planificación de nuestra unión.
Aunque mi futuro esposo era el jefe, no podía descuidar mis obligaciones laborales. Sin embargo, siendo el futuro esposo del jefe tenía sus ventajas: menos horas de trabajo y más tiempo para descansar. Jungkook se había transformado en una persona cálida, suave y amorosa conmigo. Su actitud había cambiado por completo, y ahora se mostraba dispuesto a ayudarme en los preparativos de la recepción.
En momentos de inseguridad, Jungkook me ofrecía su apoyo, diciendo:
—Lo que tú escojas será perfecto.
Luego, me besaba la mejilla y regresaba a su trabajo. No podía negar que su nueva actitud me seguía sorprendiendo, pero gradualmente me acostumbraba a ella. Me sentía querido, y eso era lo que importaba.
No quería quedarme atrás en demostrar mi afecto. Me esforzaba por ser aún más dulce que él, acompañándolo en todo momento, ya fuera trabajando o eligiendo manteles. No olvidaba dejarle su café americano sin endulzar en su escritorio, acompañado de una nota con palabras cariñosas para comenzar el día con energía. Más tarde, descubrí que guardaba esas notas como un tesoro.
El otoño había llegado, pintando los árboles de anaranjado. Era mi época favorita del año, con su clima nublado y frío. Y, para hacerlo aún más especial, mi cumpleaños estaba a la vuelta de la esquina, exactamente este viernes. La emoción crecía en mi pecho, sabiendo que Jungkook estaría a mi lado para celebrarlo
—¿Ya tienes pensado que quieres hacer para tu cumpleaños? —preguntó Jungkook al tiempo que tomaba la mano de Jimin para entrelazarla con la suya, mientras ambos caminaba por la calle rumbo a un rico chocolate caliente.
—¿Mi cumpleaños? —el rubio pensó—. Mmm no, aún no, quiero algo simple, y además en una semana es la preboda, prefiero seguir con los preparativos, aún tengo tanto que hacer.
—Pero es tu cumpleaños, puedes tomarte un momento, es tu día Jimin —insisto—. Anda dime ¿qué es lo que quieres? Cumpliré cualquier cosa que me pidas.
—¿Cualquiera? —preguntó Jimin enarcando una ceja con una sonrisa.
—Si, cualquiera —replicó Jungkook devolviéndole la sonrisa.
—Bien, entonces déjame pensarlo, te lo dire el día de mi cumpleaños ¿estás bien? —pidió y el contrario asintió.
Finalmente llegaron al local, el olor era exquisito, además de que entraron en calor rápido por lo cálido que era. Tomaron una mesa y enseguida un mesero los atendió.
—Buenas tardes, bienvenidos ¿que desean ordenar?.
—Nos gustaría tomar dos tazas de chocolate caliente, ambas dulces por favor —Jungkook se encargó de ordenar mientras el mesero escribía su orden.
—También una órdenes de croasans, y ¡uh! churros también —pidió con emoción el rubio, el mesero apuntó todo.
—¿Es todo? —preguntó, ellos dijeron que si—. Bien, en un momento les traigo su orden con permiso —hizo una reverencia y luego se marchó.
—¿Como es que conoces este lugar? —le preguntó Jungkook, ya que había sido llevado a ese local por su prometido.
—Cuando estudiaba y era invierno, mis amigos siempre quería venir a tomar chocolate caliente a este lugar, me trae buenos recuerdos de mis días de facultad —le contó—. Cambio un poco, pero sigue siendo acogedor.
—¿Tienes frío? —pregunto pues de repente Jimin junto sus manos y soplo en ellas para calentarlas—. Dame tus manos —Jungkook envolvió las pequeñas manos del rubio entre las suyas, sopló de igual manera un par de veces logrando colocar un poco de calor—. ¿Mejor?.
Jimin sonrió.
—Si, mucho mejor.
Se miraron sonriendo, Jungkook besó las manos del contrario y luego se acercó para poder besar ahora sus labios, pero antes de que lograra llegar a ellos una persona los interrumpió, y no era el mesero con su orden sino...
—¿Namjoon? —sorprendió exclamó Jimin mirando parado frente a ellos al chico con un rostro serio—. ¿Qué estás hacien...?
—Te he estado buscando y llamando, también te he dejado mensajes ¿Jimin por qué no contestas? —frunció las cejas, aparentemente molesto—. Quiero que hablemos, ahora.
—¿Pero qué demonios te pasa a ti? ¿Por qué le hablas de esa forma a mi prometido? ¿Quien te crees mocoso?. —saltó Jungkook enojado.
Jimin enseguida se interpuso y se levantó de su lugar.
—No comencemos una discusión y menos en un lugar público ¿está bien? —suspiro—. Hablaré con él, espera aquí a que llegue nuestra orden, no tardaré mucho —le dijo a Jungkook, luego miró al menor—. Vamos hay que ir afuera.
[...]
—¿Por qué no contestas mis mensajes y bloqueas mis llamadas? Dime que está sucediendo Jimin, ¿por qué me estás evadiendo? —preguntó Namjoon lleno de angustia—. Luego de lo que sucedió, luego de que me besaste ese día pensé que... algo realmente estaba pasando entre nosotros... por favor dime algo.
—Esto no puede ser Namjoon —habló Jimin.
—¿A que te quieres referir?.
—Te dije que los problemas que tenía con Jungkook podía solucionarse, y lo se, cometí el error de buscar amor en otra persona, sé que te utilice y fui egoísta y... de verdad lo siento Namjoon.
—¿Qué? —el moreno abrió sus ojos un poco de más y sintió una punzada en el pecho.
—Perdóname Namjoon, realmente mi intension nunca fue herirte, pensé que...
—¿Pensaste qué, Jimin? ¡Anda dime! ¿Qué podías utilizarme y luego tirarme como una simple lata vacía? ¡¿Ah?! —exclamó—. Me diste esperanzas ¿y para que? Solo me ilusionante, tú sabías lo mucho que estoy enamorado de ti y no te importo.
—Si me importa Namjoon —se apresuró a decir—. Me importa tanto que ahora estoy confrontándote y diciéndote la verdad, por eso no contestaba a tus llamas ni a tus mensajes, porque me daba miedo que...
—¿Que me hirieras?... pues sorpresa Park Jimin, me heriste —hizo saber con los ojos llenos de lagrimas las cuales no tardaron en derramarse por sus mejillas.
—Lo siento tanto, de verdad yo no quería. Es solo que, cuando amas a alguien es difícil sacarlo de tu corazón, y se que te pedí tiempo para poderme sacar del corazón a Jungkook, de verdad lo intente pero... es imposible, lo amo y no puedo cambiar eso —Jimin sintió una sensación asfixiante, no quería lastimarlo pero al verlo llorar sabía que eso había logrado y lo hacía sentir como una mala persona.
—¿Entonces te quedarás con el hombre que te hizo sufrir? ¿El hombre que tú sabes que no te ama como tú a él?
—Jungkook me ama, Namjoon, no tengo más dudas. Solo pasamos por lo que cualquier pareja, y supimos solucionarlo. Comprendeme, cuando estas enamorado...
—No yo comprendo muy bien eso, ya que... eso es lo que yo siento por ti, me gustas más de lo que imaginas, y no me importa si piensas que soy un niño inmaduro...
—No no, no pienso eso Namjoon.
—Yo quería ser esa persona, pero... no voy a ponerte a escoger más entre él y yo, ya que... si tú al menos me quisieras o sintieras algo por mi... no existiría alguien más que te hiciera escoger, así que... —limpió las lagrimas en sus mejillas—. Quédate con quien amas, Jimin.
—Namjoon...
—No en serio. Tal vez pude haber logrado que me quisieras pero... cuando el corazón manda no hay fuerza en el mundo que logre detenerlo, me engañe yo solo y aquí están mis consecuencias, tal vez es por que soy joven no lo sé —río entre dientes y encogió lo hombros, luego empezó a llorar otra vez—. Pero yo realmente te quise Jimin, deseaba que fueras mío y hacerte muy feliz como te mereces.
—De eso no tengo duda, eres un gran chico Namjoon es solo que... yo no soy esa persona que buscas.
—Si lo eres solo que en el momento equivocado —le sonrió entre lágrimas—. Eres mi primer deshonra amorosa e intentaré aprender de eso, ya que la vida se trata de eso ¿no es así? De aprender, por eso, dejare que seas feliz aunque... no sea... conmigo.
—Namjoon —Jimin se lanzó abrazarlo con fuerza, el chico lloro en su hombro y lo abrazó con poca fuerza—. Espero que logres encontrar a alguien que te ame incondicionalmente, te lo mereces, gracias por darme la oportunidad.
Se separaron, Namjoon volvió a limpiar sus lágrimas.
—Fue un placer conocerte Park Jimin. Espero volvernos a ver en el futuro, ojalá seas muy feliz con tu matrimonio.
—Gracias, te deseo lo mismo —le dio una sonrisa débil, llena de tristeza.
—Adiós.
—Adiós, Kim Namjoon.
El menor se giró y se alejó, desapareciendo entre la multitud que caminaba por la calle. Jimin se quedó parado, sintiendo una punzada de tristeza en su corazón. Un nudo se formó en su garganta, y por un momento, tuvo dificultades para respirar.
No quería que terminara de esa manera. Quería haber podido decirle algo más, algo que lo hiciera sentir mejor. Pero sabía que ya era demasiado tarde. Lo que había pasado, había pasado.
Pero a pesar de la tristeza, Jimin sabía que Namjoon era un buen chico, alguien que seguro encontraría la felicidad en el futuro. La vida siempre recompensa a las personas buenas, y Jimin estaba convencido de que Namjoon no sería la excepción.
"Las personas buenas siempre encuentran lo que merecen", se dijo a sí mismo, recordando su propia experiencia. Él mismo había encontrado a Jungkook, ante las adversidades, encontró en él alguien que lo ama y lo hace feliz.
Jimin sonrió levemente, sintiendo una sensación de paz interior. Sabía que Namjoon también encontraría su propio camino hacia la felicidad. Y con ese pensamiento, se despidió de la figura que se había alejado, deseándole todo lo mejor.
—Jimin, ya está nuestra orden lista —Jungkook se presentó detrás de él—. ¿Entramos? ¿Está haciendo mucho frío? —él lo llamaba pero Jimin seguía de espaldas mirando la calle—. Jimin... ¿está todo...?
—¿Por que el amor debe doler de esa forma? —masculló—. ¿No se supone que el amor debe hacerte feliz? ¿Por qué te hiere? No lo entiendo —comenzó a llorar, Jungkook no pudo hacer más que rápidamente ponerse frente a él y abrazarlo.
—Porque así es el ciclo de la vida, y lamentablemente... solo el amor puede doler de esa forma.
—Es horrible, y mas cuando tú causas ese dolor.
—Lo se, lo sé muy bien, yo te lo cause a ti y hasta este momento aún me sigo arrepintiendo tranquilo estará todo bien, ahora tienes a alguien que te quiere y eso... —tomó el rostro del rubio entre sus manos y lo miró—... nunca va a cambiar ¿escuchaste?.
—Jungkook... te quiero.
—Y yo a ti —besó suavemente los labios del rubio y luego lo volvió abrazar, abriendo su abrigo para poder cubrirlo del frío otoñal, y de la fría despedida.
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