—Ya dejen de discutir ustedes dos. Están haciendo sentir incómoda a mi nuera. Disfrutemos de un buen desayuno en familia, ¿sí? — añadió mi suegra.

—Yo ya me tengo que retirar. Tengo cosas que hacer, a diferencia de este perezoso — Dereck se levantó de la mesa con la mujer y desapareció en solo un instante de la vista de todos.

Aníbal arrastró la silla y se sentó al lado mío, mientras que mi suegra negó con la cabeza.

—Lamento que estos dos no sepan cómo comportarse. Es una lástima que nuestro desayuno y compartir familiar se haya visto estropeado de esta manera — disgustada abandonó el comedor.

—¿Qué fue lo que te dije? No te quiero cerca de mi hermano.

—No quería estar cerca de él, es que tenía hambre y tú no quisiste levantarte.

Suspiró pesadamente.

—¿Cuánto tiempo más estaremos aquí? Sé que quieres cuidar a tu papá, pero es que no me gusta este lugar. Parece un campo de guerra.

—Aún no sé, pero creo que tomará algo de tiempo. Termina de desayunar, se me fue el apetito.

Me dejó sola en esa gigante mesa y suspiré desanimada. ¿Realmente hice bien en dejar a mi familia para venir aquí con él? Nos casamos hace unos cuantos meses, pero eso no lo sabe ni su familia ni mucho menos la mía. Todos piensan que solo somos novios.

Aníbal ha estado cuidando de su papá, quien sufrió muerte cerebral a causa de un accidente y no quiere despegarse de él. Entiendo cabalmente su posición, pero a la misma vez, no me agrada estar bajo el mismo techo que ese lunático del hermano. Su mamá también actúa muy raro en algunas ocasiones. Aníbal es el hermano menor de los tres, Lenny el del medio y Dereck el mayor. El día que puse un pie en esta casa, Dereck me recibió con dos conejos colgando de las manos. Es una familia de locos.

Luego de desayunar, decidí salir al jardín a tomar aire fresco. Llevo dos meses encerrada en este lugar y siento que cada vez pierdo más y más energías. Si Aníbal me ve fuera de la casa, es probable que se enoje, pero estoy muy aburrida. Jugué con Tabitha, la perra Husky que conocí el día que llegué. No es agresiva, al contrario, es muy juguetona.

Quedé helada cuando vi a Dereck caminar hacia mi dirección. No sabía si debía hacer de cuenta que no lo vi y seguir caminando hacia la casa. ¿Él no dijo que tenía cosas que hacer? Creí que se había ido de la casa.

—¿Por qué estás tan sola, cuñis? — se sentó en la columna de cemento que dividía cada sesión del jardín.

—Debo regresar con Aníbal.

—¿Por qué huyes, calabacín?

—¿Por qué me llama así?

—¿Por qué? Porque siempre traes el cabello recogido en un moño redondo y pareciera que vas cargando una calabaza sobre la cabeza. Aparte de lo redonda que eres, claro está.

Fruncí el ceño y volvió a sonreír.

—Tal parece que no tiene nada más que hacer, qué no sea molestar a los demás.

—Es divertido.

—Me alegra que esté disfrutando— me di la vuelta, cuando lo escuché añadir algo más.

—Si de frente te ves bien, de espalda te ves mucho mejor, cuñadita.

Frené de golpe al escuchar su comentario y lo miré.

—¿Cómo se atreve a faltarme el respeto de esa manera?

—Respeto donde lo meto.

—¡Usted es un hombre vulgar y atrevido!

—Gracias. Siempre para servirte, cuñis.