Apareamiento
Me ayudó a levantar, pero mi vista aún estaba en negro. Todo lo que podía oír era la revoltosa voz de Aníbal y sus reclamos.
—¡¿No van a decir nada?!
—Permíteme ayudarla primero.
—¡Suelta a mi mujer!
Me encaramé de su cuello, evitando que ese olor tan desagradable fuera a invadirme de nuevo.
—No quiero eso cerca — negué con la cabeza.
—Esto es obra tuya, ¡¿cierto?! ¿Qué le hiciste a mi mujer?
—Ni yo mismo lo sé.
—¿No sabes? ¿Significa que sí tuviste algo que ver con esto? ¿Cómo te atreviste a poner tus sucias manos encima de mi mujer?
—¡Ya no me jodas y quítate! ¿No te das cuenta de que ella está mal y necesita ayuda? ¡Solamente estás estorbando!
—No me importa. Esto lo vamos a resolver ahora, de hombre a hombre.
Lamí su cuello, pues era lo que tenía al alcance, pero Dereck no dejaba de sujetarme las manos. Ni siquiera me dejó lamerlo más tiempo.
—¿Cómo te atreves a hacer eso frente a mí? ¡Deja de hacer eso, Zaira!
—Creo que está en celo.
—¡¿Qué dijiste?!
—Esto que ella hace es involuntario. No voy a entrar en detalles de cómo sucedió, porque la verdad es que aún no estoy seguro, pero definitivamente está infectada. Según la información que encontré en el despacho de mi padre, las hembras suelen tener este comportamiento cuando están en la época de apareamiento. Desconocía que era posible esto que diré ahora, pero creo que en el momento que sufre este episodio, dónde su sentidos se vuelven sensibles, ella puede captar el olor que desprende mi piel. Según leí en las observaciones de mi papá, es que los murciélagos machos usan esa estrategia poco común para atraer a las hembras. Esto es involuntario de mi parte, yo desconocía que esto pudiera estar pasando, pues no puedo percibir ese olor que ella tanto menciona. Sus síntomas son muy distintos a los míos. Es como una mezcla de varias especies de murciélagos.
—En pocas palabras, ¿mi mujer quiere aparearse con mi hermano? ¡Estupendo!
—Eres un verdadero idiota.
—No más que tú. ¡Destruyes todo lo que tocas! Acepto que jodas conmigo, pero que te hayas metido con mi mujer, eso sí que no lo perdono. Te dije que te mantuvieras lejos de ella, y mira lo que provocaste. ¿Ahora qué se supone que ella haga para curarse? Ni tú mismo has encontrado la forma de curarte y acabas de arrastrarla a ella contigo.
—¡¿Y crees que no lo sé, imbécil?! ¿Crees que lo hice intencionalmente? Desconozco muchas cosas de lo que estoy viviendo. Mi papá se llevó a la tumba todo. Lamentablemente nos tocará vivir con ello.
Escuché el sonido de lo que parecía haber sido un puño en la puerta.
—Con él no sientes náuseas, ¿cierto? ¡Perfecto! ¡Pues apareate con él! — escuché sus pasos alejarse y seguido a eso el suspiro de Dereck.
—Maldita sea… — murmuró—. Ya se le pasará. Es un maldito inmaduro que no siente ni un poco de empatía hacia los demás.
Presioné mis dientes una y otra vez debido a la molestia que percibía en ellos.
—¿Te están molestando los dientes? Eso es sed. Es uno de los primeros síntomas que dan cuando estás a punto de tener ese episodio. No has ingerido la sangre que te dejé, ¿verdad?
Negué con la cabeza y suspiró pesadamente.
—Aparte de eso, ¿sientes algo más?
—Calor.
—Pues fíjate que no me había dado cuenta, calabacín. ¿Podrías dejar de frotar tu parte baja en mi rodilla por unos cuantos minutos? Me estás desconcentrando. Esfuérzate y coopera conmigo, ¿sí? Aunque mi hermano te haya dejado sola, yo no lo haré. Aprenderemos a lidiar con esto.
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