Capítulo 3 Solo problemas
Sabaku No Gaara Pov
Dicen que el amor a primera vista si existe, que te atonta en cuanto lo tienes de frente e incluso pierdes el habla. Vaya, no es que te vuelvas mudo, más bien diría que comienzas a balbucear cosas inentendibles, hasta dejarte en ridículo frente a la persona que quieres impresionar.
Al menos es eso desde mi parecer… aunque sigo pensando que eso es ridículo y no existe, ya que no te puedes enamorar de alguien a quien no conoces, yo diría que más bien es atracción… sexual, se escuchara cruel, pero todo lo que ansias en ese momento es llevarte a la cama a esa persona, porque eso de compartir la vida eternamente es una falacia.
Pues justamente eso me pasó cuando conocí a Itachi, claro que sigo negando el hecho de que era y es amor a primera vista, ya que eso solo sucede en los absurdos cuentos de hadas y pues yo vivo en la realidad, por lo que pensaré que todas aquellas extrañas sensaciones se debieron a las malditas hormonas… sí, de seguro ellas fueron las causantes de toda esta maldita confusión.
Así que haciendo uso de todo mi autocontrol comenzamos a caminar y a cada paso dado sentía que mi estúpido corazón latía como un loco, no sabía a qué se debía. Tal vez me estaba enfermando nuevamente, por lo que le comentare a Sakura, supongo que ha de saber algo al respecto.
Aparte esos pensamientos y le mire de soslayo, realmente es muy atractivo, su largo cabello azabache permanecía perfectamente atado en una coleta baja, haciendo contraste con su blanca piel y sus ojos son tan negros como un cielo sin estrellas, aun así mantenían un singular brillo hipnótico. Su rostro simplemente es perfecto, una mezcla entre varonil y galante, de hecho no sabría cómo describirlo, ya que lo único que se me ocurre es decir una idiotez como «Es un dios griego», y aquellas ojeras solo le hacían ver más atractivo, al menos para mí así era.
A su lado me sentía pequeño, después de todo yo mido poco más de uno cincuenta y él probablemente mida más de uno ochenta. Lo más seguro es que tenga más de veintidós años, mientras yo recién cumplo los dieciocho…
Me abofeteo mentalmente y no sé en qué estupidez estoy pensando, un varón así jamás se fijara en un doncel desalineado como yo, mucho menos si se entera que estoy esperando un hijo de otro. Vaya suerte la mía, aunque tampoco es que esté buscando pareja, mucho menos después de lo de Sai. Con él solo aprendí que todos los varones lo único que buscan es un poco de placer momentáneo para después terminar botándote como si no valieras nada, que solo se preocupan por ellos mismos sin fijarse a quien dañan en el proceso y lo peor de todo es que no les importas ni una mierda, tanto así que se largan seis años a estudiar al extranjero sin decir ni siquiera un jodido “Adiós Gaara, me gusto cogerte, pero ahora debo irme, así que olvídeme y cuida de mi hijo que yo ni veré por él”. ¡Sera cabrón!
—¿Te encuentras bien? —Inquiere mirándome con curiosidad a lo que me sonrojo y aparto la mirada—. Te noto pálido.
—No es nada.
—Ya veo, por cierto, disculpa mi descortesía al no presentarme. Mi nombre es Itachi, Uchiha Itachi.
—Gaara —respondo escuetamente—. Sabaku No Gaara.
—Mucho gusto —me dice amablemente y en eso noto que hemos llegado a la cafetería, no sé si maldecir mi suerte, o alegrarme porque hemos llegado.
—Igualmente… y ya hemos llegado —murmuro lo suficientemente alto para que me escuche y al no recibir respuesta levanto el rostro observando como parece que ha quedado petrificado observando algo.
Maldita curiosidad la mía, así que dirijo mi mirada al mismo lugar que él, pero solo puedo observar a un doncel rubio, bastante atractivo he de decir, besándose con un apuesto varón pelirrojo. Vaya, en ocasiones quisiera ser tan lindo como esos donceles de revista y es que él que esta frente a mí lo es. Posee un hermoso cabello largo y sus ojos son azules, mientras que su figura es envidiable y esa perfecta piel acanelada solo da el toque final.
Suspiro con pesar, tal vez a Itachi le ha gustado ese doncel rubio, no lo culpo, él es hermoso en cambio yo… yo soy un desastre, no solo por mi apariencia, sino yo en general soy un completo desastre, más con todos los problemas que se me avecinan.
Con tranquilidad miro por unos segundos más a la pareja frente a mí, para después posar mi mirada sobre Itachi. Frunzo el ceño y me aparto un poco al ver esa obscura mirada volverse roja de rabia, su mandíbula está fuertemente apretada al igual que sus puños, extrañado vuelvo a mirar a la pareja y nuevamente a Itachi, sorprendiéndome en sobremanera cuando aquel doncel nos ha visto con cara de susto, apartándose de aquel apuesto varón. No tarda ni dos segundos en estar frente a nosotros con los ojos vidriosos y una mueca de arrepentimiento.
—I-Itachi… amor… no es lo que crees —susurra melancólico y mis ojos se abren a más no poder.
¡Sera descarado! Que yo lo he visto devorando a ese pelirrojo y ahora viene y dice que no es lo que cree, bueno, yo creo que Itachi intento creer que eran amigos, en ese caso tiene toda la razón, ¡No es lo que cree! Porque le estaba siendo infiel. Por alguna razón toda esta situación me sienta mal, sobre todo al ver así a Itachi pese a que no le conozco de nada, solo se su nombre… pero no estoy ciego como para no darme cuenta que este hombre es amable y amoroso. Y es ahí que no entiendo porque le ha engañado de esa manera.
—¡Yo creo lo que se me da la puta gana, Deidara! —Ruge encolerizado y mi cuerpo se tensa al verlo en ese estado. A kilómetros se ve que se está conteniendo para no hablar de más o incluso para no golpear al pelirrojo que sigue de pie como si nada al otro lado de la calle, claro que desde mi punto de vista se merece una paliza—. Por lo que te puedes ir a la mierda ya que no quiero saber nada de ti, ¿me entendiste? —inquiere fulminando al tal Deidara que no hace más que quedarse con la boca abierta mientras las lágrimas resbalan por su rostro.
Cielos, que a este paso no hace nada más que darme lastima el pobre rubio.
—Por favor Itachi… no me hagas esto…
—Yo no he hecho nada, has sido tú.
—Escúchame —pide suplicante, tomando a Itachi del saco perfectamente planchado, pero este simplemente lo aparta con suavidad—. ¡Itachi!
—Vamos Gaara.
Sorpresivamente me tomó de la mano comenzando a andar a paso lento mientras aquel doncel se quedaba llorando, y gritando su nombre. De soslayo pude ver como el pelirrojo negaba con la cabeza mientras se acercaba a abrazar al tal Deidara que me supongo ahora es la ex pareja de Itachi. Fue en ese preciso momento que reaccione y me percate que estaba siendo conducido a quien sabe dónde por Itachi, llegamos a un pequeño restaurante familiar, en donde entramos, mientras él seguía sin soltarme, sumergido en sus pensamientos.
Una vez frente a la mesa, apretó mi mano y me queje un poco, Itachi volteó a verme asombrado soltándome rápidamente. Sus ojos negros se veían un poco opacos y aquella expresión serena desapareció por completo de su rostro. Por alguna razón me provocaba abrazarlo, más sin embargo me quede inmóvil observándolo un par de segundos.
—Yo… siento haberte traído hasta aquí… al menos deja que te invite algo.
—No tienes por qué hacerlo —murmure por lo bajo—. No quiero ser una molestia.
—No lo eres —se apresuró en contestar.
—En ese caso creo que no habrá ningún problema.
Lo último lo dije neutral, aunque no negare que me sentía un poco incómodo después de semejante escena que protagonizo el tal Deidara y él. Y sigo preguntándome que orillo a ese doncel a serle infiel a alguien como Itachi, porque claro que eran novios, nadie se pone así por un amigo o conocido…
Suspire un poco al tiempo que me cuestiono: ¿Qué diablos hago yo aquí? Venga, que debería estar llegando a la casa de Sakura, no estar sentado como si nada en un restaurante familiar comiendo un delicioso pastel de chocolate en compañía de un atractivo varón, mismo que conocí hace menos de una hora. Pero aunque suene a locura, su presencia me es agradable, por lo que lentamente levanto el rostro observándolo mirar por la ventana bastante pensativo, estoy a punto de decirle que me marcho para que esté tranquilo cuando su aterciopelada voz se escucha.
—Lo conocí hace cuatro años…
—¿Eh? —le miro extrañado al no entender nada.
—A Deidara —aclara sin voltear a verme—. En cuanto le vi dije: “Él es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida” —por alguna razón sentí una opresión en mi pecho, aun así no dije nada esperando a que continuara—, tras un año de conocernos comenzamos a salir y justamente le pedí matrimonio hace cuatro meses… cuando me dio el sí fui realmente feliz… de hecho nos casaríamos la próxima semana…
—Yo lo siento… —murmuro quedándome sin palabras, no sé qué decir en una situación como esta, pero me siento mal por él e instintivamente llevo mis manos a mi vientre agachando la mirada.
—No sé porque te estoy contando todo esto… seguramente no te interesa y me tomaras como loco…
—Es difícil —le interrumpo sin levantar la vista—. El hombre que amaba me boto cuando obtuvo todo de mi… largándose a estudiar al extranjero sin decirme nada y cuando creí olvidarlo me entero… me entero que espero un hijo suyo…
Un interminable silencio nos ha envuelto en nuestro pequeño mundo de problemas, el cual ninguno de los dos pretende romper y es que ¡No sé por qué rayos he dicho eso! Él lo ha dicho, es un extraño y no debe importarle en lo más mínimo mi vida y a mí no debería interesarme la suya. Quiero levantar el rostro pero una traicionera lagrima recorre mi mejilla, por lo que me mantengo agachado esperando a tranquilizarme cuando he sentido unos cálidos brazos rodear mi cuerpo.
—No debes llorar por alguien que no vale la pena y ese bebé es muy afortunado al tener un papi como tú…
—G-Gracias…
—No agradezcas.
Al final me ha sentado mejor de lo que espere platicar con Itachi, es alguien sumamente interesante y se puede hablar tan bien con él. Lo que más me llamo la atención es esa forma tan calmada que tiene para conversar y aquellos diminutos gestos que se me hacen de cierta forma graciosos. Estaba tan entretenido que se me ha pasado el tiempo más rápido de lo que creí y al final ya no pude visitar a Sakura, por lo que tras despedirme de Itachi —quien insistió en ir a dejarme hasta la puerta de mi casa como agradecimiento a todas las molestias causadas— entre a casa.
Solté un suspiro mandándole un mensaje a Sakura, diciendo que tenía algo que contarle y que lo haría mañana que fuera a verla, cuando le he dado enviar vi mis contactos y entre ellos aparecía “Itachi”. Lo sé, bastante loco, ¿Quién en su sano juicio le da su número de móvil a un desconocido? Pues la respuesta sería: Nosotros.
Estoy un poco cansado, por lo que me dirijo a mi cuarto para darme una ducha y dormirme, pero cuando he entrado al cuarto me sorprendo al ver a mi padre ahí sosteniendo los resultados que confirman mi embarazo. La sangre se me hela y mi respiración se agita al observarle aquella expresión terrorífica.
Tengo miedo y mucho, más porque sé que está un poco ebrio.
—¡¿Cuándo pensabas decírmelo pequeña puta?! —Brama dando un par de zancadas hasta mí, tomándome del cabello para obligarme a verlo—. ¡Responde!
—Suéltame —chillo forcejeando cuando me ha dado un fuerte tirón.
No soy capaz de decir algo más ya que su puño ha impactado contra mi rostro, tirándome en el suelo, mientras ha comenzado a patearme al tiempo que exclama toda clase de ofensas. Solo me puedo hacer un ovillo en el suelo protegiendo a mi bebé con mis brazos, rogándole entre gemidos de dolor que se detenga.
Continuará…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro