El episodio que sufrió fue muy particular, porque no se tornó agresivo, sino que se debilitó por completo. Levanté su cabeza y él seguía con los ojos cerrados. Le abrí la boca para ver sus dientes y esos filos estaban en la zona superior e inferior. Se veía muy mal e irritado.

—¿Te sientes bien?

Su respiración poco a poco se iba normalizando, pero sus ojos permanecían cerrados. No creo que sea sed, o ya me hubiera hecho algo como la última vez, ¿no?

Su mano había agarrado mi blusa y permanecía aferrada a ella. Solo me quedé inmóvil, acariciando su cabello a ver si eso le ayudaba a reaccionar. Oí un lindo quejido de su parte, como si estuviera disfrutando de mis masajes en su cabeza.

—¿Eso se siente bien?

Su respuesta fue otro suave quejido y me sorprendí sonriendo. Parece un niño pequeño. Estaba muy entretenida haciéndole esos masajes en la cabeza que no sé si ni cuando me quedé dormida.

En la mañana lo acompañé a la oficina de un supuesto amigo que es dentista. Desde que despertó estuvo mirándose en el espejo. No entiendo cómo pudo suceder eso. ¿A qué se pudo deber? ¿Por qué se le ven más largos y puntiagudos?

El doctor lo examinó y estuvo largo rato haciendo anotaciones y evaluando el filo de sus colmillos.

—Nunca había visto algo así, Dereck. Es muy extraño este crecimiento anormal que estás presentando. Tu encía está muy irritada y lastimada. ¿Has tenido problemas con la mordida? ¿Gingivitis?

—No. Nunca.

—¿Desde cuándo aparecieron? ¿Por qué no habías venido antes?

—Fue... — hizo silencio y me miró de reojo—. Fue hace varias semanas. No vine porque sabes que le tengo miedo a los dentistas.

—Pero esto está muy avanzado. Tienes tu encía perforada y los caninos están empujando tus demás dientes en busca de acomodo. El dolor que has debido estar teniendo ha debido ser insoportable. ¿Cómo has podido soportarlo? ¿Estás tomando medicinas?

—No.

—Te realizaré unas placas para encontrar la raíz del problema. Necesitamos saber qué está pasando.

—No quiero placas. ¿Es posible limarlos? ¿Eso resolvería el problema?

—Puedo limarlos, pero si no sabemos qué está ocasionando esto puede ser peligroso. Puede haber varios factores que...

—Por favor, límalos. No los quiero tener así.

—Si eso es lo que prefieres, está bien. Solo espero que tengas claro que eso no va a solucionar el problema que estés teniendo en los dientes.

No lo entiendo. Se veía muy ansioso por saber lo que estaba ocurriendo, ¿por qué ahora no quiere que lo evalúen como corresponde? Eso no es normal. Fue de un momento a otro que le aparecieron. Aunque, debo admitir que de por sí tiene una hermosa dentadura y con ellos no se ve nada mal. Al contrario, se ve muy atractivo. Negué con la cabeza varias veces seguidas al tener esos pensamientos. ¿Qué estoy pensando?

—¿Por qué no dejaste que te examinara correctamente y te hiciera todas las pruebas adecuadas?

—Él jamás dará con lo que está sucediendo. Solo se va a obsesionar con este caso y querrá usarme. Conozco a la gente como él.

—¿Y por qué crees que sucedió esto? ¿No te duele?

—Me duele mucho, pero no sé qué pudo haberme ocasionado esto. Anoche, esa molestia de la nada apareció y sentía una sed inmensa, pero cuando me recosté sobre tu pecho caliente, sentí que todo eso se desvaneció en el aire y esa potente energía abandonó mi cuerpo. Tu calor es tan agradable — rodeó mi cintura y lo miré sorprendida, tragando saliva—. Quiero que exploremos nuestro cuerpo y podamos conocernos a profundidad. ¿Qué te parece si cuando regresemos de Puerto Rico, unimos nuestros cuerpos de nuevo, pero esta vez totalmente desnudos? ¿Te atreves?