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Promesas X

Promesas

Pasado

Naruto se sentía nervioso, su corazón palpitaba y era la segunda remera que se cambiaba desde que su padre se había ido a trabajar.

Ese día, Hinata llegaría a su casa y la tendría sólo para él, por lo menos por dos horas, que era cuando tenía que llevarla hacia su casa para que su padre no sospechara.

Su relación no era fácil, su padre le había prohibido a Hinata juntarse con Tenten cuando ella la había ido a ver, y por consiguiente con él, por ser una pésima compañía. Su novia se había disculpado con su mejor amiga por las palabras duras que le había dicho a Tenten. Ella la perdonó enseguida, después de todo, Hiashi, el padre de Hinata no había dicho nada nuevo de las cosas que Tenten, desgraciadamente ya estaba acostumbrada a escuchar. Su novia se había sentido mal, casi había llorado, pero su mejor amiga se encargó de hacerle entender que ella no se había enojado con su padre y que no sería una estúpida intentando que ellos se separaran.

Tenten sabía que Naruto amaba con su vida a Hinata.

El asunto era que Naruto había invitado a su novia a su casa, para que nadie los cazara en la calle juntos. Ni siquiera en la escuela podían acercarse mucho, ya que Hiashi tenía ojos en todos lados.

Naruto se lavó las axilas y se secó, poniéndose otra camiseta justo cuando el timbre de su casa sonaba. Casi corrió a abrirla, tomó el brazo de Hinata y la metió de un tirón, cerrando la puerta a su espalda.

No pudo esperar.

Atacó a su boca con toda la desesperación que sentía, ni siquiera le había dicho una palabra. Ella jadeó, dando espacio a su lengua que entró gustosamente a degustar su sabor dulce y adictivo. Sus lenguas se comunicaron en un lenguaje tan primitivo que lo hacían por puro instinto. Las manos de Naruto se cerraron en la pequeña cintura para pegarla a él y Hinata cerró sus brazos tras su nuca, poniéndose casi de puntas de pie para llegar a su altura. Naruto podía sentir como su sangre se transformaba en fuego mientras más tiempo tenía a Hinata contra él, pero tuvo que dejarla ir cuando el aire faltó para ambos.

Con jadeos duros, se separaron lentamente. Bajó su mirada para verla, su rostro sonrojado, sus labios más oscuros y algo hinchados, sus parpadeos rebolotearon como queriendo abrirlos, pero sin poder tener energía para hacerlo.

Naruto sonrió.

-Te extrañe, amor-, murmuró.

Esas palabras sirvieron para que ella al fin abriera sus párpados, para mostrar las hermosas lunas llenas que eran sus ojos, un poco más oscuros con una mirada llena de cariño.

-Yo más, mí vida-, murmuró con una sonrisa.

Naruto levantó su mano para jugar con uno de sus dedos con sus hebras largas y lisas. Le encantaba como su cabello siempre se resbalaba de sus dedos, suave y perfumado a coco.

-¿Te tengo por dos horas?- le preguntó. Hinata asintió con una sonrisa y él se la devolvió-. Ven.

Tomó su mano, que aún mantenía en su nuca y ambos caminaron a su habitación. Pero antes de que llegarán, él la colocó delante de la puerta cerrada y puso sus palmas sobre sus ojos.

-Cierra esas hermosas lunas. Tengo una sorpresa para ti-, murmuró en su oído más cercano.

Naruto no pudo evitar sonreír cuando sintió su estremecimiento, había practicado mucho el tono profundo con el que había hablado. Lograr eso había sido más difícil de lo que había creído. No quería parecer un idiota, o muy exagerado. Tenten había reído hasta llorar con sus primeros intentos. Además que pegó su cuerpo a su espalda, estaba seguro que ella podía sentir que estaba más que feliz que estuviera allí con él.

Lentamente abrió la puerta y le hizo dar tres pasos hasta que estuvo adentro. Cerró la puerta con la ayuda de su pie y espero hasta que Hinata se mantuviera totalmente quieta para sacar lentamente las manos. Él espero ansioso por ver su reacción, pero Hinata seguía en el mismo lugar. ¿Tal vez no le había gustado? Naruto miró su perfil por arriba del hombro de ella y sonrió divertido y lleno de ternura cuando vió que aún tenía los ojos cerrados.

Así que pensó rápido.

Salió de atrás de ella y se sacó la camiseta, contento de tener más músculos de los que había tenido cuando Hinata lo había conocido y se quedó mirando su espalda.

- Abre, amor.

Al segundo, Hinata chilló, tapándose la boca con ambas manos.

-Es hermoso vida-, dijo emocionada, dando un paso a la cama llena de pétalos de rosas blancas y rojas, con un ramo de girasoles(sus favoritos), en el medio.

Ella giró cuando no lo vió, y él sonrió aún más. Hinata se quedó congelada con la mirada en su pecho. Ella respiró hondo y bajó la mirada lentamente por sus torso y brazos, de ida y de vuelta, sus ojos volviéndose más oscuros. Naruto notó desde donde estaba que tragaba con dificultad. Parte de su lujuria, se aplacó, llenándose de ternura por la mujer que tenía frente a él.

Él jamás la obligaría a hacer algo que no quisiera.

Dió las pasos que los separaban con lentitud mientras ella se mojaba los labios. Un sonrojó fuerte se adueñó de sus mejillas y Naruto entendía que era porque se sentía afectada por él y no era una alegría al sol.

Levantó una mano, apartando un mechón de su mejilla, acariciando la piel caliente. Amo su suavidad, su perfume dulce y tranquilizante.

-Sabes que podemos esperar, ¿verdad, amor? Yo esperaría por ti, por siempre.

Hinata sonrió un poco, aflojando esa postura algo tensa que había mantenido. Ella apoyó su mano en su bíceps, más marcado, pero aún delgado. Su piel reventó con piel de gallina cuando ella pasó sus uñas por su músculo más duro.

- Sé que lo harías-, susurró con una risita, la mirada clavada en su bíceps.

Naruto agradeció que tuviera la mirada allí, si ella bajaba un poco por su torso, notaría que estaba duro y alzado como un mástil.

-Eres mí chica. Jamás haría algo para lastimarte. Haré lo que quieras, siempre que esté a mí alcance.

-¿Me bajarías la luna?- bromeó.

Naruto sonrió.

-Te llevaría a la luna. Sólo dame un poco de tiempo para hacer un curso en la Nasa.

Hinata rió, para luego abrazarlo, su cuerpo totalmente flojo. Ella pasó las uñas por su espalda desnuda y él no pudo evitar gemir mientras la apretaba contra él.

-Eres tan dulce-, murmuró contra su pecho desnudo.

Naruto apretó los dientes. Él no era dulce, él era un animal por todas las cosas que quería hacer con ella. Pero su amor por Hinata era más fuerte de cualquier cosa, él podía sentirlo en la forma que su corazón reaccionaba a ella. En la forma en que su cabeza pensaba en ella.

Su cuerpo y alma le pertenecían y siempre serían de Hinata Hyūga.

-Te amo-, le dijo al oído.

Ella se volvió a estremecer y en un movimiento rápido, tomó su rostro y lo bajó para besarlo con tanto amor que casi lo derrite.

-Te amo, Naruto-, dijo contra sus labios mientras se tiraba a la cama, llevándolo a él con ella.

Continuará...

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