UNO
La vida de Jeon Jungkook nunca había sido fácil, pero a sus veintitres años, ser un agente encubierto de la Agencia de Inteligencia Nacional le daba una especie de propósito que, aunque peligroso, le resultaba adictivo. Jungkook era un hombre reservado, meticuloso y disciplinado.
Desde muy joven, había mostrado una capacidad casi sobrehumana para permanecer sereno bajo presión, una habilidad que lo destacaba entre sus colegas y que rápidamente le había ganado reconocimiento. No existía tarea o misión a la que no enfrentara con la misma precisión fría que un cirujano en la sala de operaciones.
Para Jungkook, el deber siempre iba primero, y su vida personal quedaba relegada a las sombras, a un rincón donde la vulnerabilidad no tuviera cabida.
Esa mañana, mientras se encontraba en su oficina revisando informes de una operación reciente, la alarma de su teléfono vibró, señalándole que debía presentarse en la sala de juntas para una reunión urgente. Sin cuestionar, se levantó, ajustó su traje oscuro y caminó por el pasillo de la sede de la Agencia con la calma y el misterio de quien sabía que su presencia era poderosa sin necesidad de demostrarlo. La sala de juntas estaba en el piso superior, un lugar que solo se usaba para asuntos de la más alta confidencialidad.
Al entrar, notó a sus superiores sentados al otro lado de la mesa, sus rostros serios y tensos. Jungkook se acomodó en una de las sillas, mientras el director de la Agencia, el señor Kim, tomaba la palabra.
—Agente Jeon, tenemos una nueva misión para usted. Pero antes de revelarle los detalles, necesito que comprenda que esta operación es sumamente delicada —dijo el director, cruzando las manos sobre la mesa y mirándolo con una intensidad que no dejaba lugar a dudas de la gravedad del asunto.
Jungkook asintió, su rostro imperturbable, aunque algo en el ambiente le hizo percibir que esta misión sería distinta.
—Como debe saber, el país se encuentra en un estado de tensión política. Han habido amenazas de secuestro contra personas influyentes, y recientemente, hemos recibido información que apunta a un grupo extremista que planea un ataque directo contra la familia presidencial —explicó el director, observando a Jungkook para asegurarse de que comprendiera la magnitud de la situación.
La Agencia había manejado casos similares en el pasado, pero esta vez el blanco era Kim Taehyung, el hijo único del presidente.
Taehyung era conocido por su carácter amable y despreocupado, una figura pública que, aunque cautelosa, era constantemente vigilada por medios y ciudadanos por igual. Su rostro angelical, su mirada sincera y su dedicación hacia las causas sociales le habían ganado un lugar en el corazón de la gente, pero esa misma exposición lo convertía en un objetivo vulnerable.
—Queremos que usted, agente Jeon, se infiltre en la vida de Kim Taehyung. Para garantizar su seguridad, hemos diseñado un plan que incluye una identidad falsa… —el director hizo una pausa, buscando la reacción de Jungkook—. Necesitamos que se haga pasar por su pareja.
El silencio se hizo palpable en la sala. Jungkook tardó un momento en procesar la orden. No era que la misión le pareciera difícil; de hecho, proteger a alguien era una de sus especialidades, pero la idea de acercarse a alguien tan vulnerable de forma tan íntima lo inquietaba. No estaba acostumbrado a bajar sus barreras, a permitir que otros entraran en su vida ni por un instante.
La idea de convivir con Taehyung, aunque fuera bajo una identidad falsa, lo enfrentaría a un tipo de soledad que siempre había preferido ignorar.
—Entiendo, señor —respondió con su voz grave y tranquila, sin delatar su sorpresa o reserva. Sin embargo, sus pensamientos bullían bajo la superficie de su calma exterior.
El director continuó, satisfecho con la respuesta profesional de Jungkook.
—El plan es simple. Usted será introducido en la vida de Taehyung como su nuevo interés romántico. Sabemos que el joven Kim ha estado esquivando citas y compromisos sociales, lo cual ha alimentado especulaciones. Su rol será mantenerlo bajo vigilancia constante y evitar que caiga en las manos de quienes desean usarlo como peón en este juego político. Lo tendremos bajo protección las veinticuatro horas del día, pero su proximidad será la clave para anticipar cualquier amenaza. —El director le entregó un archivo grueso a Jungkook—. Aquí está toda la información que necesita. Estúdiela bien, agente Jeon. La operación comenzará en cuanto esté listo.
Jungkook asintió una vez más, tomando el archivo y levantándose de su asiento. Había aprendido a reprimir cualquier emoción en su trabajo, pero algo en la idea de estar tan cerca de Taehyung, de involucrarse en su vida, lo incomodaba. Sabía, sin embargo, que debía enfrentar sus propias barreras para cumplir con la misión.
Guardó el archivo bajo el brazo y salió de la sala sin una palabra, con su mente ya proyectando las posibles estrategias de acercamiento y los puntos vulnerables de la operación.
En cuanto llegó a su departamento, se sentó en su escritorio y comenzó a estudiar el archivo. Las primeras páginas contenían un detallado perfil psicológico de Kim Taehyung, elaborado por los analistas de la Agencia. Jungkook leyó sobre su carácter alegre y extrovertido, sobre su interés en el arte, la música y la literatura, sobre cómo pasaba horas en cafés y exposiciones de arte, siempre acompañado de una sonrisa que parecía ser tan genuina como su propia esencia. Las fotos adjuntas mostraban a un hombre de cabello castaño claro, con ojos oscuros y una expresión serena y misteriosa que revelaba más de lo que parecía a simple vista.
Jungkook comprendió, de inmediato, por qué Taehyung era tan querido por el público; había algo en su mirada que inspiraba una especie de pureza, una inocencia que parecía contrastar con el ambiente político en el que se movía.
No había terminado de leer cuando recibió una notificación en su teléfono: una instrucción para encontrarse con Taehyung a la mañana siguiente en un café discreto en el centro de la ciudad. La Agencia había preparado una identidad completa para Jungkook, dándole el nombre de "Lee Jae Hyun", un joven empresario de bajo perfil que había regresado a Corea tras años en el extranjero y estudiaba en la Universidad Nacional de Seúl. La idea era que su regreso al país fuera el pretexto perfecto para haberse cruzado con Taehyung de manera casual.
La noche transcurrió en silencio mientras Jungkook repasaba una y otra vez la información. Por primera vez en mucho tiempo, sintió una punzada de inquietud. El silencio de su departamento, que en otros momentos le brindaba paz, se sintió como un abismo insondable, un recordatorio de lo que había sacrificado por su carrera. Pero no había espacio para el arrepentimiento. Había elegido esta vida, y cada misión era una pieza más en su camino hacia la excelencia.
🕵️
A la mañana siguiente, Jungkook se preparó con precisión, vistiéndose con un traje oscuro que complementaba su figura atlética y ajustando cada detalle para asegurarse de proyectar la imagen de "Lee Jae Hyun". Cuando llegó al café, el lugar ya estaba en funcionamiento, y el murmullo de los clientes creaba una atmósfera tranquila y relajada. Se sentó en una de las mesas junto a la ventana, su mirada fija en la entrada mientras esperaba la llegada de Taehyung.
No tuvo que esperar mucho. Taehyung entró con una naturalidad asombrosa, vestido de manera sencilla, con una chaqueta de color beige y una bufanda gris que resaltaban el tono de su piel. A pesar de la sencillez de su atuendo, Taehyung destacaba, y Jungkook pudo percibir las miradas que algunos clientes le dirigían con discreta admiración.
Cuando Taehyung lo vio, sus ojos se iluminaron con una curiosidad que Jungkook no esperaba. Extendió la mano en un gesto amable, y cuando sus dedos se rozaron, Jungkook experimentó un breve instante de calidez que descolocó sus pensamientos.
—Lee Jae Hyun, ¿cierto? —preguntó Taehyung con una sonrisa que iluminaba su rostro.
—Así es. Es un placer conocerte, Taehyung —respondió Jungkook, adaptándose a la personalidad de "Jae Hyun" con la naturalidad de quien ha ensayado cada gesto, cada palabra.
Durante los minutos que siguieron, conversaron sobre temas ligeros, sobre viajes y experiencias que Jungkook había aprendido de memoria para hacer su personaje creíble.
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