Hace calor, le duelen los pies, se siente absurdamente pequeño enfundado en esa camiseta color arena que supuestamente, anuncia que es parte del equipo promotor de su facultad y de nada sirve porque ya un alumno de preparatoria lo confundió con uno de los suyos. ¡Era el colmo!

Cuando la profesora anunció que podrían visitar el campus de bachillerato a elección, TaeHyung casi se abalanza contra las hojas en el escritorio para escribir Campus Sur porque desde que habló con NamJoon sobre lo que fuera su alma mater y le describiera a tropezones el Jardín Botánico, el pequeño TaeHyung queria conocerlo. ¡Ya hasta la porra se sabia! Pero tristemente, todos querian ir a Gangnam, a la parte opulenta de la ciudad donde los alumnos vestian Gucci y Armani hasta los calzones... Menos NamJoon, porque el fue pobre desde siempre y entró ahí por obra del espíritu santo

TaeHyung mira a su alrededor, cubriendo sus ojos maquillados en negro ahumado de la luz solar (consejo proporcionado por SeokJin, que para verse más maduro) y buscando desesperadamente a alguien de su facultad para poder encadenarse a su muñeca y no dejarle ir hasta que terminara la promoción.

Ni siquiera tuvo tiempo de observar con nostalgia su antiguo campus, uno de los más pequeños pero que lo acogió entre sus brazos los duros tres años de preparatoria. TaeHyung, plantado en la explanada y sin esperanza alguna de poder representar Arte y Diseño como todo un Steve Jobs en el plató, camina a la cafetería, ya resignado a que le vuelvan a preguntar donde está equis edificio pensando que estudiaba ahí, como cualquier quinceañero que por supuesto, no es.

Sentadito en una de las jardineras, TaeHyung abre la aplicación de mensajes y selecciona cierto grupo de chat con un nombre muy cursi, lleno de gente bonita que lo quería mucho.

🌷.— no encuentro a nadie de la bendita
actividad y me muero de nervios

🌷.—Y si preguntas?

🌷.—que llegan a las 12 :(

TaeHyung suspira y guarda el teléfono que vibra con tres nuevos mensajes, seguramente de Hoseok que siempre era tan amable y platicador en el grupo.

Cuando está dispuesto a abandonar toda esperanza, alguien extiende una botella de agua fría, seductora y de esas que incluso sudan; lo que le hace abrir los ojos con sorpresa al notar a cierto lánguido extendiendo la botella. JungKook le sonrie con todos los dientes, pidiéndole silenciosamente que la tome, a lo que TaeHyung la toma, respondiendo a esa sonrisa con una dulce y más ligera.

— No sabía que estarias aquí.—  comienza el bajito, girando la tapa de la botella.

JungKook se sienta a su lado, mirando al cielo entre los
huecos del árbol que les cobija.

— Me gusta este campus, la gente no lo aprecia tanto como el sur porque no están en Gangnam.

— Y no conecta con Ciudad Universitaria... — suspira, con la mirada al suelo y un poquito dolido porque nadie quisiera postular para su campus. — Pero a mi me encanta, yo sali de aquí. —  remata con una enorme sonrisa orgullosa.

— ¿De verdad? — JungKook, claramente interesado, se da media vuelta en su sitio.—  ¡Yo soy de Oriente!

Y TaeHyung se aleja un poquito, en broma, porque la fama del Colegio de Ciencias y Humanidades Oriente radica en que está en una zona no-muy segura y es, como un chiste local de universitarios eso de esconder la cartera de un Oriente...

JungKook lejos de ofenderse, se deshace en carcajadas, provocando que TaeHyung ria también.
JungKook siempre ha sido amable y divertido en clase, a veces se ven en la biblioteca y se saludan o guardan el lugar del otro en la fila de las copias y, si le preguntan a TaeHyung, reúne lo necesario para gustarle... Aunque no sea doctor, pero son nimiedades...

— Te ves muy guapo asi — suelta de la nada, como si hablara del clima y no estuviera TaeHyung colorado de todos lados al escucharlo Profesional y maduro...

El castaño le golpea el hombro sin fuerza, llamando la atención del más alto. — Oye...

— Dime.

— Gracias por haber venida. —  TaeHyung se lleva un mechón de cabello detrás la oreja, gesto que hace a JungKook sonreir de lado y se aproxima, a acomodar el rebelde mechón de nuevo, dejando al bajito con las mejillas coloradas. — Uh...

— No es nada. ¿Qué clase de enamorado seria si no intentara conquistarte?

TaeHyung boquea buscando una respuesta, pero el alto chico de cabello rizado le besa la mejilla sin dejarlo hacer pio siquiera.

— Andando, ya es medio día. — se levanta tomando la mano del bajito y sujeta su botella de agua con la mano libre.

— JungKook...

— No tienes que responder ahora — mantiene la vista al frente, caminando hasta el salón de usos múltiples.

— Pero quiero hacerlo. — refuta, tirando de su mano. Cuando JungKook lo encara, TaeHyung tartamudea.
— M-me gustas también. — el contrario abre los ojos con sorpresa. — ¡Aunque suene extraño, porque no hablamos mucho! Pero... Pero, en serio me agradas, eres atento y... G-guapo y

JungKook no le permite continuar cuando lo abraza y levanta del suelo, causando que el introvertido chico pegue un grito agudo, callado por la risa de el más alto.

— ¡TaeHyungie! Me hace tan feliz saberlo...

— Si, si, p-pero sueltame, tengo vértigo...

— Oh, lo siento —  y lo coloca a salvo de nuevo en el suelo. — Me emocioné.

TaeHyung sonrie y lo abraza por el cuello, riendo como un niño pequeño. — Vamos, hagamos que se enamoren de la facultad.