Aquel lugar era muy espacioso, tenía un hermoso patio lleno de flores con una pequeña fuente en medio, Hye iba junto a Jimin mirando todo a su alrededor como el muchacho, caminando a dirección Hye sintió que estaba de nuevo en la secundaria, había muchos salones dispersos por todos lados, Jimin fue el encargado de hablar con el director y presentarle a HyeLin quien con cierta timidez saludó con una reverencia, todo transcurrió con mucha normalidad, a decir verdad.

Hye tuvo ciertos problemas para escoger sus clases, eran demasiados talleres y no sabía cuál escoger, tal como Jimin le había dicho, sólo estaría en clases por la mañana hasta el inicio de la tarde, el chico también le comentó de las medicinas que ella tomaba para su mejora, en aquel centro de talleres Hye tendría su psicólogo también.

— ¿Qué te parece?

— Es muy grande, voy a perderme-susurró cuando estuvieron sentados a orillas de la fuente.

— Puedo acompañarte el primer día.

— Sí.

Jimin sonrió ante esa pronta respuesta.

— Será mejor comprarte algunas cosas para tus clases...

— ¿Por qué quieres ayudarme después de tanto? —quiso saber tomándolo por sorpresa—No soy nada en tu familia, ¿Por qué ayudarme?

Jimin de inmediato pensó una respuesta.

— Cuando me cuentes la verdad yo también te contaré la mía—prometió, pero eso la dejó curiosa.

— Pero necesito saber...

— Y yo necesito saber sobre lo sucedido en este tiempo que estuve fuera—se encogió de hombros son borrar la sonrisa burlona—Estamos a mano.

— Pero Jimin...

— ¿Vas a contarme? —HyeLin bajó la vista guardando silencio—Eso supuse, tranquila, pronto te lo diré.

Pero él no estaba muy seguro de eso.

֎֎֎

— ¿Crees que esto la ayude? —Taemin dio un sorbo a su batido de arándanos, Jimin le había contado lo que pasaba con Hye, ambos eran muy buenos amigos y aunque TaeHyung junto a BamBam también lo eran, Jimin sentía más confianza con Taemin.

— Tengo esperanzas en eso.

Taemin apoyó sus codos sobre la mesa mirando a su amigo fijamente, éste tomó un pedazo de pastel de manzana con la cucharilla llevándolo a su boca.

— ¿Puedo preguntarte algo? —Jimin lo miró— ¿Crees que Hye se altere si se entera que has estado enamorado de ella todo este tiempo?

Las mejillas del rubio se sonrojaron de inmediato. Jimin nunca había pensado en la reacción de la muchacha, cuando regresó a Seúl no pensaba en confesarse, pensaba en disfrutar sus vacaciones con su familia y claro, una vez en casa recordó aquella chica que solía llorar en el auditorio de la escuela.

— No lo sé.

— Tienes que saber, ¿Todo este tiempo no has tenido ninguna relación? ¿Enserio?

— ¿Por qué creen que estoy mintiendo sobre eso?

— Porque es poco común, ¿Sabes? Hoy en día eso no se ve a menudo.

— Pues cree lo que quieras, pero no puedo salir con nadie más que no sea ella, me gusta Hye y siempre lo ha hecho, este momento no es para confesarme, necesito ayudarla, sacarla de ese...agujero en el que está metida—hizo gestos con su mano sin saber cómo expresarlo con exactitud—Ella es muy importante para mí.

— Y corres el riesgo de caerte en ese agujero.

— ¿Debo dejar que se hunda entonces? —frunció el ceño.

— Sólo...—suspiró, no quería discutir con él—Recuerda que tienes amigos y familia, no te alejes tanto.

— No me estoy alejando.

— Sólo nos hemos visto...dos o tres veces desde que volviste, Jimin.

— Porque estoy ocupado...

— Ayudándola—asintió—Lo entendemos, lo entiendo.

— No parece, pareciera que estás diciendo que me alejo de todos por ayudar a HyeLin—bufó levantándose—Pensé que eras mi amigo, pero estás juzgándome.

— Jimin.

— No debí decirte nada, olvídalo, ¿Quieres? —fue lo último que dijo antes de salir de aquel local.

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Jimin llegó a casa poco antes de que anocheciera, escuchaba a su madre en la cocina junto a su hermana, al parecer no se habían percatado de él. Se apresuró en dirigirse a su habitación queriendo estar a solas, pero había olvidado que dicho cuarto ya no era del todo suyo.

— ¡Jimin! Mira—Hye le mostró varios marcadores delgados, colores, cuadernos y todo lo necesario para las clases—Rose me regaló todo esto-sonrió entusiasmada— ¡Oh! Y mira—bajó de la cama dirigiéndose al armario, al abrirlo le mostró una mochila negra con un corazón dorado—Tu madre dijo que pensó en mí en cuanto lo vio.

— Me alegra que te guste—sonrió apenas. Hye lentamente fue perdiendo su emoción, guardó su mochila acercándose a Jimin.

— ¿Estás bien?

— Sí, sólo...me duele un poco la cabeza, es todo.

— Le diré a tu madre que quieres algo para...

Jimin tomó su brazo deteniéndola.

— No le digas nada, por favor—pidió. Aquella mirada le hizo asentir, algo había sucedido que él no quería contar—Tomaré un baño y me acostaré.

— ¿No cenarás?

— No tengo hambre.

— Oh.

La chica no supo que más decir además que Jimin fue al baño encerrándose allí. El rubio respiró profundo sentándose en el suelo con su espalda en la puerta, él no sentía que estaba perdiendo el tiempo con HyeLin, él no podía dejarla sola y no debía.

Jimin la amaba con todo su ser e incluso si ella no lo sabía seguiría luchando para alejar todo el mal de ella, Hye mejorará, tenía esperanzas y como dijo el doctor Min, debía tener paciencia.

Los regalos de Rose a Hye para sus clases (un ejemplo)

Regalo de la madre de Jimin a Hye...