🌈🌺Prologo🌼🌸💮
Como Pilar de la Flama, Kyojuro Rengoku siempre había llevado una vida estructurada y dedicada. Día tras día, su deber era claro: exterminar demonios, proteger a los inocentes y asegurar la paz para la humanidad. Su vida estaba guiada por la rectitud de su corazón, el fervor de su espíritu y la llama inextinguible de su determinación.
Las reuniones con los demás Pilares se habían vuelto parte de su rutina, al igual que los combates intensos que ponían a prueba su fuerza y voluntad. No había tiempo para pensar en otra cosa, ni mucho menos en un destino que no estuviera teñido por el fuego de su misión. La batalla lo era todo.
Sin embargo, un día, todo cambió. En una tarde tranquila, luego de regresar de una misión extenuante, sus padres lo esperaron en el hogar familiar con una noticia que no solo lo desconcertaría, sino que lo pondría frente a una nueva encrucijada. Ellos, con la misma calma con la que siempre habían guiado sus pasos, le informaron que su destino ya no solo estaría ligado a la espada... sino al compromiso de matrimonio.
"Es hora de que te cases, Kyojuro. Es tiempo de sentar cabeza"
Esa fue la frase que lo dejo sin palabras al pilar de la flama ¿Casarse? ¿Y así de repente?
Por primera vez, el Pilar de la Flama, conocido por su inquebrantable resolución, sintió cómo la tranquilidad de su vida se tambaleaba ante una responsabilidad que jamás había considerado.
Al principio, Kyojuro no sabía cómo reaccionar. El matrimonio, un concepto tan ajeno a su vida de guerrero, lo inquietaba más de lo que quería admitir. Sin embargo, cuando conoció a su prometida, todo cambió.
Ella era diferente a lo que había imaginado. Una joven de cabello largo y rojo burdeos con una cicatriz en la frente que resaltaba a un más su belleza. Pero la hermosura de la chica iba mucho más allá de su apariencia física. Sus ojos rojos igual al fuego había una calidez que resonaba con la llama de su propio corazón, y en su alma, una fuerza tan noble como la suya. Cada conversación con ella era como un rayo cálido del sol para su espíritu, y pronto se dio cuenta de que su vida, hasta ese momento, había estado incompleta sin ese hermoso sol de cabello rojizo y ojos que reflejaban la inocencia y la pureza.
Kyojuro comenzó a ver el mundo con nuevos ojos. La presencia de su prometida no solo le brindaba paz, sino que encendía en él una llama aún más brillante, una que no solo quemaba por el deber, sino también por el amor y el anhelo de protegerla. Por primera vez, comprendió que había algo más allá de la lucha constante: un futuro que incluía más que el filo de su espada.
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