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~ Capítulo 29 ~

— ¿Señorita Ryu?

— ¿Sí, profesora? —la muchacha guardaba sus cosas en su bolso. El taller de ortografía y redacción había terminado por ese día, se acercó al escritorio de la mujer mientras el resto terminaba de salir del salón.

— Leí tu cuento—la miró—Más que un cuento parecía una historia—ladeó su cabeza—Reflejas los sentimientos de manera directa y delicada, ¿Has pensado ser escritora?

— No soy buena en eso.

— ¿Enserio? ¿Entonces...es primera vez que escribes algo? —le entregó su cuento. Eran varias hojas en un espiral que las mantenía unidas, HyeLin se había esforzado escribiendo su historia, la madre de Jimin la había ayudado mucho.

— Alguien me ayudó.

— ¿Su idea fue...?

— Fue mi idea—se apresuró a decir con vergüenza—Yo tuve la idea para el cuento—su profesora sonrió dulcemente. Hye era una de sus alumnas más tranquilas y aplicadas, no le daba ningún problema.

— Tomaré el atrevimiento de hacer esta pregunta—hizo una pausa— ¿Eres tú la protagonista que lucha con sus emociones y pensamientos?

Hye se sonrojó bajando la vista y abrazando su obra de arte. Su corazón latió rápidamente, lo único que alcanzó a hacer fue asentir con su cabeza totalmente avergonzada.

֎֎֎

HyeLin creció en una familia normal si se le podía llamar así, de pequeña sus padres la alentaban a ser cualquier cosa, de niña soñó con ser veterinaria, adoraba los animales, se veía ayudando a esas criaturas en sus peores momentos y sonreía cuando imaginaba salvando la vida de esos seres. Mediante fue creciendo aquello cambió, incluso estando consciente que salvaría a un animal no sería capaz de operarlo, decidió que sería profesora ya que no le parecía complicado explicar algo.

Sería profesora de secundaria porque atender niños muy pequeños no sería lo suyo. De repente, en un abrir y cerrar de ojos llegó a los quince años, los que llamaba amigos revelaron sus verdaderas caras, comenzó a dudar de todos, comenzó a sospechar y simplemente fue perdiendo aquellas falsas amistades, los problemas en casa comenzaban a empeorar mientras el tiempo avanzaba. Hye fue descubriendo la depresión sin darse cuenta.

Su padre creía que si tomaba una carrera referente a números tendría un futuro seguro mientras que su madre siempre dejó que ella escogiera en su educación, pero al final, HyeLin terminó fallándoles a ambos.

O eso creía ella.

El espejo en aquel salón de danza dejaba ver una muchacha delgada pero no tanto como cuando llegó a casa de los Park, su cabello negro estaba por debajo de los hombros (cada vez lo sentía más largo), sus piernas eran delgadas al igual que sus brazos, recordó cuando su madre siempre le daba de comer manteniéndola rellenita, incluso había tenido algunas curvas, pero...se veía tan diferente ahora.

Antes de que su mente comenzara a pensar de más y que la ansiedad se apoderara de ella colocó algo de música en su celular.

La canción que Jimin bailó.

Cerró sus ojos respirando profundo, se imaginó en el escenario, nadie la veía, era un escenario vacío, sus pies estaban descalzos en su imaginación, vestía con un vestido blanco de mangas largas con pequeños brillantes, HyeLin se movió tímidamente imaginando que danzaba también. El vestido se movía con cada paso dándole el aspecto de un ángel, su cabello estaba recogido en una coleta alta. Se sentía libre.

Y hace mucho que no se sentía así.

Aun así, demasiados recuerdos vinieron a su cabeza, lo que la detuvo en seco fue la imagen de su madre en el suelo en medio del charco de sangre. Abrió sus ojos encontrándose en el salón de danza, la música siguió sonando, pero Hye cayó de rodillas al suelo sollozando.

Estaba pasando de nuevo.

La depresión estaba intentando hundirla, la ansiedad la estaba dominando y esas voces querían volver. Hye miró sus manos temblar como antes sintiendo que el aire le faltaba, buscó en su bolso rápidamente aquellas píldoras que calmaban su verdadero ser desastroso.

Tomó varias de ellas queriendo sedarlo todo y funcionó porque el sueño la venció en poco tiempo.

֎֎֎

Jimin creció en una familia donde la ausencia del padre era cotidiana, los maltratos hacia su madre eran comunes, el desprecio a la mujer era algo que vio mucho tiempo, pero las ideas de su padre nunca influenciaron su manera de pensar, Jimin creció con la idea de que debía proteger a su hermana y a su madre por ser mujeres, las catalogaba de fuertes, pero frágiles al mismo tiempo. ¿Si no las cuidaba él quien más lo haría?

Maduró muy rápido, sí. Ocultaba sus malestares todo el tiempo porque nadie debía verlo mal, Jimin detestaba que lo vieran así y prefería sufrir en silencio. Siempre daba una sonrisa, era educado, aplicado y muy amable pero muchas veces durante su adolescencia no sabía quién era, ¿Quién debía ser? Deseó tener la figura paterna pero nunca la tuvo, mientras crecía veía a los padres de sus compañeros de clases preguntándose cómo se sentiría tener un padre así.

Pero hoy en día Jimin tenía otros planes, anhelaba y deseaba casarse en un futuro con Hye. Mostrarla a todos como su esposa, tener el honor de decirlo, se imaginaba formando su propia familia y siendo todo lo que padre no fue, un buen esposo y un buen padre.

Pero la realidad se encargaba de colocarle difícil las cosas.

— ¿Crees que lo hizo a propósito? —susurró Rose mirándolo.

— Ella estaba tomando sus medicinas—Jimin tenía la mano de la chica tomada con firmeza. Hye estaba inconsciente, se había automedicado colocándose a dormir con tantas píldoras, pero no dejaba de ser peligroso, una vez más estaban en el hospital.

— Iré a la cafetería—su madre se levantó de la otra silla— ¿Quieres algo, hijo?

— Estoy bien—mintió. Ambas, madre e hija salieron de la habitación, pero YoonGi apareció acercándose y tomando asiento donde la señora Park estuvo sentada minutos antes.

— La amiga de Hye acaba de llegar.

— ¿Le dijiste que seguía sin despertar?

— Sí, dijo que podía esperar—miró a la chica—Según mi padre debería despertar en unas horas.

— ¿No se supone que intentabas no dejarla sola? —comentó mirándolo muy serio—Íbamos muy bien hasta que esto pasó.

— ¿Entonces es mi culpa que ella se haya intoxicado con sus propias medicinas? —señaló bufando—No te pases de idiota, Jimin.

— Creo que el idiota aquí es otro.

— No eres el único que se preocupa por esta chica, ¿De acuerdo?

— Pero soy el único que actúa cuando estas cosas pasan y tú no hiciste nada.

HyeLin respiró profundo escuchando aquello perfectamente, pero debido a que los efectos de la medicina seguían en ella no podía moverse ni pedirles que dejaran de discutir. Ambos chicos se detuvieron, YoonGi ponía mucho de sí en mantener la calma, aunque quisiera golpear al rubio enano.

— ¿Por qué razón te acercaste a ella desde el primer momento?

— ¿Disculpa? —frunció el ceño.

— Sólo responde, ¿Es muy difícil de hacerlo? —fue algo brusco al hablar.

Jimin tomó una bocanada de aire encogiéndose de hombros.

— No lo sé.

— Sí lo sabes.

— Ella era lo que necesitaba, ¿De acuerdo? —se hizo un silencio total en aquella habitación, Jimin seguía teniendo tomada una de las manos de Hye y ella lo sentía—HyeLin es...es...—suspiró con cansancio recordando cuando se acercó a ella por primera vez—Tiene algo que te invita a conocerla y cuidarla siempre.

— Entonces ahora entiendes porque me acerqué a ella—ambos se miraron—Antes de que mi padre me presentara a Hye llevaba mirándola desde un comienzo—confesó apartando la mirada unos minutos—Intentaba decidirme si acercarme era buena idea o no, incluso en una oportunidad los seguí hasta la parada de buses, fue entonces que me hice una idea de lo que significabas para ella.

— Suenas como un acosador.

— ¿Por qué la dejaste cuando te fuiste?

— Me hago la misma pregunta desde que volví—Jimin se mostró dolido y arrepentido—Ella ha pasado por mucho, todas estas situaciones la han llevado a esto, HyeLin estuvo intentando luchar acabando con problemas y ahora pareciera que está cansada de hacerlo—con ambas manos levantó la suya depositando un beso en ella acariciándola—Ella está cansada de seguir viviendo, no sabes cuánto me preocupa ser consciente de ello.

YoonGi guardó silencio, era increíble lo mucho que ese muchacho se preocupaba por ella.

— Es gracioso.

— ¿Qué?

— Eres un idiota y te detesto, pero...cuando hablas de ella se nota lo mucho que la quieres.

— Lo hago, tengo cinco años haciéndolo.

Lo que dijo Jimin tiene mucha razón, Hye estuvo luchando mucho tiempo perdiendo el control por todas las situaciones que pasó y ahora está cansada de seguir viviendo.

Incluso todavía sigue intentando luchar cuando tiene dudas o inseguridades pero se limita a rendirse fácilmente a los pocos minutos.

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