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Capítulo
Dos intrusos y una niña

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Las aventuras de Zoro yendo de un lugar a otro duraron tres años antes de que se metiera en problemas con un marine mimado al que, sinceramente, quería meterle su espada por el culo y luego abrirlo desde dentro, ¿Qué clase de basura inútil era esa? ¿Un niño de papá con peinado de tazón parecido al ramen, cara de idiota y barbilla de culo se atrevía a ser tan insanamente arrogante como era sin respaldo real? ¿Y qué si su papá era un capitán de la marina? ¿Por qué se jactaba de ello si él ni siquiera era marine?

Aparte, ¿Qué demonios con su mascota? ¿No parecía tener rabia ese chucho asqueroso? ¿Siquiera es legal tener un lobo en un pueblo tan pequeño? ¿Y ese abuso de poder excesivo? ¿No se supone que deberían destituirlos o algo así? No estaba seguro, pero sabía que había algo malo con toda esta situación, pero le daba lástima la niña llamada Rika, enserio, ¿Qué clase de enfermo pide que maten a niños solo por desobedecerlos? ¡Son niños por el amor a dios! ¡Los niños pelean, juegan, gritan y son rebeldes! ¡Los niños no son una fuerza que pueda ser controlada fácilmente!

O si no, pregúntaselo a él y a Gumi, ellos eran malditos tornados destruyendo sus espadas con tal de entrenarse y volverse inhumanamente fuertes, junto con el hecho de que eran capaces de noquear a la mayoría de los adultos del lugar de uno o dos movimientos contundentes.

Y con espadas de bambú, que si fueran espadas reales...

Por lo tanto, Zoro pensó que era un completo estúpido el chico de peinado de tazón, incluso dudaba si era un hombre con lo delgaducho, escuálido, débil y lo chillona que era su voz a tal punto que le irritaba insanamente sus odios, o sea, ¡ni los silbidos de Gumi eran tan agudos como la voz irritante de ese hombre!

Entonces, decidió que, si el idiota no cumplía su promesa ni siquiera debería ser llamado hombre, que mejor le pusieran un vestido, brillo rosa y lo enviaran a una isla de travestis de una patada en el culo, ningún hombre se puede llamar a si mismo hombre si es que es incapaz de cumplir con su palabra.

Las semanas pasaron y el hambre se hacía presente, pero él la ignoraba pensando en sus espadas, en los entrenamientos que tendría que hacer e intentaba no pensar en Gumi, de lo contrario podría tener un problema y jodido si no era molesto no poder aliviar la sensación de ardor en tu cuerpo al estar atado en una cruz sin poder tocar su desesperado calor o darse una buena ducha fría.

Odio esa noche y su imaginación.

Al menos el idiota rubio no fue a completar su rutina de molestarlo con su voz ese día, de lo contrario no dudaba que quizás se habría soltado de sus ataduras para darle un puñetazo ya que estuvo especialmente irritado en el día sin su alivio al estar en esas molestas cuerdas.

Zoro reprimió un suspiro mientras sus oídos zumbaban con los dos idiotas que estaban apoyados en la pared frente a él, ¿Acaso eran tan idiotas que no sabían que él los podía escuchar perfectamente? Casi quería burlarse del pelirosa con lo temeroso que era y hacerse pasar por el demonio que decía que era.

Mm... aunque si se trataba de Gumi podría convertirse en el mismo señor del infierno si es que se lo pedía.

—¡Oigan, ustedes! Me están molestando —habló algo irritado, estar atado no era divertido, el sol, la brisa marina y el hambre lo ponían de un humor de las re-mil perras y él ya tenía un humor de mecha corta— ¡Lárguense! —sentenció irritado.

Ah, quería golpear algo, preferiblemente la cara del idiota rubio que lo metió en ese lío.

—¡IIaaa! —Zoro sintió la urgente necesidad de rodar los ojos, pero al final no lo hizo.

Un cobarde siempre sería un cobarde, a menos de que sucediese alguna clase de milagro.

—¡Luffy-san, si pretendes que sea tu nakama, por muchas vidas que tenga...! —gritó en un susurro el pelirrosa— ¡Oh! ¡Ten cuidado! ¡Luffy-san, detenla, por favor! ¡La va a matar!

Zoro de preguntó si era una clase de idiota el pelirosa, ¿Cómo la iba a matar si no tenía sus armas y estaba atado a un poste, literalmente muriendo de hambre?

—¿Qué pasa? —su voz salió inconscientemente más suave al ver a la niña feliz de verlo, ni siquiera se dio cuenta de su actuar, era una clase de reflejo para él tener una debilidad por los niños, por muy bestia que fuera regularmente, jamás podría ser duro con los niños.

No recordando que su infancia fue una mierda por culpa de adultos podridos.

—¿Tienes hambre? Te preparé unos onigiri.

—Te matarán, enana —aunque su voz fuera despreocupada, él hablaba en serio, ese idiota rubio quizás lo hiciera—. Vete.

—Pero llevas mucho tiempo sin comer nada, ¿No? —la niña no borró la sonrisa de su rostro y mostró los onigiris que hizo al hombre atado—¡Mira! Es la primera vez que los hago, pero los preparé con todo mi corazón —los ojos de la niña eran tan brillantes que Zoro quedó aturdido por un segundo.

La niña estaba preocupada por él, pero si le daba de comer la matarían.

—¡No tengo hambre! ¡Me molestas, lárgate de aquí! —gritó el hombre mirando como el ánimo de la niña caía.

—Pero...

—¡No quiero nada, no me obligues a golpearte!

—No deberías de abusar de los niños pequeños... hehehe...

Zoro tensó la mandíbula y volteó hacia el rubio pálido, maldición, ese idiota de nuevo, ¡Precisamente esto es lo que quería evitar y sucedía! Que asco de suerte.

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¿Zoro actuará igual a su primera aparición con Luffy y causará la misma impresión o se volverá algo peligroso que erizará la piel gomosa de Luffy?

Por cierto, la historia tendrá un desarrollo súper rápido en cuanto a la trama original, o sea, todos saben las batallas de One Piece y todo eso, entonces me centraré más en la relación de Gumi y Zoro o Gumi interactuando con los mugiwara y sus amigos