Promesas XIII
Promesas
Pasado
Naruto tenía la sonrisa pegada.
Era su cumpleaños número 17 y estaba ansioso. Bueno, teóricamente aún no era su cumpleaños, pero después de las 00 lo sería. Y lo mejor. Lo pasaría con la mujer que tanto amaba.
No sabía bien la escusa que había puesto su novia, pero tenía que esperarla en la esquina de su casa con un auto que usaba su papá para el trabajo. Le había contado por encima que unos amigos irían a su casa esa noche, para festejar su cumpleaños. Su padre sólo había asentido con la cabeza mientras miraba la televisión. Lo cierto, es que sólo Hinata iría a su casa, pero su padre no tenía por qué saberlo. No es que él no le gustará que su hijo tuviera novia, Naruto creía que lo miraba con cierta nostalgia y algo de recelo. Pero Minato jamás se había quejado de Hinata las veces que la encontraba en la casa con él.
Naruto la vió caminar a él, y sonrió. Pero su sonrisa se borró cuando la vió vestida con un simple pijama y con una caminata lenta, su rostro hacía el suelo. Naruto salió del auto y la alcanzó con rapidez.
-¿Amor?- preguntó preocupado cuando ella lo abrazo sin una palabra.
De verdad se asustó cuando su cuerpo tembló y comenzó a sollozar en su pecho. Sus pequeñas manos se cerraron en su ropa y dijo unas palabras incomprensibles mientras lloraba tanto que mojó su remera. Naruto la abrazó contra su pecho, con un mal presentimiento. La ayudó a llegar al auto y la hizo sentarse en los asientos de atrás. Él no la dejaría, se subió con ella y trabó las puertas.
La atrajo de nuevo a él y la abrazó, la consoló mientras ella lloraba. Ni siquiera se habían movido desde de casi treinta minutos, pero Hinata parecía más tranquila. Su llanto se había convertido en pequeños hipos y sorbos de naríz. Naruto acarició su espalda, su cabello, sintiéndose demasiado impotente, sin saber cómo ayudarla.
Cuando Hinata estuvo mejor, ella se quedó con su cabeza apoyada en su hombro mientras su mano con dedos delgados jugaba con los cierres de su sudadera. Naruto acarició su largo y lacio cabello mientras esperaba que ella estuviera lista para hablar, pero ya no podía esperar.
-¿Qué pasó, amor?-, murmuró.
Hinata se apoyó más en él y lo abrazó con un brazo, pegando su cuerpo al suyo.
-Mi.. mí papá-, susurró con un hilo de voz.
Naruto se tensó. ¿Qué podría haber pasado? ¿Tal vez él había tenido un accidente o algo así? El viejo era duro, como un roble, pero siempre estaban los imprevistos.
-¿Qué le pasó?- preguntó cuando ella no siguió.
Hinata negó con la cabeza.
- Él me llevará a otro lado...
Naruto se quedó congelado, su mirada se clavó en el asiento delantero, mirando pero sin mirar.
Eso no podía ser verdad.
-¿Por qué? -, la pregunta salió sin consentimiento. Ya que tenía otras más importantes, como: ¿Adónde? ¿Cuánto tiempo?
Hinata apretó la mitad de su cara en su pecho y lo olió. Ella había admitido que le gustaba su colonia y que le tranquilizaba.
- Él sabe lo nuestro. No me dijo nada hasta ahora. Él piensa que estoy llorando en mí habitación. ¡No quiero irme, Naruto! ¡Queiro quedarme contigo!
Naruto apretó sus brazos en su cuerpo, queriendo con todas sus fuerzas poder escapar con Hinata. Pero ¿qué podía ofrecerle a Hinata? ¿Qué podían hacer ellos con tan solo 17 años? Ella aún tenía 16, eran jóvenes. No habían terminado la escuela. Y aunque Naruto trabajará, sabía que no podía quedarse con Hinata. Su padre la tendría de vuelta en un abrir y cerrar de ojos. Ambos eran menores aún.
- También quiero que te quedes-, dijo al fin, pero su voz salió derrotada.
Hinata levantó la cabeza.
- Escapemos Naruto-, le pidió-. Por favor, vayamos lejos..
Ella se detuvo cuando él negó con la cabeza.
-No hay nada que me gustaría más, amor-, dijo mientras acomodaba un cabello tras su oreja-. Pero no podemos hacerlo.
Hinata lo miró con el ceño fruncido, sus mejillas aún estaban marcadas con lágrimas.
-¿Por qué? Yo quiero estar contigo.
-Y yo, mí amor. Pero no podemos-, respiró hondo, buscando la forma de explicarse-. Eres menor de edad, tu padre irá a la policía y tendrás que volver. Yo también soy menor de edad. Ninguno termino la escuela, no tenemos dinero, no tenemos un lugar, porque te aseguro que mí padre no querrá tener problemas.
Ella se alejó de él, lo suficiente para que no se tocarán más. Su rostro se había vuelto doloroso y Naruto pudo ver la decepción. Él la atrapó de los brazos y la movió hacía él de nuevo.
-No pienses que no quiero estar contigo amor-, murmuró mientras acercaba su rostro al suyo y la besaba lentamente para mostrar cuánto la amaba.
Hinata se relajó en su abrazo y terminó sentándose sobre sus piernas. Los labios suaves acariciaron los suyos, un beso agridulce. Lleno de amor dulce y empalagoso con el salado sabor de las lágrimas de una separación que no podían evitar.
De repente, Naruto sintió que Hinata se movía para ponerse al lado de él, pero no dejaba de besarlo. Sus manos se apretaron contra las mejillas, manteniéndola en su lugar, mientras ella movía su parte baja. Naruto gimió cuando Hinata se volvió más salvaje, mordiendo sus labios para luego chuparlos. Su lengua danzó a otro ritmo, más rápido, más desesperado y él la siguió mientras su sangre se prendía con pasión.
Las manos de Hinata volvieron a él, para sacarle la sudadera y subir su remera. Él jadeó cuando tuvo que separarse y levantar los brazos para poder deshacerse de la prenda. Pero no lo dejó ver nada, cuando atacó sus labios a la milésima de segundo que estuvo libre. Naruto gimió en la boca de Hinata cuando ella le rasguñó en su pecho desnudo, sus manos bajando, haciendo que temblará y su polla se pusiera dura. Su corazón trabajando el doble para llevar sangre allí, dónde un doloroso palpitar se instaló.
Tiró la cabeza hacia atrás, cortando el devastador beso, cuando las manos de ella abrieron su pantalón.
-A-amor-, jadeó intentando detenerla.
-Te quiero, te deseo-, dijo con la respiración tan agitada como la de él.
-Pero-, murmuró.
Se quedó sin respiración cuando ella cerró su mano en su pene alzado y lleno de sangre. Su nuca golpeó la cabezera de la parte del asiento mientras un ruido ahogado se escapaba de su boca abierta.
-Oh, no..-, gimoteo cuando sintió la boca caliente de Hinata cerrarse sobre la cabeza de su pene.
Apretó los dientes, intentando duro no gemir mientras sus manos se movían con vida propia para apoyarse en la cabeza de Hinata mientras ella subía y bajaba por su polla. Ella sabía muy bien que le volaba la cabeza cada vez que hacía eso. Naruto gimio cuando sintió los músculos de su garganta apretar un poco la cabeza de su miembro mientras ella hacía un ruido mezclado entre un gemido y un ahogo.
-Basta...-, pidió con los ojos fuertemente apretados, sintiendo que estaba a punto de correrse.
Hinata al parecer lo escuchó, porque dejó de chuparlo. Pero se subió a él, a horcajadas y ambos jadearon y gimieron mientras Hinata agarraba su polla mojada por su propia saliva, dura como una roca, y se acomodaba para meterla poco a poco en su apretado coño. Las manos de Naruto se apretaron en su cintura, ayudándola. Ya no podía pensar con claridad, sólo quería meterse en ella y hacerla correrse.
Hinata estaba muy mojada y eso lo ayudó un poco, ella gimió más fuerte mientras seguía bajando. Naruto la observó al rostro, notando sus mejillas rojas, sus ojos a media asta, sus labios hinchados.
-Eres tan hermosa-, le dijo mientras subía una de sus manos por abajo de la remera de su pijama y tocaba sus pechos.
Ellos cabían perfectamente en su palma. Le encantaba jugar con ellos porque, generalmente los pezones de Hinata estaban escondidos, pero cuando él les daba atención, salían y ella era muy sensible a sus toques y a su lengua.
Hinata gimoteo más mientras cerraba los ojos y terminaba sentada sobre las piernas de Naruto, la polla de él metida hasta la empuñadura. Las uñas de ella se habían clavado en sus hombros, pero se aflojó una vez que estuvo totalmente adentro y poco a poco empezó a subirse hacia arriba y abajo.
Ambos se quejaron, por lo bien que se sentía. Naruto podía sentir su interior caliente, mojado y apretado. Su sangre se convirtió el lava mientras movía un poco las caderas hacia arriba para intentar joder más rápido a Hinata, lo mataba cuando ella iba lento.
Hinata tomó su rostro y comenzó a besarlo de nuevo mientras apresuraba el paso. Naruto apretó sus pechos, metiendo su dedo índice en el escondite dónde se guardaban las dos cuencas que eran los pezones de Hinata. Ella le dió un gritito sobre sus labios.
-Te amo Naruto-, dijo con un gemido.
-Y yo, amor-, respondió contra sus labios.
-No me olvides, por favor-, pidió con los ojos cerrados mientras se movía un poco más duro.
-No-, gruñó apretando los dientes-. Nunca lo haré... Siempre serás mí amor... Oh, joder-, jadeó cuando Hinata comenzó a moverse hacía adelante y hacía atrás sobre su polla.
Él podía sentirla apretarlo un poco más, con ese movimiento ella podía rozar su clítoris contra su hueso púbico.
-Siempre serás mío-, dijo entre jadeos.
-Si...
-Ni siquiera tocarás a otras mujeres mientras yo no estoy.
-Nunca.. Hinata..-, se quejó mientras apoyaba la cabeza hacia atrás de nuevo, sus dedos nunca dejaron sus pechos y podía empezar a sentir que estaban a punto de salir.
-¿Me esperaras? ¿Me amarás hasta que yo vuelva por ti?
-Si, si, si...- jadeó cuando no pudo aguantar más.
Sus manos fueron a la espalda de Hinata y la ayudó a terminar acostada en el asiento de atrás, mientras él se ponía encima. Logró no salir de ella mientras de acomodaban y una vez que la tuvo a dónde la quería, comenzó a golpear sus caderas contra ella. Su boca bajó para chupar sus pechos, metiendo la punta de su lengua en el agujero que guardaba su pezón. Gruñó cuando esté al fin salió y los mordió con sus dientes mientras su otra mano se ocupaba del clítoris de Hinata.
Ella le clavó las uñas en su espalda y ahogó sus gritos contra su hombro. Naruto gritó con el pecho en su boca mientras el coño de Hinata comenzaba a ordeñarlo con fuerza y él al fin se dejó ir.
Continuará...
Lo siento, este es el único capítulo que pude hacer hoy. Tuve un pequeño trabajo hoy y no tuve mucho el celular, pero mañana habrá más capítulos.
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