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❥Maldita tendencia❥

Notas:

Pareja: Julius x Darwin

✏✏✏✏✏

-Vamos, hermano ¡No me dejes solo!- suplicó Gumball mientras se aferraba a las piernas que sin detenerse seguían su rumbo.

-¡Nadie te está diciendo que lo hagas!-

Darwin Watterson, el famoso cómplice del gato azul estaba luchando por deshacerse de su agarre.

-¡Todo el mundo lo está haciendo!- gritó llamando la atención de los que se hallaban a su alrededor.

-¡Eso no quiere decir que tú debas hacerlo!- paró mientras colocaba las manos en sus costados mirando abajo con el ceño fruncido.

-Oh, vamos- se levantó y sacudió su suéter de la tierra acumulada. Raro, teniendo en cuenta que Rocky hace la limpieza diaria.- ¿Cómo esperas que nuestra fama y popularidad avance si sólo nos quedamos aquí parados?-

-¿De qué hablas?-

-Internet, visitas, tú sabes- le guiñó un ojo.

-En internet sólo se hace viral el sufrimiento de la gente y los gatitos, Gumball- el pecesito aún no se veía convencido.

-Pero por el momento estos retos son tendencia, debemos aprovechar antes de que queden en el olvido-

Darwin suspiró con desgano, su hermano era un pesado insistente, sabía que no lo dejaría en paz hasta acceder. Ahora cabía preguntar: ¿Qué tan malas serán las consecuencias acarreadas por sus futuros actos?

-¿De qué trata todo esto?-

-Muy bien dicho, deja que te explique- en el fondo sonreía triunfal por convencer a su ingenuo hermano.- Usamos la aplicación previamente descargada, luego, con esto- sacó un artefacto que parecía ser una memoria USB detrás de su espalda.

-No estoy comprendiendo muy bien-

Su hermano extendió uno de sus brazos invitándolo a darle la mano, él lo entendió al instante y se la entregó sin dudar. Grave error. El grito que pegó Darwin asustó a medio alumnado por la resonancia alcanzada.

-¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?!- preguntó sobandose el área afectada.

-No seas llorón, sólo fue un toquecito de nada- soltó tratando de aguantar una sonora carcajada por el reciente alarido.

-¿Eso crees?- le arrebató el pequeño artefacto al otro y apretó el botón del centro acercándolo al brazo ajeno.

-¡CHI-- se interrumpió a punto de dar un lamento patético. Lagrimitas querían salir de sus ojos.

-¿No duele?- cuestionó un enfadado Darwin.

-No, ni siquiera me causó cosquillas- le retó el azulado.- ¡No, espera, Darwin!

*

Después de perseguirse un breve rato y discutir por lo mismo, volvieron a su tema principal.

-¿Te das cuenta de lo estúpido que es?-

-¿Por qué lo dices?-

-¿Qué por qué lo digo?- alzó levemente la voz convirtiendo a la dupla nuevamente en el centro de atención.- Poner retos que uno no puede hacer para electrocutarlo ¿te parece algo no-estúpido?- le escupió con alta desaprobación.

-Darwin, si eres tan gallina para no hacerlo, únicamente tenías que decirmelo-

-¡No soy un gallina!-

-Perfecto, hermanito. Comencemos- sacó su móvil.

*

-¡Julius!- llamó fuertemente al llegar a su lado.

-¿Qué?- le volteó a ver con desgano.

Cuando analizó su semblante serio se sintió terriblemente avergonzado por lo que le estaba a punto de pedir.

-Tú... Eh... Nosotros... Yo- se sobaba el brazo con nerviosismo.

El chico bomba esperó muy poco, al ver que el otro seguía sin poder articular una oración rodó los ojos y cerró la puerta de su casillero.

-Si te vas a quedar balbuceando yo mejor me largo- habló alto con la esperanza de hacerlo reaccionar.

-¡No, espera, no te vayas!- le sostuvo del brazo, aunque este fue quitado de un manotazo por el más alto.

-¡Ya escupelo que tengo que ir a mi odiosa clase!-

-¡Dame un beso, por favor!- luego de escucharse el mismo su rostro albergo un intenso sonrojo.

-¿Pero qué-- el timbre de entrada sonó.

El mayor salió corriendo a su clase, no quería tener que recibir un sermón sobre la puntualidad. Aunque en realidad era impulsado a huir por la repentina propuesta del pez naranja.

*

Luego de clases, el chico bomba esperaría librarse de pensamientos innecesarios de camino a casa, sin embargo, aún faltaba el receso. Aunque, queriendo ser muy optimistas, deseaba creer que aquel pez naranja sólo fue a molestarlo de manera espontánea y no volvería a hacerlo. De lo contrario tendría que golpearlo. Lo maldecía internamente por no dejarle concentrar durante clases. Tuvo suerte de que su profesor no notara que se hallaba distraído.

Por alguna razón rememoraba el día en que trató de hacer que aquel iluso cometiera algún acto malvado. Fuera de todo el dolor de cabeza y frustración, en su mente resaltaba el recuerdo del naranja en sus intentos de besarlo. Sería mentira negar que sus labios no se tocaron ese día, no por nada su novia se vio muy triste en el parque al marcharse.

Salió al receso molesto consigo mismo por no poder dejar de pensar en eso, le estaba tomando importancia a algo inutil, pasado y sobre todo estúpido. Con la mirada asesina que se cargaba nadie se atrevería a acercarse, nadie excepto un tarado suicida.

-¡Julius!- trató de ignorarlo, caminó más rápido, pero el menor ya estaba detrás de él jalando de su mano.

-¿Qué quieres, rarito?- se soltó de golpe y volteó mirándolo con severo enojo.

-Por favor, necesito que tú... Ya sabes- sus palabras perdían valentía por la expresión de su compañero, se estaba comenzando a molestar.

-Estas loco, pierdete- trató de dar vuelta para nuevamente irse.

-¡Julius!- le tomó del guante.

-¿¡Qué!?, ¿¡qué demonios quieres!?- le encaró a punto de estallar.

La determinación de Darwin decaía al ver la expresión de su amigo. Pero no, no se rendiría tan fácilmente.

-Julius- el tono de su voz esta vez fue suave.

Sin soltar la mano del otro, ahora la atesoraba con delicadeza y la apegó más a su cercanía. Alzó la mirada hacia el otro con esperanza de transmitir el mensaje sin necesidad de hablar. Esos ojos afables y afectuosos lograban que el cerebro del joven delincuente dejara de funcionar y sus defensas cayeran.

-¿Q-qué?- con menor fuerza trató de soltarse.

-Un beso... Julius- pidió nuevamente, esta vez se puso de puntitas con el intento de acercarse más al chico explosivo.

El de corbatín estaba inmerso en el sortilegio de esos orbes, quién sabe que hubiera pasado, de no ser porque escuchó a tiempo los murmullos que se formaban alrededor. Ya se había juntado un grupo de mirones que observaban con atención el acto poco usual entre bravucón y pez ingenuo.

-Alejate de mi- con la palma enguantada alejó el rostro del naranja. Fruncía el ceño y mostraba un leve sonrojo que delataba su vergüenza del momento.

-Pero... Julius, ya nos hemos besado antes- habló con tristeza el pecesito ante el rechazo.

-¿¡QUÉ!?- chilló el gato azul saliendo de su escondite.

Gumball estuvo siguiendo discretamente a su hermano, quería ver que resultaba de ese estúpido reto. Esperaba que el busca pleitos tuviera una reacción de asco y quizá prontas ganas de golpear al otro; era evidente que quería poner al menor en un aprieto. Sin embargo, no se esperó que el chico bomba apenas y mostrará la mínima agresión, además, ¡parecía que si quería un beso de su preciado pecesito!

-¡Eso no es cierto!- exclamó Julius al ver el asombro en los demás.

-¡Claro que es verdad! Fue cuando quisimos allanar la piscina pública-

-¿¡Qué hicieron qué!?- esta vez más presentes se unieron al escandalo.

Todo se estaba saliendo de control.

-¡Tú!- se encaminó al causante de todo el revuelo.

Poca o mucha suerte tuvo cuando el director se paró en medio de todo el escándalo. Lo mandaron a detención.

*

-¡Julius!- escuchó apenas cruzó la puerta. En cuanto tuviera la oportunidad se cambiaría de nombre, eso es seguro.- Perdón por todo lo que te ocasioné el día de hoy... El enojo, vergüenza, la detención...- se sobaba las manos nervioso.

-Esta bien, de todas formas no me importa- evadió rápidamente. Ya estaba agotado mentalmente.

-¡A mi si me importa! No quiero que te quedes enojado conmigo, eres mi amigo, Julius-

-¿Por qué diablos me pediste algo así de la nada?-

-Es un desafio que apareció en internet, Gumball me incitó a jugarlo, pero no quería arrastrarte en todo esto... Al principio me negué pero no quería que me electrocutara-

Julius recordaba todos esos estúpidos vídeos en Elmore Plus, sabía a que se refería el otro.

-Maldita tendencia- susurró.

-¿Qué?-

-Nada-

-¿Eso quiere decir que no estás molesto conmigo?- sonrió nervioso.

-No lo estoy-

-¡Tu cara no dice lo mismo!-

-Si no desapareces de mi vista ten por seguro que si me molestaré contigo- hizo un ademán para inicitarle a seguir con su rumbo.

El de calcetas verdes se desánimo y caminó con aire afligido.

-Ey, niño-

No le dio tiempo de nada, se apresuró a la posición del menor y lo obligó a verle.

-¿Juli--

Le dio un beso en la mejilla.

-Idiota- le oyó decir antes de marcharse.

Darwin estaba inmóvil en su sitio, no se podía creer lo que acaba de ocurrir, un sonrojo abarcaba sus mejillas con creciente emoción. ¿Eso quería decir que si lo consideraba un amigo?, ¿le tenía aunque sea un poquito de afecto? Claro que si.

Salió del lugar con saltitos llenos de emoción.

-Así te quería agarrar, gusano inmundo- expresó Gumball, quien nuevamente se hallaba escondido.- Y espera que se lo mande a tu novia- posicionó su dedo a tan sólo nada de presionar "send".

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