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El timbre sonó, marcando el final de la clase. Los estudiantes comenzaron a salir del aula, sus voces llenando el pasillo con una mezcla de risas y conversaciones. DaSom recogió sus cosas lentamente, su mente aún atrapada en la sorpresa de haber visto a JungKook después de tanto tiempo.

Con el corazón latiendo con fuerza, salió del aula y lo vio caminando unos metros adelante. Sin pensarlo dos veces, lo siguió, sus pasos resonando en el pasillo. Al alcanzarlo, se detuvo junto a él, captando su atención.

JungKook se giró, su expresión mostrando una leve confusión.

— ¿Necesitas algo? — preguntó, su voz calmada pero curiosa.

DaSom, aún más confundida, le sonrió tímidamente.

— ¿Me recuerdas? — preguntó, su voz apenas un susurro.

JungKook frunció el ceño ligeramente, como si estuviera tratando de recordar.

— Creo que te equivocas — dijo finalmente.— no creo conocerte.

El ánimo de DaSom se desplomó al escuchar esas palabras.

— ¿De verdad? — murmuró, su voz llena de desilusión.

Entonces, una sonrisa comenzó a formarse en los labios de JungKook, lenta pero segura.

— Claro que te recuerdo, DaSom — dijo, su voz suave y llena de calidez. Ambos se miraron de frente, sus sonrisas tímidas reflejando la mezcla de emociones por el reencuentro después de esos largos seis años.— Eres la amiga que tuve y que me olvidó al crecer y conocer otros amigos.

Cerró su casillero tras sacar sus libros y le sonrió de lado antes de pasar a su lado y dirigirse a la biblioteca.

DaSom se quedó inmóvil por un momento, observando cómo JungKook se alejaba hacia la biblioteca. La mezcla de emociones en su pecho era abrumadora: alegría por el reencuentro, tristeza por el tiempo perdido, y una chispa de esperanza por lo que podría venir.

Decidida a no dejar que esta oportunidad se desvaneciera, DaSom apretó los libros contra su pecho y comenzó a caminar tras él. La biblioteca estaba tranquila, un refugio de silencio en medio del bullicio escolar. JungKook se dirigió a una mesa en la esquina, donde la luz del sol se filtraba suavemente a través de las ventanas.

DaSom se acercó con cautela, sus pasos amortiguados por la alfombra. JungKook levantó la vista cuando ella se sentó frente a él, sus ojos encontrándose una vez más.

— ¿Puedo sentarme contigo? —preguntó DaSom, su voz apenas un susurro.

JungKook asintió, una sonrisa suave curvando sus labios.

— Ya lo hiciste. — soltó una risita y ella sonrió un poco avergonzada.

¿El silencio entre ellos era cómodo o incómodo? se sentía como un silencio lleno de palabras no dichas y recuerdos compartidos. DaSom abrió uno de sus libros, pero sus ojos no podían concentrarse en las palabras. Finalmente, rompió el silencio:

— ¿Cómo has estado, JungKook? —preguntó, su voz llena de curiosidad y preocupación.

JungKook suspiró, apoyando la barbilla en su mano mientras la miraba fijamente. La luz del día iluminando su rostro a través de la ventana.

— Ha sido un viaje largo, DaSom. Muchas cosas han cambiado, pero algunas cosas... — miró directamente a sus ojos.— ...algunas cosas permanecen igual.

DaSom sintió un calor en su pecho, una conexión que no había sentido en años. Sabía que este reencuentro era solo el comienzo de algo nuevo, algo que ambos necesitaban explorar. ¡Su mejor amigo de la infancia había vuelto!

— Me alegra que estemos aquí ahora — dijo ella, su voz firme y sincera.

JungKook asintió, su sonrisa ampliándose.

— A mí también, DaSom. A mí también.

Y así, en la tranquilidad de la biblioteca, dos viejos amigos comenzaron a redescubrirse, sus corazones latiendo al unísono con la promesa de un nuevo comienzo.

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DaSom salió de la biblioteca con una pequeña sonrisa en sus labios, JungKook a su lado la miraba de reojo mientras caminaban. Debían ir a su siguiente clase que era en unos veinte minutos, pero debían subir al tercer piso del edificio para ir a su salón de clases.

Una chica de cabello rizado corrió hacia ellos mientras arrastraba los pies al correr de forma tierna y emocionada.

— ¡DaSom! — alargó hasta llegar a ella y tomarle de las manos.— Te me fuiste y no avisaste. — se quejó. DaSom con los ojos bien abiertos le indicó que tenía compañía y Monique lo vio sonriendo.— Hola ¿Jeon JungKook, no? — DaSom volteó y lo vio asentir suave.— yo soy Monique Moreau. — dijo con un tono alegre y JungKook no ocultó su rostro de confusión.

— ¿Qué? — preguntó de forma indiscreta y DaSom sintió sus mejillas sonrojarse de la vergüenza. Al parecer eso no había cambiado en JungKook, 'indiscreto' debería ser su apellido.

— Puedes simplemente decirme Monique. — dijo entre risas y él la miró con los ojos entrecerrados, fijamente viendo cada detalle de ella.

— ¿Y tu eres su...? — ladeó su cabeza un poco y Monique sonrió aún más.

— Soy su mejor amiga. — sonrió ampliamente haciendo cerrar sus ojos. JungKook la vio con sorpresa abriendo su boca y ojos de más. DaSom lo miró de reojo y él de pronto también lo hizo.

— ¿Ah sí? — levantó los brazos para cruzarlos frente a su abdomen. Ella asintió frenéticamente mientras mecía las manos tomadas de las de la sonrojada chica.

Trágame tierra. Suplicó mentalmente.

— ¿Qué hacen? Debemos ir a clases. — Jimin llegó hacia ellos y le palmeó el hombro a JungKook. Este asintió pero siguió viendo a Monique con los ojos entrecerrados.

— ¿Entonces? — se inclinó un poco hacia ella y Monique también lo vio sospechoso, por lo que entrecerró sus ojos.— ¿Su comida favorita?

— Pasta con Carne. — contestó con su aura segura.

— ¿La que no le gusta? — insistió.

— Pizza con Piña. — respondió rápidamente. DaSom por su parte los veía avergonzada antes de ver a Jimin observarlos con curiosidad.

— ¿Su musica favorita? — continuó JungKook.

— El Pop. — cruzó sus brazos luego de soltar las manos de DaSom.

— ¿La que no le gusta? — preguntó de nuevo.

— El Metal. — nuevamente esa pose segura.

— ¿Su cantante favorito? — siguió la pelea.

— El grupo BTS. — respondió de inmediato. Mientras Jimin los veía con burla.

— ¿Su canción preferida? — preguntó una vez más. Sintiéndose un poco seguro de tener él la respuesta.

— Zero o'clock... la escucha a cada vez que se pone los audífonos. — al final JungKook borró su sonrisa.

— ¿Zero o'clock? — preguntó esta vez hacia DaSom. Ella sin más levantó el rostro, asintiendo a la interrogante.

— ¿Todo esto por ella? — les preguntó a ambos boxeadores del ring de hoy.— Pero si mi hermana está fea. — murmuró viéndola con asco y DaSom quiso abalanzarse sobre él.

— Veo que siguen iguales. — murmuró JungKook mirando a ambos con una sonrisa en el rostro.

— Sigo deseando día a día que mi mamá la abandone en algún sitio y así poder ser libre... — se llevó una mano al pecho.— siento que he sido castigado por mucho tiempo. — DaSom le sacó la lengua a escondidas de los otros dos y los cuatro fueron a su clase.

Al poco tiempo estaban todos en clase viendo los detalles que el profesor Kim ha dejado en el pizarrón, cuando DaSom siente varios toquesitos en su hombro. Volteó y vio a su compañera DaeHyo sonreírle.

— Es para ti. — susurró para después volver a prestar atención a la clase.

DaSom vio a JungKook a dos asientos de ella en la fila izquierda, este le hizo un gesto con la cabeza para que abriera la nota. La pelinegra vio al profesor y luego con disimulo vio el papel.

"¿Cómo que 'mejor amiga'? ¿Desde cuándo me cambiaste? Por cierto ¿'Zero o'clock'?"

DaSom sonrió ampliamente y fingió escribir cuando el profesor volteó a verlos luego de haber explicado. Nuevamente vio a JungKook y le regaló una suave sonrisa.

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Una vez la tarde cayó, todos los estudiantes estaban agotados. DaSom al igual que Monique, sentían que sus párpados se cerraban sin intención de ambas4.

— DaSom. — JungKook la alcanzó y miró a Monique.— Te ves fatal. — fue sincero y Monique lo vio con fastidio.

— Quítate, Jeon... tengo sueño. — murmuró cansada y lo empujó a un lado para seguir caminando.— Nos vemos DaSom. — exclamó haciendo un gesto con la mano. DaSom le correspondió igual.

— ¿Quieres que te acompañe a casa? — preguntó hacia DaSom una vez quedaron frente a frente en el pasillo, rodeados de los alumnos que ya se iban a casa.

— Ah... Me voy con Jimin, si no lo hago me mata con preguntas y no quiero soportarlo. — se encogió de hombros y JungKook asintió entendiendo.

— Sí... — murmuró mirando al piso y luego subió la mirada.— el detalle es que él ya se fue, lo vi en la entrada del instituto antes de esta clase y me pidió el favor de esperarte para acompañarte a casa.

— ¿Me dejó? — preguntó claramente ofendida y resopló.— ese cara de gusano. — susurró en un gruñido y JungKook rio por lo bajo.

— Obviamente no me iba a ir contigo así como así, pensarías que soy raro... por eso quise preguntarte primero. — sonrió y DaSom tan pronto como lo vio, le causó ternura.

— ¿Raro? JungKook siempre fuiste mi mejor amigo ¿Cómo creería que eres raro? — sonrió y él se encogió de hombros haciendo un gesto de inocencia con el rostro.

— No sé, como ya tienes mejor amiga... — dejó el comentario en el aire y ella rio un poco.

— Es increíble cómo acabamos de encontrarnos y ya actuamos con tanta naturalidad. — él sonrió levemente.

— Quizá por eso nunca debí ser reemplazado. — le alzó una ceja con gesto celoso y se dio la vuelta después para empezar a caminar hacia la salida.

DaSom soltó una risita y caminó detrás de él hasta la salida, ya en la acera hacia la parada de autobús, ella se puso a su lado.

— ¿Escucharemos música en el autobús como en los Dramas? — preguntó levantando la mirada hacia él.

— No seas tan cursi, DaSom. — se quejó haciéndola reír suavemente. Ambos estaban de lado y no habían visto sus mejillas sonrojadas.

Una vez el autobús llegó, ambos lo tomaron para sentarse en los últimos asientos. Y ella sabía que JungKook lo haría, por lo que sonrió de forma irónica cuando él le extendió uno de sus audífonos.

— ¿No que no? — sonrió tomando el audífono y se lo colocó esperando alguna canción pop de las que le gustaban a él.

Sin embargo su canción favorita sonó. "Zero o'clock" sonaba con esa suave melodía que la deleitaba y la sumergía en la nostalgia; sin embargo escucharla con JungKook a su lado era como una canción de Drama romántico, algo que la hacía sonrojarse.

— También es mi canción favorita. — murmuró él mirando al frente. Ella volteó a verlo y luego él lo hizo hacia ella.— Después de todo parece que estamos destinados a estar conectados siempre.

Al sonreírle, ella lo imitó. Cosa que sí que los hizo ver como en un drama coreano.

— ¿Aquí es donde se termina el capítulo y empiezan los créditos, verdad? — volvió a decir esta vez en un susurro y DaSom empezó a reír con suavidad.