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03

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Al bajar del autobús ambos caminaron de lado a lado por la acera del vecindario donde ella vivía. Tras unos cuantos pasos DaSom volteó a verlo.

— ¿Y... por qué decidiste volver a Corea? — preguntó con una suave sonrisa y él la miró.— digo, pensé que tus padres decidieron hacer una vida en América para brindarte un gran futuro allá. — él asintió de acuerdo y decidió explicarle mejor su situación.

— Mis padres siguen en Estados Unidos, yo... vine a terminar mis estudios aquí y vivo en un apartamento rentado donde mi tia me supervisa prácticamente. — ladeó la cabeza un tanto confundido y eso hizo sonreír a DaSom.

— ¿Rentado? ¿Y por qué no vives con tu tía? — preguntó extrañada por el rostro de desagrado que hizo el chico.

— ¿Recuerdas a mi tía GiNa? — DaSom abrió los ojos y boca en grande al recordar a aquella tía empalagosa del chico que usaba un perfume tan fuerte que los mareaba.

— Ya, no hace falta decir más. — entendió y eso hizo reír a JungKook, cosa que ella imitó.

— ¿Recuerdas las galletas que tu mamá nos hacía de pequeños? — DaSom asintió con los ojos brillantes. Recordaba que pasaba la tarde con JungKook detrás de su casa mientras comían de aquellas galletas.— Ah~ amaba como le colocaba la cantidad exacta de azúcar para que no empalagara. — llevó sus manos al pecho y cerró los ojos cómo si degustara del recuerdo.

— Esas galletas eran lo mejor del planeta. —recordó con voz soñadora por los recuerdos.

— Mi mamá nunca aprendió a hacerlas. — mencionó con un puchero decepcionado y DaSom sonrió viéndolo.— bueno, nunca aprendió a cocinar nada. — la chica no pudo evitar reír y JungKook la acompañó.— De verdad... papá siempre termina haciendo los mejores platillos cuando ella se va a la cama.

— Que crueles. — se quejó ella y JungKook la miró ofendido.

— Oye, cruel ella que le hace eso a nuestros estómagos. — DaSom soltó una carcajada y se ganó la mirada de algunos vecinos que pasaban por la calle.

Siguieron riendo hasta que se dieron cuenta de que habían llegado.

— ¿Quieres pasar y saludar a mamá? — preguntó ella con su mirada emocionada.— estoy segura de que le encantará verte.

— ¿Crees que la emoción será suficiente para que nos haga galletas? — preguntó curioso mientras observaba las ventanas con la esperanza de ver a la señora en la cocina.

— Vamos. — entre risas DaSom le tomó de la muñeca y lo tiró de esta hasta llegar a la puerta del domicilio.

Al entrar vieron a Jimin en la sala viendo un partido y ella entrecerró los ojos.

— Vamos, corre, tómala. — dijo al mismo tiempo en que los jugadores corrían y ella no pudo evitar sonreír al verlo. Jimin era como un niño a veces.

— Buenas noches, chico que olvida a su hermana y la deja a su suerte. — dijo por lo alto pero el pelinegro no le prestó atención, ella volteó hacia JungKook y lo miró mientras negaba con la actitud de su mellizo.— esto es lo que sufro día a día. — mencionó viendo la sonrisa tipica de él. Lo tomó de la muñeca nuevamente y lo llevó con ella hacia la cocina, allí vieron a la madre de ella preparar algo en la estufa.— Mamá, llegué y traje compañía.

La mujer se volteó con una sonrisa y abrió la boca en grande para después cubrirla con sus manos.

— ¡Por Dios, pero si es mi pequeño JungKook! — exclamó emocionada y se acercó para tomarlo de las mejillas.— ¡Estás tan alto y guapo, mi niño! — de inmediato lo abrazó y JungKook le correspondió.

— ¿Cómo está señora Park? — preguntó sonriente y ella volvió a abrazarlo.

— ¿Yo? ¿Cómo estás tu, querido? Hace tantos años que no te veíamos. — lo miró con nostalgia y continuó.— No supimos nunca más de ti y de tu familia... — miró a su hija y esta supo de inmediato que su madre diría algo que seguramente la avergonzaría, por eso le hizo señas para que no dijera algo, pero no pareció hacerle caso.— DaSom lloró tanto cuando no pudo seguir comunicándose contigo. — JungKook miró a la chica y ella se sonrojó de vergüenza.— Te extrañaba mucho y no dejaba de abrazar aquel oso de peluche que le diste en su cumpleaños número once y...

— Ya, mamá, suficiente. Creo que huele a quemado ¿por qué no vas a ver la comida? — mencionó tomando al sonriente JungKook por los hombros para voltearlo y llevarlo hacia afuera.

Una vez en el jardín trasero, ambos caminaron hacia el sofá de madera que colgaba de un árbol grande que yacía desde hace muchísimos años en su casa. Como era de noche la luz era poca y daba mejor vista al cielo estrellado. Al sentarse ambos lo miraron y JungKook de inmediato suspiró.

— Esto me trae tantos recuerdos. — murmuró mirando las estrellas y ella hizo lo mismo.

— A mí igual cada vez que me siento aquí. — añadió ella en el mismo tono.

— Parece tan cerca y tan lejano a la vez ¿no? — DaSom asintió a sus palabras sin ambos despegar la mirada del cielo.— nunca se me olvida esa promesa, DaSom.

— A mí tampoco. — murmuró en un suspiro y él sonrió nostálgico.

— Aquel día era invierno... — mencionó sin necesidad de hacerlo, sólo quería alargar el tema.

— Ahora también lo es. — mencionó haciendo reír un poco al chico. Aunque el invierno ya se estaba acabando, realmente.

— Lo sé, dañaste el momento nostálgico. — rio un poco más y ella sonrió para voltear a verlo.

— Me alegro mucho de volver a verte, JungKook.  — murmuró y él volteó a verla también para regalarle una sonrisa suave.

— A mi también me alegra mucho volver a verte DaSom. — murmuró del mismo modo y no se contuvo en levantar su brazo y rodearle los hombros con el mismo para abrazarla de ese modo.

Había extrañado tanto a su amiga que se sentía tan bien de estar nuevamente abrazándola como en su niñez, cuando la protegía de los que se burlaban de ella por su estatura.

Al rato fueron interrumpidos cuando la madre de la chica salió con una sonrisa, por lo que se separaron sintiéndose nerviosos.

— JungKook, puse galletas en el horno ¿recuerdas? Las que te gustaban mucho. — le dijo con tono tierno y él pareció haberse enamorado cuando la mujer dijo eso.

— Oh, las extrañaba tanto. — mencionó JungKook con gesto adolorido colo si le doliera el corazón. Por lo que DaSom rio avergonzada mientras se cubría los ojos.

— ¿Quieres quedarte a cenar? Preparé una comida tan deliciosa que sé que te va a encantar. — mencionó emocionada y JungKook asintió contento.

Cuando la mujer entró, DaSom lo vio con una ceja alzada.

— ¿Qué? Tu madre cocina como los dioses y no quiero llegar preparando cena en casa DaSom, ten consideración conmigo. — murmuró haciendo puchero y ella lo empujó con su hombro para después recibir la misma acción de parte de él.

Pasados los segundos ella decidió quitarse una duda que la invadió en lo que venía hablando con él por el vecindario.

— ¿JungKook? — él contestó con un sonido afirmativo para que ella continuara.— me entró una duda hace un momento y quería preguntarte... — Él volteó y asintió viendola a los ojos.— Dijiste que viniste a terminar tus estudios aquí y que por eso tus padres rentaban un apartamento. — él miró a los lados pensativo y asintió haciendo un sonido afirmativo con la garganta.— eso quiere decir que volveras a Estados Unidos una vez que culmines el año ¿No es así?

El chico bajó la mirada al suelo y asintió frunciendo los labios. DaSom hizo una mueca de lástima y lo miró entristecida. Se sentía tan poco el tiempo que tendrían.

— Sí, así es... — contestó por lo bajo mientras miraba el piso y jugaba con su pie en el césped mojado.— Terminaré el año con excelentes calificaciones para optar por una beca de intercambio en América.

La chica hizo un gesto de sorpresa entendiendo mejor todo.

— Vaya, es asombroso. — susurró mirándolo con brillo en sus ojos.— estoy segura de que lo lograrás. — animó y él volteó a verla con una sonrisa pequeña.

— Necesitaré ayuda para las materias que no entiendo. — ella le sonrió suave y él continuó.— Jimin dijo que tenías excelentes notas, espero que mi ex mejor amiga me ayude a entender las materias y así yo pueda perdonarla por haberme cambiado por una chica que ni la conoce. — DaSom rio un poco alto y lo empujó del brazo.

— A ver... Uno: sí, puedo ayudarte. Dos: sí, tengo buenas notas. Tres: yo no te cambié y Monique contestó bien a tu interrogatorio de la mañana. — mencionó entre risas y JungKook sonrió de lado.

— Claro que no. — mencionó entre risitas y ella negó con su cabeza.

— Sólo estás celoso porque pensabas que me encontrarías igual de sola que antes. — le acusó y él se encogió de hombros.

— Bueno, no lo niego... — confesó y ella negó con una sonrisa.— pero igual esa francesita no te conoce.

— Te acabo de decir que te contestó bien las preguntas. — lo miró con los ojos en grande y él sonrió ampliamente.

— ¿Ella sabe que te gusta comer la pasta directamente en el agua sin condimentar? — frunció el ceño en un gesto de asco y ella rio a carcajadas recordando aquella vez en que él le impuso ese reto y al final a DaSom le terminó gustando.— ¿Sabe que tienes una marca de nacimiento al costado derecho de tu cadera? — la chica borró un poco su sonrisa y negó.— ¿Sabe que le temes a las picadas de mosquitos porque tienes una fuerte reacción alergica? — ella nuevamente negó, viéndolo fijamente a sus ojos brillantes y redondos.— ¿ves? No te conoce lo suficiente para auto proclamarse "mejor amiga" — hizo comillas con los dedos en un tono celoso y ella sonrió nuevamente, esta vez un poco sonrojada de que él recordara todos esos detalles de ella.

— Monique ha sido una gran amiga todo este tiempo. — susurró mirando al piso con una sonrisa.

— Y no sabes cuánto se lo agradezco. — susurró también pero luego se recompuso.— pero tu mejor amiga no, no autorizo. — cruzó sus brazos haciendo un puchero serio y ella volvió a reir al verlo.

JungKook parecía seguir siendo aquel niño de once años.

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