
21. Cobarde
Sarah parpadeó lentamente hasta abrir los ojos y se dio cuenta de que los brazos de Hamdan aún la rodeaban. Lo miró, su hermoso rostro relajadamente dormido. Se preguntó que era lo que le sucedía esa noche, deseando poder ver su interior como él siempre lo hacía con ella.
"Hamdan." Ella murmuró, pasando los dedos entre sus gruesos rizos.
Él contestó con un gruñido.
"¿Qué hora es?" Sarah preguntó.
El sacó su teléfono del bolsillo y apretó los ojos por el resplandor de la pantalla.
"1:15." Puso el teléfono de vuelta en su lugar y se volvió a acomodar en la misma posición.
Sarah sintió un rugido proveniente de su interior, cerró la boca y la cubrió con una mano para tratar de evitar que Hamdan lo oyera pero fue inútil.
"¿Fue eso... tú estómago?" Preguntó él con los ojos cerrados.
El cuerpo de Sarah comenzó a temblar por la risa.
"Eso es lo que pasa cuando no comes tu cena." Hamdan sermoneó con voz áspera. "Vamos." Empujó la frazada y se puso de pie, estirando los brazos.
"No tenía hambre en ese momento." Explicó Sarah, sentándose.
Se dirigieron hacia abajo, a la cocina, que le recordó a Sarah la cocina en casa de Hamdan, con todo en acero inoxidable. Estaban parados frente al refrigerador con puertas abiertas y ella supo exactamente lo que quería hacer cuando vio el queso cheddar.
Lo tomó y se volvió hacia Hamdan. "¿Crees que haya macarrones aquí?"
Revisaron cada estante de la alacena hasta que Hamdan encontró un paquete.
"Esto te va a encantar." Ella le aseguró unos minutos después, revolviendo la olla llena de cremosos macarrones con queso que burbujeaba en la estufa. "Es la receta de mi mamá."
Sarah movió la olla hacia una de las mesas de preparación y fue a buscar un par de tazones, pero cuando se dio la vuelta con ellos en mano, Hamdan ya estaba metiendo un tenedor en los macarrones.
"¡Hamdan! ¡Usa un tazón!" Ella lo regañó.
Hamdan sopló los macarrones que sostenía con el tenedor y los puso en su boca.
"Mmm..." Él abrió grande los ojos. "Esto está realmente bueno, no hace falta tazón." Le dijo, ofreciéndole un tenedor.
Ella cedió y empezó a comer con él directo de la olla, descansando los codos sobre la mesa.
"¿Te das cuenta de que esta es la segundo ocasión en la que terminamos en la cocina en medio de la noche?" Preguntó Hamdan, cuando ya habían comido la mitad de los macarrones.
"Tal vez sea lo nues--" Intentó detenerse a sí misma pero fue demasiado tarde. "Nuestro." Muy apenas finalizó Sarah.
Era obvio y sus latidos comenzaron a acelerarse, deseando poder haberse expresado de otro modo. Hablar de esa forma acerca de los dos, era algo de lo que no estaba segura de poder estar haciendo.
Hamdan dejó su tenedor y se enderezó. "¿Cuánto tiempo más vas a seguir luchando contra esto?"
"No estoy luchando." Ella negó.
"Te asustaste porque dijiste nuestro." Su tono acusatorio.
Sarah quería decir algo, pero no pudo pensar en nada que no fuera una mentira.
Hamdan caminó hacia ella y se le puso de frente. "¿Sarah?"
Ella se levantó de la mesa y se encontró a sí misma atrapada entre los brazos de Hamdan, con sus dos manos tomando la mesa atrás de ella.
"¿Alguna vez piensas en términos de nosotros? ¿De nuestro?"
"Si." Ella admitió. "Acabo de hacerlo."
Por accidente. Pero lo hice.
"¿Entonces por qué tienes tanto miedo de decirlo en voz alta? Sé que esto no es fácil, pero no va a funcionar si no dejas de estar tan asustada."
Sarah miró hacia el piso.
Hamdan continuó. "Y si es que no quieres estar aquí--"
Ella levantó la cabeza inmediatamente. "¿Qué? Sí quiero." Tomó la cara de Hamdan con ambas manos. "Oye... ¿de qué se trata todo esto? ¿Realmente crees que no quiero estar aquí?"
Las manos de Hamdan tomaron la cintura de Sarah con un fuerte apretón. "Necesito que estés conmigo. Total y completamente."
Los ojos de Sarah lo estudiaban. "Lo estoy intentando, ¿de acuerdo? Y tú haces que sea muy fácil no pensar en nada más cuando estamos juntos. Pero también tienes que ser honesto conmigo."
Por un momento, ella pensó que finalmente Hamdan iba a confesar, que iba a hablar acerca de lo que le estaba molestando. Pero entonces, dejó caer sus brazos a los lados y movió la cabeza para liberar su cara de las manos de Sarah.
"¿Terminaste?" Hamdan preguntó, mirando la olla en la mesa.
"Si." Ella contestó resignada, incapaz de no sentirse herida por el comportamiento distante de Hamdan.
Pensé que era fácil hablar conmigo.
Él la tomó de la mano. "Te llevaré a tu habitación. Vas a quedarte en el apartamento del propietario."
¿Apartamento?
Llegaron al piso superior del Smeralda y Sarah intentaba asimilar toda la belleza de la elegante habitación de madera de nogal a la que la había llevado Hamdan, mientras él le explicaba todo. El enorme camarote delantero tenía vistas de 180 grados que rodeaban a la cama en medio de la habitación. Ella se quitó los zapatos antes de pisar la alfombra color crema y los sostenía en su mano.
"Por el pasillo vas a encontrar una sala de estar, oficina, baños para él y ella, los vestidores y hay una terraza pequeña al final."
Realmente es un apartamento.
"¿Todo esto para mi? ¿Dónde vas a dormir tú?" Ella preguntó.
"En una de las suites de abajo." Hamdan se rascó la cabeza. "Te dejaré descansar. Todas tus pertenencias ya deben estar acomodadas en el baño y el clóset."
La ausencia en los ojos de Hamdan le estaba quitando toda la diversión a la experiencia y la angustia de Sarah continuaba creciendo. No quería decirle buenas noches cuando él se encontraba en ese estado.
"Hamdan." Ella dejó caer los zapatos y lo tomó de las manos. "¿Quieres dormir aquí? ¿Conmigo?"
Sus ojos brillaron con entusiasmo. "¿Puedo?"
"Por favor. No quiero dejarte solo." Sarah se paró en puntas y entrelazó sus brazos atrás del cuello de Hamdan. "Además, hace poco me enteré de que duermo muy bien contigo."
Hamdan rió y se le quedó viendo por un momento, sus manos acariciaban la espalda de Sarah por debajo del blazer. "Iré a cambiarme y regreso."
Tan pronto como se fue, Sarah corrió hacia el baño para lavarse la cara y los dientes. Justo como lo dijo Hamdan, su ropa estaba perfectamente acomodada en el vestidor y sus cosas de cuidado personal, en el baño. Se puso pijamas de short y caminó de vuelta a la habitación.
Él aún no regresaba, así que quitó algunos de los cojines de la cama y levantó las sábanas para sentarse debajo de ellas, cubriendo sus piernas.
Solo vamos a dormir, ¿cierto? Cierto. Porque no traigo puestas las cosas que compré con Tom en La Perla y él me mataría si algo pasa y no estoy vistiendo eso. Así que, solo dormir. Nada más. Ay por Dios, ¿en qué estaba pensando cuando le dije que se quedara aquí?
Hamdan tocó la puerta y entró después de que Sarah se lo dijera. Vestía pantalones de pijama en azul oscuro y una camiseta interior.
Sarah sintió que el corazón se le iba a salir del pecho cuando lo vio caminar hacia el lado de la cama donde ella estaba sentada. Hamdan se sentó en la orilla y la tomó de la mano.
"Lo siento." Hamdan se disculpó. "Por lo que pasó en la cocina."
"Está bien, siempre y cuando tú estés bien."
Él sonrió. "Lo estoy ahora."
"Y si, visitar la cocina en medio de la noche es lo que nosotros hacemos." Ella lo dijo fuerte y claro, extendiendo los brazos para hacer énfasis en el nosotros.
Ambos rieron y cuando sobrevino el silencio, Hamdan se acercó y la besó. Su mano la tomó de la nuca mientras Sarah lentamente se recostaba en la cama.
El beso de Hamdan fue apasionado pero tierno, diferente a los besos salvajes de NAS, y cuando él terminó, le tomó a Sarah unos segundos el poder abrir los ojos.
La sonriente cara de Hamdan estaba justo sobre la de ella con los rizos negros que colgaban en su frente.
"Vamos a dormir un poco, ¿si?" Él sugirió.
Sarah se hizo a un lado y Hamdan se metió bajo las sábanas, donde ella se instaló entre sus brazos una vez más para dormir profundamente por lo que restaba de la noche.
---
Sarah despertó sola. Sentándose en la cama, llamó a Hamdan pero no hubo respuesta.
Después de un rápido baño, salió a la terraza al final del apartamento del propietario en un vestido largo, color turquesa. Voces provenían desde abajo y decidió seguirlas por las escaleras. Sus pasos se apresuraron cuando escuchó la risa de Hamdan, pero se detuvo abruptamente cuando llegó al área del beach club en popa y la vio en un traje de neopreno que se había bajado hasta la cintura. Lo húmedo de su cabello acentuaba sus rizos y pequeñas gotas de agua escurrían por todo su cuerpo. Él estaba con otros dos miembros de la tripulación, viendo unos pescados en el piso de madera de teca.
¡¿Por qué tiene que estar semi-desnudo?!
"¡Bueno días, hermosa!" Él la saludó.
Sarah inhaló para evitar empezar a reírse como toda una pre-adolescente.
¡No le veas el abdomen! ¡No le veas el abdomen!
"Hola." Ella saludó del vuelta, jugando con su cabello.
"Acabo de conseguir nuestro almuerzo." Hamdan recalcó, apuntando orgulloso a los pescados.
Por supuesto que lo hizo. ¿Hay alguna cosa que no pueda hacer?
Hamdan caminó hacia ella y se paró tan cerca que Sarah el aroma salado proveniente su piel llegó a la nariz de Sarah.
"¿Desayuno?" Hamdan ofreció.
Sarah aclaró la garganta. "Si."
"Me daré un baño." Contestó él y besó el lado de la cabeza de Sarah al pasar junto a ella.
Sarah exhaló y soltó su cabello, aliviada por el hecho de que Hamdan iba a estar seco y vestido para desayunar.
"Entonces, ¿quieres dar una vuelta en el jet ski?" Hamdan preguntó, dándole una mordida a un trozo de sandía.
Decidieron comer en la terraza para disfrutar del sol matutino.
Sarah bajó su taza de café y la puso sobre la mesa. "Mmm... ¿cómo te digo esto?" Presionó los labios antes de hablar.. "No soy una gran fanática del océano."
La quijada de Hamdan se fue al piso. "¿No te gusta el mar y yo te traje aquí?"
"¡Está bien! Quiero decir... aquí estoy bien. Estar dentro del mar es lo que me asusta un poco."
"¿Por qué?"
"Nunca me ha gustado el agua. Ni siquiera me gustan las piscinas realmente."
"¿Pero sí sabes nadar?" Hamdan levantó las cejas.
"Si. Pero hice que mis padres me prometieran que nunca tendría que tomar otra clase de natación en cuanto aprendiera a no ahogarme, así que estoy lejos de ser una experta como tú." Ella reconoció.
"Bueno, pues yo estaba allá abajo hace unos momentos y es muy hermoso y tranquilo. No sé como es que puede no gustarte." Sacudió la cabeza, incrédulo.
"¿Qué tal si hay un tiburón?" Sarah se preocupó.
Hamdan se ahogó con la risa. "¡No hay tiburones en estas aguas!"
"Lo último que supe es que solo el 5% de los océanos han sido explorados, así que, ¿cómo puedes estar seguro?" Ella insistió.
"Cobarde." Dijo Hamdan en voz baja.
Sarah se asombró e inclinó la cabeza. "¿Ah, si? ¿Me estás desafiando?"
"Solamente expreso los hechos."
Sarah resopló. "Eres tan molesto. Vamos a subirnos al jet ski después de desayunar."
Cuando Sarah vio la sonrisa victoriosa en el rostro de Hamdan, puso su mano sobre la de él.
"Estoy feliz de que estés de mejor humor hoy."
"Me ayudaste mucho esta mañana."
"¿Qué quieres decir?" Cuestionó ella.
"Despertar con tus ronquidos fue algo--"
Sarah tomó una uva y se la tiró a Hamdan. "¡Yo no ronco!"
Él logró esquivar el proyectil frutal. "¡Tomaré video la próxima vez!"
Se separaron una vez que terminaron de comer para cambiarse. Todas las cosas de Hamdan seguían estando en la otra suite y Sarah no estaba segura de si pedirle que las moviera al apartamento del propietario, ni tampoco sabía dónde dormiría él esa segunda noche.
Inhaló frente al espejo del baño, viendo el reflejo de sí misma en un bikini con flores. Recordar las palabras de Tom y sentirse tan contenta de que Hamdan volviera a ser él mismo, la hizo dejar atrás sus inseguridades. Terminó de trenzar su cabello y abrió la puerta. Hamdan estaba recargado en la pared frente a ella, esperando en un traje de baño negro.
Sus ojos la examinaron, desde los pies hasta la punta de la cabeza, deteniéndose ligeramente en las áreas de su caderas y pecho. Ella tomó la oportunidad para verlo a él también; sus amplios hombros, bíceps protuberantes y abdominales definidos. Hacía ejercicio, era evidente.
Hamdan se acercó, la besó suavemente en los labios y luego susurró en su oído. "Te ves muy, muy bien."
Pequeños besos viajaron desde el lóbulo de su oreja hasta el cuello de Sarah, una sensación centelleante surgió en su espalda baja donde Hamdan colocó una de sus manos. Podía sentir el calor que emanaba del cuerpo de él y las manos de ella subieron desde el pecho de Hamdan hasta los lados de su cuello. Hamdan la miró profundamente con la boca media abierta antes de que los labios de ambos se fusionaran.
La boca juguetona de Hamdan encontró el otro lado del cuello de Sarah. "No tenemos que subirnos al jet ski si no quieres." Masculló entre besos.
Sonaba y se sentía como una gran idea. Las manos y labios de Hamdan eran embriagantes, casi imposibles de dejar ir, pero un poco de provocación nunca le hizo daño a nadie.
"Mmm, no." Sarah dio un paso hacia atrás. "Me dijiste cobarde, así que subirnos al jet ski es lo que haremos." Sonrió divertida y pasó al lado de Hamdan, hacia el pasillo.
"¡Prometo nunca jamás volver a llamarte cobarde!" Hamdan imploró.
"¡Vamos, Al Maktoum!" Ella gritó, saliendo por la puerta.
Sarah no podía creer lo que había debajo del helipuerto donde había aterrizado la noche anterior. Era básicamente un garaje para todos los juguetes acuáticos de Hamdan. Jet skis y un par de botes ocupaban la mayor parte del espacio, había otras cosas que no estaba segura de lo que eran.
¿Pero cómo es que...?
El miembro de la tripulación que los acompañaba, presionó un botón y una de las paredes empezó a bajar, convirtiéndose en una perfecta rampa para que empujar las motos acuáticas hacia el agua.
Okey, eso es impresionante.
Hamdan le entregó un chaleco salvavidas. "La seguridad ante todo."
La ansiedad comenzó a apoderarse de Sarah. No solo se trataba del océano, estaba en medio del océano. No había una playa o cualquier cosa cerca a la que pudiera aferrarse. Solo el pensar en la profundidad de las aguas en las que se encontraban hizo que se le erizaran los vellos de la nuca.
Los dos hombres empujaron el jet ski hacia la rampa. Hamdan se subió y el otro hombre le ofreció a Sarah la mano para ayudarla a subir.
"Agárrate fuerte, ¿okey?" Hamdan instruyó.
"¿Qué tan rápido vamos a ir?" Ella preguntó, aferrándose fuertemente a él.
"Pues no es divertido si no vamos rápido. Ahora, si saltamos una ola, levántate o te golpearás el trasero. Fuerte."
Genial.
"Sigue el movimiento. Como cuando montas a caballo."
Ella tomó la tercera respiración profunda de los últimos 5 minutos. "De acuerdo."
Hamdan fue lo suficientemente benévolo para empezar despacio y después de un rato, Sarah comenzó a relajarse e incluso lo disfrutó a pesar del miedo.
Ella rió mientras el agua salpicaba por todas partes. El jet ski empezó a ir cada vez más rápido en línea recta y Hamdan dio un giro repentino que hizo que los dos salieran volando. Todo quedó en silencio cuando Sarah cayó al agua. Con los ojos cerrados, nadó hacia la superficie y tomó grandes bocanadas de aire, mirando alrededor. Hamdan no estaba por ningún lado, su chaleco flotaba cerca de la moto.
"¡Hamdan!"
La respiración de Sarah se tornó pesada cuando él no contestó.
¡¿Dónde está?! ¡¿Qué tal si se golpeó la cabeza o algo?! No, por supuesto que está bien. ¡Sabe pescar con arpón! Tiene que estar bien.
Burbujas empezaron a emerger debajo de ella y dejó salir un gritó agudo cuando sintió algo que subía por sus piernas.
"¡Bu!" Hamdan gritó, saliendo del agua.
Sarah le salpicó la cara. "¡No hagas eso!"
"¿Qué?" La sonrisa de Hamdan se desvaneció cuando la observó bien. "¿De verdad te asustaste?"
"¡Si!"
"Solo estaba revisando que no hubieran tiburones." Hamdan bromeó, encogiéndose de hombros.
Sarah trató de contener la risa.
Él se acercó. "Buenas noticias, no tienes nada de qué preocuparte." Afirmó. "Y creo que ya sé por qué no te gusta el mar."
"¿Ah si?" Sarah apretó los ojos.
"Si, no te gusta el mar porque es mucho más grande que tú... completamente fuera de tu dominio. ¿Pero sabes qué?" Hamdan la jaló de las tiras del chaleco salvavidas. "A veces es divertido perder el control, sólo un poco. Es ahí donde empieza la diversión."
Sarah le sostuvo la mirada, el agua hacía que sus pestañas destacaran aún más, juntándolas en gruesos grupos, los grandes ojos de Hamdan parecían leerle la mente.
"Me gustan tus pecas." Hamdan confesó, plantándole un beso en la nariz y nadando lejos para tomar su chaleco.
Sarah cerró la boca y su función cerebral regresó a la normalidad.
***
Por qué escribo capítulos tan largos? Estas son casi 3000 palabras y me llevó toda la vida traducirlas, jajaja!
Espero que les haya gustado!
Por cierto! No van a querer perderse la siguiente actualización por nada del mundo! Estén pendientes!
XOXO,
Sophie.
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