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Propuesta Indecente

Sentado en la mesa más alejada de aquel salón, Kim Seokjin sostiene su expresión impasible aún cuando su mirada ha conectado directamente con la del alto y fornido chico poseedor de dos coquetos hoyuelos. El contacto visual duró apenas unos segundos antes de que Namjoon regresara su atención al pelirrojo de baja estatura, con el que, aparentemente, está coqueteando.

A ojos de cualquiera, el apuesto pelirosa luce aburrido de estar allí. Y es que, ciertamente, dedicar un viernes en la noche para asistir a la celebración de una boda no es una actividad que ocupara un lugar primordial en su lista de cosas por hacer. Sin embargo, no existía manera posible en la que pudiera desdeñar la invitación hecha por el hiperactivo chico de sonrisa cuadrada y el chiquillo de mejillas abultadas.

Porque, si bien sigue siendo un misterio cómo es que terminó entablando amistad con los menores, había llegado a sentir un inmenso cariño por el par de revoltosos y confianzudos chicos.

--Hola, precioso.

La masculina voz de Namjoon llega como un cántico de victoria hasta los oídos de Jin, quien se gira en su dirección y le dedica una mirada indescifrable.

A su vez, Nam da una mirada apreciativa a las perfectas facciones del peliclaro. Si lo había considerado hermoso desde la lejanía, ahora sabía que aquella palabra no le hacía justicia.

--Mi nombre es Kim Namjoon, mejor amigo del novio y fanático de los chicos hermosos. -culmina con una pequeña sonrisa de lado.

Oh, aquella presentación era completamente innecesaria para Seokjin, pues el contrario no era en lo absoluto un desconocido.

Y no solo debido a su reputación de casanova, a la cual hacía honor muy seguido.

--Kim Seokjin, amigo del otro novio y amante de las probabilidades. -recita con voz carente de emoción, tal como su rostro.

Frío. Distante. Impersonal. Eran solo algunos adjetivos que utilizaría para describir al apuesto chico cualquiera que lo tratara por más de cinco segundos.

Y no estarían errados.

Kim Seokjin no era dado a dedicar su tiempo a nada que a su parecer fuera infructuoso. Solía ser exigente y selectivo, por lo que resultaba difícil captar su interés.

Otra cualidad suya, y la cual solo sus amantes pueden corroborar, es que es apasionado en la cama.

Y esto es algo que el de hoyuelos intuye con facilidad tras un simple vistazo.

Después de todo, el frío también era capaz de quemar.

--Entonces, eres amigo de Taehyung. -comenta una vez toma asiento frente a Jin. Ya había decidido que su mejor táctica de conquista sería abordarlo lentamente --Es un gran chico.

Seokjin enarca una de sus cejas, brindándole a Nam una mirada enigmática. Reconocía sus intenciones para con él, pero no entendía porqué optaba por ser sutil al respecto.

--¿Me vas a pedir irme a la cama contigo o no? -cuestiona sin más, para asombro del más alto, quien durante unos instantes duda haber escuchado correctamente; y la neutralidad en las facciones adversas resultaba de poca ayuda --Si no es así, dímelo ahora. No tengo tiempo para perderlo.

Namjoon en serio no se podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Si bien estaba encantado con la atrevida franqueza del pelirosa, seguía siendo desconcertante su osadía.

--¿Sí o no? -le apremia a contestar Seokjin de manera impaciente, poniéndolo sobre aviso de que podía perder su oportunidad si no se daba prisa en responder.

--Por supuesto que sí. -articula al fin, apresurádose a abandonar su asiento puesto que Jin ya estaba de pie, esperándolo.

--Entonces, vamos.

[.]

Seokjin seguía de cerca a Namjoon por el iluminado pasillo hasta la habitación de motel que acaban de rentar por toda la noche. Aguardó hasta que este abriera la puerta y luego ambos se adentraron al interior.

--Usaré el baño. -avisa antes de girarse en dirección al que suponía era el cuarto de aseo.

--¡Espera! -exclama de repente el de hoyuelos tras recordar cierto detalle de aquel encuentro --Necesito dejar clara una cosa antes de que tengamos sexo... -empieza a decir, recibiendo un asentimiento en respuesta --¿Sabes que esto es algo de una sola noche, no?

--Lo sé. -responde con su habitual calma
--Lo que no sé es porqué consideras necesario aclararlo.

Jin se gira nuevamente y se marcha, dejando al contrario todavía más desconcertado con su respuesta...si es que eso era posible. Y es que, por primera vez en mucho tiempo, Namjoon siente que no es quien lleva la voz cantante.

No es hasta que Seokjin se posa frente a él, usando únicamente un suspensorio del mismo color que su pelo, que logra salir de sus inquietantes cavilaciones. Su boca no tarda en hacerse agua y siente como su sangre se calienta y parece fluir hacia un punto específico.

Las orbes color chocolate enfocan su naciente erección y Namjoon es capaz de apreciar el destello de orgullo y satisfacción que irradian.

--Dime. -murmura el pelirosa con voz seductora y baja a la vez que se acercaba hasta que solo unos centímetros los separan --¿Te gusta mi cuerpo?

¿Que si le gustaba? Tenía que ser una jodida broma aquella pregunta.

El chico frente a él poseía un cuerpo esculturar y delicado que, aunado a sus razgos faciales, daban como resultado una mismísima obra de arte.

¡Dios! Si hasta estaba seguro de que acaba de batir algún récord personal porque jamás se había puesto tan duro en tan poco tiempo.

--Me encanta. -pronuncia con voz ronca y cargada de deseo, anclando ambas manos a la fina cintura adversa para atraer al peliclaro hasta hacerlo quedar sentado a horcajadas suya.

Por su parte, Seokjin se deja hacer, mostrándose obediente y sumiso los primeros segundos... Hasta que decide que es momento de tomar el control.

[.]

Era lunes por la mañana y un malhumorado Namjoon se encontraba en el trabajo.

Había transcurrido dos noches desde que experimentó el mejor sexo de su vida y desde entonces no ha podido dejar de pensar en el ardiente pelirosa. Sus gemidos, sus gestos y su toque estaban impresos en su memoria y, por más que lo intentaba, no lograba librarse de ellos.

Si al menos Seokjin no se hubiera marchado mientras él aún dormía, quizás hubiera podido saciarse con una segunda ronda.

Pero no.

Había despertado solo y terriblemente excitado, sin rastro alguno de quien había superado con creces cualquier expectativa que haya tenido respecto al sexo.

Estaba tan jodido.

Deseaba tan mal experimentar nuevamente la fogosidad de Seokjin, pero buscarlo supondría romper sus propios parámetros y él necesitaba de estos para mantener la normalidad en su vida.

Para cuando llegó la hora de la salida, ya estaba sopesando la opción de acompañar a Hoseok hasta su casa para intentar sacarle un poco de información a Taehyung, importándole poco que su amigo y el esposo de este sospecharan de su inusual interés.

Pero justo cuando iba a abrir la boca, la llamativa cabellera color pastel entró en su campo de visión. El orgullo infló su pecho rápidamente.

Debió suponer que él no sería el único deseando más.

Pese a su regla de una sola noche, se sentía lo suficientemente generoso como para hacer una excepción esta vez...

--¿Nam, por qué sonríes así? -cuestiona Hoseok, deteniéndose unos pasos por delante de él.

--Debería estar espantado por el simple hecho de que haya averiguado donde trabajo. -piensa en voz alta, logrando que Hoseok lo mirase extraño. Si bien estaba la posibilidad de que Seokjin resultara ser un loco obsesivo, él realmente no estaba quejándose.

--¿De qué hablas..?

Ignorando a su amigo, se acercó con aires seductores hasta el peliclaro, quien iba mucho más adelante, hablando con un joven castaño y musculoso a quien Namjoon solo reconocía como un chico del departamento de informática.

--Seokjin. -llama sin poder disimular su tono entusiasta. --Que sorpresa verte aquí.

El nombrado se gira con gesto inexpresivo antes de seguir su camino.

--¿Qué diablos...? -estupefacto, Namjoon observa cómo es rotundamente ignorado.

--¿Qué fue eso? -cuestiona nuevamente Hoseok a su lado.

--Me ignoró... -declara como si no lo pudiera creer.

--¿Quién? ¿Seokjin o Jungkook?

--Seokjin. -responde con la contrariedad aún adornando sus facciones --¿Tú también lo conoces?

--Por supuesto que lo conozco, Namjoon. -dice con obviedad --Trabaja en el departamento de finanzas desde hace casi un año.

--¿Seokjin trabaja aquí? -repite con asombro --Jamás lo había visto.

--No suele darse a notar a no ser por su desempeño en el trabajo. Aunque ahora que se tiñó de rosa no creo que pase muy desapercibido que digamos.

Mientras Hoseok parloteaba, Namjoon mantenía su vista fija en la espalda de Seokjin, tratando de descifrar qué era aquel peso en su estómago.

Sin pensarlo, apuró el paso con la intención de alcanzar a quien iba enfrascado en una amena charla con el de nombre Jungkook. Al llegar al estacionamiento, alcanza a ver cómo ambos se disponían a subirse al auto del castaño.

--¡Seokjin! -llama a viva voz antes de que este abordara el lado del copiloto.

Con aquella expresión de aburrimiento que lo caracteriza -y que tanto empezaba a exasperar a Namjoon- el peliclaro apenas voltea el rostro en su dirección por escasos segundos antes girarlo nuevamente hacia quien aguarda en el auto.

--Espera un momento, Kookie.

¿Kookie? ¿Era normal sentir odio irracional hacia un mote cariñoso? Tal parecía que sí.

--¿Necesita algo, señor Kim?

Oh, genial. Ahora fingiría que no se conocían. -Namjoon bufó internamente.

Tras varios segundos en los que no obtiene ninguna respuesta, el peliclaro frunce el ceño ligeramente y Nam sinceramente se cuestiona si la cama sería el único lugar en el cual este mostraría expresiones más... interesantes.

--Bueno, si no necesita nada, entonces...

--¿Tienes planes para esta noche? -la pregunta sale disparada como vómito de su boca.

Mierda.

Mierda.

Y más mierda.

¿Qué estaba haciendo?

¿Y por qué Seokjin no decía nada y lo miraba tan intensamente?

--En realidad, sí. -confirma al cabo de un rato.

Pese a la respuesta, el de hoyuelos siente alivio, pues sabe que no está siendo rechazado.

--¿Qué día de la semana estás libre? Te invito una copa. -adopta una postura confiada y relajada que empezó a tambalearse a medida que la respuesta por la que aguardaba se tardaba en llegar.

--Escucha, cariño. -musita Seokjin con condescendencia al cabo de un rato --Acepto que eres bueno en la cama, pero por muy increíble que me la haya pasado, no soy de los que repiten aperitivo.

Y más mierda, pero al infinito.

¿Acababa de ser rechazado? ¿¡Él!?

[.]

La semana transcurrió lentamente a opinión de Namjoon, para quien asistir al trabajo jamás se le había antojado tan pesado.

Bueno, quizás esto tenía relación con que ahora era plenamente consciente de la presencia de cierto chico en la empresa.

Irónicamente, este actuaba como si él no existiera.

Y, aunque ya se ha repetido unas mil veces que su indiferencia no debería afectarlo en lo más mínimo y trataba de convencerse de que aquel insistente malestar en su pecho era únicamente debido a que ese fue su primer rechazo en toda su vida, todavía seguía sin pasar la página.

Y para colmo de los colmos, por alguna razón que desconoce parecía que, sin importar hacia donde mirara, allí estaban Seokjin y Jungkook juntos.

Hastiado de su situación, decidió que lo que necesitaba era irse de cacería.

***

Era viernes en la noche y Namjoon se adentraba a aquel bar que solía frecuentar con sus amigos antes de que uno decidiera casarse y el otro prefiriera pasar su tiempo libre hablando por teléfono con su novio a distancia.

Exploró el lugar con la mirada hasta que sus ojos dieron con la única persona que no esperaba encontrarse allí.

--Esto tiene que ser una jodida broma. -farfulla con enojo.

Sentado en la barra tomando un trago se encontraba Kim Seokjin.

"El bloque de hielo con cabellera rosada".

Obligándose a apartar la mirada, se ubicó en el extremo más alejado. No obstante, por más que lo intentaba, su atención recaía una y otra vez en el peliclaro, con aquel aire de frialdad rodeándolo y que no hacía más que atraer -como la miel a las moscas- a quienes estaban alrededor.

Una hora más tarde, Seokjin se dio la vuelta y fue su turno de barrer el lugar con la mirada. Sus orbes parecían inspeccionar de manera minuciosa cada rincón en lo que Namjoon supuso se trataba de una exploración visual para dar con un nuevo compañero de cama para esa noche.

Y simplemente ya no pudo soportarlo más.

Él definitivamente no se quedaría allí sentado, permitiéndole a alguien más fundirse con Seokjin en la hoguera que este mismo encendía una vez dejaba de lado aquella frialdad invernal.

***

Existían muchos adjetivos con los que describir a Seokjin. Desde frío hasta apasionado. Desde indiferente hasta obsesivo.

Él estaba de acuerdo con todos ellos.

Pero había más.

También estaba aquella parte de su naturaleza que los demás desconocían por completo: calculador y muy paciente.

Sonrió internamente cuando logró dar con el chico que había estado esperando. Su cuerpo vibrando deliciosamente en anticipación a medida que este se acercaba de manera depredadora hasta él, con aquella mirada determinada asegurándole que su larga espera al fin estaba dando frutos.

Seokjin había visto a Namjoon por primera vez hace más de un año, cuando fue invitado a ese mismo bar por Jimin y Taehyung.

En cuanto lo vio no fue capaz de apartar la mirada en ningún momento. Y es que, ante sus ojos, Kim Namjoon era la definición del hombre perfecto: Alto, apuesto, sexi, carismático, seductor.

Lo quería exclusivamente para él.

Pero había un obstáculo y lo descubrió esa misma noche. Su hombre perfecto era un soltero empedernido, solo en busca de una noche de sexo casual y nada más.

Para tenerlo, necesitaría un plan infalible. Así que ideó uno de inmediato.

Con ayuda de su primo, Jungkook, y de sus propios méritos en su área laboral, logró obtener un puesto en la misma empresa que Nam. Desde allí le fue fácil estudiar su comportamiento y sus gustos hasta conocerlo por completo, a la vez que se mantenía en el anonimato en espera del momento indicado. Una vez este momento llegó, lo primero era captar su atención, eso lo logró en la fiesta de bodas de Taehyung.

Lo segundo era mantener su interés el tiempo suficiente hasta hacerlo saltarse sus propias reglas.

--Déjame invitarte una copa. -ofrece el de hoyuelos, indicándole al bartender que la sirviera.

--Creí que lo nuestro sería cosa de una noche y ya. -directo al grano, como siempre.

--No veo la necesidad de privarnos del placer que ambos somos capaces de brindarnos. Encajamos bien y lo sabes.

--Lo hacemos. -concuerda con satisfacción --Pero olvidas que yo no repito aperitivo.

Namjoon tararea con aire despreocupado --Entonces considérame un postre.

"Excelente respuesta". -piensa Jin mientras reprime las ganas lanzarse sobre el contrario.

--Ummmm...eso me recuerda que tengo un fetiche que implica autos y postres.

--Entonces, es tu noche de suerte.

--¿Ah sí?

--Sí, mi auto aguarda por nosotros. -declara con su sonrisa letal de hoyuelos, extendiendo su mano en muda petición --Vamos.

--¿Qué tienes en mente? -Seokjin esboza una sonrisa pícara mientras acepta la mano que le es ofrecida.

--Una propuesta completamente indecente.

Y lo tercero era vencerlo en su propio juego.

¿Cuáles eran sus probabilidades de salir victorioso?

Muchas, si sabía cómo jugar sus cartas.

Infinitas, teniendo en cuenta que conocía todas las de Namjoon.

----☆☆☆----

Deseo que tengan un feliz fin de año y espero que el nuevo traiga muchas cosas maravillosas para ustedes.

♡♡Gracias por darme su apoyo a lo largo de este alocado año. Espero seguir poder contar con el en este nuevo año también.♡♡

Adiós, 2020.

《Akina》

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