=Amatista=

Ahí estaba la chica pelinegra observando al chico de cabello celeste entrenar. No sabe, pero por algúna razón quería seguir ahí.

-¿Qué no tienes algo más que hacer?-Preguntó en un tono molesto él chico que estaba apunto de volver a lanzar su bey a la arena.

La chica se quedó callada algo avergonzada.

-Lárgo.-Dijo el chico lanzando su bey.

-¿Puedo observarte?-Preguntó la chica avergonzada con la cabeza un poco baja, él chico la miró confundido.

-¿Eh?

Desde aquel día, el día donde la chica quiso ir a agradecerle, aquel bleyder frío y cruel iba más seguido. Por algúna razón algo le decía que fuera, algo le decía que tenía que ir y esto solo hacía que se molestara. Esto fue lo mismo para la chica pelinegra de piel pálida y ojos esmeralda.

Para la chica pelinegra, aquel chico le resultaba bastante curioso.

-¿Puedo observarte?-Volvió a repetir la chica, está vez conectando su mirada esmeralda con aquella mirada amatista.

-Tsk.-El chico bufó.

Sin embargo, algo pasó. El chico sintió un leve dolor en el pecho, se tocó el pecho confundido. Tal vez solo había sido un simple dolor, pero para él...fue algo más.

La chica lo miró con cierta preocupación en su mirada.

-¿Estás bien?.-Preguntó.

-El chico chasqueó la lengua.- ¡No necesitas preocuparte por mi!.-Dijo él algo molesto.

Esto fue la gota que colmó el vaso.

En esos días la chica había ido mas seguido. Lui no se desharía tan fácil de ella.

-¡¿No te había dicho que te lárgaras?!.-Preguntó el chico lanzando su bey a la arena.

La pelinegra se encontraba sentada a unos cuantos metros de él. Esta se encontraba escribiendo algo en una libreta, mirándo de vez en cuando al pelicelelste.

-Mmm.-La chica colocó una mano en su mentón pensativa, para luego volver a escribir en su libreta.

-¡¿Acaso me estás ignorando?!.-La chica no le prestaba atención, solo seguía escribiendo, esto causo irritación en él chico.

-Tipo ataque...gira contra las manecillas del reloj...mmm.-Se decía la chica mientrás lo anotaba en su libreta. El chico frunció el ceño soltando un bufido.

-¡¿Qué no tienes nada más que hacer?!-Dijo el chico molesto.

-Creo que no ¿Y tú?-Dijo la chica irónica mirándo aquellos ojos amatista a lo que el chico frunció más su entrecejo.

-¡Lárgate!.-La chica lo ignoró.

-Chico gruñón...-Anotaba en su libreta, sacándo de quicio al ojí morado.

-¡Lárgate!.-Vovió a decir el chico.

-Creo que tengo que ir a tomar mis pastillas, nos vemos.-La chica se levantó con una pequeña sonrisa y se fue de allí dejando furioso al chico.

Aquella chica caminaba por aquel bosque con destino a BCsol, observaba con detenimiento lo que había escrito en esta hace unos minutos. Sonrió. Por algúna razón le gustaba la compañía de aquel chico.

Entró a su habitación dispuesta a hacer lo que había dicho antes. Sé acercó a su mesita de noche donde se encontraba un pequeño frasco con pastillas. Estás hacían que él dolor de su pecho disminuyera. Pero igúal el dolor no se comparaba con el dolor que sentía en su tratamiento para disminuir aquella enfermedad que acechaba su cuerpo.

Y sin darse cuenta, aquella enfremedad... la estaba consumiendo poco a poco....