Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❥Soy mejor que ella❥

Notas: 

Pareja☛ Gumwin

Contenido +16

✎✎✎✎✎

El cuarto se hallaba repleto de protestas que eran lanzadas por los presentes en el mismo. ¿Cuál era el tema de controversia? Como últimamente sucedía, la novia de uno de ellos era quien causaba aquella polémica.

—¿Por qué siempre me excluyes de estas salidas? —decía el chico de sudadera naranja mientras alzaba el tono de voz. 

—¡Porque son mis salidas con Penny! —Su hermano también entonaba a la par. 

—¿Y solo por eso no puedo ir?

Las palabras del azulado se atoraron en su boca, la cual solamente se abría sin soltar ninguna.

—¿Qué no es obvio? Penny es mi novia. Son citas de pareja —recalcó la última palabra.

—¿O sea que Penny es más importante para ti? —Los ojos del pecesito empezaban a lagrimear. Claramente lo estaba chantajeando. 

—¡Eso no fue lo que dije! —le contradijo. 

—¡Tú no me amas! —Con aquella última exclamación salió del cuarto azotando la puerta.

Gumball ni se molestó en seguirlo. «Ya volverá», pensó.

Darwin se hallaba en el jardín delantero; estaba molesto. A pesar de que al inicio había sido parte del teatro, las lágrimas frustración empezaron a querer brotar.

—Esa Penny-separa-hermanos-Fitzgerald. —Se cruzó de brazos mientras murmuraba más cosas inaudibles.

Las sirenas de la patrulla alertaron sus sentidos, al parecer había una persecución a unas cuantas calles.

Todo pasó muy rápido. Una camioneta con gran celeridad. Al cabo de que el vehículo dio la vuelta, se percató de que llevaba las puertas traseras abiertas. Entre el impacto del giro y la velocidad algunos productos salieron disparados al exterior. Los autos se aproximaban a la ubicación del chico. No le dio tiempo ni de moverse cuando pasaron bastante cerca, causando una oleada de viento que arrasó con cierta cantidad de papeles y basura del piso. Darwin se cubrió la cara colocando sus brazos a la altura de la misma, solo sintió el violento aire moviendo sus prendas. Escuchó un ruido, algo de cristal había impactado contra el piso. No pudo analizar los daños, cayó al piso al instante y perdió la conciencia.

—Gumball, vamos a salir a comprar unos libros para Anaís. —El mencionado se encontraba en la silla frente a la computadora. Se dio la vuelta para encarar a su progenitora—. ¿Y Darwin?

—No lo sé. Salió enojado por la puerta —habló con desinterés. Su madre arqueó una ceja.

—¿Volvieron a discutir por lo de Penny? —Ya intuía de qué iba el asunto.

—Es que no entiendo. ¿Por qué se pone en ese plan? ¡Las citas no son de tres personas! Es claro que él no puede ni debe estar allí, bla bla bla... —Su madre dejó que siguieran hablando con su propia presencia, retrocedió lentamente, cerró la puerta; ya se sabía ese cuento.

Los tres Watterson se dirigían a la puerta, cuando notaron que su lindo hijo estaba tirado en el césped.

—¡Darwin! —dijeron al unísono. Mientras tanto, el hermano mayor no se percató de nada gracias a los audífonos.

—¡Hijo! ¡Noooooooo! —exclamaba el conejo rosa mientras se arrodillaba.

—Richard, por favor, está respirando. —Nicole se tapaba un oído con una mano al momento que sostenía en el otro brazo a su niño.

—Al parecer es un desmayo —afirmó Anais. La acera era un desastre. Rápidamente, llamó su atención los fragmentos de cristal en la cercanía del chico. Se acercó a su hermano para analizarlo con detalle.

Todos se alarmaron al ver que el cuerpo del chico reaccionó de golpe.

—¿Qué? ¿Dónde estoy? —Miraba a todos lados en aparente nerviosismo.

—¡Ahora es el momento en el que pierde la memoria y no nos reconoce a ninguno de nosotros! ¡Su propia familia olvidada! ¡No...! —Richard iba a alargar otro grito cuando su pareja le tapó la boca antes de ello.

—Debes dejar de ver tantas novelas en televisión —El conejo agachó las orejas en resignación.

—¿Qué estoy haciendo aquí afuera? —La incógnita llamó la atención de la niña. 

—¿No recuerdas lo que pasó antes de desmayarte? —le cuestionó la pequeña. 

—¿¡Me desmayé!?

—Ya, ya. Basta de gritos. Cariño, ve adentro, descansa y regresaremos al rato. —La gata azul ayudó a su hijo a levantarse del piso. 

—¡De acuerdo! —el padre de la familia corrió en dirección a la casa, hasta que fue jalado bruscamente por su esposa.

—¡Tú no!

Darwin se adentró en su hogar. Claramente, tenía muy presente su vida, pero no lo sucedido unos minutos antes. Lo único que recordaba era su estancia en el cuarto mientras hablaba con su hermano. 

—Gumball... —La mención de aquel nombre provocó que un escalofrío le recorriera por todo el cuerpo. 

Subió las escaleras con paso relajado. No le tomó mucha importancia a lo recién acontecido, hasta que... 

—Vaya, miren quién apareció más temprano que tarde —la voz del chico de suéter beige le sorprendió al momento de cruzar el marco de la puerta. 

—¿Qué? —Su mirada marcaba una ligera confusión. 

—Claaaaaaaaro, ahora hazte el desentendido. —Frunció ligeramente el ceño. 

—¿Desentendido? ¿De qué?

—¿Cómo que de qué? ¡Te vas y regresas como si no supieras que fue lo que pasó! —Extendió ambos brazos expresando su inconformidad. 

—¿Qué fue lo que pasó?

—¿Vas a seguir contestando con una pregunta? ¡Eso es estúpido! —alzó la voz mientras entrecerraba los ojos. 

—¿Lo siento?.. —El de short verde presentía que algo había hecho mal, pero como siempre, se disculpó anticipadamente. 

—¿Al menos sabes de qué te estás disculpando? —Se cruzó de brazos a la espera de una respuesta. 

Darwin se sentía un poco avergonzado, era claro que no sabía sobre su equivocación; no sabía el porqué estaba pidiendo perdón. Pero vamos, era parte de su naturaleza. 

—No... —soltó apenado. 

—¿Sabes qué? Olvídalo. Olvidémonos del asunto de Penny. Ya tendrás la oportunidad de reprocharme sin motivos después —Estaba decidido a dar la vuelta y volver a su "discusión recreativa" en Elmore Plus.

—¿Penny? —Empezaba a recordar nuevamente la discusión. Sin embargo, su reacción instantánea no fue enojo—. ¿Por qué debería reprocharte? Si hacemos la comparación, claramente soy mejor para ti. —Sonrió ligeramente. 

—¿Ves? ¡Oh, viejo! Esta vez rompiste récord, no duraste ni 5 segundos en arruinarlo. —Se levantó de su silla mientras le miraba con desaprobación. 

Darwin ignoró lo dicho por su hermano y se acercó a él con lentitud. Gumball le miraba aún con severo enfado, aunque, esto no duró mucho al sentir la cercanía de su compañero de habitación. Por alguna razón, la seguridad del otro empezaba a intimidarlo. Cuando estuvieron de frente, el celeste pudo apreciar dos cosas; primero, el rubor en sus mejillas; el segundo, un brillo extraño en los ojos ajenos.

—Mira, sea lo que sea que estés tramando... —Tropezó con unos cuantos colores del piso y cayó sentado de nueva cuenta en la silla. 

—No estoy tramando nada. —Su mirada trataba de aparentar inocencia, pero no era parecida a ninguna expresión que su hermano haya visto antes. 

Sin previo aviso, el de sudadera naranja empezó a inclinarse hacia adelante, invadiendo su espacio y, de repente, lo envolvió con ambos brazos.

—¿Qué haces? Darwin, suéltame. —Trató de sonar serio. Para su infortunio, sonaba más que nervioso. 

—¿Por qué? Solo quiero un abrazo. —Aferró más su agarre al de suéter beige. 

-¡No, no! Quítate —gruño entre dientes. No pudo apartarle con sus fuerzas de debilucho. Se resignó al gesto sin corresponder— ¿Puedes parar, por favor? —Suspiró de manera prolongada. 

—Solo quiero un poco de tu amor... ¿Qué tiene eso de malo? —El menor se sentó en el regazo contrario colocando sus piernas a los lados. 

—Que eres un encimoso y celoso. —Trató de apartarle de nuevo, pero el contrario se aferró, ahora, a su cuello.

—¿Celoso? ¿Por qué debería estar celoso? —El de short comenzó a rozar la piel de su hermano con la nariz, ascendió lentamente, deteniéndose en su oreja. 

—¿Q-qué haces? —Aquello le estaba causando una especie de cosquillas—. ¡Darwin! ¡Qué asco! —Sentía algo húmedo que ahora descendía por su cuello. 

—Solo son mimos. —Las protestas del gato azul seguían, pero el otro no se detuvo.

—¡Me estás ensalivando! ¡Ya detente! —Intentó con ambas manos empujar el pecho del naranja. 

Lo que siguió a continuación fueron besos que se hicieron presentes por el mismo sitio.

—¡Es en serio! No me hagas lastimarte Darwin.

—Solo son besos. ¿No te gustan los besos? —Aflojó su agarre sin soltarlo completamente. Ahora sus miradas se conectaban. 

—¿Qué? Claro que me gustan, pero... —En lo último su tono había bajado notablemente. 

—¿Pero? —Su hermano le cuestionaba con insistencia. 

—Esto es raro... —Desvió la mirada. 

—¿Por qué? Ya nos hemos besado antes.

—¡Esto es distinto! Esto se ve más como, como... —Las palabras se atoraban en su boca. 

—¿Cómo? 

—¡Cómo lo que hacen las parejas! —Cerró sus ojos con vergüenza, sentía sus mejillas arder. 

Se creó un silencio incómodo, al menos para Gumball. 

—¿Crees que esto deberías hacerlo con Penny?

—¡No lo sé! ¡Ya quítate de encima! —ordenó. No obstante, ya no hizo ningún esfuerzo por empujarlo lejos. 

—Solo es amor de hermanos. —Volvió a retomar su tarea de seguir con los besos—. ¿Acaso tú no me quieres?

—¿Estás chantajeándome? —Dio un respingo. Darwin había mordido su oreja ocasionando que se le cortara la respiración. 

—Puedo hacerte sentir mejor que ella.

—¿D-de qué rayos hablas? —susurró. Su cabeza estaba hecha un desastre. Sentía mucho calor y agitación de repente. 

Pegó un grito cuando sintió el tacto de una mano sobre la tela de su pantalón. El menor estaba acariciando la superficie de aquel sitio íntimo. Al momento intentó arrancar aquella palma invasora. Logró detener el toqueteo en la parte baja. Sin embargo, su otra mano fue aprisionada para no intervenir al ataque que se plantó nuevamente en su cuello. 

Gumball se sentía trastornado. Quería empujarlo lejos, pero sus esfuerzos no eran convincentes; sus palabras flaqueaban al igual que su fuerza. Sentía un creciente cosquilleo en la parte baja de su abdomen. 

—D-darwin, para... Por favor. —Su mano aún se oponía a la contraria en el acto de continuar estimulando su miembro. Desgraciadamente, fue inútil intentar suspender dicho acto. Poco a poco sus fuerzas y voluntad ya no daban para detenerlo. 

El menor seguía en lo suyo, palpaba aquella zona sensible de su compañero causando que el otro se retorciera debajo. En algún punto, el celeste ya no podía mirarlo, cerró los ojos y su cuello trataba de estirarse para evadir su presencia. Darwin retiró su mano del pantalón ajeno, esta aún se encontraba agarrada por la de su hermano. Pasó a colocarla ahora en la mejilla sonrosada del azulado. Un momento después, se encontraba acariciando su oreja mientras le besaba el rostro con delicadeza. 

—¿No te hace sentir mejor? ¿Recuerdas cuando éramos más pequeños?

El de melena azul se hallaba confundido. Entre las acciones y palabras no carburaba correctamente. "¿Recuerdas cuando éramos más pequeños?". Imágenes mentales pasaban por su mente. Los recordaba. En la tina del baño... Su hermano siempre había visto con normalidad darse besos repletos de cariño entre ellos, después de todo eso eran... Besos llenos de afecto inocente...

 ¿No era así?

Los sonidos que emitía el mayor cada segundo fueron incrementando en cantidad y volumen. Los movimientos sobre la prenda regresaron más frenéticos y aplicando más fuerza. El lóbulo de su oreja también estaba siendo estimulado de manera efusiva. Pareció una eternidad, pero fueron algunos minutos. 

—¡A-ah! —Aquel gemido resonó por toda la habitación. 

Esa escena había llegado a su fin. 

La respiración del "chico gato" se hallaba agitada; sus fuerzas se habían desvanecido completamente. Aunque quisiera alegar, gritar... Su estado físico no se lo permitiría. Los brazos cayeron a sus costados y quedó completamente vulnerable. Incluso sus ojos miraban inexpresivos a su atacante. 

El menor tomó con ambas manos el rostro ajeno y juntó sus frentes. Podía sentir el aliento caliente chocar con su boca, y sin pensarlo más, depositó un beso en aquellos ribetes rosados que temblaban y exhalaban sin control. Juntó sus labios sin hacer algún otro movimiento. Hubo una inspiración violenta por parte del otro en busca de aire. 

El pecesito se levantó de su lugar y caminó unos pasos lejos. Se colocó en el marco de la puerta y lo observó. Sonrió de manera traviesa y el brillo en sus ojos se intensificó ante la escena. 

—Claramente, soy mejor que ella. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro