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Prólogo


El muchacho gritaba un poco histérico, caminando de un lado al otro. Sus manos apretaron su cabeza sin poder entender como era posible aquello que acababa de escuchar salir de la boca del omega.

— ¡No puedes estar hablando en serio! —mascullaba mientras se ponía en cuclillas, dramatizando un poco más.

— Yo, lo siento... —vacilo sin saber que mas decir. El pelinegro se levantó y se acercó al más bajo, sujetándole de los hombros y sacudiéndolo ligeramente.

— Jimin... ¿De verdad fuiste tan idiota? Se supone que estabas tomando supresores... —le reclamó. El castaño se removió algo molesto, zafándose de su agarre.

— ¡No puedes culparme a mi de todo esto! ¡Es problema de los dos! —exclamó desesperado y algo ofendido. Jimin se acercó nuevamente, intentando calmar la situación. Ambos estaban alterados. — Tae... Es nuestro hi...

— ¡No! —farfullo a la defensiva, haciéndose a un lado. — Yo no voy a arruinar mi vida por esa cosa que estás esperando. ¡Ni lo pienses! —le advirtió, señalándolo con el dedo y un rostro al cual el omega desconoció.

¿Realmente pudo estar tan enamorado de alguien como él?

Jimin bajó la mirada hacia el suelo, intentando con todas sus fuerzas no llorar. Él no era un omega tan débil, solo estaba algo confundido, contrariado. Su mente estaba llena de pensamientos. ¿Qué dirían sus padres? ¿Con qué valor los miraría a los ojos y les diría que estaba embarazado a su edad? ¿Debería dejar sus estudios? ¿Sus padres lo correrían? ¿Qué haría él con un bebé?

— Jimin... —le llamó el alfa. El castaño lo miró de reojo. Taehyung rascaba su cabello algo rizado pensando. Se acercó nuevamente al omega, esta vez más tranquilo. Humedeció sus labios, respirando aún fuerte. — Mira... Nuestros padres no tienen que enterarse, ¿si? —le dijo balbuceante. Jimin frunció el ceño sin entender.

— ¿Cómo esperas que lo oculte? No puedo mentirles. —le dijo. Taehyung miró a otro lado, dándose valor para lo que iba a decir.

— No tienen que enterarse que estuviste esperándolo. Mira... Yo tengo dinero, puedo... Puedo darte un poco y llevarte a una clínica para que te lo quiten... —propuso nervioso. El rostro del omega palideció al comprender lo que decía. Él se zafo ahora del alfa.

— ¿Me estás pidiendo que aborte? ¿De verdad acabas de decir eso? ¡¿Que clase de persona eres?! —le reclamó echo la furia. Jamás imaginó que Taehyung estuviese diciendo aquello, no podía creerlo del alfa.

— ¡Shh! Jimin callate... —le pidió, intentando sujetarlo y tranquilizarlo. — Somos muy jóvenes, estamos a nada de entrar a la universidad, no podemos ser padres ahora. Entiende. —añadió con voz más calma.

Jimin mordió sus labios y sus ojos se nublaron. Taehyung tenía razón. Eran jóvenes, aquello no había sido más que un pequeño descuido. Su vida era buena, tenían todo el futuro por delante, sus estudios estaban a nada de terminar y a él le había costado obtener su beca como para arruinar su vida con un cachorro. Él no estaba listo para tener hijos. No lo estaba.

— Lo haré. —susurró luego de varios minutos. Taehyung exhaló con alivio y sonrió levemente antes de dirigir sus manos al rostro del omega, besando su mejilla de paso.

— Haces lo correcto. Esperame en el café de siempre. Conseguiré el dinero y te lo daré. Todo va a estar bien, ¿de acuerdo? —le dijo. El más bajo asintió.

Jimin se quedó sin palabras, pensativo. Su mente era un caos entre lo bueno y lo malo que podía pasar. Taehyung le dio un corto beso en la frente antes de soltarlo y alejarse caminando hasta la salida de las regaderas del gimnasio de la preparatoria donde se habían reunido a hablar.

El pálido chico pelinegro se hallaba recargado de la pared, de brazos cruzados mientras veía alejarse al otro alfa, alejándose a toda prisa del lugar. Él miró en dirección a la entrada y con flojos movimientos se dirijo al interior solo para encontrarse al omega abatido. El castaño lloraba, sentado sobre una de las bancas en medio de la zona de casilleros. Sus pequeñas manos cubrían su rostro, ocultando su pena y el ofuscado revoltijo de emociones desbordadas.

El alfa se acercó silenciosamente hasta sentarse a su lado y atraerlo a sus brazos. Jimin ni siquiera volteó a ver quien era, se aferró a la cintura del que sabía, por su aroma, era su mejor amigo de toda la vida.

— YoonGi... —sollozó enterrado en su pecho.

— Shh... Ya, ya... Todo estará bien. —consoló. Uno de sus brazos abrazaba al pequeño cuerpo tembloroso del omega mientras que con la otra repartía suaves caricias a su cabello. — ¿Que pasó? ¿Se lo dijiste ya? —preguntó luego de unos minutos en los que había esperado a que el omega se tranquilizara.

Jimin se alejó de su amigo. Sus ojos estaban un poco mas hinchados de lo normal y su respiración aún era entrecortada. YoonGi alcanzó su mochila, la abrió y sacó un paquetito de pañuelos desechables para darle uno. Jimin los tomó y secó su rostro húmedo mientras aún sorbía de su nariz.

— Él... No se hará cargo. —le contó. YoonGi frunció el ceño con molestia pero no dijo nada debido a que el omega continuó. — Yo tampoco quiero. —añadió. El rostro del alfa ahora cambió de expresión a una sorpresa.

— ¿Qué?

— Quiere que me deshaga de él y yo acepté. —susurró cabizbajo. El alfa se levantó de golpe.

— ¿Que dices? Ese imbécil... —YoonGi estaba por salir de allí dispuesto a ir y partirle la cara a ese Kim, sin embargo Jimin lo detuvo.

— ¡Yo acepté YoonGi! Somos muy jóvenes, yo quiero terminar mis estudios y no quiero un hijo... —expresó temeroso. YoonGi no podía entender. — No me juzgues, por favor... Te necesito. —le suplicó con sus ojos inundados en lágrimas.

El alfa tragó toda su furia contra Kim y se acercó al omega abrazándolo. Jimin volvió a esconder su rostro en el pecho de su mejor amigo. Olisqueando aquel aroma a hierbabuena que siempre le gustaba y tranquilizaba desde que eran pequeños. YoonGi siempre había estado para él. Como un buen amigo, el más confiable, el más sincero. Jimin había confiado en él para ser la primera persona en saber que estaba en cinta. Nadie más lo sabía. YoonGi era como su segundo hermano.

He allí las palabras clave. Hermano, amigo.

El alfa era todo eso y más en su corazón. YoonGi estaba enamorado de Jimin, pero éste no se había dado cuenta porque para él, no era más que un amigo. YoonGi sufría internamente desde que supo que Jimin estaba enamorado de Taehyung y a pesar de todo, jamás intentó nada. Él apartó esos sentimientos cuando Jimin le dijo que eran novios. Es por eso que ahora estaba reventando de furia en contra de ese estúpido alfa mimado por el que Jimin estaba sufriendo y del cual se había enamorado.

Kim no valía ni una pizca. Era un alfa superficial, malcriado por sus padres. De actitud molesta, desafiante, altanera, clasista. Kim Taehyung era el típico chico popular, líder del equipo de baloncesto de la preparatoria por el cual todos los y las omegas mojaban sus zapatos y envidiaban algunos alfas. Sí, era guapo, pero un completo idiota niño grande.

— ¿Me acompañarías? —el omega preguntó, con una voz tan suave que apenas escuchó. YoonGi apretó la mandíbula, cerrando con fuerza sus ojos antes de suspirar.

— Está bien. —murmuró, abrazando al omega, recargando su barbilla sobre la cabeza de Jimin.

...

Al día siguiente. El omega caminaba en dirección al café donde siempre se encontraba con su novio al lado de YoonGi. El alfa aún no podía creer a lo que estaba accediendo pero al fin de cuentas era decisión del omega. Acompañó a Jimin hasta la entrada del lugar. Él se quedó en una mesa del fondo mientras que el castaño se sentaba a la mesa cercana a la ventana donde Taehyung se hallaba.

El alfa tamborileaba con la yema de sus dedos nerviosamente sobre la mesa. Esperando al omega impaciente. Cuando lo vio parado a su lado, se levantó rápidamente para saludar. Taehyung intentó darle un beso pero Jimin, aún confuso, evadió el beso, volteando el rostro a un lado y esquivándolo por completo mientras tomaba asiento. El pelinegro se sentó también. Era razonable que Jimin se comportara cortante.

— ¿Cómo estás? —aligeró el ambiente con una de sus sonrisas geométricas. Jimin lo miró de mala gana.

— Embarazado. —respondió seco.

Taehyung rascó su nuca algo nervioso. Metió su mano al bolsillo interno de su chaqueta y sacó un sobre blanco. Lo puso sobre la mesa y lo deslizó furtivamente hasta Jimin, echando un vistazo alrededor como si se tratara de alguna especie de intercambio ilícito de mercancía ilegal.

— Aquí está lo que prometí. Con esto debe ser suficiente para que vayas a una buena clínica y volvamos a ser como antes. —mencionó, con una sonrisita al final.

Jimin podía ser algo ingenuo pero no idiota. Por más que hubiera amado a Taehyung y que aceptara hacer lo que haría, no volvería a caer con alguien como él. Por supuesto que no. Tragó su molestia y habló.

— ¿Ni siquiera me acompañarás? —preguntó. Taehyung rascó su nuca como cada que buscaba alguna excusa.

— Verás... Tengo... Tengo una práctica hoy así que... Debo irme. —balbuceo levantándose. Puso un par de billetes en la mesa. — Me llamas cuando ya no estés... Em... Eso. —hizo una mueca, señalando su estado.

A tres mesas de distancia el pálido alfa aguantaba las ganas de levantarse y hacerle tragar aquel mugroso dinero suyo por el culo. YoonGi estaba haciendo acopio de todo su autocontrol para no armar un alboroto en medio de la cafetería ni tampoco golpear al que sabía era el novio de su mejor amigo a pesar de todo.

Esperó a que Kim huyera del lugar antes de acercarse a la mesa de Jimin y sentarse al frente de él. Reclamando silencioso con la mirada. Jimin quería llorar nuevamente pero se esforzó en ocultarlo.

— Vamos, dilo. —le instó al alfa. YoonGi cruzó sus brazos y lo miró con la cabeza inclinada a un lado. — Sabes que mueres por decirlo. —añadió. El pálido suspiró.

— Es un imbécil. —soltó al fin. Jimin sonrió, o más bien, hizo un pequeño intento que parecía más una mueca.

A YoonGi jamás le había caído bien Taehyung, jamás fue de su agrado, sin embargo no se metió cuando él aceptó ser su novio. YoonGi siempre lo apoyó, como ahora.

— No tienes que hacer esto Jimin. —murmuró. El castaño lo miró sin comprender. YoonGi relamió sus labios. — Yo...

— No tengo opción. No quiero perder mi beca, no quiero perder la confianza de mis padres, no puedo hacerme cargo de un bebé solo... —le hizo ver.

YoonGi estaba intentando comprenderlo. Por supuesto, era difícil y sabía que estaba siendo sumamente difícil para el omega, pero... Un hijo no era cualquier cosa. Era una vida, una pequeña vida que no tenía la culpa y que muchos... Darían por poder engendrar.

— No lo hagas. —le volvió a decir. Jimin lo miró algo molesto. Era su vida, su cuerpo, su decisión.

— Lo haré. —dijo decidido.

YoonGi tragó en seco y rascó su cuello. Jimin sabía su secreto así que de cierta forma, le molestaba que no pensara en la situación.

— Es un bebé Jimin... Joder. ¿Sabes lo que yo daría por poder darle un nieto a mis padres? Y tu solo decides así tan fácil que puedes tirarlo. No creí que fueras así...

— YoonGi no me hables así. Tú no estás pasando por lo que yo, no sabes lo que siento... Tengo miedo. —expresó dolido. — Lo siento mucho por ti pero...

— Casate conmigo. —le interrumpió de golpe. Jimin se quedó congelado. Su cerebro tardó algunos segundos antes de procesar las palabras que había dicho.

— ¿Bromeas? —inquirió. YoonGi negó con la cabeza. Acercó su mano a la de Jimin y la tomó.

— Casate conmigo... Yo me haré cargo del bebé le diremos a tus padres que es mío... —propuso. Jimin se soltó de su agarre.

— ¿Estás loco? Eres mi mejor amigo, mis padres te conocen desde niño... No...

— Por eso mismo. Ellos me conocen, conocen a mi familia, se llevan bien... Si nos casamos, no creo que se opongan. —dijo.

— No YoonGi... Eso no está bien, yo... No puedo mentirles así. No puedo dejar que cargues con una responsabilidad que no te pertenece. —Jimin intentaba persuadirlo.

— No me importa. Yo quiero ayudarte, por favor. No lo hagas. —YoonGi lucía desesperado. Jimin no quería hacerlo tampoco pero no era justo.

— ¿Y tus estudios? ¿No querías terminar tu carrera? ¿Arruinarías tu vida por mi? —preguntó triste.

— Yo haría todo por ti, ¿somos amigos no? Es lo que se hace... ¿Tú no harías lo mismo por mi? —inquirió. Jimin mordió su labio inferior tembloroso, asintiendo suavemente.

— Haría lo que sea por ti pero... Esto no es justo para ti. Este bebé no es tuyo. —sollozó.

— ... Lo querré como si lo fuera. —susurró.

Jimin sorbió de su nariz, mirándole a los ojos. Desvío la mirada, observando el lugar. Había muy pocas personas en aquel momento y ninguna ponía atención a lo que estaba pasando. Todos estaban en lo suyo. A nadie le importaba lo que el estaba viviendo. A nadie, excepto uno.

Jimin miró de vuelta a YoonGi.

YoonGi era un año mayor que él pero siempre se llevaron muy bien. Desde que tenía cinco se había convertido en una de las personas más importantes en su vida. Jimin sabía que YoonGi era un alfa estéril y lo sabía por que estaba con él el día que se enteró. El examen que habían hecho para su clase, aquel que determinaría su ADN y estatus decía que carecía las hormonas masculinas encargadas de la producción de células reproductivas. YoonGi era estéril, un alfa de bajo grado y aquello era un secreto por que sabían sería una vergüenza para su familia. Su madre y su padre eran alfas, él debía haber sido un alfa puro y orgulloso. Él era, según la sociedad, un alfa defectuoso.

Él corazón de Jimin se oprimió en su pecho. Miró el sobre blanco en la mesa antes de dirigir sus ojos al pálido alfa frente a él. YoonGi merecía tener a alguien mejor que él como esposo. Él merecía adoptar a un bebito que lo necesitara y apreciara. Él no merecía hacerse cargo de un omega preñado por otro estúpido alfa. Él merecía algo mejor.

— YoonGi...

— Por favor Jimin. Yo no te abandonaré. -le dijo. Con ojos anhelantes.

— Está bien pero... Promete algo. —susurró. YoonGi asintió sin pensarlo.

— Lo que sea. —dijo. Jimin frotó su brazo pensando.

— Cuando el bebé nazca y yo pueda trabajar... Nos separáremos. —condicionó.

YoonGi miró hacia la mesa también. ¿Como decirle que a él le encantaría hacer una familia a su lado?

— ¿Por qué? —preguntó. Jimin pensó.

—No quiero robar tu libertad. No quiero, que por mi culpa no puedas encontrar a alguien especial, alguien que te ame. —contestó.

Alguien que te ame...

Eso dolió un poco.

— Quiero que puedas hacer tu vida, y terminar tu carrera y trabajar donde querías. No quiero ser un lastre. —continuó.

— Jimin... —vaciló.

— Prometelo.

YoonGi pensó mucho aquello. No podía decir que su corazón no sufriría a eso. Por supuesto, sufriría demasiado. Pero estaba dispuesto a pagar las consecuencias.

— Lo prometo.

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MIN∆BRIL

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