Culpa
—Espero sea la última vez que trate de intervenir en las decisiones que tomamos nosotros con nuestro hijo, señor. Usted podrá ser el abuelo, pero nosotros somos sus padres. Más que nadie sabe lo peligroso que puede ser esto, así que no sé por qué se va de su lado. No quiero pensar que tiene planes siniestros de nuevo con su nieto.
—Todo el tiempo piensan lo mismo de mí. ¿Cómo podría hacerle daño a mi propio nieto? Solo quiero lo mejor para él.
—¿Y esto para ti es lo mejor o lo correcto, papá? Él no puede estar cerca de Maya.
Olvidé por completo que ella estaba ahí, y que, probablemente, ni siquiera sabe sobre el virus.
—¿Por qué? ¿Qué hice yo? Me han estado tratando como si yo fuera una criminal o una mala influencia para mi sobrino.
—Quiero que seas honesta por una vez en tu vida. ¿Por qué miras a mi hijo de esa manera? ¿Qué es lo que sientes cuando lo ves?
Las preguntas de Zaira me hicieron ver en la obligación de acercarme a su oído.
—Mi amor, no creo que esté correcto hablar sobre esto. Creo que ella no está enterada de lo que está pasando.
—¿Mirarlo cómo? ¿Qué siento de qué? No entiendo de qué hablas — Maya estaba diciendo la verdad, pues se notaba confundida.
—La joven necesita descansar para poder recuperarse— mi papá intervino—. Por cierto, regresaré mañana, por hoy me quedaré en el laboratorio para asegurarme de que mañana temprano tu hermana sea dada de alta.
—¡No me voy hasta que me respondas, Maya! — insistió Zaira.
—Ya te dije que no sé por qué me preguntas eso. ¿Qué se supone que sienta? Pues, me tomó por sorpresa saber que tienen un hijo y yo ni enterada estaba. ¿Qué más quieres saber?
—Estabas sonriéndole cuando llegamos. ¿Estabas endulzándole el oído a mi hijo y poniéndolo en nuestra contra?
—¿Por qué habría de hacer eso?
—Porque tú sigues enamorada de mi prometido. Y no creo que enterarte de que tenemos un hijo te haya emocionado en lo absoluto.
Se quedó en silencio unos segundos, luego suspiró.
—Es cierto que me tomó por sorpresa y, tal vez en el fondo sentí envidia de ti, porque tuviste un hijo con el hombre a quien más he amado, pero de ahí en fuera a decirle cosas feas a un niño tan lindo y tierno, de eso sí no sería capaz. Yo no soy un monstruo.
—¿Un niño tan lindo y tierno? Por supuesto, mi hijo es bellísimo, pero no por eso pienso entregártelo.
Tuve que aguantar a Zaira, porque realmente estaba fuera de sí, y se encontraba a punto de quebrarse en llanto, y la entiendo porque, a diferencia de Maya, Zaira comprende la gravedad del asunto. No ha sido fácil todo lo que ha pasado en un mismo día. Quisiera evitarle todo este sufrimiento.
—¿Entregármelo?
—Tu despertaste ese instinto y deseo animal en mi hijo, y eso es algo que jamás te voy a poder perdonar — lágrimas brotaron de sus ojos sin cesar, y atraje su cabeza a mí pecho para que pudiera descargar todo lo que había estado reteniendo.
Me desgarra el alma verla llorar. De cierto modo me siento culpable por todo lo que está ocurriendo. Ese sentimiento de impotencia me hace sentir más miserable.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro