Pedido de AmyRominaAcostaCampu

Desde que Jude había dejado el Real Madrid para mudarse a Barcelona, su vida había dado un giro completo.

Había tomado la decisión sin pensarlo dos veces; quería estar al lado de Gavi y de su bebé, y nada era más importante.

Cada vez que veía a su Omega, con esa barriguita de seis meses, sintiéndose pleno y radiante, Jude sentía una mezcla de orgullo y una especie de posesividad que no había experimentado nunca.

Aquella tarde, Gavi y Jude estaban en una cafetería en el centro de Barcelona, tomándose un respiro de la rutina.

Jude no había dejado de acariciar la pancita de Gavi desde que se habían sentado, como si necesitara recordarse a sí mismo que ese bebé era suyo… y solo suyo.

De pronto, uno de los amigos de Gavi, Nico, pasó por la mesa y se acercó con una sonrisa al ver a la pareja.

—¡Gavi! —Saludó Nico, dándole una palmada en el hombro antes de posar su mano sobre la barriguita de Gavi.

—¡Mira esa panza! Está creciendo a toda velocidad, ¿eh?

Jude, que había estado medio distraído revisando algo en su teléfono, levantó la vista en cuanto vio la mano de Nico en el vientre de Gavi.

Sus ojos se entrecerraron y frunció el ceño, apretando los labios.

—Nico.—Dijo Jude en tono serio, haciendo que el aludido lo mirara.

—¿Crees que podrías… eh, apartarte un poco?

Nico soltó una risa nerviosa, quitando la mano de la panza de Gavi al instante.

—Tranquilo, Jude, solo le estaba saludando… a los dos.—Dijo con una sonrisa algo incómoda.

—Sí, sí, pero digamos que preferiría que no toques a mi Omega ni a nuestro bebé.—Dijo Jude, sin perder su expresión seria.

Gavi rodó los ojos, y una sonrisa divertida apareció en su rostro.

—Jude, Nico es mi amigo, no tienes que ponerte así.

—Lo sé, pero… —Jude suspiró, todavía con el ceño fruncido.

—Es que… no sé, eres mi Omega y… nuestra pancita. Me da cosa que alguien más esté… tan cerca.

Nico se rió, comprendiendo al fin la situación, y se despidió rápidamente con un gesto amistoso hacia Gavi, de lejitos nomas.

Cuando se fue, Gavi no pudo evitar reírse, mirando a Jude con una mezcla de ternura y diversión.

—¿Tienes idea de lo gracioso que es verte así? —Le dijo, tomándole de la mano para tranquilizarlo.

Jude se recostó en la silla, todavía sin poder evitar la mirada de “propietario en guardia”.

—No es gracioso, Gavi.—Dijo, poniéndose serio aunque no podía ocultar una ligera sonrisa.

—Soy… territorial, supongo.

Gavi negó con la cabeza, sonriendo. Sin embargo, antes de que pudieran seguir hablando, una mujer mayor que estaba sentada en la mesa de al lado, con una expresión amable, se acercó y le sonrió a Gavi.

—Perdona, cariño, pero no pude evitar notar tu pancita tan linda. ¿Cuántos meses tienes? —Preguntó con dulzura, mientras extendía una mano, evidentemente con la intención de tocar el vientre de Gavi.

Jude se enderezó en su asiento, mirándola con una expresión de pánico. Dio un paso hacia adelante y casi bloqueó el contacto visual de la mujer con Gavi.

—Eh, perdona, señora, pero él no se siente cómodo cuando desconocidos tocan su vientre.—Dijo Jude, en tono cortés, aunque claramente protector.

La mujer se retiró rápidamente, mirándolo con sorpresa, y volvió a su mesa sin decir nada más. Gavi le dio un suave codazo a Jude, negando con la cabeza.

—¿De verdad? ¿Incluso con la señora? —preguntó, entre risas.

—Jude, esto es una locura.

—Es que no puedo evitarlo, Gavi.—Admitió Jude, finalmente riéndose un poco de sí mismo mientras miraba a su pareja con ojos brillantes.

—Es como si cada vez que alguien se acerca, mi instinto me gritara que tengo que protegerte… y a nuestro bebé.

Gavi suspiró, pero su sonrisa no desaparecía. Se apoyó en el pecho de Jude, acariciando suavemente su rostro.

—Eres adorable, ¿lo sabías?—Dijo en voz baja.

—A veces un poco exagerado, pero adorable.

Jude no pudo evitar sonrojarse ligeramente y le devolvió la sonrisa mientras envolvía a Gavi en un abrazo suave, acariciando su cabello.

—Haría lo que fuera por ustedes.—Le susurró al oído.

—Quiero ser un buen Alfa, el mejor papá para este pequeño.

La ternura del momento fue interrumpida cuando vieron a Ferran que se acercaba con un paso rápido y una gran sonrisa.

—¡Gavito!—Dijo, saludándolo con entusiasmo.

—¿Cómo va todo? ¿Y esa pancita, eh?—Bromeó, y levantó una mano para tocarle la barriga.

Pero antes de que pudiera hacerlo, Jude se puso delante de Gavi y levantó una mano en señal de advertencia.

—Ferran, amigo, respeta la zona de seguridad.—Dijo Jude, con una seriedad fingida que hizo que Ferran soltara una carcajada.

—Jude, ¿De verdad?—Preguntó Ferran entre risas.

—Eres un caso perdido.

Gavi le dio un pequeño empujón a Jude, poniéndose de pie y dándole un abrazo rápido a Ferran.

—No le hagas caso. Está más celoso que nunca.—Le dijo en tono de broma.

—Tienes a un Alfa demasiado protector.

—Eso es porque los amo demasiado.—Replicó Jude con una sonrisa y una mirada de absoluta devoción hacia Gavi.

Finalmente, Ferran se despidió entre risas, cuando se fue, Gavi se volvió hacia su pareja con una mirada suave y amorosa.

—Oye, Jude.—Susurró mientras tomaba su mano y la colocaba sobre su vientre.

—Es cierto que a veces exageras, pero… también me haces sentir la persona más protegida del mundo.

Jude lo miró con ternura, su expresión suavizándose mientras acariciaba la pancita.

—¿Tú crees? —Preguntó con una sonrisa.

Gavi asintió, poniéndose de puntillas para darle un beso en los labios.

—Lo sé así que, incluso si tus celos me parecen graciosos, no quiero que cambies. Este bebé tiene un Alfa increíble cuidándolo… y yo también.

Jude le devolvió el beso, envolviendo a Gavi en un abrazo protector.

—Te prometo que estaré aquí siempre.—Dijo, mirando el rostro de su Omega y sintiéndose más feliz y completo de lo que jamás había imaginado.

—Para ti, para nuestro bebé.