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24


Un postre de tres leches fue puesto frente a mis ojos, junto a una rosa roja bastante hermosa. Quizás no hubiese tenido tanta relevancia de no haberlo abierto y leído en la tapa del envase una nota que citaba: "Porque fue este postre el que me enseñó que amas comer cosas dulces."

Sonreí. 

—Lo recordaste. 

—¿Qué cosa? ¿el día que no querías venir conmigo bajo mi paraguas? ¿El día que evité que la lluvia te empapara? ¿O que compraste un postre el cual he notado que te encanta porque siempre encuentro sobras en la nevera? 

—Eso… 

Emiliano me apretó en un caluroso abrazo. La fragancia intensa de su perfume causó estragos en mi mente. 

Llevaba el uniforme de doctor. Me resultó una vista agradable. No lograba comprender esa extraña fascinación que tenía con el uniforme. Sus brazos se apretaban bajo la tela, y sus piernas se veían gruesas, su pecho resaltaba… Bueno, creo que sí sé porque me gustaba: se veía demasiado sexi. Generaba deseos de tocarlo, sentirlo… 

—Ese traje es… —Me mordí el labio inferior. 

—¿Es qué, Kelly? —preguntó con gesto juguetón. 

—Sexi. 

Entró a la vivienda. Cerró la puerta usando el pie. Me dedicó una mirada lasciva que hizo vibrar mi cuerpo. 

—¿Sabes qué es más sexi? —Hizo una breve pausa—. Tú, vistiendo la lencería que guardas en el último cajón del armario. 

Fruncí el ceño. 

—¿Cómo lo sabes? 

—El otro día que revisaste allí, quedó a la vista. 

Observar como Emiliano se lamía los labios con lentitud, suave y la vista puesta en mi rostro me hizo pasar saliva. Se acercó a mí. Su boca a centímetros de mi oreja. Su aliento erizando mi piel. 

—Me encantaría quitarla. —susurró con voz ronca. 

No vacilé un solo instante en complacerlo. Solo pensaba en mantenerlo feliz para que siguiera a mi lado. Porque eso, eso me alegraba a mí también. A esas alturas, una sonrisa en su rostro causaba una en el mío. 

Dentro del baño, me coloqué con cuidado las mallas negras. Me sentía nerviosa. 

Al salir, me encontré con Emiliano sentado sobre la silla. Una chispa se encendió en cuanto me vio. Ese fue el impulso que me hacía falta. Me acerqué con total seguridad. Ni los gorditos de mi estómago fueron capaces de interrumpir lo que tanto anhelaba hacer. Tampoco las estrías de mis piernas. En ese preciso instante me obligué a dejar las inseguridades escondidas, dónde no pudieran afectarme. Quizás luego, pero esa noche no. Esa noche era mía y quería disfrutarla sin ningún tipo de miedo. 

Esta vez sería yo quien llevase el control. 

Me senté a horcajadas sobre sus piernas. Sus manos se aferraron a mi cintura con delicadeza. Eran grandes y suaves. Sus pupilas dilatadas. El éxtasis de verlo en esa situación me recorría entera. 

Satisfacción. 

Orgullo. 

Yo era la causa. Yo era quien lo ponía de ese modo. 

Me hacía sentir hermosa. Borrando poco a poco lo que en el pasado me causó tanto daño y distorsionó la imagen de mí misma. 

Emiliano me hacía sentir segura con mi cuerpo. 

Empecé dejando besos en la curvatura de su cuello, subiendo poco a poco hasta el rostro y me detuve en la parte rasposa en dónde su barba comenzaba a salir. Nos miramos varios segundos antes de unir nuestras bocas en un beso cargado de deseo; que para mí se convirtió en el sello de lo que estaba sintiendo por él. Un beso lleno de ilusiones y cargado de esperanzas. 

Sus manos recorrían mi espalda, acariciaban mis piernas… Sus huellas quedaban impregnadas en mi piel. Marcaban mi alma.  

Me puse de pie y con la mano extendida lo invité a seguirme hasta la cama. 

El corazón me latía desbocado.

Ese día descubrí que no hay peor adicción que los besos de alguien a quien amas, que las caricias de una persona a la que deseas…

***

Buenas, buenas...
No creo que todavía siga alguien por aquí. No después de tanto tiempo.

Han pasado muchas cosas estos días, tanto buenas como malas, cosas que me habían imposibilitado continuar editando esta historia.

Mi mente estaba cargada con muchos problemas, los cuales he ido resolviendo. Así que ahora tengo más tiempo (ojalá siga así) y esta vez si creo que pueda ponerle el fin a esta historia.

Este es hasta ahora el capítulo más corto, no era necesario agregar nada más. Lo que quería contar con él ya lo hice.

Espero les haya gustado.

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