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Combinación

—Hay un olor muy extraño en el aire — comentó Dereck.

—Esta bruja planeaba envenenarnos. Estoy seguro de que fueron órdenes del abuelo, él conoce nuestras debilidades. Debemos andar con cuidado. Esa mujer nos brindó esta bebida y cree que somos lo suficientemente estúpidos como para caer en esa ridícula trampa. Esto confirma que el abuelo sabe que estamos rumbo a Los Ángeles, por lo que debe estar esperándonos y no precisamente con los brazos abiertos.

—Él nos necesita, por lo que debemos utilizar eso a nuestro favor. Debemos estar atentos.

Nuestra llegada a Los Ángeles no fue precisamente como esperábamos. Por fortuna, no había nadie esperando por nosotros en la pista. Aun así no íbamos a bajar la guardia. Lo primero que hicimos tan pronto pisamos tierra y recibimos señal fue llamar a mi suegra y a Aníbal, pero ninguno de ellos respondió, haciéndonos pensar en lo peor.

Bajo la inquietud y preocupación decidimos visitar la casa, pero no había nadie, ni siquiera empleados, lo que hacía más evidente que algo pudo haber pasado.

—¿Qué haremos ahora? — cuestioné.

—No quiero ni pensar que el abuelo les haya hecho algo malo.

—Iremos al laboratorio. Es donde único se me ocurre encontrarlos.

—¿Crees que nos estén esperando, mi amor?

—No importa. Pienso destruirlos todos.

—Cuentas con todos nosotros, papá. Es momento de detener al abuelo. Quiero llevar a Maya a un lugar seguro.

—Quiero ir con ustedes. Me estoy sintiendo mucho mejor.

—¿Estás segura?

—Sí.

Estaba muy nerviosa pensando en la tormenta que se avecina, solo puedo desear que las cosas no se compliquen y que ese señor pague por todo lo malo que ha hecho.

Nos dirigimos al laboratorio y todo parecía marchar tranquilo. Lo que nos llamó la atención fue ver el auto de Aníbal en las instalaciones. Nos escabullimos con ayuda de mi hijo y de Dereck, tuvimos acceso al laboratorio por la zona de desechos bioquímicos. Vagamos por los pasillos, escondiéndonos de los pocos empleados que iban de un lado para otro. Las cámaras tuvieron que habernos grabado, pues habían algunas que nos fue imposible evadir.

Nos dirigimos a la zona de muestras, pensando que nos íbamos a topar con su papá y no nos equivocamos, el único detalle es que no estaba solo y a quien menos pensamos ver era a mi suegra. La conversación que estaban teniendo se había calentado, no solo por el tono tan alto y la molestia que se percibía, sino por la forma en que sus manos yacían aferradas al cuello de la bata del señor. Sus uñas se veían muy largas y filosas,  mientras que su cabello cubría su rostro.

—Yo quería… — su respiración se oía entrecortada y su rostro muy rojo.

—Tenías una tarea sencilla, pero como siempre, debes hacer todo mal. No hay nada que odie más que a las personas inservibles.

—Te ayudaré a volver…

—Ese es el detalle, que no quiero volver a la normalidad. No quiero volver a ser lo que era. ¿Cómo podría renunciar a este don que se me fue entregado? Juventud eterna, querido. En este dichoso mundo, no hay espacio para más de nosotros; conmigo es más que suficiente.

Tapé mi boca al ver cómo con ayuda de sus garras, le provocó una tajadura de un extremo a otro en el cuello. Jamás había sido testigo de algo tan siniestro, atroz, sangriento y espeluznante. Quise taparle los ojos a Ian, pero fue cuando me di cuenta de que no estaba detrás de mí y cuando volteé a decírselo a Dereck, él también había desaparecido. Debe estar impactado. Necesito encontrarlo.

—Mira nada más, tenemos compañía — dejó caer a mi suegro, y ni siquiera le importó verlo agonizando y desangrándose a sus pies.

Ian y Dereck saltaron al mismo tiempo sobre la mesa, provocando un estruendo de todos los instrumentos y tubos de cristal que había en ella. Cuando ella se dio la vuelta, llevando su cabello a la espalda, pude ver que sus ojos no eran como los nuestros, era como un rojizo oscuro. A diferencia de nosotros, sus colmillos eran mucho más pequeños y finos.

—¿Ahora es que te das cuenta? Aparte de vieja; sorda y ciega. Qué pésima combinación, abuelita.

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