Es el resultado de la decisión que tomaste
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ALLEN
If happy little Bluebirds fly....
Where troubles melts like lemon drops
High...
That's where you'll find me.
Despierta
Como si una nube oscura me obstruyera la vista, tratando de liberarme de un sueño profundo. De las garras de una pesadilla.
Abre los ojos
Mi propia voz suplicando que no me rindiera, que no era el momento para estar inconsciente.
Te necesita.
Ella te necesita.
Ruidos de cosas siendo arrastradas, de pasos en medio de la habitación.
Con gran esfuerzo mis párpados intentaron abrirse, pesarosos. El dolor que se extendía por mi nuca. Un recorrido de un líquido tibio por mi cuello, un hilo rojo casi al borde de la coagulación.
Coagulación.
Von willebrand.
Edén.
Como una alarma disparándose en mi cabeza, nuevamente guiado por la adrenalina del momento, de hacer algo para sacarla de aquí, abriendo mis ojos con fuerza.
—Ellos no tardarán en entrar.
Escuché la voz de Rider algo desesperada.
Intenté mover mis manos pero no pude, algo estaba aprisionando mis muñecas impidiendo que hiciera algún movimiento, de igual manera me di cuenta de que mis tobillos estaban atados en las patas de una silla.
Un mareo repentino me vino cuando por fin logré juntar las figuras oscuras dentro de la habitación encontrándome con Rider de pie frente a mí. Su cabello era más largo de lo que recordaba, su expresión alterada por los efectos de las drogas, por los años de noches trastornadas.
El par de ojos de tonos diferentes, si tan solo me hubiera preocupado más por verlo de cerca, por reconocerlo antes de que todo esto sucediera. Me lamentaba grandemente no haber indagado sobre ello.
Pero había algo que podía ver a simple vista, mis pesadillas eran sobre ella, sobre Edén. En momentos podía perderme en la tranquilidad de mi hogar, cuando me encontraba acompañado de Aarón o mi madre, cuando las pláticas con Evan y Matt lograban distraerme era cuando mi expresión cambiaba un poco. Pero a diferencia de mí era evidente que la conciencia no lo había dejado en ningún momento a él.
—Rider.
Dije con dificultad, intentando ver detrás de él la cama en donde había visto a Edén, aunque era imposible ya que me obstruía casi por completo la visión, alcanzaba a distinguir levemente su cuerpo aún recostado, sin señales de vida aparentemente.
—Hermano —dijo como si mostrara emoción. La misma sonrisa cínica que me presentaba cuando me lo topaba por los pasillos del instituto —. Tantos años sin vernos viejo amigo.
—Tú no eres mi amigo —escupí haciendo una expresión de asco ocasionada por su aparente hermandad.
Se llevó la mano al corazón fingiendo dolor, como algunas veces lo hacía. Una burla completa a mis palabras.
—Has roto mi corazón, y yo que te consideraba mi hermano.
Dio algunos pasos dándome la espalda, dejándome ver más el cuerpo de Edén recostado en la cama.
Mis sentidos estaba captando todo lo que sucedía a mi alrededor, intentando no perder de vista los movimientos de Rider pero también buscar algún movimiento que me asegurara que Edén estaba bien, aunque me resultaba imposible.
No tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido pero estaba seguro de que el padre de Edén y Skyler ya estarían haciendo algo al respecto.
—Tantos años sin vernos Allen —dijo Rider caminando con cuidado por la habitación.
La luz se encontraba apagada, tenía una lámpara con una extraña luz roja que entorpecía mi vista. Pero podía ver sus movimientos como un animal peligroso acechando en las sombras, cauto, pero alerta.
—Hubiera preferido que pasaran más —dije con ironía, intentando llamar su atención. Me ponía los nervios de punta verlo merodear alrededor de la cama. Prefería que su atención estuviera puesta en mí en lo que ganaba un poco de tiempo.
—La vida no es siempre como uno quiere hermano —dijo con diversión haciendo caso omiso a mi intento de alterarlo.
—De eso me he dado cuenta —contesté —, dime, ¿por qué te has tomado tantas molestias por mí? Podría asegurar que si no has logrado olvidarme en todo este tiempo es porque has estado obsesionado conmigo.
—¿Qué pretendes niño rico? —Una mueca de sospecha asaltó su rostro. Me había llamado como solía llamarme supuestamente para molestarme.
—Nada, es solo que sigo sin entender la razón de que te tomes tantas molestias por mí. Sabes que no podrás retenernos aquí lo suficiente. Pudiste haber huido de la ciudad pero sigues empecinado en hacerme daño por una razón que desconozco.
Rider se acercó a mí y jaló una silla para poder sentarse de manera que su barbilla había quedado en el respaldo y sus piernas colgaban a cada costado.
—Sigues siendo tan ingenuo —dijo sin dejar de sonreír, cruzando los brazos sobre el respaldo de la silla.
Ahora que lo tenía más cerca me daba cuenta de que su aspecto físico había cambiado grandemente. Llevaba una camiseta de manga corta, blanca; en sus brazos tenía algunos tatuajes que antes no portaba, quizá con la chaqueta hubiera sido imposible verlos pero ahora los veía claramente. Su rostro no se veía como cuando lo seguía, sus mejillas se habían ahuecado, los círculos violáceos acunaban sus ojos.
Rider metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón, de inmediato me exalté pensando lo peor, pero fue un alivio que no mostré al ver que había sacado una cajetilla de cigarrillos. Sacó uno de ellos y lo encendió de la misma manera que recordaba; en un instante aspiró por la boca sosteniendo el humo durante unos segundos para después soltarlo en mi rostro.
—¿Quieres uno? —preguntó como tantas veces lo había hecho. No pude evitar poner una expresión bastante extrañado.
—¿En serio?
—Ah, es cierto estás atado.
Volvió a introducir el cigarrillo en su boca e hizo lo mismo, cuando soltó el humo lo hizo en mi rostro.
Su tranquilidad me perturbaba demasiado, estaba ahí sentado. Frente a mí fumando un cigarrillo con toda la tranquilidad del mundo.
Quizá podría hablar con él de manera tranquila, llegar a un acuerdo. Porque no sabía que tanto tardarían en sacarnos de ese lugar y tampoco podía exponer el bienestar de Edén.
—Rider —hablé llamando su atención —. ¿Qué es lo que quieres para dejarnos en paz? Sabes que tarde o temprano alguien va a entrar por esa puerta y todo esto se terminará. Si lo que quieres es dinero puedo decirle a Aaron que cumpla tus demandas.
Una risa raspó la garganta de Rider, abriéndose paso hasta formar una carcajada estruendosa.
Aunque yo seguía tranquilo, sabiendo que su mente estaba inestable.
—¿De verdad crees que hago esto por dinero? ¿Qué mi plan era secuestrarte para cobrar una recompensa? Por favor Allen, insultas a tu supuesta inteligencia.
En ningún momento había pensado en eso como una opción, estaba seguro de que sí Rider había intentado asesinarme a sangre fría una vez, no iba a fallar en una segunda oportunidad. Pero también quería creer que quizá pudiera meditarlo un poco.
—No todo es sobre dinero Allen —dijo terminado su cigarrillo y aventando la colilla sobre el piso sin intención de apagarla.
De un movimiento repentino se puso de pie y arrastró la silla para darme una perfecta visión nuevamente de Edén sobre la cama. De manera despreocupada caminó hasta la cama, y se sentó cerca de ella bajando su tronco. Su rostro había quedado a la altura de la cabeza de ella.
—Es muy hermosa —aseguró pasando sus dedos por el cabello castaño de Edén sin despejar su rostro que seguía oculto entre los mechones desarreglos.
Mis dientes se apretaron y en un impulso intenté levantarme logrando que la soga presionara aún más en mis muñecas
—¿Qué le hiciste? —exigí con la voz bastante fuerte sin perder la cordura.
—¿Qué le hice yo? —cuestionó encarnando una ceja —. ¿Qué le hiciste tú?
Las consecuencias de mis actos.
—Esta chica era una pequeña niña llena de sueños —continuó —. Enferma quizá, pero su único pecado fue haberse topado contigo.
Amarme más de lo que valoraba su propia vida.
Guardé silencio siendo presa de mis recuerdos. De aquel momento en que nos había condenado a ambos, cuando mis ojos se fijaron en su figura escuálida pasar frente a la puerta de mi habitación escuchando los regaños de mi padre tan lejanos.
Y desde ese momento hasta mi presente en donde todo se había reducido a su existencia, a que ella viviera. Incluso si eso significaba alejarla de mí.
—¿Qué esperabas Allen? —cuestionó sonriendo —. ¿Qué después de haberte metido en algo tan turbio saldrías intacto? Si es así entonces déjame decirte que eres un pobre diablo iluso.
—¿Qué es lo que quieres? No entiendo tu maldita venganza —interrumpí.
Caminó hacia mí con los pasos firmes. Una mueca de cólera había transformado su rostro. De un momento a otro como si su estado de ánimo fuera tan voluble, pero también a causa de eso él se había alejado de Edén y prefería que así fuera a verlo merodear cerca de ella.
—¡De eso es de lo que hablo estúpido! —exclamó furioso. El dorso de su mano fue a dar en mi mejilla con brutalidad logrando que mi rostro se ladeara y el sonido del impacto se hiciera sordo —. ¡Tu maldita familia! ¡El estúpido de tu padre fue quien me arrebató todo lo que tenía! —escupió en un arrebato de ira —. ¡Tuve que vivir escuchado a mis padres hablar de lo mucho que deseaban tener un hijo perfecto como lo era el menor de los Anthore mientras yo solo daba problemas! Y fue esa maldita confianza de la que tu padre se aprovechó para despojarnos de todo, para quitarle la oportunidad a mi padre.
Mis ojos se abrieron grandemente, sabía que Anthony no era una buena persona, pero tampoco podía creer que lo que decía Rider fuera cierto. No podía confiar en sus palabras, no después de todo lo que había hecho.
Recordaba en el pasado haber escuchado a Rider decir sobre que mi padre había tomado a una de las mujeres del líder de distribución de drogas a quien obedecía y que tenía varias deudas. Más nunca pensé que las cosas fueran más allá.
—¿De qué hablas? —cuestioné volviendo mi vista a aquel que se encontraba frente a mí con el rostro distorsionado en una mueca de cólera.
—Tan ingenuo como siempre Allen. —Se burló —. Fue tan fácil engañarte. Hacerte creer que serías tú quien se vengaría de tu padre cuando mi único objetivo era el de terminar con la vida de ese ser inmundo. El hombre que te crió no era nada más que un maldito perro que ascendió al puesto que tenía de la manera más baja, asesinando a mis padres para poder quedarse con lo que desde un principio nos perteneció.
No lo podía creer, era algo de lo que no tenía conciencia.
—Lo que dices es bastante grave —dije pensando que tal vez su acusación no era del todo cierta.
—Tú eres aquí el único que resultó engañado como siempre —dijo jactándose —. Sabes, no tuve que hacer nada. Tú sólo te acércate a mí con la intención de vengarte. Tú sólo te hundiste. —Volvió a caminar hacia Edén y se sentó al borde de la cama agachando su rostro cerca del de ella. Nuevamente mantenía esa expresión de tranquilidad .
—¡No la toques! —exclamé esta vez moviéndome con desesperación de la silla en la cual me encontraba amarrado.
Y eso se debía a que había presenciado cómo se ponía violento de un segundo a otro.
Sus manos recorrieron su cabello nuevamente, esta vez retirando los mechones de su rostro que evitaban que observara su expresión.
Por fin pude ver su rostro.
Unos círculos oscuros enmarcaban sus ojos, y su expresión pasiva, como si de un cadáver se tratase.
—Edén —hablé en un susurro con la voz estrangulada.
Seguía igual, sin presentar ningún movimiento.
Afuera, el sonido de sirenas se escuchó desde abajo cada vez más cerca. Los colores azul y rojo de las luces se filtraban por la ventana rota iluminando más la habitación.
—El tiempo se acabó —dije siendo consciente de que venían por él, pasando por alto sus razones. Lo único que me importaba era salir de ese lugar con Edén ya que no podía esperar nada más de Anthony—. No tienes a donde huir.
—Huir. Huir. Huir. ¿A caso crees que quiero huir? —cuestionó ocasionándome escalofríos —. No le tengo miedo al encierro, fue por esa razón que no me molesté en cubrir mis huellas. Fue por esa razón que no oculté nada, si mi plan era huir simplemente hubiera dejado de lado todo esto. No hubiera sido lo suficientemente estúpido como para dejar que me vieras con ella en aquel bar; o que tu nuevo mejor amigo me viera ingresar con ella al edificio para poder llevarla a la cama. También me hubiera llevado el paquete que se quedó en el piso cuando la traje hasta aquí, Allen.
—¿Entonces por qué? —interrumpí escuchado golpes en la puerta principal.
—Te voy a quitar lo que más quieres en la vida así como tu padre me arrebató a mi familia —dijo de una manera tan fría que me había dejado helado.
—¡Abran la puerta! —escuchamos la voz de alguien del otro lado de apartamento.
—No tendrás tiempo —aseguré cuando un estruendo en la entrada principal fue audible y de inmediato los pasos de varios hombres resonaron siendo marcados en dirección a nosotros.
—Es demasiado tarde. —Mis ojos se abrieron ante su afirmación —. Ella morirá de la forma en que murió Jamie. El mismo veneno que tú entregabas ahora está corriendo a través de sus venas. Este es el resultado de quienes entran a un mundo tan bajo como el que te ofrecí en bandeja de oro. —El palpitar de mi corazón se hizo más fuerte, mi boca se secó —. Es el resultado de la decisión que tomaste, y su muerte caerá sobre tu conciencia.
Un hormigueo se extendió a través de mi cuerpo, la misma desesperación personificada, tomando vida propia y succionando lo que me quedaba de cordura.
Todo pasó como si fuera en cámara lenta.
Mis ojos atrapados en la expresión de Edén. Una vez más, su vida se extinguía.
No la podía perder.
La ansiedad me estaba asfixiando, una vez más me sentía debajo del agua.
La necesitaba para poder respirar, no quería que se fuera. Aun no escuchaba lo mucho que la amaba ya que jamás lo había pronunciado siendo ella consciente.
Me había guardado cada palabra, cada oración en mis pensamientos. Ocultando todo lo que sentía, guardando silencio ante el amor que quería profesar y ahora parecía tan irreal, imposible que nunca pudiera escucharlo de mí.
Me estaba quemando en vida.
El estruendo de la risa de Rider, la visión de su rostro burlándose de mi expresión mientras era sometido en el piso mostrando el mismo cinismo.
—¿Estas bien? —dijo alguien situándose a mi lado.
Y yo, perdido en mis pensamientos, sintiendo como me liberaban.
—Sus signos son débiles —aseguró alguien más verificando el estado de Edén —. Maldición, ¡necesitamos un médico!
La exclamación perdiéndose, inyectando más ira a mi torrente sanguíneo.
No me cabía en la cabeza que todo eso estuviera sucediendo en ese momento. Se sentía irreal, como si no estuviera realmente en aquel lugar.
Sentía mis pies como gelatina moviéndose con dificultad y mi raciocinio perdido en alguna parte del infierno.
—¡Maldito! —exclamé empujando a uno de los policías. Situándome sobre Rider. Quien seguía sonriendo como un demente.
Sin piedad golpeé su rostro una y otra vez dejando que su sangre se impregnara en mis nudillos. Queriendo borrar esa sonrisa de su rostro, su risa salía tétrica como la de un enfermo mental al cual no le dolían los golpes que eran atestados. El cabello rubio quedó de color carmín.
No existían palabras que pudieran detenerme, lo que acababa de hacer no se lo iba a perdonar, ni aunque le arrancara la vida.
—¡Alto! —exclamó un tercero a quien no conocía tomándome por detrás —. No vale la pena hijo.
Dijo sosteniendo mis brazos, después sentí que alguien más le ayudaba porque uno solo no era capaz de detenerme.
—¡Lo vas a pagar! —grité nuevamente intentando forcejear.
Pero ya me habían alejado de él y alguien se encargaba de levantarlo para sacarlo del lugar. Para llevárselo con él rostro magullado.
Mi ira no había sido saciada, estaba seguro de que si no lo hubieran sacado no me hubiera detenido hasta matarlo.
—Despierta —escuché detrás de mí la voz de Skyler trayéndome de nuevo al momento, bajando el calor que me inundaba como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo en un instante. El practicante estaba sobre la cama a un lado de Edén intentando maniobrar mediante RCP —. Por favor abre los ojos —suplicó.
Los brazos de aquellos que me retenían me liberaron al ver que mi intención ya no estaba en ir por Rider, sino en acercarme a Edén.
Ruegos.
Súplicas.
Me desplome del otro lado, en donde no pudiera entorpecer la labor de Skyler. Mis manos seguían salpicadas de sangre.
Una.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco compresiones y una exhalación.
—No nos hagas esto por favor —dijo con la voz entrecortada.
El cachorro yacía frente a la cama pasando su lengua sobre los pies descalzos de Edén como si con eso ella fuera a abrir los ojos, con los ruidos de un pequeño animal triste.
De manera temblorosa tomé su mano entre las mías como si se tratara de una muñeca de papel, tan frágil y rota.
—No te vayas —rogué observando como Skyler seguía con su rostro concentrado presionado el pecho de Edén, intentando que un poco de oxígeno entrara a sus pulmones.
—Vamos Edén —dijo casi desesperado —. Por favor regresa.
Pero ella seguía igual, sin expresión. Sin movimientos.
La sirena de una ambulancia se escuchó al fondo aumentando la tensión del lugar. Sin querer mi vista se clavó en la puerta de entrada en donde el padre de Edén ahora observaba la escena petrificado como si él tampoco pudiera respirar.
—Por favor no te vayas. —Volví a hablar cerrando los ojos, sintiendo como la tibieza de unas lágrimas que no pretendía ocultar se abrían paso a través de mis ojos, humedeciendo mis mejillas —. Te amo, no tienes idea de cuánto te amo Edén.
Los movimientos rítmicos de las manos de Skyler haciendo compresiones. La vista de oficiales sobre la escena.
—Por favor, no te vayas. Abre los ojos. Esta vez prometo que no me iré. Que cuidaré de ti todos los días. Te prometo que estaré contigo la próxima navidad y que en verano te llevaré a conocer el mar. —Cada promesa que había roto —. No vayas a ese lugar, no quiero que vayas allá, sé que es tu deseo volver a ver a tu madre pero necesito que te quedes aquí, conmigo.
—Es lamentable —dijo alguien hablando algo lejos, percibí algunos pasos alejándose, saliendo del lugar con los rostros bajos.
Apreté su mano con fuerza y la coloqué a la altura de mis labios y aun con la humedad de mis lágrimas la besé, aferrándome a ella sintiendo todo tan lejano.
—Llamen a servicios forenses —escuché detrás de mí sintiendo mi corazón romperse aún más.
Las voces dispersas.
Los movimientos rítmicos.
El frío que se colaba por la ventana.
Quedando reducido la sensación de su mano entre las mías, de su tacto frío en mis labios tibios y del movimiento vacilante de sus falanges haciéndome abrir los ojos.
—¡Está respirando! —exclamó Skyler con todas las emociones escapando a través de su voz desesperada —. ¡Llamen a los paramédicos!
En el pasillo el retumbar de los pasos de otras personas más nos sacó a todos del nuestro estupor, rápidamente los paramédicos ingresaron al lugar haciéndonos a ambos a un lado. Me habían arrancado nuevamente de su lado y aunque mi respiración estaba profusa y todo mi cuerpo temblaba aun así entendía que era como debía de ser.
Pasaron a Edén a una camilla y colocaron una mascarilla de oxígeno manual en su rostro.
Me había quedado sentado en el piso inmutado pero en ese momento una luz de esperanza se había asomado para mí.
¡Respiren!
Prometí spoiler pero creo que esto es mejor.
Bonita noche, ya pueden seguir con sus vidas C:
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