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10.Definitivamente

Words fall out of my mouth

And I can't seem to trace what I'm saying,

Everybody wants your time.

I'm just dreaming out loud,

I can't have you for mine and I know it,

I just wanna watch you shine.

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Habían pasado cinco días desde la ruptura. Sarah habló con Nate solo una vez para acordar cómo y cuándo iban a regresar sus pertenencias el uno al otro. Él fue el que hizo la llamada y sonó sorpresivamente calmado.

Después de derrumbarse en el piso, la tranquilidad llegó a ella, una clara señal de que estaba en lo correcto al terminar con Nate. Ya le había dado la noticia a sus papás y amigos. Abby estaba particularmente triste al respecto, porque eso significaba que no habrían mas citas dobles.

Dentro del elevador, Sarah miró hacia abajo, a la caja de cartón que sostenía en los brazos, la cual contenía todas las cosas de Nate. Era básicamente ropa, libros y películas. Ella había guardado las fotos y regalos que él le había dado, en una caja más pequeña en el clóset.

Las puertas del elevador se abrieron y Sarah encontró a Ali, el portero de su edificio, leyendo el periódico detrás de su escritorio negro. Era un hombre de edad mediana que constantemente parecía estar de buen humor. Su sincera sonrisa nunca dejaba de alegrar a Sarah. Ali había estado trabajando ahí desde que Sarah se mudó y nunca decía que no cuando ella le pedía algún favor. A cambio, Sarah frecuentemente horneaba algo para él; las galletas de chispas de chocolate eran sus favoritas.

"¡Buenos días, Ali!"

Él bajó el periódico y la miró por sobre sus anteojos. "¡Señorita Anderson! ¡Buenos días!"

Sarah puso la caja sobre el escritorio.

"¿Qué tenemos aquí?" Se preguntó Ali, poniéndose de pie.

"Nate va a venir a recoger esto más tarde y va a dejar otra caja. ¿Te importaría?"

"Oh, para nada." Echó un vistazo al contenido de la caja y miró serio a Sarah. "¿Está todo bien?"

Sarah inclinó la cabeza a un lado. "Eres muy amable, Ali. Todo está bien es solo que..." Ella hizo un puchero y sus ojos se movieron al techo mientras buscaba las palabras correctas. "Digamos que ya no vas a ver a Nate por aquí."

Ali levantó las cejas. "¡Ah! Siento mucho escuchar eso."

"Está bien, de verdad." Sarah le aseguró

"Okey. Le daré esto cuando venga." La sonrisa de vuelta en el rostro de Ali mientras tomaba la caja.

"Muchísimas gracias."

Él asintió amablemente y ella regresó al elevador. Mientras esperaba a que las puertas se abrieran en su piso, tomó el teléfono de su bolsillo trasero y miró la hora. Eran las 9:28 a.m. Entró al departamento, tomó el control remoto de la mesa de centro y se paró frente al televisor.

Okey. Voy a ver por cinco minutos nada más y después me voy al gimnasio.

Respiró hondo, encendió la pantalla plana y sintonizó el canal de Yas Sports. La primera imagen en aparecer, fue la de Hamdan, siendo entrevistado por un reportero.

"¡Oh, vamos!" Sarah se quejó.

Espera, ¿qué? ¿No está montando? ¿Por qué? ¡Es la Copa Nacional!

Sus cejas juntas empezaron a relajarse cuando comenzó a perderse en la pantalla. Sus manos, siempre hablaba con las manos, sus ojos color caoba que quitaban el aliento, las perfectas líneas de su barba a lo largo de su fuerte quijada y finalmente, su prominente labio inferior.

¿Por qué tiene que ser así de perfecto?

Sarah suspiró.

Deja de torturarte. No es como si pudieras tenerlo.

Pero no podía evitar mirarlo cómo hablaba con tanta devoción acerca de la carrera. Un caballo de los establos de su padre, MRM, estaba a la delantera. Ella sabía lo involucrado que estaba con MRM y que significaría mucho para él que ese caballo ganara una carrera tan importante. La entrevista terminó y las cámaras regresaron a la carrera. Ella miró hacia el piso, repitiéndose la misma pregunta que no había dejado su mente.

¿Por qué? ¿Por qué Hamdan? ¿Qué clase de juego enfermo es este? No puede pasar. No va a pasar.

Apagó la televisión, se fue a su cuarto y empezó a cambiarse para ponerse ropa deportiva.

Necesito concentrarme. Voy a entrenar duro, voy a trabajar duro, saldré con mis amigas, voy a hacer voluntariado extra en RD. Lo que sea necesario.

Frente al espejo, se recogió el cabello y exhaló.

Lo sacaré de mi sistema. Eso es todo.

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Dos semanas de abstinencia total. No había visto a Hamdan, mucho menos se habían mandado mensajes. Estaba intentando más que nunca antes de mantenerse ocupada y distraída, pero no podía dejar de pensar en él. A pesar de sus intentos, las cosas parecían empeorar. Todo, de alguna forma, se había convertido en un recordatorio de Hamdan. Había pensado seriamente en cerrar su cuenta de Instagram, pero no se convenció a si misma de hacerlo. Era su único premio de consolación después de todo: ver las fotos de Hamdan. 

Después de entrenar temprano con Princesa, Sarah estaba mirando fijamente al espejo dentro de los vestidores en los establos, sus ojos, clavados en el logotipo F3 en la camiseta que vestía.

Esto va a ser imposible.

Sacudió ligeramente la cabeza y empezó a arreglar su cabello con las manos cuando escuchó entrar a alguien. Era Uma.

"¡Oye! ¡Te estaba buscando!" Uma sonreía con el cabello aún mojado por el baño que había tomado, igual que Sarah.

"¿Qué pasó?" Contestó Sarah mirando a su amiga en el espejo.

"¿Adivina qué? Abdullah va a la delantera en la Copa Al Dhafra. Entonces, Hassan, Ghanim y yo vamos a ir para allá. ¿Quieres venir con nosotros?"

"¿En este momento? ¿Hasta Abu Dabi?"

"Si." Uma miró al reloj en su muñeca. "Si nos vamos ahora, llegaremos allá para la última vuelta."

Antes, Sarah no lo habría pensado dos veces. Nunca dudaría en ir y apoyar a un miembro del equipo, aún si eso significara manejar por hora y media, pero era muy probable que Hamdan también estuviera allí.

"Es que... me asignaron este nuevo proyecto a la agencia y de verdad tengo que empezar a trabajar en ello." Sarah explicó, arrugando la nariz.

"Vamos, yo sé que te encantaría ver ganar a Abdullah y él estuvo ahí en la Copa de la Jequeza Fatima, ¿te acuerdas?" Uma persuadió.

Sarah presionó los labios. "Si, si me acuerdo."

"¿Entonces?"

¿Qué se supone que haga? ¿Evitarlo para siempre?

Uma la miraba con ojos suplicantes.

Sarah se dio la vuelta para mirarla cara a cara. "Está bien, vamos. Pero llevaré mi auto, porque voy a regresar tan pronto como termine la carrera."

"¡Perfecto!"  Uma dio un pequeño salto de felicidad. "Me voy contigo y regreso con Hassan."

Justo como lo predijo Uma, llegaron a su destino poco después de que iniciara la última vuelta. Los tres amigos de Sarah eran los que más hablaban, mientras que ella seguía mirando nerviosa a su alrededor para asegurarse de que Hamdan no estaba cerca.

Tal vez no está aquí.

"¿Sarah?" Hassan estaba mirándola con las cejas levantadas.

"¿Si?"

"¿Dónde estás?" Le preguntó. "Te acabas de perder una de mis mejores historias de enduro."

"¿En serio? ¿Fue una de esas historias que solo ocurrieron en tu cabeza?" Sarah bromeó.

Ghanim dejó salir una risa sincera, poniendo una mano sobre el hombro de Hassan. "¡Te descubrieron!"

Hassan suspiró y puso su mano derecha sobre el corazón. "Estoy completamente ofendido en ese momento."

Sarah rió. "¡Estoy bromeando! Te lo prometo. Es que yo... argh, tengo un montón de trabajo que hacer."

Después de eso, trató de involucrarse más en la conversación pero Hamdan era lo único en lo que podía pensar. Cuando la carrera estaba por terminar, el grupo se acercó a la meta. Por supuesto, vieron a Abdullah a lo lejos y la gente empezó a animarlo con gritos y aplausos. Los cuatro jinetes estaban encantados de ver a su amigo llevarse la victoria, pero la sonrisa de Sarah se desdibujó cuando reconoció el auto negro que avanzaba junto a Abdullah.

Desde luego que él está aquí. Esto fue un error.

La multitud empezó a crecer rápidamente cuando Abdullah cruzó la línea final y la gente se dividió en dos grupos; uno alrededor del jinete y otro alrededor del auto de Hamdan. En medio del caos, las chicas perdieron de vista a Hassan y Ghanim y la ansiedad de Sarah seguía subiendo, estaba desesperada por salir de allí. Entonces, tomó la mano de Uma y se hizo paso a través de la gente hasta que vio la espalda de Abdullah, se estiró y tomó su brazo.

Él miró sobre su hombro y se dio la vuelta. "¡Sarah!"

Ella envolvió los brazos alrededor de su cuello. "¡Felicidades, campeón!"

"¡Muchas gracias por estar aquí!"

Sarah se hizo a un lado para que Uma también pudiera felicitarlo. Tan pronto como ellos se separaron, se acercó al oído de Uma. "Ya me voy."

"¿Ya?"

Sarah asintió.

"Okey. No te preocupes por mi, encontraré a los chicos."

"¿Segura?"

"Si." Uma contestó, plantando un beso en la mejilla de Sarah.

Sarah se escurrió entre las personas y empezó a marchar en dirección al estacionamiento. Le pareció escuchar que alguien llamaba su nombre. Sin detenerse, miró a su alrededor pero no reconoció de donde venía. De nuevo, más fuerte, una dulce voz llamándola. Esta vez, se ralentizó y se detuvo por completo para no pasarle por encima al pequeño niño frente a ella.

"¡Hola, Hammed!" Ella saludó, pasándole una mano por el cabello.

"¡Hola!" Él contestó sin aliento.

"¿Cómo estás?"

"Bien."

"¿Dónde está tu papá?"

Hammed dio un vistazo hacia atrás y apuntó. "Ahí."

Sarah levantó la mirada y saludó a AJ desde lejos, quien hablaba con otro hombre mientras vigilaba a su hijo.

"¿Dónde está Rooster?" Preguntó Hammed.

"Está en casa. Hay demasiada gente aquí como para traerlo."

"Ah." La decepción en su rostro se desvaneció cuando pareció tener una idea. "Tal vez puedas llevarlo a los establos y yo le diré a Hamdan que me lleve también."

La mención de su nombre era suficiente para hacerla sentir inquieta. "Este, seguro... Podemos hacer eso."

Los ojos del niño se movieron a la muñeca de Sarah, levantó la mano y sus deditos empezaron a inspeccionar los brazaletes. 

"¿Te gustan?"

Hammed asintió.

"¿Quieres uno?"

"¡Si!" Él sonrió.

Sarah se puso en una rodilla. "¿Qué te parece este?" Sugirió, señalando un brazalete trenzado de un azul intenso.

El niño asintió de nuevo.

Ella se quitó el brazalete y lo amarró alrededor de su pequeña muñeca. "Ahí lo tienes. Es un poco grande para ti, así que debes tener cuidado de no perderlo, ¿de acuerdo?"

"Gracias."

Ella lo miró dulcemente. "De nada, cariño."

"Hamdan me dijo que eres una campeona. Que ganaste una carrera."

"¿De verdad?" Su corazón comenzó a acelerarse.

"Si. Ahora tengo a dos campeones por mejores amigos."

Sarah se sorprendió. "¿Finalmente soy tu mejor amiga también?"

Hammed dejó salir una risita tímida.

"Ay, Hammed. ¡Dame un abrazo!" Ella abrió los brazos y el niño se acurrucó en su pecho. "Estoy muy, muy feliz de ser tu mejor amiga." Sarah lo abrazó fuerte y tomó la cara del niño en sus manos cuando éste dio un paso atrás. "Ese brazalete será un símbolo de nuestra amistad, ¿de acuerdo?"

"¡De acuerdo!"

"Perfecto." Ella pellizcó la nariz de Hammed y se puso de pie. "Ahora, me gustaría poder quedarme pero de verdad me tengo que ir."

"¿Tan pronto?"

Su respiración se detuvo cuando reconoció la voz detrás de ella.

Hammed pasó a su lado corriendo. "¡Hamdan!" Gritó el niño.

No, no, no!

No había escapatoria. Exhaló silenciosamente y se dio la vuelta. Hamdan sostenía a Hammed con una sonrisa en el rostro.

"Hola." Ella sonrió de vuelta.

"¡Mira lo que me dio Sarah!" Hammed exclamó, poniendo su mano tan cerca de la cara de Hamdan, que él tuvo que mover la cabeza hacia atrás para poder ver bien.

"¡Genial, Hammed! ¿Pero por qué no vas a jugar?" Hamdan sugirió, bajando al niño.

Sarah vio como Hammed se alejaba, corriendo felizmente, deseando poder unírsele.

Hamdan carraspeó. "No he tenido noticias tuyas desde hace tiempo."

Ella sintió algo al lado de su pierna. Eran sus dedos, golpeteando nerviosamente. Así que puso la mano en el bolsillo para detenerse. "Si, es que, he estado muy ocupada, entrenando y tengo un montón de trabajo de diseño y también..."

¡Deja de hablar tanto!

Presionó los labios. "Como sea, muy ocupada."

Ella notó el vistazo que Hamdan echó a su camiseta.

"¿Recibiste tu auto?" Él preguntó.

Sarah se rascó la frente. "Si, pero lo vendí."

"¿Por qué? ¿No te gustó?" Él frunció el ceño.

"Si, era muy bonito. Pero me encanta mi viejo auto y por supuesto que no necesito dos, entonces..." Se encogió de hombros para terminar la idea.

"¿Cuál es tu auto?"

"Un Jeep rojo."

"Ah, lo he visto en los establos." Él recordó.

Sarah asintió lentamente y miró a otro lado. No sabía qué más decir y el silencio incómodo estaba acelerando su corazón aún más. "Debería irme ya."

"Si, perdón. No quise retrasarte."

Ella bajó la mirada al suelo. "Supongo que te veré por ahí."

"Definitivamente."

Hubo algo en la forma en la que él pronunció la palabra, que a Sarah le resultó imposible no mirarlo a los ojos. Se acordó de la conversación que tuvieron en las caballerizas, cuando él habló acerca de su determinación. 

Viéndolo así, con la frente en alto, los brazo cruzados y sus ojos fijos en ella, sintió que si alguna vez hubo alguna oportunidad de olvidarse de él, ésta se le había escapado de las manos en ese momento.

Vete. Ahora.

Dio un paso hacia atrás, se dio la vuelta y giró de nuevo al recordar algo. Él no se había movido.

"Por cierto... solo para que lo sepas, tengo un nuevo mejor amigo."

Una sonrisa jugó en los labios de Hamdan. "¿En serio? ¿Ahora tengo competencia?"

"Más vale que tengas cuidado." Dijo ella con media sonrisa.

***

Gracias, gracias, gracias por leer! Las semanas que vienen son complicadas para mi, entonces no sé qué tan seguido pueda publicar más capítulos, pero prometo hacer un esfuerzo.

Por fa! No olviden votar y comentar!

XOXO,

Sophie.

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