No dejes de cantarme
Siempre fui de aires temerantes.
Oculta, de perfil bajo algo callada pero con carácter.
Y veme aquí con los ojos perturbados perdidos en un tiempo que constante, me atormenta me desequilibra en sones de baladas de café, no quiero mirarte…
No sé dónde me metí pero por curiosidad sigo aquí.
Voluntariamente llego a ti y no hay manera de huir.
Ni queriéndolo, ni por mis propios medios, logro salirme de esta sensación de perdición, mantengo la calma pero la vuelvo a perder momentos después al ver que de vista te pierdo, me rindo, me quedo y te quiero.
No dejes de mirarme, no dejes de cantarme
Que aunque la audiencia se apague y se vaya dándote la espalda, yo me quedaré y te abrazaré encantada, deseando eternidad ruidosa cuando el silencio nos amenaza.
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