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Capítulo 14

Perdió la noción del tiempo, tirada en el sitio en donde Neall había aprendió de nuevo a caminar. Esta vez, con la ayuda de Thomas y no de sus padres, sin las risas y aplausos de ellos por cada paso o la foto que fue tomada cuando tenía un año perpetuando ese día y que ella había visto innumerables veces en la casa de los padres de Neall.

Lo vio salir en tenis pantalón de algodón y remera vía a la playa. No la miró, pasó de largo sin fijarse o ver hacia la dirección de ella. Acomodó sus rodillas y pasó sus brazos alrededor de ellas.

Lo observó alejarse y una vez fuera del castillo, empezó a hacer un trote lento, notó la falla en una de sus piernas al hacerlo.

Se levantó y sacudió su pantalón y se acercó a la punta máxima de la colina y de allí lo observó. Neall se fue convirtiendo en una silueta, que en la medida que se alejaba se hacía más oscura. No pudo evitar comparar en lo semejante que era, esa silueta negra con él hoy día.

Se sentía afectada, toda vez que fue ella la que de una u otra manera convirtió a él alegre y bromista Neall en ese ser oscuro y amargado que estaba a su lado. Quería ayudarle, pero lastimosamente no podía. Ella estaba comprometida y había dado su palabra de matrimonio.

Muy seguramente la idea de estar allí fue de Antonio, a quien Petter no le caía bien, lo que era de entender teniendo en cuenta el lazo de amistad entre él y Neall desde que eran niños. Una hora después, lo observó regresar y se dijo que quizás la larga caminata lo había calmado.

— Tenemos que llegar a una solución — dijo en voz alta al verle ya con la intención de pasar de largo e ignorarla — necesito regresar a casa, Petter debe estar preocupado y muy seguramente, mis hermanos no le han dicho dónde estoy.

— No te puedes ir de aquí, ya te lo dije...

— Te estás metiendo en problemas Neall — le interrumpió y lo vio burlarse de ella nuevamente. Eso había descubierto, le llenaba de rabia, porque sentía que era tratada como una niña malcriada — ¡No puedes tenerme aquí! ¡Me has secuestrado!

— He gastado mucho dinero por tenerte aquí — le dijo sin dejar de reír — la única manera que te vayas es que me pagues.

— ¿Por qué pagaste tú? — dijo apretando los dientes y puños.

— Antonio aún está pagando las deudas dejadas por tu padre, ya tampoco me dejó a mí pagar los honorarios del abogado de su progenitor — empezó a decirle, mientras sacaba de su bolsillo trasero un pañuelo y secaba su rostro. — Luciano le está ayudando, pues el dinero que liberaron no fue suficiente. Papá le ayudó con las bancarias, pero fue un préstamo que él insiste en pagar mes a mes.

Ella no sabía de eso, jamás le dijeron que la situación estuviera así. Tenía sus ahorros y podía ayudarles, los dineros de sus libros no eran tocados y Petter rara vez le dejaba gastar. ¿Fue tan egoísta así? No pensó en ellos y menos en Neall, todo este tiempo solo ella y su dolor importó. Ese descubrimiento le hizo sentir como un gusano y casi con el nivel de maldad de su padre.

Alzó la vista y lo vio a unos diez metros de ella, llevaba la remera mojada y se le pegaba en el cuerpo y el pantalón también. Parecía que se había dado un chapuzón a juzgar por su ropa, lo hizo desnudo y se vistió sin secarse. Su ropa se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, había comenzado el escrutinio desde sus piernas y al llegar a su rostro, la observaba con una ceja alzada.

— ¿Te gusta lo que ves? — nerviosa, se aclaró la garganta, pues su mirada se había quedado por mucho tiempo fija en su entrepierna.

— ¿Qué te debo? — se cruzó de brazos y alzó su barbilla en un intento de parecer ruda, cuando todo su cuerpo parecía de gelatina.

— Me debes... Mucho más que la vida — respondió con rostro frío — he pagado mucho para que ese cuerpecito viva...

— Estoy muy consciente de ello y te estaré agradecida, tienes razón, debo pagarte, es lo justo.

— Tus cuentas fueron desocupadas, justo el día que desapareciste. — un fuerte dolor de cabeza la hizo poner una mano en ella y mirar confundida a Neall.

— ¿Estás seguro? — se alzó de hombros indiferentes, de alguna manera ese comportamiento le afectó a la ¿Cómo podía no importarle lo que le ocurrió?

— Puedes corroborarlo por ti misma en el estudio está mi PC. — caminó apresurada y lo hizo a un lado, no podía ser cierto. — También el contrato con Oliver dispone que tú recibes un 30% de las regalías y que él se lleva el 20. — siguió diciendo detrás de ella y pudo notar la voz divertida.

Él en realidad estaba feliz porque ella estaba casi que en la ruina. Agradeció que el aparato estaba encendido, tecleo rápidamente y esperó.

99,95 US

— Por lo menos no te dejaron en cero. — murmuró detrás de ella, con dedos temblorosos volvió a teclear y nada.

Apoyó su espalda en la silla, al tiempo que su barbilla templaba y las lágrimas amenazaban con salir a raudales. Ella no había dado órdenes o firmado algo, nadie más que ella tenía acceso a sus cuentas.

— También cancelaron tu contrato en la empresa de cosméticos — cada palabra que decía era como una puñalada, en esos momentos él era un ave de mal agüero que tenía para ella tragedias. — Luciano y Antonio, quisieron saber los detalles de la cancelación y una de las cláusulas habla de mala imagen.

— Yo jamás hice algo Indecente...

— Lo sé — alzó una ceja al ver que él la defendía y simplemente dijo — el que estemos separados, no indica o desmerita tus buenos modales. Pero se refieren a tu padre...

— Me lo imaginé — murmuró de mal humor y cerrando las pestañas. — Debe existir una manera de pagarte, quizás cuotas. Empezaré a trabajar, conseguiré empleo...

— Tengo una idea. — se levantó y lo enfrentó, algo emocionada sabía que él no la dejaría morir. — Tú sabes lo que quiero.

— No puedo casarme contigo Neall, tengo prometí...

— Yo no hablé de casarme, puedes buscar en Internet, los precios de las damas de compañía. — no pudo hablar por la sorpresa de escuchar aquello ¿Cómo él se atrevía a insultarla de esa manera? — Las más finas que encuentres, soy consciente que lo que compraré vale mucho dinero... Me pagarás con tu cuerpo.

— ¡Cómo te atreves! — caminó a paso rápido hacia él e intentó abofetearlo.

Le sostuvo las manos con tanta fuerza, que no pudo hacer mayor movimiento. Tomó con la mano libre su rostro y la acercó tan cerca de él, que pensó sería besada. Algo que él también se dio cuenta, ya que una sonrisa cínica y de satisfacción le mostró antes de hablar.

— Quiero en mi escritorio exámenes de tu salud, no sé, me olvida que tu novio era Adam y un mes después era Petter. — la soltó y luego dio media vuelta saliendo de la habitación.

Una vez quedó sola corrió hacia la salida, al ver que sus lágrimas ya no aguantaron más y empezaron a salir. Siguió alejándose hasta llegar al mirador y una vez allí se sentó, él tenía motivos en odiarla, pero no merecía ese trato.

Dolía ser humillada por él, justamente la persona que hizo parte de la época más feliz de su vida. El hombre que, al leer sus escritos, el ánimo a seguir escribiendo le dio trucos y era su fuente de inspiración. Tenía que haber una explicación para lo sucedido a sus cuentas. Ella nunca había dado las claves y no recordaba haber abierto en un PC diferente...

Entonces lo recordó...

Ella había usado el de Petter, pero él no sería capaz de hacerle eso. Encogió sus piernas y se quedó observando la noche estrellada. Si tan solo pudiera recordar del todo, podría irse. Arreglaría las cosas y pagaría lo que le debía. Algo le decía que él buscaría otra forma de que ella permaneciera allí, podría inventar que recordó.

Lo último que recuerda fue de ella en el auto con Petter, él le decía que tenía que subir. Al intentar recordar el dolor de cabeza llegó a ella, me le había dicho que su mente podría bloquear los hechos dolorosos. Así que no supo cómo o en qué momento se quedó dormida en ese lugar.

— Me prometiste que jamás me casaría — gritaba su prometido y al escuchar aquello su cuerpo se tensó.

— No lo harás... — ¿Oliver? — Tu solo baja y llévala a ese lugar que quiere y regresa. No te casarás, no habrá boda.

— ¿Cómo creerte? Me dijiste que solo debía salir con ella por publicidad. Que eso ayudaría a mi carrera, misma que se fue a mierda porque estoy comprometido con la hija de un ¡Criminal!

— ¡Nos mentiste! — decía una tercera voz y esa voz... — dijiste que solo eran unos meses, por eso acepté todo. Jamás me dijiste que él tenía que estar con Luciana.

— Guarda silencio Dayanne, tú no tienes nada que opinar ¿Crees que te irá mejor si saben que te casas con un hombre?

— Cuida tus palabras. — apoyó la espalda en la pared y mientras sus lágrimas salían de sus ojos.

Ella le conocía, era la secretaria de Oliver, entonces supo por qué Adam le dijo abre los ojos. Porque la desconfianza, su lejanía al ver que ella no aceptaba lo raro en Petter.

— No voy a callarme cuando destruiste su carrera.

— Me hiciste besarla y acostarme con ella...

— ¿No me hagas reír? Que es ella la que debe ofenderse por ese acto tan malo. Ni eso hiciste bien, ella solo tenía que olvidar a Jarper, odiarlo.

— ¿Por qué te fastidia tanto ese hombre? ¿Qué te hizo?

— Te pago bien y fue tu mejor papel, representar a Neall Jarper, no te quejes. Este escándalo te ayudará en tres meses, estarás casado con Dayanne — no lograba entender el porqué de todo eso.

— Si quieres que me vaya con ella dime ¿Qué tiene que ver ese Jarper?

— Sufrió un accidente, justo el día de su cumpleaños 32, casi murió ese día — puso las manos en su boca al escuchar aquello, ella recordaba ese día y muy bien — Según dicen está en coma y creí que eso era el negocio de mi vida. Solo que ese Hijo de puta de Antonio y Shung me dañaron las cosas. Así que su hermana y novia me pagara, espero que el este en el infierno o próximo a estarlo.

Despertó sobresaltada, estaba en la cama de una habitación y el sol empezaba a colarse por la ventana. Corrió al baño y allí vómito, tristemente no había sido un sueño. Observó su vendaje en la cabeza y empezó a quitárselo, le habían rapado la cabeza. Tenía una cicatriz en la parte frontal y un manto negro cubría su cabeza, señal que su cabello ya empezaba a salir.

Observó la habitación, muy distinta a la que había estado el día anterior. No supo cómo llegó allí y como estaba ella y Neall, imaginó que fue él. Entró de nuevo al baño, y observó que lo habían equipado, cepillo de dientes, champú, jabón y toallas todo nuevo, hasta había ropa en un costado, cerró los ojos y se desnudó, luego de lavarse los dientes.

Esta noche lloraba porque descubrió que ella y Neall fueron separados, lo creía muerto o en coma. Les había destruido, abrió el grifo y dejó que el agua le cayera encima, intentando encontrar el valor para decirle la verdad.

Él la odiaba y tenía razones, mientras ella vivía una mentira fingiendo ser amada, y queriendo olvidarlo con un hombre parecido a él, Neall sufría solo. Habían destruido al hombre más alegre, feliz y divertido, que conocía y ella había contribuido, lo convirtieron en un ser frío y sin sentimientos.

Salió de la ducha y tomó la ropa que reconoció como suya e imagino que Luciano se la había traído. Se vistió de forma lenta y luego salió, escuchó el ruido de un TV encendido y el ruido venía del estudio.

Phoebe Burrell

Alcanzó a escuchar, dio varios pasos a esa dirección y empujó un poco la puerta. Entró del todo al darse cuenta de que no había nadie allí y se puso frente el TV, era el noticiero matutino.

Se topó con la imagen de Petter frente a ella, parecía feliz y una imagen en un costado en donde aparecía él besando a una mujer, solo que no era Dayanne. Era otra mujer y por lo que decían era una actriz.

— Sé que algunos cuestionan que no la llore, pero alguien tan alegre. No debe ser recordada con tristeza...

— Habla como si la señorita estuviera muerta, pero su familia aún guarda esperanza — decía la periodista.

— Nada me gustaría más que ella este viva, pero todos sabemos que es imposible. Por cómo quedó el auto y dentro del mar... Lastimosamente, ella ya no volverá. — decía al tiempo que una lágrima salía de sus ojos.

— ¿Qué tiene que decir de las imágenes suyas con la nueva protagonista de su próxima película? ¿Es cierto que la familia de la señorita Luciana no gusta de usted?

Luciana, mirada la pantalla estática, era como si una fuerza interior le impidiera moverse. Lo escuchó decir que, todo lo contrario, llevaba buena relación con sus hermanos y hasta con un amigo de ella (Adam). En cuando a la nueva pareja, simplemente dijo que el amor llegaba de manera extraña y que "Briggitte" era su alma gemela.

Dio varios pasos hacia atrás, desconociendo el hombre que tenía en frente ¿Cómo pudo ver rastros de Neall en él? ¿Cómo llegó a ser tan ciega para no darse cuenta de la realidad? Recordó entonces las palabras del escritor sobre la protagonista de su libro.

Encuentra de nuevo el amor en los brazos de otro, cuyo parecido con el protagonista acepta, es inmenso y sigue negándose a sí misma que ama a Dennis.

No sabe si la ausencia de Denis (El protagonista) es producto de que está muerto o que le sucedió algo terrible ¡No! Denis es el peor hombre del mundo porque le mintió

Una vez en sala dio media vuelta y salió a toda prisa, en medio del llanto. Se encontró en el camino con Neall, que llegaba en ese instante con una pistola en sus manos. Al verla salir la miró con curiosidad, pero no él dijo nada.

Llegó al punto más alto de los terrenos y miró hacia abajo. No podía verlos a los ojos y darle explicaciones, no tenía la cara para decirle que él tenía razón en todo. Les mintieron a ambos y los querían separados, que fue con él la más perra de las mujeres, porque debió darse cuenta de que su silencio era sospechoso.

— Petter es gay — empezó a decirle al sentirlo detrás de él — íbamos en camino, cuando dijo que había olvidado algo y regresó a casa. Noté que estaba de mal humor, pero imaginé que era por la sección de fotos que dejó atrás. Se demoró y subí, el empleado era nuevo, por eso creo me dejó subir y porque me conoció. Escuché gritos de tres voces, Dayanne, Oliver y Petter.

— Qué novedad. — su voz tenía el mismo tono de todos estos días.

— Le reclama a Oliver, porque le dijo que era salir conmigo por publicidad, que jamás pare casarnos. — siguió diciendo, ignorando su voz cínica o la risa que le escuchaba — Oliver le dijo que no habría boda, que me llevara a Sommers y él se encargaría del resto al yo volver. Que lo único que tenía que hacer era que te olvidara y nada más, que te odiara para que no me acercara a ti.

— Esto no tiene sentido...

— Que tú, Shung y mi hermano le habían dañado un negocio. Que creyó finiquitar con tu accidente, pero que mi hermano y el oriental lo jodieron todo, que por eso yo pagaría... Los padres de Antonella llegaron a casa de mi madre y la amenazaron, justo el día de tu cumpleaños número 32.

— ¿Crees que lanzarte de ese risco es buena idea? — le preguntó al verla en puntillas, la intención suya era clara.

No podía verle a la cara y a los demás, ver que fue el hazmerreír de todos, pero sobre todo que dañó y destruyó a la única persona después de su familia que era importante para ella. Sintió sus manos en su brazo y se alejó del lugar, puso en sus manos un revolver y luego cerró en un puño.

— ¡Dispara! — ordenó e imitó con sus dedos el arma y se lo puso en la boca — así... es fácil y acabas con todo, ya no tienes que verle casado con otra. Menos fingir que no te importa, que te usó, muerta, no sentirás nada.

— ¡Dispara! — gritó más fuerte — Dispara... Acaba con la imagen que tengo de mujer valiente, porque la tengo ante mí y en la que te has convertido me da ¡Asco!

— ¡Cállate! — le dijo dando un paso a él y mostrándole el arma, su objetivo era entregársela. Pero está de alguna manera, se accionó, dándole en el pecho. — Neall.

Lo vio cerrar los ojos y caer de rodillas al suelo, mientras de su pecho empezó a brotar sangre, horrorizada vio como él perdía el conocimiento ante ella. Corrió hacia él, pidiendo ayuda, acunándolo en sus brazos y rogándole que no se fuera.

— Neall, mi amor no te duermas, — empezó a rogar, mientras sus lágrimas bajaban por sus mejillas —haré lo que quieras, pero por favor no me dejes... No así, no sin poder resarcir mi error.

— Hágase a un lado — dijo una voz — es usted la pesadilla de cualquier hombre ¿No fue suficiente con abandonarlo, tenía que dispararle?

— ¿Quién es usted y porque se mete?

— Tu peor pesadilla si todo lo que le dijiste es mentira y si él no despierta. Ahora quítate de mi camino, más ayuda el que no estorba...


Le dijo el hombre de color y tomando en brazos a Neall. Llevaba un carnet del que solo logró leer el nombre Thomas. 

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