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Second


Hoodlen, mejor conocido como el reino del norte estaba pasando por una situación difícil. La reina había fallecido hace unas pocas semanas y el rey se encontraba enfermo debido a su avanzada edad. Se supone que el príncipe Kang Taemin tomaría el trono, pero no hizo acto de presencia el día de la coronación. Luego de eso al monarca le llegó una carta de parte de su primogénito, en la que narraba explícitamente que él y su esposa no estaban dispuestos a asumir la gran responsabilidad que conlleva la corona, y por eso decidieron huir.

Esto le dejaba como única opción para heredar el trono a su hijo menor, Kang Taehyun, quien estaba próximo a cumplir la mayoría de edad. Solo necesitaba conseguir una pareja para que el príncipe contrajera matrimonio.

El tema ya lo había hablado con el joven de diesiete años, quien a pesar de no estar muy de acuerdo en casarse con alguien desconocido, sabía que era su deber.

No estaba entre sus planes futuros defraudar a su padre en el momento en que más lo necesita.

Es por eso que justo ahora estaba en un reino cercano, más específicamente en el palacio de los Huening mientras tomaba una taza de té siendo acompañado de la princesa Bahiyyih, la hermana de un viejo amigo.

Ella era linda, no podía negarlo. También agradable y simpática, la chica perfecta. Al hablar descubrieron que tenían muchos más gustos en común de lo que esperaban, gracias a esto la tarde de pláticas fue demasiado amena.

Aún así, había algo que no terminaba de convencer al príncipe Kang. Cuando pensaba en el futuro no era capaz de verse a si mismo conviviendo con Huening Bahiyyih como una pareja casada, y menos aún como rey y reina.

Cuando el tiempo del té terminó y Kang debió regresar a su reino, se despidió de manera amable de la princesa y prometió avisarle en caso de elegirla a ella para contraer matrimonio, que era la candidata más significativa.

Cuando estuvo nuevamente en el palacio de los Kang se encontró con su padre, quien lo recibió calidamente antes de preguntarle qué tal le había ido en su reunión con la princesa Huening.

—Ella es agradable, tal vez la elija como esposa —Fue lo único que dijo Taehyun antes de hacer el ademán de irse a alguna parte de la estancia, más la voz ronca y desgastada de su progenitor lo hizo detener sus pasos.

—Recibí esta mañana una carta de parte de los Choi —informó el mayor, tosiendo un poco antes de proseguir—. Decía que se habían enterado de que estabas buscando candidatos para contraer matrimonio y han ofrecido a su hijo menor.

—¿Significa eso que debo ir cuanto antes a Thinwell? Queda un poco lejos...

—Solo si estás interesado en conocer al príncipe —aclaró el monarca—. He oído bastante acerca de este chico. Según los reyes Choi nació muy enfermo, pero otros rumores dicen que está tan deformado y horrible que lo mantienen encerrado.

—Para saber eso deberé comprobarlo por mi mismo... ¿no cree, padre?

—Eso significa que irás.

—No pierdo nada.

Todo estaba acordado, por eso a la mañana siguiente lo esperaban dos carruajes en la entrada del palacio, uno más grande y ostentoso que era para Kang, mientras que en el otro iría su mayordomo y algunos guardias por motivos de seguridad.

Thinwell estaba a una distancia considerable del reino del norte, así que el horario estimado de llegada sería al atardecer, casi cuando la noche hiciera acto de presencia con su oscuro manto repleto de estrellas. El camino fue un poco aburrido para el príncipe, que no hacía más que mirar por la ventana y pensar en la apariencia del misterioso joven Choi.

Se preguntaba si sería alto o bajo, si sus facciones serían bonitas o no tanto, si tendría el cabello largo o rapado. Tantas cuestiones en un intervalo de un par de segundos que sentía su cabeza pesada, no tenía ni la más mínima idea de como sería el príncipe Choi, ni siquiera una descripción de un tercero, pues nadie fuera de la familia Choi conocía su rostro.

Para cuando ambos carruajes se encontraban ingresando al interior del reino, ya en el cielo se reflejaban los matices cálidos característicos del atardecer. En el pueblo las personas no tardaron en reunirse cerca del camino para observar con curiosidad el vehículo en el que venía el príncipe Kang, algunos haciendo comentarios al azar.

Taehyun observaba a su alrededor y el color que más predominaba sin duda era el blanco, la nieve era gran parte de la decoración de aquel reino de bajas temperaturas, y las decoraciones navideñas agregaban un toque de alegría al poblado.

Al encontrarse finalmente frente al palacio lo primero que pudo notar fue la diferencia en la decoración con respecto al palacio de los Kang, pues mientras que los Choi tenían un estilo con tonos que iban desde celeste hasta blanco, combinando también algunos matices dorados; en su reino se utilizaban tonos más oscuros como el rojo y el negro.

Y lo segundo de lo cual se percató fue de que ya estaban esperando su llegada, por eso encontró a dos chicos del personal de servicio esperando tras las rejas del palacio. Los empleados le brindaron un abrigo más acogedor y adecuado para el clima de Thinwell, y lo guiaron hasta la entrada principal.

Una vez la puerta fue abierta a quien primero vió fue a ambos reyes, por lo que se apresuró en mostrar sus respetos mediante una reverencia

—Buenas tardes majestades —dijo Taehyun—. Espero no haber llegado en mal momento.

—Oh, para nada, mi pequeño hijo y yo lo estábamos esperando —dijo esta vez la reina, erguida con elegancia y clase—. Pero antes nos gustaría invitarlo a una taza de chocolate caliente mientras tenemos una conversación algo... relevante, con respecto al príncipe Beomgyu.

Taehyun no encontró motivos para denegar a tan amable acto, debía admitir que la hospitalidad en el castillo de los Choi era envidiable. Además, apenas fue mencionado el príncipe Choi su curiosidad pasó de 0 a 100, deseaba saber si alguno de esos tantos rumores que escuchó acerca a de Choi BeomGyu eran reales.

Taehyun fue conducido hasta el jardín, allí ya había una mesa con una decoración impecable, algunas rosas blancas decorando en centro de esta y a su vez combinado perfectamente con la nieve de los alrededores. Tan pronto como Kang y la reina Choi tomaron asiento, una joven del servicio trajo consigo el chocolate caliente y algunas galletas para que degustaran mientras conversaban.

—¿El rey no estará presente? —Se atrevió a preguntar el príncipe Kang al no ver la presencia del monarca.

—Está un poco ocupado con el matrimonio y la pronta coronación de nuestro hijo mayor —La reina respondió con simpleza.

En parte era cierto, mas se abstuvo de mencionar que el rey era un poco reacio a relacionarse con temas en donde BeomGyu estuviese implicado. Siempre había sido en la familia el más distante del menor de los príncipes, e incluso parece ser el más emocionado con la posibilidad de que BeomGyu contrajera matrimonio, y no por las razones correctas.

Taehyun no dijo nada al respecto. Solamente se dedicó a tomar su chocolate con paciencia, sintiendo en su paladar el agradable sabor del líquido.

Luego de unos efímeros momentos la voz de la reina se hizo oír, comenzando directamente por el tema que traía ansioso al príncipe Kang.

—Mi hijo... El príncipe Beomgyu tiene una condición extraña —comentó la mujer, rezando para sus adentros que Kang Taehyun no se espantara y eliminara a Beomgyu de su lista de candidatos—. Necesito su palabra de que no comentará nada acerca de la apariencia de mi hijo hasta que no tenga la seguridad de que será elegido para ser su esposo, si es que eso ocurre.

Y si antes Taehyun tenía curiosidad, ahora ese comentario había logrado multiplicarla hasta diez veces. ¿Qué tan extraña era la condición del príncipe para tener que ocultarla de esa manera? ¿Realmente era tan horrible como un monstruo, según decían algunos pueblerinos? ¿Cómo se veía Choi BeomGyu y por qué tanto misterio?

—Mi boca permanecerá cerrada, tiene mi palabra —prometió Taehyun, estando ansioso en dar por terminada la conversación e ir directamente a conocer a su candidato para esposo, uno de tantos.

—Confiaré en tí, príncipe Kang, espero no me defraude.

La plática se extendió por unos minutos más, ambos compartiendo vivencias de sus pueblos, comentando algún que otro tema sobre el liderazgo de sus respectivos reinos y demás. Fue así hasta que la noche se asomó, cubriendo el cielo con sus colores oscuros y trayendo consigo una leve nevada.

Cuando regresaron al interior del palacio ya era la hora de la cena, por lo que Kang Taehyun se sentó en la mesa junto al rey, la reina, el príncipe Soobin y su prometido, Kim Yeonjun, para degustar los exquisitos platos que allí sirvieron. Aunque le pareció extraña la ausencia de Choi Beomgyu, no comentó nada al respecto.

Tal vez su ausencia tiene relación con su "extraña condición"  Pensó Taehyun.

Una vez la cena dió por concluida, todos comenzaron a levantarse uno por uno hasta que solo quedaron él y la reina.

—Acompáñame por favor, príncipe Kang —pidió la mujer, levantándose de su asiento sin hacer el más mínimo ruido y siendo secundada por Taehyun—. Lo llevaré con el príncipe Beomgyu, espero mantenga firme su palabra sobre no comentar nada al respecto...

—Más firme que nunca, su majestad —respondió de inmediato, deteniendo sus pasos cuando la fémina también lo hizo. Estaban frente a una puerta de madera teñida de blanco y con algunas decoraciones plateadas y doradas. La reina dió unos toques sobre la superficie de la puerta para anunciar su llegada.

—Beomgyu... vamos a entrar.

No recibió respuesta, así que simplemente giró la manilla para revelar el interior de la habitación. Kang paseó su mirada en busca del misterioso príncipe, encontrándolo junto a la ventana.

La reina Choi se retiró luego de cerrar la puerta, dejando a ambos príncipes adentro.

Beomgyu suspiró nervioso, jugando con los dedos de sus manos sobre su regazo antes de darse la vuelta para enfrentar a su posible futuro esposo, pero sin levantarse del asiento.

Mientras que por otro lado, Kang Taehyun estaba sin palabras. Ver a Beomgyu era como ver la encarnación del invierno en una persona. Su cabello completamente blanco, sus pestañas del mismo tono que caían delicadamente sobre sus ojos morados. Su piel tan blanca y tersa como la porcelana, algo sonrojada en sus mejillas y la punta de su naríz, y por si fuera poco, la luz de la luna que se colaba por la ventana tras él lo iluminaba de manera espléndida, dándole la apariencia de un verdadero ángel.

Taehyun estaba maravillado, hipnotizado, encantado. Beomgyu era más hermoso de lo que podría describir con vanas palabras.

Beomgyu entrecerró sus ojos intentando enfocar la figura frente a él, debido a la distancia la veía algo borrosa y distorsionada. Kang notó este pequeño accionar del contrario, y no tardó mucho en descifrar que el chico era débil visual, por lo que mientras Choi se levantaba de su asiento, él se acercó considerable.

—¿A esta distancia puedes verme? —cuestionó Taehyun cuando un metro era todo lo que los separaba. Beomgyu negó tímidamente.

—Solo un poco más cerca, por favor —susurró, nervioso por la cercanía con el príncipe y aún más el verlo nítidamente, era demasiado atractivo—. U-un placer conocerlo, príncipe Kang.

—El placer es todo mío, señorito Choi —respondió de vuelta, tomando la mano contraria para elevarla a la altura de sus labios y así dejar un casto beso en su dorso—. Le pediré que perdone mi imprudencia, pero debo decirle que es usted demasiado hermoso.

Ante esas palabras el rostro del peliblanco se tiñó de un tono rojizo aún más intenso, debido a lo blanco de su piel le era imposible disimular los sonrojos, por lo que estaba seguro de que Kang lo había visto con lujo de detalles.

Con delicadeza alejó su mano del tacto contrario, estando demasiado avergonzado como para mantener el contacto por mucho más tiempo, retrocedió dos pasos y solo así se sintió un poco más calmado.

—¿Sabes por qué estoy aquí, cierto? —preguntó Taehyun para romper el hielo, intentando entablar una conversación con el de apariencia angelical. Beomgyu simplemente asintió, tomando asiento en su cama e invitando al contrario a hacerlo también. Kang tomó asiento a su lado pero respetando el espacio personal del otro—. ¿Estás de acuerdo con esto? ¿Estás dispuesto a casarte conmigo e irte a mi reino en caso de ser elegido?

—Si, estoy seguro —respondió Beomgyu sin dudarlo.

—Es bueno saber eso...

Definitivamente era bueno saber eso, porque el príncipe Kang ya había tomado una decisión.

Choi Beomgyu sería su esposo.

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