cinco.
· • —– ٠ Buen jugador ٠ —– • ·
A eso de las cuatro de la tarde, la familia Jeon se reunió en el amplio jardín de la mansión, un espacio acostumbrado a albergar eventos al aire libre y juegos familiares. El sol comenzaba a descender, proyectando una cálida luz dorada sobre el césped impecable y las flores coloridas que rodeaban el área. La atmósfera era relajada, con un toque de anticipación.
—Futbase, hoy vamos a jugar futbase —exclamó Jihyo con entusiasmo.
—¿Otras vez? ¿Nunca te cansas de jugar ese tonto juego? —le preguntó Junghyun, aparentemente no tan deseoso como ella.
—¿Y tú no te cansas de ser un puberto sin vida social? Anda deja de protestar y prepárate por que vas a estar en mi equipo —ordeno.
—¿Sabes jugarlo? —le preguntó Jungkook a Jimin, a lo que este negó temeroso—. Entonces pediré el turno de lanzar para que veas de que se trata, de lo contrario le darás otro triunfo a mi hermana por el cual parlotear, como siempre hace.
El juego, el cual era una variante del beisbol, era bastante fácil de entender: Se trazaron cuatro bases en el espacio: primera, segunda, tercera y home. El objetivo era que un equipo lanzara la pelota al otro equipo, que debía patearla y correr por las bases en orden. Si la pelota era atrapada en el aire, contaba como strike y el corredor debía regresar a la base inicial. Si la pelota tocaba el suelo, el corredor podía avanzar por las bases y detenerse en una de ellas si sentía que estaba a punto de ser anulado.
La carrera podía ser anulada de dos maneras: si el corredor era tocado con la pelota mientras corría o si un jugador del equipo contrario tocaba una base antes que el corredor. Mientras tanto, los demás miembros del equipo podían seguir pateando y corriendo por las bases, sumando puntos para su equipo.
El juego comenzó con el equipo de Jungkook, formado por Jimin y Hyunwook, lanzando, mientras que el equipo de Jihyo, con Daniel y Junghyun, pateando.
Daniel pateo la pelota y empezó a correr por las bases, sintiéndose triunfante al llegar a la tercera. Sin embargo, Jimin le pasó la pelota a Jungkook, quien con precisión la lanzó y tocó a Daniel con esta, anulando su carrera.
—¡Bien! —festejó Jimin, girándose para chocar las manos con alguien y se sorprendió al encontrarse con Jungkook, entonces enseguida bajo las manos avergonzado.
—Bien hecho, veo que lo estás entendiendo bastante bien, aprendes rápido, eso es bueno —señaló Jungkook sonriendo ligeramente.
—Hago mi mejor esfuerzo —respondió, tímido.
—Sigue así, concéntrate, esta vez obtendremos un triunfo. —le dio un par de palmadas en el hombro y para después regresar a su posición.
Kang Daniel regresó a su lugar, un poco enojado, mientras Jungkook se reía de él en voz baja.
—Inservible para procrear hijos, e inservible para los juegos. ¿Sabes caminar al menos, Daniel? —se burló, y el otro le respondió con un bufido impotente.
El juego continuó con errores y strikes, pero el equipo de Jungkook se volvió más ágil después de que Jimin entendió el juego, al parecer él secretario no solo tenía dones para servir en una oficina eficientemente.
Entonces llegó el turno de Junghyun, quien no controló su fuerza y sacó la pelota fuera de base, hacia el bosque detrás de ellos.
—Ay no, ¡Junghyun! Te dije que no la patearas con tanta fuerza, ahora ve por la pelota, anda —increpó Jihyo, con las manos en la cintura, cansada.
—Yo voy por la pelota —se ofreció Jungkook, y echó a correr.
La tía Hesu llamó la atención de Jimin con una sonrisa pícara—. Hey, Jimin, querido, ¿por qué no acompañas a tu prometido por la pelota? Seguro necesita ayuda para buscarla —le guiñó el ojo, siendo insinuadora.
Jimin lo pensó un momento, no estaba muy seguro, pero decidió acompañar a Jungkook para mantener la farsa. Corrió hacia el bosque y encontró al aludido cerca de un árbol donde la pelota se había atascado en las ramas.
—Está atasca allí arriba —le señaló.
—Déjeme a mí, la mayoría de mi infancia me la pasé trepando árboles, no me tomará mucho —mencionó Jimin, y comenzó a trepar el árbol con habilidad.
Jungkook lo miró sorprendido, nunca había visto ese lado valeroso de su secretario, siempre creyó que era un joven sensible, pero al parecer se había equivocado.
Jimin ya se encontraba arriba gateando cuidadosamente entre las ramas más gruesas del olivo acercándose a la pelota.
—¡Ten cuidado Park! —avisó Jeon.
—No se preocupe jefe... —estiró su mano apunto de alcanzar la pelota, rozándola con la punta de sus dedos—. Ya casi, ya ca...
Pero de pronto la rama crujió y se rompió, en ese momento Jimin perdió el equilibrio, estaba apunto de caer pero logró tomar otra rama y quedar colgando.
—¡Park! Joder, te dije que tuvieras cuidado —increpo Jeon.
—¡Jefe, me resbaló! —intentó aferrarse, pero sus dedos se resbalaban por su propio peso y la tierra de la rama.
—Espera aquí, aguanta, traeré una escalera.
—¡NO! ¡Jefe, ya no puedo seguir, yo...! —dedo por dedo se fue soltando y entonces cayó, soltando un gran grito.
Pero Jungkook se movió veloz y logró tomarlo entre sus brazos. Ambos se miraron sorprendidos por la adrenalina y también por la sorpresa de la situación. Sus miradas se quedaron conectadas por unos cuantos segundos, perplejos. Pero gracias a la pelota que cayó sobre la cabeza de Jimin, sus miradas se desconectaron cortado la tensión.
—A-Al menos tenemos la pelota —sonrió el rubio, nervioso, sintiendo su rostro y orejas calientes.
En ese pequeño instante, Jungkook pudo notar que su secretario era bastante liviano, también que tenía las mejillas rojas y que su sonrisa hacía desaparecer sus pequeños ojos color avellana. Un sentimiento extraño lo atacó.
—Park, ¿estás bien? —le preguntó mirándolo con el ceño levemente fruncido, sintiendo su corazón agitarse.
Pero antes de que Jimin respondiera, Junghyun apareció, interrumpiendo el momento.
—¡Oigan, por qué tardan tanto...! ¡Oh!, perdón por interrumpir.
Jungkook enseguida tiró a Jimin al suelo sin consideración y simplemente se fue, con un extraño rubor en las orejas. Jimin tuvo que levantarse solo, sobando su retaguardia adolorida.
—Si aquí tengo la pelota —sonrió con una mueca, mientras se levantaba del suelo junto a la pelota.
El juego continuó con un cambio de roles: el equipo de Jungkook pateaba y corría, mientras que el equipo de Jihyo lanzaba y atrapaba. Jungkook y Hyunwook lograron completar sus carreras sin problemas, lo que enfureció al otro equipo por quedar en empates.
Y ahora, la carrera de Jimin decidiría el vencedor.
La pelota fue lanzada, y Jimin pateó con fuerza, comenzando a correr por el campo hacia las bases. Mientras tanto, Jihyo encontró la pelota, y corrió a toda velocidad para tocar a Jimin o a una de las bases.
Jimin se encontraba en la recta final, a punto de pasar por la última base. Jihyo se acercaba, y Daniel le llamó para que le pasara la pelota, pues era el más cercano al secretario. Jihyo se la dio a regañadientes, Daniel la tomó y así mismo se la lanzó, pero Jimin la esquivó perfectamente. Sin embargo, favorablemente la pelota regresó a las manos de Jihyo.
—¡Toca una base! —le gritó Junghyun.
—¡Maldición, estoy muy lejos! —respondió la pelinegra.
—¡Corre, Jimin! —gritó Hyunwook, mirando al chico correr hacia ellos.
Jungkook al ver a su hermana dispuesta a anular la carrera, advirtió a Jimin.
—¡Jimin, se acerca, detrás de ti! —gritó.
Por fortuna y gracias al aviso, Jimin volteó a tiempo y esquivó la pelota lanzada por Jihyo. Su equipo festejó.
Junghyun tomó la pelota y corrió hacia la base para tocarla y estropear la carrera. Pero Jimin aumentó la velocidad, decidido a ganar, como todo un chico valeroso y sediento por reconocimiento de su jefe al que tanta admira.
—¡Maldición, me va a matar! ¡Jimin, corre! ¡Vamos! —Jungkook gritó, nervioso.
Jimin se arrastró por el campo, sin importarle llenarse de tierra y pasto, todo para finalmente lograr llegar a la base antes que la pelota. Y así, dándole la corona del triunfo a su equipo.
Jimin sonrió, cubierto de sudor y con la respiración agitada, aunque triunfante. Jungkook lo ayudó a levantarse, ofreciéndole su mano. Jimin no pudo negarse y se levantó, manteniendo su sonrisa triunfante. Notó la misma sonrisa en el rostro de su jefe, lo que lo impresionó un poco.
—Bien hecho, Park, lo hiciste bien. Te felicito.
—Gracias, Je... Jungkook —respondió él con timidez.
—¡Maldita sea Jihyo! Si solo hubieras tocado la base hubiéramos ganado —protesto el adolescente.
—Cierra la boca insecto, si tan solo tú hubieras ido por la pelota y me hubieras dejado lanzar como te pedí seríamos los ganadores —respondió ella.
—¡Ya dejen de chillar! —los mando a callar Jungkook—. Aprendan a vivir con la derrota perdedores, mi prometido las pateo el culo —se burló.
Sus hermanos lo fulminaron con la mirada y entonces intentaron abalanzarse hacia él dispuestos a asesinarlo, pero gracias al llamado de su padre no pudieron cumplir su objetivo.
—¡Chicos fin del juego! ¡Vayan a tomar un baño que la cena ya va a estar lista!. —les hizo saber.
—Si padre —hicieron un mohín y derrotados caminaron hacia la mansión.
—Park, andando, apresuremos para tener tiempo de trabajar hasta que nos llamen a la cena. —ordenó Jeon.
—Claro jefe, si no le molesta antes iré por un vaso de agua ¿gusta uno también, u otra bebida?. —le preguntó a lo que el pelinegro le respondió que no—. Entonces yo...
—¡Oye Jimin! —gritó Jihyo llamando su atención—. ¡La próxima vez no olvides mencionar tus dotes para lo deportes! ¡Bien jugado cuñado! —le guiñó el ojo con una sonrisa.
—¡Si, estuviste genial Jimin! —agregó Junghyung con sus dedos pulgares arriba—. ¡La próxima vez ven a nuestro equipo por favor!
—Te luciste chico —lo dio unas palmadas en el hombro Hyunwook—. Tienes una gran agilidad, incluso cuando estábamos atrapando, lograste detener a ese chiquillo escurridizo —señalo al más pequeño de los Jeon con la mirada.
—Oh no no es nada, simplemente entendí el propósito del juego e hizo mi mejor esfuerzo —respondió Jimin, con una sonrisa condescendiente.
—Claro que no, la mejor en futbase es Jihyo pero tú lograse incluso superarla a ella, eso es algo genial. ¿Tú que crees Jungkook? —miraron al aludido.
—Si, estuvo bien —carraspeó nervioso, desviando la mirada—. Eso creo, buenos movimientos, si, muy bien jugado sin duda.
—¿Lo ves Jimin? Hiciste un gran trabajo muchacho.
—Gracias señor —Jimin sonrió de oreja a oreja, realmente le gusta la energía del momento, le gustaba el tiempo que estaba pasando con la familia Jeon, estaba empezando a verse allí jugando cada que viniera a visitarlos.
[...]
—Jimin, ¿estás buscando algo? —preguntó Jihyo al entrar a la cocina, donde encontró al rubio buscando algo entre las alacenas.
—Solo estoy buscando un vaso para servirme agua, pero aquí hay demasiados estantes con muchos utensilios —respondió él, apenado.
La chica rió con ternura—. No te preocupes, normalmente se lo pedimos a la servidumbre, pero veo que tú eres más convencional. Te daré una botella —camino hacia la heladera—. ¿Por qué no se lo pediste a una sirvienta desde un principio si no conoces la casa? —le preguntó.
—No estoy acostumbrado a ese tipo de cosas. No provengo de una familia adinerada, soy clase media. Jamás tuve sirvientes, al contrario, yo era el sirviente de mis padres —rió bromeando.
Jihyo también rió y le entregó la botella de agua. Jimin la bebió sediento.
—Todos de alguna forma terminaremos siendo sirvientes de nuestros padres —respondió guiñándole el ojo—. Jimin, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Claro señorita Jihyo, adelante hágala. —respondió mirándolo con atención.
—No quiero parecer entrometida, pero... ¿por qué siento que tú y mi hermano no son realmente una pareja? —quiso saber.
Jimin palideció
—¿Q-Qué? ¿Por qué lo pregunta? —se puso nervioso.
—Se que mi hermano no es muy expresivo ni amoroso, pero pensé que cuando tuviera pareja nos dejaría ver que realmente tiene un corazón. No te abraza ni te besa, y me parece extraño —se pasó un mechón de cabello detrás de la oreja, apenada.
—Bueno... —sudó frío Jimin, tratando de inventar algo—. Jungkook y yo preferimos momentos más privados para hacer todo eso. Respeto que no esté acostumbrado, le doy su espacio si lo necesita. Además yo también soy algo tímido respecto a eso.
—Ya veo, lamento ser tan entrometida. No es mi intención, solo no quiero que sientas desprecio de su parte. Así es él, al menos desde lo que pasó con madre —suspiró, lo último dicho de pronto avivó curiosidad en Jimin—. Ve, toma un baño y luego baja con mi hermano para festejar el cumpleaños de tu suegro.
—Seguro, gracias señorita Jihyo —sonrió Jimin y se retiró de la cocina tras una reverencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro