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Promesas XXVIII

Promesas

Desde el momento que volvió a la casa, Naruto espero la explosión de Hinata. Pero ella se mantuvo tranquila mientras explicaba que se había torcido el tobillo con una raíz mientras daba la última vuelta en el parque. Él había intentado ayudarla para que llegue al baño o a su habitación, pero Hinata había huido de su contacto como si él tuviera lepra, pero todo de una manera disimulada.

Naruto supo que ella no quería explotar frente a Boruto.

Él la respetaba más por mantener su carácter escondido mientras el niño estaba presente. Cualquier otra persona, hubiera despotricado contra él, cosa que tenía algo de derecho, ya que ellos habían decidido decirle juntos al niño.

Hinata se fue cojeando por el pasillo mientras él le aviso que haría la cena. Boruto le ayudo mientras ella se bañaba y, luego se relajaba en el sofá mirando un programa de televisión. Casi no se notaba el silencio, ya que Boruto se encargaba de hablar por los dos mayores, haciéndolos hablar también a ellos. Naruto notó que ella no le dirigía casi palabras, y se aguantó el castigo. Esperaría hasta Boruto fuera a dormir para la batalla campal que sería ello.

Luego de la cena, Naruto sacó el helado y vió como parte del enfado en los ojos de Hinata se aclaraba cuando él trajo sus gustos favoritos. Boruto comió sólo una taza, de todos los gustos juntos. Al parecer Naruto había elegido bien.

Comenzaron a ver una película los tres, como la noche anterior, Boruto se durmió cerca del final. Naruto espero hasta que Hinata detuvo la película para levantarse y tomar a Boruto antes de que ella lo intentará. Hinata beso la frente de su hijo antes de que Naruto se lo llevará a la habitación. Cómo pudo, abrió la ropa de cama y dejó al niño totalmente nockeado en la cama. Le deseo una buen descanso y prendió la pequeña linterna de al lado de la puerta antes de irse. Cerró la puerta con cuidado y se detuvo allí por unos segundos.

Respiró profundamente, preparándose para lo que venía. Cuando logró controlar sus nervios, caminó lentamente a la sala.

Hinata lo esperaba ya con lo brazos cruzados y el pie lastimado sobre la mesa de café pequeña. Él notó como ella estaba reacia a qué se sentara a su lado, así que no dudó en arrodillarse frente a ella, procurando no tocar su pierna sensible. Le dió una leve mirada a su tobillo hinchado.

-¿No tendrías que haber ido al médico?- preguntó más preocupado por su bienestar físico.

-No-, contestó secamente-. ¿Me dirás cómo tuviste la brillante idea de decirle al niño que eras su padre? Creí que habíamos acordado de decirle ambos.

Naruto levantó la mirada, encontrándola furiosa, sus ojos se oscurecieron con enojo.

- Sé que lo dijimos, pero Boruto me lo preguntó directamente. No podía mentir a mí hijo.

Él notó como sus labios se apretaban, por unos segundos ella lo observó fijamente, como si estuviera calculando si decía la verdad. Naruto vió cuando su expresión y casi todo su cuerpo se relajó después de un largo suspiro. Hasta dejó caer sus brazos a su regazo y lo miró algo culpable.

-Boruto es muy inteligente. Tendría que haberlo sospechado-. Hinata miró a un costado y volvió a suspirar, su expresión volviéndose un poco cautelosa cuando volvió a mirarlo-. Siento la manera en que te trate. No estoy acostumbrada..-, ella se detuvo y negó con cabeza-. No me gusta no tener el control de lo que pasa en mí casa, pero desde que llegaste...

Naruto subió la mano y acarició lentamente su muslo desnudo, ella se había puesto un vestido largo y holgado, pero al mantener la pierna levantada, este quedaba al descubierto. Hinata se mordió el labio mientras lo veía.

-Te comprendo. Sé que estoy poniendo patas para arriba tu vida y la de Boruto. Pero quiero estar aquí-. Él la observó y, con la ayuda de los músculos de sus piernas, se subió un poco para que su rostro quedará cerca del suyo-. Quiero estar contigo y mí hijo. Nuestro hijo.

Naruto notó como la mirada de ella iba a su boca, él también lo hizo, estaban separados por una pulgada, sus aliento mezclándose. Su perfume floto hasta él, era un flor dulce que siempre le hacía pensar en ella. Todos esos años que estuvieron separados, él amaba la primavera, porque le hacía tener recuerdos de ellos juntos.

Él apretó los dedos en su muslo, Hinata retuvo el aliento, abriendo la boca y soltando un leve jadeó. Naruto aprovecho y se acercó con rapidez, girando levemente la cabeza y conectando sus labios en un beso hambriento. Simplemente no podía detenerse. Pero Hinata no hizo nada para pararlo, en todo caso, ella cerró su mano en su nuca y lo apretó más contra ella.

Sus lenguas se mezclaron mientras él se cernía sobre ella sobre el sofá, algo curvado e incómodo, pero por nada del mundo se separaría de su Hinata.

La amaba, la amaba con locura y quería mostrárselo de todas las maneras posibles.

Naruto hundió la mano por abajo del largo vestido, cada vez más cerca de su entrepierna. Hinata gimió suavemente mientras las uñas de ella se clavaban en su nuca y cerraba su otra mano en su remera. Ella terminó apretada contra el sofá y Naruto sobre ella, entre sus muslos. Él tuvo cuidado de su tobillo lastimado mientras levantaba con su otra mano la pierna sana para que lo rodeará la cadera.

Sus piernas perdieron estabilidad cuando sus dedos llegaron a la unión de sus muslos, encontrando tela húmeda y caliente. Sus rodillas golpearon el suelo, simplemente había perdido todo autocontrol. Con manos desesperadas levantó la falda de su vestido, mordiendo sus labios y recién se separó cuando usó sus dedos para romper la braga.

-Naruto..- jadeó Hinata, sorprendida y excitada.

Él gruñó mientras bajaba, simplemente se había vuelto un animal hambriento. Le dió una leve mirada, observando sus ojos grandes y perlas, su rostro sonrojada, su boca abierta con jadeos duros y labios hinchados. Para luego meter su cabeza abajo de la falda e inhalar su deliciosa esencia de mujer.

Ella tartamudeo su nombre, podría haber sido una queja de que estaba tardando mucho o una negativa. Naruto no podía averiguar lo que era ahora. Se ayudo con sus pulgares para abrir sus labios y se sumergió en el manjar que no había probado en años. Él fue directo y demoledor, sus labios cerrándose al rededor de su hinchado clítoris, esa pequeña perla estaba ansiosa por un poco de amor y él se lo daría con gusto.

Hinata lanzó un chillido ahogado, él sonrió mientras pasaba su lengua por toda sus labios, saboreando su sabor picante, amando cada estremecimiento y ruido ahogado. Le habría gustado escucharla gritar, pero recordó que Boruto estaba en la casa, aunque en otra habitación, tal vez podría escucharlos. Jugó con su clítoris mientras uno de sus dedos bailaba en su entrada, su mojada y caliente entrada. Los dedos de Hinata se apretaron en su cabello mientras hacia remolinos al rededor de su clítoris. Las caderas de ella se movieron, en un principio pensó que quería alejarse, pero volvió a empujar hacia adelante. Naruto metió su dedo en ella, gimiendo cuando la sintió apretarlo y se dedicó a su perla con sus labios y lengua, chupando y dando golpes rítmicos con su músculo.

Naruto pudo sentir como sus paredes se cerraban con más fuerza al rededor de su dedo intruso mientras ella gemía y temblaba sobre él. Su polla estaba dura como un mástil, dolorosa y lista para volver a hacer el amor con la mujer que anhelaba. Pero beso con ternura su muslo tembloroso mientras follaba con lentitud y peleaba un poco con su dedo contra las contracciones del coño se Hinata. Las manos sobre su cabeza se aflojaron mientras ella jadeaba por aire y levantó la mirada para verla.

Hinata tenía la cabeza sobre el respaldo del sofá, su boca abierta mientras intentaba recuperar el aliento. Su cara estaba hacia el techo, por eso no podía verla bien, pero notó que el sudor había reventado en su cuello y pecho, sus magníficas tetas subiendo y bajando gracias a sus pulmones hambrientos. Naruto acarició con lentitud sus muslos, aún entre ellos y de rodillas. Su polla se agitó, le dolían las pelotas al sentirlas cargadas y listas para reventar. Pero esto había sido para ella, un regalo como el que le había dado a él antes.

Se la quedó mirando hasta que ella movió la cabeza y lo miró. Sus ojos nublados de cansancio y pasión.

-¿Te gustó?- preguntó con una sonrisa.

Sabía que parecía creído, él la había sentido en sus labios y dedos correrse, pero quería escucharla a ella. Hinata se mordió el labio y asintió, sus ojos más brillantes bajo por su torso, seguro mirando los musculos tensos. Eso hizo que su pecho se inflara de orgullo. Él volvió a acariciar sus muslos.

-¿Quiere...- preguntó ella jadeando y dando una mirada a dónde ellos seguían unidos.

Naruto estuvo muy tentando a decir que si, pero negó con la cabeza. Él notó como sus ojos se abrieron de sorpresa y ella se tensó un segundo después. Hizo el amague de querer cerrar las piernas, pero él no lo permitió. Tomó su mandíbula para que lo mirara directamente a los ojos.

-Quiero, te lo aseguro Hinata-, le aclaró a los ojos-. Mí polla está lista y ansiosa por eso, todo mí cuerpo. Pero no puedo-, se lamentó.

Él notó como ella cerraba sus manos a la altura de su abdomen, apretando su vestido en la curva de su estómago. También notó como sus ojos se nublaban de dolor, aunque ella quiso ocultarlo.

Naruto la obligó a bajar el rostro y la beso, con toda la necesidad que sentía. Su polla cubierta se golpeó contra su coño desnudo y aún sensible. Él empujó su miembro duro, fortándose como un adolescente contra ella y gimiendo mientras ella le devolvía el beso. Él apretó sus dedos en la carne de sus muslos y cuello cuando quiso usarlas para abrirse el pantalón y entrar en ella. Se obligó a separarse cuando un rayo de cordura llegó a él.

- Moriría por sentirte al rededor de mí polla, amor-, gimió sobre sus labios-. Pero no tengo condón-, gruñó al separarse un poco y mirarla a los ojos.

La mirada de Hinata, estaba a media asta, pero cuando le dijo su verdadera razón, se agrandó y toda respuesta de ella fue un simple y sin aire:

-Oh.

Continuará...

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