17
Agosto 12, 2012
04:50 de la tarde
− ¿Qué pasa, July? Has estado callada – me pregunto Rodrigo.
¿era correcto decirle? ¿se burlaría de mí? ¿me besaría y me pediría que fuera su novia?
Si lo hacía, ya había decidido mi respuesta.
− Ayer rompí con Jeremy – solté de una vez. Rodrigo no dijo nada, no se movió, no respiraba. Podía asegurarlo.
− ¿en serio? – pregunto lentamente después de unos minutos.
− Si.
− ¿Por qué?
− No lo sé – dije viendo a la pequeña plaza central de la escuela.
Rodrigo no dijo nada, el solamente respiro profundo, luego se apoyó en el respaldar de la silla y sentó.
− ¿Estas bien? – Le pregunte preocupada.
− Si, es solo... Wow... difícil de digerir – estuvo en silencio por unos segundos. Yo de pie junto a él, mientras los demás chicos pasaban junto a nosotros. Sus vidas iban bien. Ahora comprendía cuando decían que el amor lo complicaba todo −... ¡es increíble! – dijo minutos después.
Rodrigo se levantó de inmediato y se acercó a mí. Me puse nerviosa. Nunca nadie había estado así de cerca junto a mí que no fuera Jeremy. Con él había prendido como los chicos se acercaban a las chicas cuando querían un beso.
Supe que Rodrigo quería uno.
El acorto la poca distancia que había entre nosotros. Mi vista estaba en su pecho, miraba como frenética, pero a la vez calmadamente subía y bajaba. Yo no me moví. No podía, no quería. Rodrigo tomo mis manos con delicadeza, diferente a como las tomo las otras veces; como si mis manos fuesen tan frágiles como una vajilla de cristal.
Luego sus dedos recorrieron mis brazos en un recorrido muy lento, y entonces puso sus manos en mi cintura. Yo levanté mi vista y lo vi a los ojos. Sus ojos reían de emoción. Lentamente, moví mis manos y las coloqué en su abdomen, él sonrió; se veía lindo. Luego, sin darme cuenta por tanta emoción, sus manos estaban en mi rostro.
− Me gustas tanto, July Rinetti – susurro. Se acercó lentamente a mí y beso mi mejilla, instintivamente cerré mis ojos ¡Rayos, que bien se sentía! Luego se separó, un poco; solo un poco para verme a los ojos −...Y siempre quise hacer esto – volvió a susurrar. Cerré mis ojos otra vez, esperando su beso; pero sus labios solo llegaron a la comisura de los míos −... pero lo haremos bien, hasta que me quieras tanto como yo.
Abrí mis ojos de golpe ¿en serio él no me iba a besar?
Me separé de él lentamente, pero luego me detuve. Eso no tenía que quedar así, eso no iba a quedar así. Me acerque otra vez, tome su rostro y me decidí a besarlo. Estaba a punto de probar sus labios cuando alguien tomo del cuello a Rodrigo y lo tiro.
El chico robusto y negro frente a mi pateo a Rodrigo y los siguientes minutos estuvieron llenos de golpes.
Creo que Rodrigo había perdido.
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