Nada que pensar
Mi papá quería sujetar a Ian, pero no quería que se lo llevaran a ninguna parte.
—¡No voy a permitir que experimentes con nuestro hijo, papá!
—Tranquilízate, hijo. ¿Cómo crees que seré capaz de hacerle daño a mi nieto? Solo le tomarán unas muestras para asegurarnos de que todo esté bien.
—Lo harás aquí mismo, delante nuestro.
—No permitiremos que se lo lleve, señor— le dijo Zaira.
—Necesitamos examinarlo adecuadamente. No le haremos nada a su hijo, les doy mi palabra — dijo el doctor—. Es necesario que evaluemos cuál es su estado de salud. No podemos dejarnos llevar solamente por su apariencia. Ha sido un bebé muy prematuro, también debemos pensar en el agravante; el virus.
—Haga lo que deba hacer, pero frente a nosotros.
Zaira quiso pasarle a Ian al doctor, pero su llanto fue tan agudo que no hubo forma. Parecía muy cómodo en los brazos de su mamá y es totalmente comprensible. A mí me ocurre lo mismo.
—Creo que Ian les ha respondido todas sus dudas, doctor. Considero que los pulmones están bastante bien — dijo Zaira, y la secunde.
—Definitivamente.
—Cargalo, Dereck. Es nuestro bebé.
—No sé si quiera que lo cargue. Ya viste cómo se puso con el doctor.
—Acércate — sonrió, engulléndolo aún más entre la sabanita.
—¿No te vas a enojar, mi príncipe?
Ian me seguía con la mirada, estaba seguro que captaba lo que le estaba preguntando. Aunque suene loco, así lo percibía.
—Ya sé que es muy cómodo estar en los brazos de tu mami.
Estando en mi brazos no lloró, solamente conectamos miradas. Sus ojos parecían dos diamantes muy brillantes.
—Es imposible que no reconozca tu voz, o esas manos que tantas veces nos transmitió calor en esas noches de frío. Nuestro hijo sabe lo mucho que deseábamos conocerlo. Todo fue muy inesperado, pero estoy tan feliz de por fin verte cargando a nuestro bebé. No sabes cuántas veces soñé con este momento, desde ese primer día que nos enteramos de esta noticia.
—No existen palabras para describirte la emoción que estoy sintiendo en este momento. Eres una mujer maravillosa, no me cansaré de decirlo. Contra todo pronóstico, estuviste dispuesta a defender con uñas y dientes a este pedacito tan puro y divino de los dos, que estaba creciendo en tu vientre. No dudaste ni una sola vez en permitirle el derecho a la vida, y eso es algo de lo que viviré eternamente agradecido — posé mi frente en la suya, descansando a Ian en su pecho —. Es imposible no amar cada cosa que conozco de ti.
Sus ojos se abrieron de la sorpresa y sentí mi corazón bombeando muy fuerte. Cada vez que la tengo cerca me sucede lo mismo.
—Sé que lo nuestro ha sido muy rápido, pero no hay un solo día en que no me diga a mí mismo que eres esa mujer con la cual anhelo unir mi vida. Me gustaría que cuando las cosas se calmen y, si así tú lo decides, te cases conmigo.
—Yo no tengo nada que pensar. Eso es un sí rotundo — su ligero beso en la punta de mi nariz me dejó procesando.
—¿Así como así? Pensé que dirías que no.
—¿Querías que dijera que no?
—¡Por supuesto que no!
—Entonces aterriza, que nuestro hijo te está viendo — su media sonrisa me contagió.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro