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El silencio se instauró entre los dos. Uno avergonzado y el otro entre asustado y sorprendido. Justo cuando Mingi iba a cerrar la puerta sin poder aguantar más esa mirada y se oyeron unos pasos por las escaleras al tiempo que la voz de Atiny preguntando a Hongjoong como iban, este empujó al menor dentro de la habitación y cerró la puerta. Fue un impulso pero en verdad era también porque no quería que su hermana viera aquella imagen que a él ya le había roto el alma y porque no quería que Mingi se volviera a encerrar para acabar incluso peor que como estaba ahora. No pensó en las pocas fuerzas que tenía este, que no pudo evitar caer al suelo con gran dolor por el entumecimiento de sus músculos.
Silencio de nuevo. El mayor no sabía que hacer, miraba a todos lados preocupado y buscando algo que pudiera ayudarle sin éxito mientras que el chico del suelo permaneció ahí con los ojos apretados por el dolor. Atiny llegó a la puerta encontrándose con el portátil en el suelo y su hermano en ninguna parte. Miró a todos lados confusa y le llamó.
- Tranquila. Vuelve a casa. Me quedaré con Mingi. Di a appa y a omma que no me hagan cena.
- Pero...
- Por favor, hazme caso.
- Está bien... Prométeme que mañana me dirás todo lo que ha pasado.
- Prometido, pero vete.
Hongjoong escuchó los pasos de su hermana a través de la puerta y cuando cesaron, se volvió hacia Mingi que ahora estaba sentado con las piernas cruzadas y la mirando al suelo. La poca luz que entraba a través de las persianas bajadas hacía que fuera difícil ver. Se arrodilló hasta su altura y le hizo mirarle a los ojos, incluso si le dolía soportar esa mirada cargada de angustia y dolor. Luego, besó su frente y le sonrió.
Mingi estaba sin palabras, no sabía qué decir ni por qué había abierto la puerta realmente. Pero su sorpresa solo aumentó cuando el otro le cogió en brazos y le llevó hasta la cama de nuevo. Una vez allí le sentó y miró a todos lados. El cuarto de Mingi tenía baño propio, genial. Volvió a mirarlo.
- Te voy a decir lo que vamos a hacer. Voy a ayudarte a quitarte la ropa y vamos a ducharte. Sé que va a ser vergonzoso, pero tienes que asearte Mingi; hablo totalmente en serio. Si sigues así... No quiero que mueras ¿vale? Así que hazme un favor y ayúdame no resistiéndote. Luego voy a hacerte una cena que puedas tomar... una sopa tal vez. No mucho. Algo ligero para que tu estómago vuelva a funcionar poco a poco y no termines vomitándolo todo. Dejarás la puerta abierta para que pueda venir con la comida y te ayudaré a comer. Y no me digas que no tienes hambre, eso ya lo sé. Sé que no tienes hambre pero tienes que comer aunque no la tengas. ¿Harás todo eso por mí? - mientras hablaba, en algún momento, se le habían escapado las lágrimas. Odiaba ver a Mingi así, lo odiaba tanto. Ni siguiera sabía por qué pero sabía que no podía permitir que eso le sucediera. No a una criatura tan linda y llena de luz. Quería que el Mingi que él conocía volviera, aunque fuera solo una pequeña parte de él.
- Hyung... Estás... llorando - Mingi le miraba atónito. ¿Hongjoong estaba llorando? ¿Por él? Claro, era su culpa. Le había hecho llorar. Era tan horrible. Incluso muriendo o encerrándose de esa manera provocaba problemas a los demás y les hacía daño. No debería de haber nacido.
- Lo sé, Mingi, lo sé... Pero no es culpa tuya ¿vale? No es tu culpa - le tomó del rostro con delicadeza e intentó sonreirle. - Respóndeme. ¿Harás todo eso por mí? Por favor. Y luego te contaré por qué lloro. Pero tienes que hacer eso por mí.
- Está... está bien hyung... - no podía decirle que no. Jamás podría decirle que no. No a él, no a Hongjoong.
Este asintió y se sentó en el borde de la cama para ayudar al contrario a desvestirse. Las mejillas de Mingi se tiñeron de rojo mientras era desnudado. Estaba desnudo enfrente de él, enfrente de su amor no correspondido. ¿Qué haría ahora? Encima su aspecto era pésimo. Si antes tenía un mal cuerpo, ahora era incluso peor. Sin contar que parecía un niño pequeño por no poder desnudarse solo ni caminar hasta la bañera.
Ninguno de los dos dijo nada hasta que Mingi estuvo sentado en esta después de que Hongjoong la llenara con agua templada. Este puso música. ¿Qué mejor elección que poner las dos canciones que habían creado entre los dos; Promise y Twiligth, desde su móvil donde las tenía grabadas completas?
Tal vez en otro tiempo, tal vez en otro contexto, Mingi se hubiera sentido excitado por el roce de las manos de Hongjoong contra su piel, limpiándole con delicadeza. Pero ahora solo se sentía pésimo, una vergüenza. Ya no era un niño, debería de poder hacer eso solo; pero no tenía fuerzas y eso era su culpa.
- Mingi... ¿Puedes al menos lavarte tu solo... eso? - era la primera vez que Hongjoong recorría otro cuerpo con sus manos. Obviamente, no era la primera que veía a un chico desnudo puesto que le tocaba desnudarse en los vestuarios del instituto junto con sus compañeros de clase; pero las cosas eran diferentes ahora. Y tal vez en otro tiempo, en otro contexto, se habría sentido muy avergonzado y su corazón latería a mil; pero ahora solo sentía pena por aquel chico y dolor. No quería molestarle ni nada parecido, debía ser delicado. Y eso intentaba en todo momento. Así que prefería no entrar en zonas íntimas.
- Hyung... creo que puedo secarme con la toalla yo solo - le dijo el menor cuando hubo salido de la bañera con la ayuda del otro. Este asintió y le dedicó una dulce sonrisa.
- Entonces vaciaré la bañera y te haré la cena mientras tanto. No cierres la puerta.
- Prometido.
Había conseguido que se bañara, que fuera a cenar algo y que se fuera a cambiar de ropa; pero seguía sin sonreír y hablaba sin sentimiento alguno en su voz, como si todo realmente le hubiera dejado de importar. Era desgarrador. Cogió su teléfono móvil y apagó la música tras vaciar la bañera. Antes de salir, se giró para ver a Mingi secándose el cuerpo con dificultad. Le traería ropa limpia y le secaría el pelo con un secador cuando terminara de cenar. Iba a solucionar lo que había hecho, tenía que hacerlo.
La madre del chico y su hermano mayor le esperaban abajo en el sofá. Les explicó que había conseguido que se diera un baño e iba a hacer que comiera algo, pero que no subieran porque podrían asustarlo o hacerle sentir peor porque le vieran en las condiciones en las que estaba. Debían de tener mucho cuidado ahora y buscarle un buen psicólogo. Los dos tenían una cierta idea de lo que podría estar causando que el chico estuviera así y aunque uno pensaba que era lo mejor, la otra temía lo que Mingi podría contarle al psicólogo y lo que eso podría causar.
Mientras Hongjoong preparaba la cena, madre e hijo comenzaron a discutir en el salón intentando que nadie les escuchara. El hijo pensaba que llevar a Mingi al psicólogo era lo mejor, debían de curar su enfermedad antes de que fuera tarde. La mujer pensaba que si el psicólogo se enteraba de su situación podría llamar a la policía y encerrar a su padre, entonces se quedarían sin dinero y ellos dejarían de poder ver a su padre, puesto que seguía pensando que debía mantener la imagen de buena familia para sus hijos.
- Lo primero, los psicólogos tienen prohibido hablar sobre sus pacientes a nadie. Lo segundo, ya es hora de que papá valla a la cárcel. No es un buen hombre, ni un buen marido, ni un buen padre. Por mucho que te esfuerces en darnos amor y una buena imagen, es imposible de esta forma. Mingi está así porque sigues con ese hombre. Me da igual que sea nuestro progenitor, ese hombre ha causado todo eso en Mingi. Estoy seguro de ello. No nos estás dado una imagen de amor, nos estás dando una imagen de que fuimos creados con miedo y odio. Seguro que Mingi piensa que si él no hubiera nacido serías más feliz y no tendrías que seguir con ese tipo. Si ese es el problema, acéptalo omma, te equivocaste y lo único que puedes hacer para remediarlo es denunciarlo. Cuando la policía lo coja no te podrá hacer más daño, no te volverá a pegar. Sé que le tienes miedo, pero tienes que superar ese miedo. Ese hombre no se merece tu miedo. Estaremos mucho mejor y seremos mucho más felices cuando él no esté. Si tu problema es el dinero, me pondré a trabajar y dejaré los estudios. Te ayudaré a encontrar trabajo a ti también y estoy seguro de que recibiremos dinero de él por la denuncia. Podemos seguir adelante sin él. Por favor... omma...
Hongjoong pasó al lado del salón justo en ese momento de silencio en el que el menor se arrodillaba ante si madre sin poder seguir más con aquella situación puesto que las cosas ya habían llegado demasiado lejos. Les miró un segundo y luego subió las escaleras para ir a la habitación de Mingi. Se le encontró en la puerta del baño, intentando caminar de vuelta a la taza con ropa revuelta en uno de sus brazos. Dejó la bandeja con la sopa encima de la mesilla de noche y corrió a ayudarlo.
- No deberías de haberte levantando sin mí. Estás débil.
- Lo siento...
Una vez le sentó en la taza de nuevo, le ayudó a ponerse la ropa limpia. Le sonrió cuando terminaron con un intento de un alegre "¡Listo!". Pero los ojos del menor se cristalizaron y se volvió a disculpar. Estaba siendo una carga para Hongjoong. Siempre era una carga para todos. ¿Por qué tenía que ser tan bueno con él? ¿Por qué le ayudaba con todo aquello y le sonreía como si todo estuviera bien? ¿Por qué fingía aquella sonrisa para él? No estaba bien. Nada estaba bien. Hongjoong era tan amable, tan bueno... Sería más fácil si le dejara de querer. No, ya no le quería... ahora podría decirse que le amaba. Le necesitaba con todo su corazón. Quería que le amara, que le tomara de la mano, que le acariciara, que le mirara con amor y le dijera palabras bonitas, que le mimara, que le sostuviera entre sus brazos cuando las cosas fueran mal, que sonriera y riera con él, que le besara... Pero eso jamás sucedería. No volvería a vivir ninguna de esas cosas nunca más. Y también tenía miedo de hacerlo. Tenía miedo de volver a vivir todo eso solo para que terminara y le rompieran de nuevo el corazón como sucedió con Yunho. No quería vivir eso de nuevo.
- ¡Hey! ¿Qué pasa pequeño? - Hongjoong, preocupado porque le hubiera hecho daño o algo parecido, se situó a su altura buscando su mirada y tomándole de la barbilla. Este solo lloró y le abrazó con fuerza, ocultando su rostro entre sus brazos. No quería separarse de él, no quería que le separaran de él nunca. Quería quedarse así para siempre. Quería que todos sus sentimientos dolorosos se marcharan mientras era consolado por el calor de su cuerpo y de sus brazos en aquel abrazo.
- Lo siento... - solo era capaz de decir entre los sollozos de su llanto.
- No lo sientas. Está bien. No pasa nada. Todos somos humanos y necesitamos llorar de vez en cuando.
- No... Lo siento... Siento ser una carga... Siento que tengas que estar sonriendo forzadamente solo para intentar hacerme sentir mejor... Siento que lo estés pasando mal por mi culpa... Lo siento...
- ¡Tsh! - le calló - No digas nada más. Lo primero, no eres una carga. No eres la única persona que ha vivido por algo así ¿sabes? Y todas esas personas han necesitado de alguien que les ayudara. Algunas no tuvieron a nadie y otras sí. Necesitar a otra persona es normal, todos necesitamos a alguien en algún momento de nuestra vida, no somos perfectos y no podemos hacer todo solos. Así que no eres una carga. Y nadie me está forzando a sonreír. Te estoy sonriendo de verdad porque quiero que tu también sonrías como solías hacer antes. Una de las cosas que siempre me han gustado de ti es tu sonrisa, que la perdieras ha hecho que quiera luchar por que la recuperes. Y voy a hacerlo. Por eso sonrío, tengo una causa para sonreír. No lo estoy pasando mal por tu culpa. No te voy a mentir, es verdad que lo estoy pasando mal. Porque me duele verte así, porque no puedo soportar el que estés de esta manera... pero no es tu culpa, ¿me oyes? No es culpa tuya. Es culpa mía por no haberme dado cuenta antes de lo que estabas pasando, por no ayudarte desde el principio y haber dejado que termines así, por no cuidar mis palabras, por haberme enganchado a una maldita aplicación y no haberme dado cuenta de lo que tengo a mi alrededor. ¿Recuerdas que te dije que te diría por qué lloraba? Pues lloraba porque quiero ayudarte y no sé cómo. Quiero que veas que no eres una carga, que no eres horrible, que eres una gran bola de luz que se merece muchísimas cosas buenas, que eres hermoso tal y como eres y no solo por dentro; también por fuera, que hay mucha gente que te quiere por eso, que tu sonrisa es la más preciosa que conozco, que en la vida te quedan muchas cosas bonitas y buenas por las que pasar... Quiero que veas todo eso, pero no sé cómo hacerlo y sé que no me harás caso porque ahora tu mente estará repitiéndose una y otra vez todo lo contrario y sacando un segundo contexto a lo que digo que no tiene. Por eso lloraba. Lo único que puedo hacer es ayudar a tu familia a buscarte un especialista que te ayude y seguir intentando que comas, que te asees, que duermas y que bebas. Me siento tan impotente por no poder hacer nada más...
Ahora ambos lloraban. Mingi ya no sabía que pensar. No sabía que pensar de nada. Tal vez Hongjoong tuviera razón, tal vez estaba enfermo y no debía de hacer caso a lo que su cabeza no dejaba de decirle. Tal vez, solo tal vez, no era tan malo como pensaba. Pero entonces ¿por qué seguía viéndose como un error del universo? A pesar de todo lo que le estaban diciendo, seguía viéndose de aquella horrible manera y eso estaba mal. Por eso estaba él llorando también; porque no importaba lo que hiciera, no conseguía curarle y si Hongjoong no podía salvarle ¿quién podría? A lo mejor ya no había cura para él. ¿Estaría tan podrido por dentro que ya no había manera de que se curara? No quería pensar eso puesto que ese simple pensamiento ya era señal de lo mal que estaba. No quería pensar nada. Solo quería que todo acabara. Quería permanecer para siempre en los brazos de Hongjoong y que todo terminara.
Durante un rato más, se quedaron así; llorando el uno en el brazo del otro, sintiéndose culpables de aquella situación y del sufrimiento del contrario, hasta que el mayor se secó las lágrimas y se distanció lo suficiente para sonreírle y secarle las lágrimas a él también. Incluso si sabía que no había logrado nada, quería seguir luchando por encontrar la solución al vacío de aquellos dos ojos negros y finos. Porque no era un vacío de los que siempre estaban ahí y eran necesarios, era un vacío de un lugar antes lleno, lleno de alegría e ilusión, de esperanzas y entusiasmo.
Le ayudó a caminar hasta la cama y a tumbarse en ella para luego darle de comer lentamente y con cuidado. Incluso estando las cosas como estaban, Hongjoong seguía pensando en que Mingi era lindo. La forma en la que le obedecía, en la que tomaba con dificultad la cucharada que él le ofrecía e incluso la manera en la que le pedía que le dejara intentar comer él solo... todo en él era lindo. Y ya no sonreía por hacerle sonreír, ya no sonreía por tranquilizarlo, ya no sonreía por ayudarlo... Sonreía porque aquella imagen; a excepción de las ojeras y el cuerpo desnutrido del menor, le hacía sonreír. Su simple imagen, siempre tan lindo. Quería protegerlo por siempre. Iba a luchar por recuperar al antiguo Mingi y porque jamás volviera a ocurrir algo así. Iba a corregir todos y cada uno de sus errores. Empezando por Mingi, luego se disculparía con su familia y finalmente con San. Tenía que volver a poner control sobre su vida. Aprendería de todos aquellos errores y si cometía errores nuevos, también los solucionaría. Aquella era la manera en la que debía pensar no solo él, si no Mingi también. Y eso era otra cosa por hacer, que el menor comenzara a pensar así y no se sintiera mal por equivocarse, por ser humano.
- ¿Por qué me mira así, hyung?
- Hongjoong. Llámame Hongjoong. O Hongie, o Joonie o como te apetezca. No hace falta que utilices fórmulas de cortesía conmigo nunca más.
- ¿De verdad?
- De verdad.
- ¿Puedo llamarte Joonie?
- Claro.
- Entonces... ¿Por qué me mirabas así, Joonie? - sonrió dulcemente al pronunciar esas palabras. Sonrió. Había sonreído. Incluso si sus ojos seguían vacíos, había conseguido que volviera a sonreír. De pronto, se sentía eufórico por aquel pequeño pero gran logro y sonrió más.
- Porque eres tierno.
- ¿Eh? Yo no soy tierno.
- Song Mingi, como vuelvas a decir eso voy a denunciarte. Eres el chico más tierno que conozco ¿vale?
- Pero hyung... digo... Joonie...
- Ni peros ni peras. Repite conmigo. Yo soy tierno.
- Joonie es tierno - sonrió como un niño pequeño contradiciendo a alguien mayor solo para molestarlo.
- Muy bien, digo... ¡No! Hazlo bien: Mingi es tierno.
- Mingi no es tierno.
- Te estás ganando una denuncia jovencito.
- ¡Oh no! ¡Una denuncia no! - fingió poniéndose las manos a los lados de la cara como en el cuadro El Grito.
- ¡Mingi! - le gritó con reproche.
- ¿Si Joonie?
Hongjoong infló las mejillas. Iba a golpearlo con un cojín hasta que admitiera lo tierno que era pero no pudo resistirse a aquella mirada, aquella sonrisa tan dulce. Lo estaba haciendo bien. No sabía como lo había conseguido, pero lo había hecho. Una pequeña parte del antiguo Mingi parecía haber vuelto o tal vez solo estaba fingiendo. Pero incluso si estaba fingiendo, al menos había conseguido eso; que intentara volver a ser el de siempre.
Le tomó del rostro con ambas manos y acercó sus rostros tanto que podían sentir la respiración del otro. Al instante, el menor se sonrojó por la cercanía y se quedó pasmado, como si estuviera viviendo un sueño irreal; demasiado imposible para él. El rubor en sus mejillas solo hacía que el contrario pensara que era más mono aún. No podía dejar de pensar en eso. En lo lindo que era. Y por un momento; un pequeño, breve momento, sintió el impulso de besarlo. De hacerle saber que había algo que se removía en su estómago cuando sonreía que él asociaba a lo tierno que era, mediante un lento y dulce beso. De probar esos grandes y bonitos labios para que se diera cuenta de una vez de que si que merecía que alguien le tratara con todo el amor y la ternura del mundo. De entregarle el mismo ese amor. Fue un pequeño momento, pero suficiente para que se sintiera confundido con respecto a sus propios sentimientos. ¿Estaba comenzando a enamorarse del menor? ¿Eso era posible? ¿Y justo ahora? No, no era eso. Solo era que él era lindo.
- Song Mingi. Eres el hombre más tierno, con la mejor sonrisa, más guapo y que es mejor persona que conozco. Incluso podría decir que eres el mejor de todo el planeta. Así que por favor, no vuelvas a negarlo. Ni en voz alta, ni dentro tuyo.
Se miraron durante unos segundos sin decir nada hasta que el menor asintió y se separaron. Con una sonrisa, el mayor le dijo que debería de dormir y a lo que el otro volvió a hacer el mismo gesto afirmativo con la cabeza. Le observó mientras era arropado por él. Dejó que le acariciara la frente y le diera un beso en esta como si fuera su madre y el un niño pequeño. Aquello gestos hacían que el corazón de Mingi volviera a latir. Tal vez solo un poco, tal vez solo durante unos segundos; pero volvía a hacerlo.
Hongjoong se quedó allí, acariciando su rostro dulcemente y observándole mientras cerraba los ojos e intentaba dormir. Incluso cuando sintió que su respiración por fin se regulaba y supo que estaba dormido, se quedó allí observándolo. Aún durmiendo era lindo. Poco a poco, se tumbó a su lado en la cama para observarlo mejor sin dejar de acariciar su rostro. Se decía a si mismo que hacía todo aquello solo porque le parecía tierno y a él le encantaban las cosas tiernas. Pero algo en su interior se removía y hacía latir su corazón un poco más rápido debido a la situación. Creía que era solo porque pareciera que estuvieran en una película romántica y eran los nervios de la situación y el miedo a que el otro se despertara encontrándolo así, pero tal vez no fuera así. Tal vez el impulso que antes había sentido desmintiera aquello. Ahora mismo le daba igual, solo podía pensar en Mingi y en intentar recuperarlo, en nada más. Nunca había estado tanto tiempo sin pensar en Pinki Minki, parecía casi que se hubiera olvidado de aquel chico que conoció por Internet.
- Song Mingi. Te prometo, por todos mis trofeos de baloncesto y mis pistas de música, que haré que recuperes el brillo que tenías en tus ojos cuando nos vimos por primera vez de pequeños. Aunque solo sea la mitad de ese brillo, lo recuperaré. Y jamás dejaré que vuelvas a caer en todo esto. Incluso si tu familia no lo hace, yo mismo buscaré un especialista para ti. Haré lo que sea. Así que solo, déjame ayudarte. Es lo único que te pido - volvió a besarle la frente y sonrió. No se había movido, así que supuso que seguía dormido y que no se había despertado.
Con cuidado, abandonó la cama y luego la habitación. Iría a hablar con la madre de Mingi y su hermano ahora. Se sentaron en el salón y les contó que había conseguido cambiarle de ropa y que comiera algo, que ahora estaba durmiendo. Ambos le agradecieron de corazón por haber conseguido todo eso. Y entonces llegó la pregunta. ¿Qué iban a hacer a partir de ahora?
Mujer e hijo se miraron y luego le volvieron a mirar. Habían tomado una decisión, incluso si para la mujer sería muy complicado y doloroso, incluso si tenía miedo... ella también estaba harta de todo aquello y quería lo mejor para sus hijos. Al día siguiente, por la mañana, iría a poner una denuncia contra su marido y le contaría todo a la policía mientras que su hijo mayor pediría cita con la seguridad social para pedir un psicólogo público que pudiera atender a Mingi. Y ya que les había ayudado tanto, creyeron oportuno contarle a aquel chico todo lo que Mingi había estado pasando durante tantos años sin que nadie más que ellos dos supieran porque ellos también lo habían estado sufriendo. Necesitarían la ayuda de alguien para que se quedara con el menor mientras estuvieran haciendo lo propio para solucionar esa situación, y tal vez la familia Kim podría ser ese soporte que necesitaban.
Las piezas encajaron en la cabeza de Hongjoong al instante y comprendió muchas de las cosas que no entendía aún sobre el comportamiento de Mingi. Así que por eso... por eso él mismo se veía así, porque pensaba que era el fruto de una relación tóxica y que esa relación tóxica pervivía gracias a que él seguía con vida y era una carga. Bien, pues eso dejaría de ser así. Tras consolar a la señora Song por haber tenido que contar todo aquello. El chico hablaría con sus padres. Aunque le resultara un estorbo o una molestia, siempre habría alguien cuidando de Mingi y ayudaría a aquella familia a seguir adelante. No por lo desgarradora de la historia, no porque afectara a Atiny el estado de su mejor amigo, no porque se lo hubieran pedido; si no por Mingi.
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