i
El viento cortando su piel fue lo primero que sintió al salir de la casa. Se puso la capucha para contrarrestar esto y se arropó más con su abrigo. El frío se colaba por entre sus ropas haciendo que su piel se pusiera de gallina y su bello corporal en punta. Todo su cuerpo temblaba y apenas habían sido tres segundos afuera. Ojalá llegara a casa pronto para poder ocultarse de ese terrible frío.
Caminó con las manos metidas en los bolsillos y la cabeza baja. Ahora entendía aquello de que el hielo también quemaba. Sentía que su piel ardería en cualquier momento del frío que hacía.
Cuando se encontró con la puerta de su casa justo delante suyo, dio gracias a los dioses en los que no creía. Pero antes de poder entrar, alguien le llamó detrás suyo. Ahora maldijo a esos dioses; pero aún así, se giró con una sonrisa para ver a la mujer que le había llamado saliendo de su casa con poca ropa. Se moriría de frío.
- Yeosang, querido. ¿Has visto a Seonghwa? Tuvimos una discusión y se marchó de casa corriendo. Me preocupa lo que pueda pasarle a estas horas.
- No le he visto señora Park.
- Lihwa.
- No le he visto Lihwa.
- Temo que halla ido a ese sitio de nuevo.
- ¿A qué sitio?
- Una vez su madre y yo le encontramos en un bar de mala fama. Estaba hasta arriba de copas y por poco un hombre saca provecho de él. Menos mal que llegamos a tiempo. Pero resulta que era un cliente habitual. Hace mucho que no va... Pero espero que no halla ido allí de nuevo...
- Puedo ir a comprobarlo si eso la deja más tranquila. ¿Dónde está ese bar? - tras escuchar esas palabras, Yeosang se puso alerta. Imaginarse esa sola escena le erizaba la piel. No permitiría que nadie hiciera daño a su crush. La mujer le dio la dirección y él salió corriendo hacia allí dispuesto a asegurarse de que Seonghwa no corría ningún peligro. Estaba algo lejos, casi a las afueras de donde vivían. Un pueblo que casi era ciudad pero no llegaba a ello.
Lihwa sonrió y volvió a su hogar. Su mujer la miró con una ceja alzada, expectante por saber si su plan había funcionado. Pero aún no podían saber nada. No podrían asegurarse aún de que Yeosang pudiera hacer que su hijo no visitara ese sitio de nuevo.
Llegó al bar casi sin fuerzas. Tuvo que apoyarse en la pared, respirando entrecortadamente y sintiendo pinchazos de cansancio en todos sus músculos. Se acercó a la barra con dificultad, mirando todo el sitio. No es que tuviera muy buen aspecto con aquellas luces de neón moradas y esos sofás negros. Pero Seonghwa no estaba allí o al menos no le veía. Preguntó por él al barman y su corazón dio un vuelco cuando le dijeron que estaba en una de las salas especiales del bar. No entendió eso del todo, pero no le sonaba a nada bueno.
- Lleváme donde está él.
Le sorprendió que le respondiera que sí y le conduciera por un pasillo largo y lleno de puertas. La palabra prostíbulo pasó por la cabeza de Yeosang. Si tuviera que describir ese lugar, diría que parecía un prostíbulo.
El hombre abrió una de las puertas y se asomó por ella para hablar mientras el menor miraba el interior. Era una estancia de paredes negras, luces de neón rojas y una cama de sábanas rojas también. Había una pequeña mesa y una silla en la que estaba sentado Seonghwa, mirando un vaso vacío en su mano como si fuera un problema matemático que no hubiera sido resuelto.
- ¿Buscabas a alguien para esta noche? Este chico vino preguntando por ti. Te le dejo todo a ti, pero asegúrate de usar condón y no mancharme las sábanas. Tengo más clientes. - el barman empujó a Yeosang dentro de la sala y cerró la puerta. Este casi cae al suelo aturdido. ¿Condón? ¿Manchar sábanas? ¿Qué? Miró a todos lados sonrojado. Tenía que salir de allí, aún era demasiado joven para perder la virginidad.
Una mano lo tomó de la barbilla e hizo que lo mirara a los ojos. Seonghwa. Su corazón comenzó a palpitar rápidamente. No estaba preparado para ello, aún no. Por mucho que amara a aquel chico era demasiado pronto, demasiado rápido y no quería que fuera de esa manera como sucedieran las cosas. Quería que fuera porque le amaba, que fuera con amor y cariño; no porque estuviera borracho.
- Dime Yeosang - su voz sonaba más áspera y ruda debido a los efectos del alcohol. - ¿A ti te parezco homosexual?
- Y-y-y-yo... No... Siempre he pensado que... No lo eras - y era verdad. Yeosang pensaba que tenía muchas menos posibilidades con él por ser hombre. Al fin y al cabo, Seonghwa parecía un chico completamente heterosexual que solo saldría con chicas y él no era una chica.
- Demuéstramelo. Demuéstrame que no lo soy.
- No, no quiero hacer eso - el menor cerró los ojos con fuerza. El miedo invadió sus venas y su corazón corría frenéticamente. ¿Cómo habían acabado las cosas así? Jamás había visto a Seonghwa de esa manera y no se imaginaba que pudiera ser así.
- Entonces ¿por qué has venido?
- Pe-pensaba que estabas en peligro...
- Eres tan amable. Siempre te preocupas tanto por los demás...
De pronto los labios de Seonghwa se encontraban presionando los suyos. Pero él no quería. No así. Intentó escaparse, pero sus brazos estaban aprisionándole con fuerza. Le estaba abrazando pero no era un abrazo bonito, era un abrazo acorralador y doloroso. Quería huir pero no podía. Sintió la lengua de Seonghwa lamer sus labios, pero él se negaba a abrirlos, cerrando sus ojos y esperando que todo aquello acabara pronto.
- No me conoces, no intentes acercarte a mí nunca más. Podría hacerte mucho daño. Esto es solo una pequeña parte de todo lo que podría hacerte - el mayor se separó de él y volvió a sentarse en la silla mirando el vaso. Su primer beso, aquel había sido el primer beso de Yeosang. La experiencia más horrible de su vida.
Gateó marcha atrás para alejarse todo lo posible del mayor hasta chocar con la puerta. El miedo aún seguía en sus venas y temía que en verdad Seonghwa se girara en cualquier momento para terminar lo que comenzó. Pero no lo hizo, y Yeosang pudo abrir la puerta y marcharse corriendo de allí hasta que cayó al suelo. Todo le daba vueltas. Quería vomitar, quería llorar, quería seguir corriendo. Pero todas sus fuerzas le fallaron. Demasiados sentimientos enfrentados en unos pocos minutos.
Hacía mucho frío.
[Mientras, en casa de los Kim]
La señora Kim recogía la mesa con ayuda de su marido y su hijo mayor mientras el resto se iba a la cama. La mujer le dijo a su hijo que tendría que compartir su habitación Mingi, era algo que se le había olvidado comentarle. A Hongjoong no le importó. No era la primera vez que compartía habitación con alguien, aunque si lo fuera con Mingi. No le importaba mucho realmente. Mientras pudiera dormir, todo estaría correcto.
Subió a la habitación y se encontró al chico enfundado en su pijama azul con dibujos naves, comos si fuera un niño pequeño. Sonrió. Era muy tierno. Tenía un tiburón de peluche entre sus brazos, lo que le hacía parecer más mono ante la vista del mayor, que le sonrió al entrar. Le dijo que esperara y le sacaría un saco de dormir, y eso hizo. Luego cogió su propio pijama y se fue a cambiar al baño.
Mientras se cambiaba, su móvil; que previamente había dejado encima del lavabo, vibró con la llegada de una notificación. La pantalla se encendió y los ojos de Hongjoong se abrieron más al ver que era una notificación de Wattpad y de quien era. Corrió a coger el aparato sin terminar de vestirse siquiera y abrió corriendo la aplicación con su corazón acelerándose por momentos con el deseo de que le hubiera respondido.
La desilusión sienta como un jarro de agua fría sobre tu corazón. Aunque claramente le hacía feliz que hubiera actualizado, no que no le hubiera respondido aún. Si tenía tiempo para actualizar tendría tiempo para él también, por lo tanto le estaba ignorando bien porque realmente no le importara lo más mínimo o bien porque había escrito algo que le hubiera molestado bastante. De una u otra forma, le molestaba haber causado aquello; se sentía mal consigo mismo y la pregunta de qué sería lo que había causado realmente aquello le acosaba constantemente.
Salió del baño ya vestido; con su pijama de rajas blancas y azules verticales, y se fue a su habitación. Mingi estaba tumbado sobre el saco de dormir con el móvil entre sus manos y el peluche apretado entre el antebrazo y su pecho. Miraba el aparato con el ceño fruncido y mordiéndose el labio, como si no supiera que hacer con lo que sea que pasara en la pantalla del teléfono.
Hongjoong se acercó a él y se medio tumbó a su lado, intentando mirar lo que él. Si no hubiera preguntado por ello antes de poder verlo, Mingi no se hubiera dado cuenta de su presencia y no habría ocultado el móvil mirándole sonrojado y diciendo que no era nada. El mayor ladeó la cabeza haciendo pucheros para intentar sacar la información, aunque sabía que aquello no era nada tierno. Mingi siguió insistiendo en que no era nada, así que no le quedó otra opción que comenzar a hacerle cosquillas para que lo soltara.
El menor dio vueltas por todo el suelo intentado huir y deshaciendo el saco de dormir, mientras que el contrario le perseguía sin dejar de hacerle cosquillas y arrastrándose con las rodillas; ambos riendo. Finalmente, Hongjoong se tropezó y para no caer apoyó las dos manos en el suelo, acorralando debajo suyo a Mingi sin darse cuenta. Silencio.
El más pequeño le miraba totalmente sonrojado, sintiendo su corazón acelerarse por la situación. El contrario se dio cuenta de la situación y se levantó de golpe. Por alguna razón su pequeño amor por Internet volvió a su cabeza. Sería genial si pudiera conocerle y tal vez llegar a tener alguna situación como aquella, tan cliché de libro o película de romance. Miró su teléfono, el cual había dejado sobre su cama antes de agacharse a la altura de Mingi antes.
- Mingi.
- S-sí hyung - el apelado se levanantó de golpe al oír su nombre. Se había quedado de piedra por la escena recién vivida y habái permanecido en el suelo sin darse cuenta. Habían estado... tan cerca...
- ¿Tú que harías si alguien te dejara de hablar?
- Depende de qué persona sea ¿por qué? - le miró intrigado. Hongjoong aún seguía con la dirección clavada en su teléfono móvil, así que siguió la dirección de su vista hasta darse cuenta del objeto que observaba. Entonces comprendió la pregunta. No le había respondido, a ninguno de sus mensajes en Wattpad tras descubrir su identidad; pero eso él no lo sabía. ¿Estaba preocupado porque no le respondía? ¿Le importaba tanto? Él no, claro, quien era él en Wattpad. Porque su identidad de Wattpad no incluía su aspecto ni sus condiciones de vida, solo lo que escribía.
- Supongamos que la persona que te gusta, si es que hay alguien que te gusta, te deja de hablar de pronto - el mayor le miró sin ningún rastro de sospechar nada, solo había curiosidad en sus ojos - ¿Qué harías?
- Pues... yo... - Mingi bajó la mirada sonrojado, debía de ocultar que esa persona era él ¿cómo? - Supongo que insistiría hasta que me respondiera. Y si no, me conformaría con poder ver a esa persona. Mientras esté bien yo lo estaré. Supongo.
- Entiendo... - el mayor bajó la mirada y luego volvió a mirar su teléfono. - ¿Debería de insistir más? - se preguntó a sí mismo en un susurro, sin embargo el menor sí que lo escuchó. Su corazón paró por un segundo. A Hongjoong le gustaba alguien. Alguien que no le respondía. Era obvio que no era él. Podía ser cualquiera porque que mirara al teléfono no quería decir que fuera él, podía ser cualquier otro usuario de Wattpad o alguno de sus contactos. La posibilidad de que fuera él era muy remota.
- ¿Qué tal si dice a esa persona que quiere hablar? Dile que tienen que hablar. Tal vez te responda...- "Estúpido, no debes de tener esperanzas. Recuerda lo que pasó la última vez"
- Buena idea, eso haré. Gracias - le revolvió el pelo con una sonrisa - Es mejor que vayamos ya a dormir.
- Claro hyung.
El mayor apagó la luz y ambos chicos se metieron en la cama. Se dieron las espaldas y cogieron el móvil. No se daban cuenta de que lo hacían con el mismo sentimiento, por la misma razón. Querían recibir un mensaje del chico que le gustaba. Gustaba, porque no amaba. Aún no conocían suficiente al contrario como para que aquel sentimiento fuera más que atracción. Debían de pasar muchas cosas más para que eso sucediera.
Una mezcla enorme de sentimientos se juntaron en el corazón de Mingi cuando recibió aquel mensaje. Por un lado, la esperanza de que Hongjoong sintiera lo mismo por él se avivó como un fuego al que le acaban de echar leña. Podría haber comenzado a saltar de alegría. Pero la realidad le golpeó. Por una parte, Hongjoong solo querría a su "yo" de Wattpad, no a quien era en la vida real. Tal vez; si lo supiera, la desilusión que se llevaría sería tan grande que incluso dejara de quererle por Wattpad. Y si no era así y él era la persona que le gustaba, todo podría volver a suceder como la anterior vez. Él no estaba preparado para eso, no estaba preparado para una relación cuando las cicatrices de la anterior también dolían.
Se dio la vuelta lentamente y observó la espalda del mayor. El suave brillo del móvil iluminaba su figura. Tragó saliva antes de hablar. Necesitaba preguntarle aquello, necesitaba saberlo; saber la verdad.
- Hyung...
- ¿Sí?
- ¿Qué piensa usted de mí?
- ¿Por qué me preguntas eso?
- No sé... curiosidad. Solo estaba pensado en que impresión causaba en la gente y quería saber que piensas tú de mí.
- Creo que eres un muy buen chico, muy majo y muy tierno. Tal vez demasiado tierno. Me encanta la forma en la que tus ojos brillaban antes y me gustaría que recuperaras eso; no sé por qué lo perdiste y tampoco quiero meterme donde no me llaman. Te estoy agradecido por ser el mejor amigo de mi hermana y cuidar de ella. Y creo que ambos podríamos ser buenos amigos tener una larga amistad si nos lo propusiéramos. Claro, tampoco quiero obligarte. - Hongjoong respondía sin mirarle y con un tono de voz indiferente. Realmente no le estaba prestando demasiado atención a lo que decía, estaba concentrado en ver si recibía el mensaje que deseaba recibir.
Ya está, ya lo sabía. La verdad era que aquella respuesta era la que quería obtener Mingi, no quería comenzar nada con nadie. Pero aún así le dolía que para Hongjoong solo fuera un posible buen amigo, nada más. Si Hongjoong gustaba de algo de él, solo era de su personalidad en Wattpad. No gustaba de él en sí. ¿Por qué lloraba? Era mejor aquello. Era mejor que no se enamorara de él.
- Sí. Sí que quiero ser su amigo, hyung - porque jamás sería más que un amigo para nadie de nuevo. Él jamás sería el amor de nadie. No tenía nada que le pudiera gustar a los demás, no era nada. Solo carne y huesos. - Hyung, ayer hice una canción... Que me me gustaría que escucharas y me dieras tu opinión.
- ¿No puede esperar a mañana?
- Tiene que ser ahora, por favor. No me acordaré mañana.
- Está bien - apagó el aparato y se dio la vuelta para mirarle. Tal vez debía de seguir el otro consejo, conformarse con seguir leyendo las historias de aquel chico puesto que parecía que ya nunca más recibiría mensaje de él. Escuchar a Mingi era lo mejor que podía hacer ahora.
- No esta muy bien y es solo una maqueta, pero me gustaría que me dieras tu opinión para que pudiera mejorarla.
- Adelante.
- Sube y en las olas entra
Incluso si este hermoso momento se interrumpe ya
Lo mantendré, tu aroma se acerca
Siento que la atmósfera va a reventar
Somos el infinito cuando nuestros recuerdos se juntan
Entraré en tu memoria
Incluso si no recuerdo y hay niebla
This is all I feel about you, twilight
Is like Twilight yeah
Oh baby I just wanna see the twilight
Wanna see it into you - se calló avergonzado. Agradeció de que las luces estaba apagadas para que no viera su sonrojo - Y eso es un poco de la canción. El resto lo dejé encima de la mesa en un papel. Lo tengo en mi cuaderno de canciones así que puedes quedártelo. Igualmente mejor me das tu opinión mañana cuando la leas toda, no sé por qué hice eso. Buenas noches.
A Hongjoong no le dio tiempo a reaccionar. La verdad era que le había encantado la canción y se había quedado con las ganas de escuchar más. Le devolvió las buenas noches sin saber muy bien que hacer y se volvió a girar. Miró su móvil un momento. Solo era un chico de internet, le estaba dando demasiada importancia y se estaba perdiendo lo que realmente tenía a su alrededor. Dejó el aparato en la mesilla de noche y cerró los ojos.
Pero por más que daba vueltas en la cama intentando dormir, era incapaz de hacerlo. La canción de Mingi resonaba en su cabeza mezclada con nuevos ritmos y melodías. Estaba inspirado y la inspiración llama a cualquier hora sin importarle lo que tú estés haciendo, te carcome hasta que consigues soltar todo lo que pasa por tu cabeza. Por eso se levantó, encendió la lámpara de su escritorio y se puso a trabajar con los cascos puestos y leyendo la letra que Mingi había escrito. Retocó algunas cosas, hizo la música, escuchó, deshizo, hizo... Incluso se puso a terminar la otra canción que aún le quedaban algunos retoques. Tenía sueño pero, simplemente, no podía parar.
[En casa de los Jung esa misma noche]
Wooyoung jugaba con su videoconsola, trasnochando, ya que era incapaz de conciliar el sueño. Cada vez que cerraba los ojos, Jongho volvía a su cabeza. Su sonrisa, su voz, el brillo de sus ojos... No podía dejar de pensar en ello y cada vez que lo hacía intentaba reemplazarlo con imágenes de Atiny y recordarse que solo sentía atracción por su hermano menor por lo mucho que se parecían. Además, él era heterosexual. Aún era virgen, pero sabía que era heterosexual.
Aquella noche sus padres estaban de turno de trabajo los dos, así que estaba solo en casa. Dejó la consola y abrió su portátil. Iba a recordarse que era heterosexual justo cuando llamaron al timbre y tuvo que apagarlo y recogerlo todo corriendo. Sería una gran vergüenza si le pillaban así.
Pulsó el botón del interfono y preguntó sobre quién era. Seonghwa. ¿Qué hacía Seonghwa allí? No le veía desde hacía bastante tiempo. Lo único que les relacionaba era su hermano mayor y tenía entendido que habían cortado sus lazos ya. ¿Por qué había ido allí de nuevo? Recordaba cuando él y su hermano estudiaban juntos en la habitación del último. Nunca había visto al presidente del consejo estudiantil sonreír de forma tan sincera ni reír tanto. No entendía como era que habían decidido romper su amistad para siempre, pero desde entonces Seonghwa había mantenido una gran distancia entre él y todo lo relacionado con su hermano mayor.
Abrió la puerta de la casa y se encontró con el mayor con otro en brazos. La mirada de Seonghwa transmitía terror, mucho terror. Y respiraba como si hubiera recorrido la maratón de Seúl. El chico en sus brazos estaba desmayado y tenía una mancha roja en su frente que había manchado también su pelo. Sangre.
- Wooyoung, tienes que ayudarme. Por favor. No sabía a quien más recurrir.
- ¿Qué ha pasado? - el menor le dejó pasar. No necesitaba decirle donde dejar al chico, ya lo sabía. Le siguió hasta el salón, donde le tumbó en el sofá.
- Bueno... es difícil de explicar. Pero le hice cosas muy feas estando borracho. Salió corriendo y le he encontrado así en la calle. Pensé en llevarle al hospital pero me preguntarían que ha pasado y tal vez me meterían en la cárcel. Luego pensé en llevarle a casa pero mi madre me preguntaría e insistiría hasta saber la verdad y; siendo sincero, sé lo que me va a decir y hacer y no lo quiero, gracias. Solo se me ocurría esta casa. Tus padres están de noche ¿no? Como todos los viernes. - era la primera vez que Wooyoung veía a Seonghwa llorar. Estaba llorando. Y hablaba muy rápido y nervioso. Decía la verdad, lo sabía y se sentía muy culpable.
- Sí pero... ¿Qué mierdas le has hecho cómo para que te pudieran meter en la cárcel?
- No sé si en la cárcel pero una multa sí, y no quiero hacer pagar a mi madre por mis errores. Igualmente, vine aquí para que no tener que responder preguntas, por favor no las hagas.
- Está bien. Iré a por el botiquín - se fue a dar la vuelta para hacer lo que dijo pero el otro le cogió de la muñeca.
- Espera... ¿Y tu hermano?
- Está en la universidad en Seúl. Es un año mayor que tú ¿no te acuerdas?
- Sí. Sí me acuerdo. - le soltó y Wooyoung se encaminó hacia el baño para coger el botiquín. Cuando volvió, observó que el mayor estaba acariciando la frente del otro chico con dulzura y preocupación mientras con la otra mano cogía una de las contrarias. Había visto a ese otro chico antes. Solía estar con Jongho. ¿Cómo se llamaba? ¿Yeotan? ¿Yeosang? No se acordaba exactamente.
- Lo siento. No quería hacerte eso... No quería decirte eso... No así... No te lo mereces... Siempre has sido tan bueno conmigo... y voy yo y... No quería que vieras esa parte de mí... Lo siento tanto.
Wooyoung tragó saliva antes de entrar y tener que interrumpir la escena. Debían de curarle esa herida de la cabeza. Seonghwa se apartó para dejar que el menor curara al otro. No podría describir con palabras como se sintió cuando caminaba a casa y sus ojos se encontraron con Yeosang en el suelo, con una herida en la cabeza. Era culpa suya. Aquel chico que no le había hecho nada a nadie y que solo se preocupaba por él, le había dañado de forma irremediable. Se maldijo a sí mismo mil y una veces mientras los efectos del alcohol desaparecían de su cuerpo. Ahora no solo se sentía mal por la resaca, también por todo aquello.
No lo recordaba todo a la perfección, pero si tenía una idea de lo que había pasado y debió de ser horrible para el menor. Solo deseaba que se encontrara bien y se recuperara.
Una vez le hubo curado, Wooyoung le aconsejó que debería llevarlo a su casa o sus padres se preocuparían. Si no quería responder preguntas podía decir que simplemente se le encontró en la calle así y ya está. Y eso hizo. Le sorprendió que no se le hubiera ocurrido antes. No funcionaba bien en momentos de pavor.
Sus padres le agradecieron por traerle de vuelta a casa y les pidió quedarse para asegurarse de que estaría bien. Estaba realmente muy preocupado. La pareja se miró sin saber que decirle al chico, pero al verle tan preocupado aceptaron. Seonghwa llamó a sus madres y les explicó la medio mentira que Wooyoung se había inventado para quedarse en la casa de los Kang.
Se quedó sentado en una silla a pesar de que le habían preparado un saco de dormir en el suelo. Observó toda la noche como Yeosang dormía. Su flequillo tapaba el parche de la herida de su cabeza, pero al moverse mientras dormía quedó descubierto. El mayor lo miró mordiéndose los labios. Se sentía tan culpable. Incluso si no servía para nada, tenía que disculparse. Incluso si le odiaba para siempre, debía pedirle perdón. Daba igual lo que pasara, deseaba poder expresarle lo que sentía. Lo mal que se sentía.
De nuevo se maldijo. De nuevo maldijo al alcohol. De nuevo comenzó a llorar.
Miró al menor y se sorprendió dándose cuenta de lo realmente hermoso que era ese chico.
💫💫💫
Comenta aquí
tu opinión sobre
este capítulo
4137 palabras
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro