29
En el tercer día de la exposición, hubo una subasta para las obras más cotizadas. Hoseok sonrió satisfecho, pues no sólo había recibido buenos comentarios por su escultura, sino que también había triplicado la cantidad de dinero que había invertido en la subasta.
Fue una mujer de alrededor de cuarenta años quien luchó para llevársela y desde el primer día se mostró muy interesada.
Hoseok amablemente la llevó hasta donde se encontraba su obra para entregarla personalmente y también quería despedirse. Se sentía de alguna forma melancólico de perder la única prueba de que había conocido a Taehyung.
Pero desde un principio se sabía que las obras se venderían, además de que era mejor olvidarlo y sacarlo de su sistema. Taehyung varias veces se presentó en sus sueños y lo torturó de muchas formas posibles.
En sus sueños, el moreno siempre se mostraba amable, le besaba, le acariciaba. Sus sueños siempre trataron en un principio de escenarios preciosos pero el final era el mismo, Taehyung abandonándolo.
Miró por última vez la obra y suspiró.
—No me arrepiento de haberte conocido —susurro como si hablara con Taehyung—. Fue después de conocerte que realmente me encontré; aún es difícil admitir quién soy, sobre todo con mis padres a los que no puedo ni quiero decepcionar, pero al menos no me niego a mi mismo y...
—Es simplemente precioso —la mujer que había comprado su obra se detuvo a su lado de forma estoica—. Tus habilidades al retratar su figura fueron muy buenas. Por supuesto no se puede comparar a la original, sobre todo esa parte.
Ella señaló la entrepierna de su obra y Hoseok frunció el entrecejo por todo lo que acababa de decir la mujer.
—¿Perdón?
Ella sonrió de forma burlona y al mismo tiempo: cómplice.
—Ya sabes, me refiero al tamaño, el original es más grande y grueso.
Las mejillas de Hoseok se calentaron, a pesar de que había tenido a Taehyung desnudo frente a él, era renuente a mirar su entrepierna, así que no podía comprobarlo, además de que Taehyung lo había abandonado justo en la recta final y había hecho esa parte al tanteo.
¿Pero cómo lo sabía esa mujer?
—No entiendo de qué me esta hablando —dijo nervioso, apretando ligeramente los puños.
Tres hombres se acercaron hasta donde estaban y empezaron a mover la escultura con cuidado. Por su parte la mujer miró a Hoseok sonriendo.
—Por supuesto que hablo del miembro del hombre, después de todo soy una de sus clientas regulares.
—Sigo sin comprender —dijo, su voz ligeramente temblando. La mujer rodó los ojos como si estuviera empezando a molestarse.
—Me refiero a que soy una de las clientas de Taehyung, así que lo conozco.
—¿Le ha comprado una de las casas que ofrece? —cuando escuchó el nombre de Taehyung su corazón latió con fuerza, ni siquiera tuvo tiempo de hilar la conversación de la señora—. ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?
La mujer sonrió más fuerte.
—Tú... ¿No sabes quién es y qué hace Taehyung verdad? —pregunto desconcertada—, prestame un papel y una pluma, te daré la dirección de donde puedes encontrarlo. Por supuesto esto tiene que ser un secreto entre nosotros, mi padre es político, y aunque estoy divorciada si se llega a enterar que me estoy liando con prostitutos de la casa Do, me mata.
Hoseok abrió la boca con sorpresa.
¿Qué acababa de decir?
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