IX. Separación
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Capítulo 9
Nos volveremos a encontrar
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Zoro miró la carta en sus manos con los labios fruncidos en una perfecta línea recta y sus ojos en blanco, su rostro no reflejaba ninguna emoción mientras seguía leyendo la extensa carta que Gumi le había dejado en su lugar habitual de entrenamiento junto con un pañuelo verde oscuro.
Si había colores favoritos de Gumi, serían el lila, el fucsia y todas las tonalidades de verdes que existieran en el mundo, su cuaderno de bocetos estaba literalmente repleto de bocetos verdes de distintas tonalidades, flores y arboles fucsias, lilas y morados azulados, rara vez incluso habría algún que otro dibujo rosa o azul celeste.
La carta en las manos de Zoro se arrugó mientras su expresión seguía tan vacía como si él no sintiera ninguna emoción, la letra claramente le pertenecía a su Gumi y todo lo que decía estaba de acuerdo a como diría las cosas Gumi, pero... ¿pero no que nunca lo iba a abandonar? ¿Qué es esto de que zarpó al mar con tal de buscar su libertad?
Oh, no lo malentiendan, Zoro estaba muy de acuerdo coque ella hiciera su vida por su propia cuenta y buscara su ansiada libertad... pero no de la forma en la que se iba, tal vez esa era la razón por la que los tres últimos meses ella actuaba tan pegajosa a su costado, burlándose de él, ayudándolo y haciendo literalmente cualquier cosa para llamar su atención y que pasaran momentos juntos hasta el punto en que las noches de verano se quedaban a dormir afuera incluso si eso significaba terminar repletos de picadas de mosquitos.
Sinceramente, mientras leía la carta cada vez se enojaba más y más.
¿Cómo sus padres mierdosos nuevamente le arruinaron la vida a su hija? ¿Por culpa de ellos tiene que perder a Gumi? ¿Qué clase de padres tan egoístas eran ellos para hacerle eso a su propia hija? Sabía que los ricos y los nobles eran una clase especial de basura, pero no esperaba que los padres de su amiga fueran esa clase de mierdas mundiales como para comprometer a su hija con un tío de unos cuarenta años, que no conocían más que el hecho de que sus otras tres esposas "murieron en accidentes desafortunados" y la querían casar a penas ella cumpliera los dieciséis, por lo que ella apenas cumplió sus quince años tomó maletas y se marchó, robándoles algo de dinero y zarpó al mar con tal de escapar de su asqueroso destino impuesto por los imbéciles de sus bastardos padres.
Zoro respiró hondo antes de doblar delicadamente la hoja en sus manos, aplanando las partes arrugadas con delicadeza y guardando la carta cuidadosamente en el sobre en donde venía. Este era el último recuerdo de su mejor amiga, no podía simplemente romperlo y hacerlo trizas, ni quemarlo, ni tirarlo al mar, ni cortarlo...aparte de que era una promesa con ella.
Un día se volverían a encontrar en alta mar.
El joven respiró profundamente guardando la carta en el bolcillo de su pantalón mientras apretaba fuertemente sus puños y una mirada fría aprecia en su rostro ligeramente infantil, se volvería más fuerte, más rápido, diablos, incluso intentaría volverse más afilado en algunos aspectos para notar esas pequeñas cosas que nunca notó, si solo... si solo nuevamente hubiera notado el daño que le estaban provocando los padres de Gumi a ella...
Cuando la volviera a encontrar en el mar, no volvería a ser tan ingenuo como para creerle de que siempre estaba bien por mucho que sonriera, él esta vez sería más perceptivo, más vivaz, para notar esos pequeños detalles que siempre se le escapan.
Al pasar de los meses Zoro seguía con su andanza de entrenamiento, más fuerte, más duro, más pesado, el joven espadachín aumentaba drásticamente su entrenamiento cada vez que podía casi desgastando su joven cuerpo para fortalecerse más y más, ¡No sería débil para siempre! ¡Esta vez protegería lo que le importa!
Mientras tanto, Gumi se encontraba en un barco durmiendo plácidamente hasta que escuchó algunos quejillos y sollozos, por lo que parpadeó confundida antes de mirar donde estaba, encontrándose a sí misma encadenada en una especie de jaula con un montón de otras personas, algunas eran jóvenes, incluso diría que había niños a bordo, también había adolescentes, adultos jóvenes e incluso alguno que otro anciano.
Si sus ojos no la engañaban, incluso había una mujer embarazada que se acurrucaba en una esquina de la habitación, por lo que miró extrañada lo que sucedía, ella solo se había quedado dormida bajo la sombra de un árbol, ¿Dónde estaba ahora?
Gumi se relamió ligeramente los labios intentado humedecerse la boca y miró como sujetos grandes y corpulentos aparecían y se burlaban de un joven completamente golpeado y ensangrentado que respiraba a duras penas después de la posible paliza que le habían proporcionado.
—Eso te pasa por intentar escapar, ¡Nadie puede escapar de este barco! —se rio maliciosamente el hombre en conjunto con su compañero—. Recuérdenlo bien, escorias, ¡Desde que subieron a borde de este barco se convertirán en esclavos! ¡Vamos en camino hacia vuestro infierno! ¡Puhahahaha!
La mujer de ojos rosados parpadeó ligeramente ante esto y recordó que en los meses que llevaba navegando, en algunos barcos comerciales escuchó sobre la esclavitud y todo eso, junto con nobles mundiales, fetiches raros y un montón de mierdas más, por lo que instantáneamente se cabreó más de lo normal.
¿Escapaba de un matrimonio arreglado y terminaba en un barco de esclavos? ¿Qué clase de giros del destino de mierda eran estos?
Indignada, Gumi se lanzó a los hombres corpulentos frente a ella y les robó sus espadas antes de cortarles el cuello limpiamente, dejando que un rio de sangre corriera por sus gargantas cortadas y un suave "tks" escapó de su boca, antes de que la mujer mirara con desagrado las espadas de los hombres. Sinceramente, en todo este tiempo no había encontrado ningún par de espadas buenas que se acomodaran con ella, por lo que tener que luchar de esa manera era casi incomodo, pero al final era mejor que morir como esclava o como prostituta de su "querido y amado esposo".
La mujer ni se inmutó de las muertes en sus manos y buscó en los cadáveres las llaves de sus esposas hasta que las encontró y se liberó, luego miró fijamente a los niños encadenados juntos, ambos estaban abrazados mirándola con terror, acurrucados en una bola con lágrimas en sus ojos, entonces miró a la mujer embarazada y no pudo evitar que sus labios se fruncieran en disgusto al ver como ella se cubría su vientre abultado con temor a que lo golpeasen.
Las personas observadas por esos fríos ojos rosados se estremecieron aguantando las lágrimas, no querían morir a manos de la mujer castaña que sostenía dos espadas tranquilamente.
Gumi era consciente de que no era la más amigable en esa situación, pero le importó un comino y se acercó a ellos antes de empezar a liberarlos de sus cadenas, guardándose la llave de la celda para sí misma. Puede que los liberaría de sus cadenas ahora mismo, pero los dejaría encerrados en la celda para que no interrumpieran lo que iban a hacer a continuación ni fueran un estorbo.
Las personas de la aldea atacada miraron con asombro lo sorprendentemente gentil que era la mujer que asesinó rápidamente y sin emitir ruido alguno a los dos guardias que parecían tan inalcanzables para ellos, pero sus esperanzas se hicieron añicos cuando la vieron salir de las jaulas, tirándoles las llaves para que se liberaran de sus cadenas, pero encerrándolos nuevamente.
La sensación era extraña, pensó Gumi mirando sus manos ensangrentadas, si bien era la primera vez que asesinaba, no sabía cómo sentirse al respecto, no se sentía ni bien ni mal, es más, era como si simplemente no le importara arrebatar las vidas de las personas y acabó con la mayoría de quienes se interponían en su camino, llenando su ropa y manos de sangre.
Era tan extraño, se sentía como si fuera solo una muñeca asesinando, ella había escuchado tantas cosas negativas sobre la primera experiencia en asesinar a un humano que creía que sería terrible, pero ella no sentía nada de eso, era como si... como si estuviera matando a un cerdo, por decirlo de alguna manera.
Su espada entraba, cortaba y luego se retiraba dejando caer una cantidad considerable de sangre a la vez que la vida de los ojos de las personas acababa.
No lo entendía, quería estar enojada, quería sentir algo, pero no lo hacía... era como si simplemente ellos merecieran morir, porque, bueno, ¿Lo hacían, no? Ellos esclavizaron a esas personas, pero nadie sabe a cuantas más mataron o hicieron que sus vidas fueran miserables y lo posibilidad de que su libertad fuese arrebatada por personas tan débiles como ellos simplemente... le enojaba.
Mirando sus manos ensangrentadas, enfundó las espadas que guardó en la cuerda de su obi y se adentró de nuevo a las celdas, completamente ensangrentada y abrió las puertas para nuevamente irse y seguir con su camino de destrucción a su paso, si iba a hacer un trabajo, lo iba a hacer bien, era mejor que esos traficantes de esclavos murieran todos aquí, con solo matar a uno de ellos, incontables vidas llenas de miseria y agonía eran salvadas.
Lo que no se esperaba es que apareciera un grupo de encapuchados a atacar el barco de esclavistas.
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¡Oh no! ¡Los terribles padres de Gumi atacan de nuevo! ¿Cómo se tomará Zoro está separación de años antes de volverse a encontrar? ¿Quienes serán los encapuchados que atracaron en el barco de esclavos? ¡Esperen la próxima actualización! MUHAHAHAHAHA
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