Promesas XVIII
Promesas
Naruto se quedó para la pelea principal, Yamato tuvo que obligarlo un poco. Él había querido quedarse, pero también su urgencia de ver a Hinata era más fuerte.
Sólo quería observar al Rey Pain, si todo salía bien, él sería su adversario en la final del torneo.
La gente comenzó a ponerse algo loca cuando las cuerdas de las guitarras comenzaron y las luces parpadearon por todo el lugar.
Naruto observó desde las sombras la entrada de Pain, su cabello teñido de naranja fluorescente, su rostro duro y psicópata. Él ya tenía la nariz torcida por tantos golpes, pero era algo loco. Le gustaba que lo golpearan. Su gente se volvió loca cuando lo vieron salir. Pain era conocido por su carácter volátil, era altanero, pero Naruto creía que tenía razones para serlo.
Era malditamente bueno.
El hombro golpeó las rejas cuando entro, gritando a su gente y calentando, saltando con sus pies de un lado a otro. Se golpeó el pecho como si fuera un maldito gorila, su rostro torcido en una sonrisa depredadora y maniática. Y ni siquiera había entrado Jirōbō.
Cuando su oponente entro, su actin siguió, ahora mirando de forma amenazante al hombre rapado. Jirōbō tenía tan solo diez peleas, pero parecía ser un buen adversario, por lo menos había ganado 7 y perdido 3. De todos modos Naruto sabía cómo podía terminar esa pelea.
Cuando el referee terminó de decirles las reglas y que pelearán limpió, les pidió que chocarán guantes y comenzarán. Jirōbō extendió los puños, pero Pain lo miró con superioridad y caminó hacia atrás sin tocarlo. Naruto apretó los dientes, el idiota quería rebajar a Jirōbō.
La pelea fue entretenida. Jirōbō tuvo buenos golpes, pero Naruto sospechaba que era porque Pain se estaba dejando golpear. Los único golpes que el de pelo naranja esquivaba eran los uppercup. Para el tercer round, Pain tenía la ceja rota y le caía sangre por la mitad de la cara. Jirōbō estaba cansando, se notaba en su forma de pararse y de no atacar directamente. Pain lo había intimidado, dándole a entender que por más que le diera sus mejor golpes no podría derribarlo.
Ese round fue diferente, Pain avanzó a penas tocó la campana. Su guardia en alta, caminó con seguridad, los golpes parecían no haberle afectado. Él hizo un hook en el riñón y Jirōbō se dobló, dejando al descubierto la cara. Naruto vió el movimiento antes de que Pain comenzará a hacerlo. El gancho le dió de llenó en la mejilla, el rostro de Jirōbō se agitó de un lado a otro mientras caía nockeado contra la reja. Aún así, Pain siguió dándole cuatro golpes rápidos para rematarlo antes de que él referee tuviera que separarlos.
Pain gritó dando vueltas en la jaula, mostrando su protector bucal negro y un poco de sangre. La gente se volvió loca cuando el referee le alzó la mano.
—Es malditamente bueno— habló Yamato a su izquierda.
Naruto estaba tan concentrado en la expresión loca de Pain que no se había dado cuenta que se acercaba. Asintió, sin sacar los ojos de el hombre. Pain tenía cerca de treinta años, y hacía mucho que estaba en el mundo del King boxing. Por eso lo llamaban "Pain", le gustaba el dolor, darlo y recibirlo. Era un maldito lunático. Y a pesar que Naruto seguía en las sombras, Pain volvió su rostro a él y lo vió fijamente.
Sonrío, señalándolo con el guante.
—Te llama Jiraiya—, dijo Yamato tomándolo del brazo.
Naruto no desvío la mirada de Pain, sabía que decía que él sería el siguiente en terminar así. Él nunca había peleado con Pain, pero estaba confiado en que llegaría a la final ese año.
Necesitaba el dinero. Y le gustaría poner en su lugar al Rey Pain.
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Naruto hizo una mueca mientras bajaba del auto.
El dolor en su costado, del gancho de Sora, había empeorado cuando su cuerpo se enfrió. Él moretón ya se estaba formando violáceo. Sabía que tendría un enorme puño violeta y rojo, eso era lo malo de su piel, se notaba mucho cuando recibía golpes. Por lo menos esa vez no lo habían golpeado en la cara.
Se volvió para tomar el peluche del asiento del acompañante y se guardo el sobre con el dinero en efectivo para Hinata en el bolsillo trasero. Cuando la pelea terminó, le pidió a Jiraiya que le consiguiera un peluche del kyubi, el zorro que le había regalado a Hinata cuando eran novios. Su idea era regalárselo a su hijo, ya que el otro había notado que le faltaba algo de relleno y estaba cocido a mano en una de sus colas. Jiraiya lo había insultado, pero había movido sus conexiones para conseguir un maldito peluche. Naruto no sabía que le iba a costar tanto. Había separado el dinero que le había dado por la pelea, dándole el 70% para Hinata y su hijo. Si pudiera le habría dado el 100, pero no tendría dinero ni para pagar los gastos del auto.
Naruto frunció el ceño cuando vió la moto de Neji estacionada en la casa de Hinata. ¿Será que Tenten recién había ido a hablar, o todavía estaba allí? Naruto abrió la verja de madera y se metió en el patio delantero. Tocó la puerta mientras su corazón se agitaba, ansioso por ver a Hinata y a su hijo.
Él se quedó casi sin respiración cuando Hinata abrió la puerta, la sonrisa en su rostro la iluminó como si fuera una flor hermosa alumbrada por el sol. Aunque su sonrisa vaciló al verlo, lo dejó pasar.
—Hola Naruto.
—Hola.. umm, Hinata—, él por poco le dice "amor".
Habían decidido que le dirían con el tiempo a Boruto que él era el padre, para que lo aceptará sin sentirse presionado. Él dió unos pasos adentro y se volvió para preguntar si Tenten estaba allí, pero escuchó las risas de su amiga con unas infantiles.
—Estamos en la sala—, murmuró Hinata mientras pasaba al lado de él.
Naruto cojeo un poco hacía la sala y sonrió al ver a su hijo jugando con su mejor amiga y el novio de ella. Estaban jugando un juego de mesa, pero él nunca le había prestado atención a esos juegos, entonces no sabía cuál podía ser.
—¡Oye! Eso es trampa—, gritó Tenten a Boruto mientras esté se reía a carcajadas moviendo una ficha—. Nene, dile algo—, se quejó con su novio.
Neji sonrió, levantando las manos.
— Su movimiento es oficial. No sea mala perdedora.
—Boruto—, llamó Hinata al lado de él—. Vino un amigo más.
Naruto ocultó su mueca con la palabra amigo, pero sonrió a su hijo y le mostró el peluche que traía en su mano.
—Hola Boruto.
—¡Kyubi!— gritó el niño levantándose de un salto y corriendo a él. Tomó el peluche mientras le sonreía a Naruto. Pero cuando bajó la mirada, sus cejas rubias se fruncieron—. Este no es mí kyubi.
—No, este peluche es nuevo—, aclaró, sintiéndose nervioso por el regalo al niño. Naruto miró a Hinata, sus nervios en punta. Pero ella miraba a su hijo con una sonrisa amorosa. Él se aclaró la garganta—. Es para ti.
Boruto abrió los ojos, su mirada llendo al peluche entre sus manos y Naruto. Él afiló su mirada y por un momento Naruto le recordó la misma mirada que ponía él cuando algo no le cerraba.
—¿Estas queriendo ganarte a mí mamá?
Tenten tosió, pero era obvio que estaba ocultando su risa. Hinata se puso tensa a su lado y él sonrió.
—¡Boruto!— lo regañó—. Agradece el regalo.
Boruto lo quedó mirando, parecía un adulto mientras lo miraba fijamente. Naruto amó al chico, era tan territorial como él mismo.
—Lo compré pensando en ti—, fue sincero. Pero ocultó que también quería a Hinata para él.
Boruto pareció relajarse por eso. Le sonrió y tomó su mano, guiándola al sillón e hizo que se sentara. Naruto apretó los dientes cuando su costado se quejó, pero sonrió a su hijo.
—Gracias por el regalo, Naruto—, dijo al fin apretando el peluche entre sus brazos—. El otro kyubi es de mí mamá, pero este será sólo mío.
La sonrisa más hermosa, llena de dientes pequeños y blancos, fue el mejor agradecimiento que Naruto había tenido nunca. Su pecho se llenó de amor y sus ojos se aguaron.
¡Que amor tan puro podía nacer por hijo!
Continuará...
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