Capítulo 11: Calidez.
—¡No puedo más!—jadeó Jungyeon
—. Me arde la boca—se quejó Seojun
—¡Ja! ¡No aguantan nada!—respondí
Hoy descubrí que Seojun es poco tolerante al picante y Jungyeon acaba de perder su récord, yo rompí el mío.
Después de platicar brevemente, los tres salimos del lugar, Seojun se fue al contrario de nosotras, que pasamos a una tienda de maquillaje.
—¿Sabes? Este es nuevo en tendencia, Selena lo usa demasiado.—me comentó
Mire la base que traía en su mano, «¿Selena?» ¿Por qué sentía que...? Pase mi vista a un gigantesco poster de una chica de cabello castaño y puntas rosadas.
—. Ah .. ya decía yo que la conocía—susurre
—¿Puedooo?—recargó Jungyeon su mentón en mi hombro
—¿Q-que?—la mire con cierto recelo
Sabrá Dios en que momento ya había tomado un par de brochas, base y paletas de todos los colores.
—. Confiaré en ti—asegure—¿Hay algo para lo que te estés preparando?
—. Algo así...—respondió titubeando—. Intente practicar con mi hermano, pero es un presumido—puso los ojos en blanco a lo que ambas reimos—. Anda, siéntate ahí.
Seguí su indicación, pero entonces le sostuve la muñeca.
—¿Es por la presentación que habrá la siguiente semana, verdad?—ella asintió
—. Una chica me pidió ayuda con su maquillaje y la verdad es que me siento muy insegura—confesó—. Siempre me he maquillado a mi, nunca como tal a otra chica entonces...
Yo suspiré, en algún momento yo también tendría que aceptar mi rostro. Jungyeon de alguna u otra forma incluso tenía más autoestima que yo. Apreté los labios algo incómoda.
—¿Pasa algo? ¡Si no quieres hacerlo está bien!—exclamó
—. No, no, no es eso—trague saliva y la mire—. Solo sopesaba algo.
—¿Que?
—. Tu reacción al desmaquillar parte de mi piel—respondí
—¿Pero que cosas dices, _________? Eres digna de una modelo.—sonreí pero fue más una mueca
Jungyeon fue por una toallita, apenas la deslizó por mi piel cuando note la misma expresión que mis padres y mis abuelos. Horrorizada.
Mi cicatriz iba desde mi ojo hasta la orilla de mi mejilla, y se agrietaba ligeramente; no recuerdo lo que ocurrió pero mis padres siempre mantienen la misma versión.
—. __________, tu...—susurro Jungyeon
—. No eres la única que guarda secretos.—le susurré
Me levanté, sabía que quizá Jungyeon no lo aceptaría o sentiría asco; pero me sorprendió cuando me sujeto del brazo.
—. Sin importar como seas, aprecio tu amistad y tú persona—me dijo—. Quizá no estuve en ese momento, pero, ¡De ahora en adelante no te descuidarte!
—. Jungyeon...
*. *. *.
—. Abre los ojos.—escuche
En el reflejo del tocador de aquel lugar, parecía ver a otra _________, tengo los ojos de por sí grandes y almendrados, pero justo ahora parecían incluso dar un aire coqueto y sensual, mis labios estaban perfectamente contorneados y difuminados, la ceja y todo lo relacionado a mi rostro... No parecía yo.
—¡Te ves divina!—chillo Jungyeon
—. Jungyeon...—me toque el rostro—¡Esto lo hiciste tú! ¡Eres una artista!
Ambas comenzamos a elogiarnos, antes de que se hiciera más tarde, caminabamos directo a nuestras casas.
—. Pasado mañana es el examen de biología, supe que Suho es tu compañero, debe ser difícil, ¿No?—comentó mi amiga
—. La verdad es que... Quedamos en estudiar ya que el examen es por parejas—recorde
—¡Éxito entonces!—me dijo
—¡Gracias! ¡Igualmente!—respondí—. Supe que tú y Seojun están juntos en el taller de literatura, ¿Es verdad?—le regale una mirada llena de complicidad
—¡No hagas esa cara! ¡Se rodea de chicos que parece que buscan una sola cosa, problemas!—recalcó
—. Jungyeon, eres un imán de problemas.
—. Mira quién habla.
Ambas nos brotamos en risas, nos despedimos y cada quien se fue por su camino, mire mi celular, no tenía ni una llamada, ni mensaje de Suho. «Deberia de disculparme...» pensé, ni si quiera habíamos podido estudiar y cada día que nos vemos algo trágico pasa. Suelto un largo suspiro y miro por la ventana del autobús, mañana hablaría con el y se que encontraríamos alguna solución.
*. *. *.
Mientras caminaba directo a la escuela, me organizaba mentalmente, mire en mi mano mi medicina, una parte de mi se revolvió; la guarde en una de las bolsas de mi mochila, al alzar la vista ví a Suho.
—¡Lee Suho!—le llame golpeando su espalda
Escuché un «¡ough!» de su parte, reí ligeramente.
—¡Buenos días!—le dije
—. Traes mucha energía.—dijo sobándose el pecho, yo asentí repetidas veces—¿A qué se debe?
Me pose frente a el, supe que iba a replicar cuando puso los ojos en blanco, le puse mi índice en su boca.
—. Gracias por lo de ayer.—comente
Me puse nerviosa al percatarme de lo cerca que estaba de el, las mejillas de Suho se sonrojaron, di medio paso atrás y me heche andar más rápido.
—¡Oye, espera! ¡¿De verdad te sientes bien?!—exclamó
—¿Que me estás queriendo decir?—voltee a verlo
—¡Hablo en serio!—gritó
—¡Yo también!
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