✭Nenekasa✭
·Nenekasa·
La intensidad de las luces empezó a disminuir, como pudo comprobar una muy aliviada Nene Kusanagi.
La peliverde estaba bajo la luz de todos los focos, en los brazos de Tsukasa Tenma, quien la había 'salvado de estamparse contra el hielo' que formaba la supuesta pista de patinaje.
Los ojos brillantes del chico, que parecían dos soles ardientes en plena supernova, no la miraron en ningún momento. Estaban fijos en el pelimorado, en uno de los laterales del escenario, quien esperaba salir y cumplir con su papel en la escena.
"Kusanagi-san, debes ir con más cuidado." recitó Tsukasa. Su voz cantarina sonaba preocupada por ella, mas Nene sabía que todo formaba parte del espectáculo, y que en realidad el chico era un despreocupado.
"M-muchas gracias, Tsukasa-" tartamudeó.
Bajó de los brazos del chico, cogiéndolo aún de la mano, y se dispuso a alejarse, cuando Tsukasa tiró de la mano por la que aún la tenía sujeta.
"Kusanagi..." sonrió, torciendo su expresión. "Me concederías un breve baile... tal vez como recompensa?"
Todo forma parte del acto, todo forma parte del- del acto- esas palabras la herían, pero sabía que si se las repetía, no haría nada raro.
"Supongo..." refunfuñó.
A pesar de apenas susurrarlo, a través de los micrófonos, el sonido se amplificó, comunicándole sus palabras a todo el público.
Tsukasa, acaba ya con esto...
"Empecemos, pues."
Sin dudas ni temores, el rubio se separó de ella, elevando el brazo que los mantenía unidos, y efectuando un pequeño giro, para situarse justo enfrente de Nene. Esta sintió como su cuerpo se tensaba, y le invadía el calor del amor que llevaba sintiendo por Tsukasa desde hacía meses. El sudor empezó a correr por su espalda.
Repentinamente, Tsukasa la elevó en brazos, y describió una pirueta.
La dejó en el suelo, donde Nene casi cayó al suelo, su corazón a mil por la emoción del encuentro.
Eso no salía en el guión- lo ha improvisado todo-
Por alguna razón, el saber que Tsukasa había prolongado la cercanía entre ambos la estremeció. Tal vez seamos más cercanos de lo que pensaba....
Su rol en la escena habiendo acabado, Tsukasa huyó por uno de los laterales. La sonrisa que le dedicó a Rui, y el ver como Tsukasa saltó a los brazos del pelimorado, las brillantes ilusiones que acababa de hacerse se rompieron en mil pedazos.
"Ten-Tenma-senpai- a-adiós-" la última frase de la escena estaba dicha ya.
Las luces se apagaron, sumiendo el escenario en la penumbra, y a Nene en la confusión provocada por el comportamiento del rubio.
Emu, seguida de varias otras personas, empezaron a reorganizar el atrezzo para la siguiente escena.
Emu se quedó al lado de Nene, ambas sentadas en uno de los bancos que habían sido posicionados en el 'parque' que ahora era el escenario.
Las luces volvieron a encenderse, y Nene trató de olvidar el dolor y el caos que sentía.
* * *
"Uff..." Rui sonaba cansado, a pesar de haber sido el que, de los cuatro miembros del grupo, había salido menos a escena en la obra. "Estoy exhausto..."
Nene le miró, fingiendo desdén, y Rui sonrió.
Tsukasa salió del vestuario donde se había cambiado de ropa, llevando puesto un abrigo color canela, y una bufanda, junto a un gorro de borla, de lana blanca, probablemente tejida por Saki...
Saltó inmediatamente encima de Rui, sofocándole.
"Te ha salido de maravilla, Rui!!" exclamó el rubio, con una sonrisa de oreja a oreja, denotando su felicidad.
"Tu 'Kusanagi-san' también lo ha hecho muy bien..." respondió Rui, dirigiendo una mirada a Nene.
Tsukasa pareció confundido en cuanto al comentario del pelimorado, pero no añadió nada a la conversación.
Emu se acercó a ellos, su expresión, siempre radiante, aún más alegre de lo habitual- tratando de esconder una preocupación que se entreveía en su rostro 'alegre'.
"EL ESPECTÁCULO HA SIDO WONDERTÁSTICO!!" exclamó, su voz chillona sacándoles una sonrisa. "Para celebrar que ha salido bien, queréis venir a cenar en mi casa?"
Las dudas empezaron a formarse en las mentes de los integrantes del grupo, pero decidieron pasar la noche de Navidad juntos.
"Por supuesto!!" la sonrisa de Tsukasa pareció iluminar la estancia entera, y el corazón de Nene dió un vuelco, y una sonrisa, no tan prominente como la del rubio, se asomó a su rostro. Qué raro se- se siente sonreír...
"Nene-chan parece estar de acuerdooo!!" exclamó Emu. "Rui-senpaiiii, tú también quieres venir??" una sonrisa maliciosa hizo su aparición. "Te dejaré ajustar las luces..."
Rui asintó vigorosamente, y Tsukasa le abrazó. "Te lo vas a pasar bien-" sonrió. "Y no solo por eso..."
A pesar de la ambigüedad de la frase, Nene creyó poder discernir lo que quería decir con eso. Lo sabía. Sabía que Tsukasa no podía ser mío.
"Pues entonces, vamos!!" la voz de Emu le sonsacó de sus propios pensamientos. "El chofer nos espera!!"
Cogieron sus bolsas y pertenencias, y tres minutos después, estaban dejando el complejo de Phoenix Wonderland, y entrando en el coche reservado para los Otori.
Mientras recorrían las desoladas calles de Tokyo, la nieve empezó a caer sobre el paisaje urbanístico, dotándolo de una paz que Nene no compartía.
Rui, Tsukasa y Emu jugaban a alguna estupidez en el asiento de al lado, armando barullo.
Para variar.
El coche tomó un desvío por la izquierda, y Nene cayó sobre la persona que estaba a su lado.
La cara de Tsukasa enrojeció, y trató de balbucear algo, pero no hizo nada por hacer que Nene se levantase. La peliverde lo hizo sin necesidad de que se lo pidieran, mascullando disculpas como una fuente de estas.
El calor se apoderó de sus mejillas, y las risas de Rui y Emu ante la escena no ayudaron.
Llegaron pocos minutos después a su destino, sin más acontecimientos de por medio. Nene aún seguía sonrojada, y Tsukasa en silencio.
Bajaron del coche, y se dispusieron a entrar en aquella gran casa, rodeada de exhuberantes jardines.
En medio del terreno, a las afueras de la poblada urbe, la gran mansión de los Otori se extendía, abarcando habitaciones y más habitaciones, haciendolo parecer un gran hotel.
"Vengaa, que llegamos tardeee..." de nuevo, Emu les metía prisa.
Aunque con el frío que hace... no le puedo culpar.
Sujetándose los gorros y bufandas, con tal de que no se los llevase el viento, y entraron en los jardines.
Las puertas de la casa se abrieron, revelando un grupo de sirvientes que les dieron la bienvenida.
Fue entrar en el edificio, e inmediatamente se notó el cambio de ambiente.
"Q-qué calor hace..." suspiró Nene, deshaciéndose del abrigo, bufanda y gorro, asi mismo los otros.
Emu sonrió, feliz de poder mostrarles su casa.
Pocos minutos después, pasaron a la mesa, a reventar con platos de carnes, verduras, entrantes, bebidas y postres, que hicieron salivar a los hambrientos actores. Vaya recibimiento...
Alrededor de la mesa, los Otori se encontraban engalanados, con sus mejores ropajes, sentados en las sillas, esperando a disfrutar de la copiosa cena que les esperaba.
En cambio, los miembros de Wonderlands X Showtime iban en chándales viejos, completamente desprevistos para lo que les esperaba.
Aún así, a los Otori no pareció importarles el aspecto de los jóvenes.
Empezaron a servirse porciones de los platillos que poblaban la mesa, disfrutando de los aromas.
"Parecen deliciosos..." suspiró Tsukasa, embriagado por la escena.
Todos los comensales entraron en un frenesí provocado por el hambre voraz, mas no quedarían saciados con lo que estaba en la mesa. Las conversaciones empezaron a florecer mientras las botellas de alcohol se vaciaban.
Las risas sacudían a los invitados, junto a las súplicas por abrir una nueva botella.
"Mis hijos son maravillosos" Kounosuke Otori habló, su potente voz inundando la sala. Dirigió una mirada venenosa a Emu. "Keisuke es magnífico, una promesa de esperanza para Phoenix Wonderlands. Shousuke también, con sus ideas va a convertir el parque en el paraíso... Y por no hablar de Hinata...sus notas en la universidad son excelentes."
Silencio.
Un mal ambiente empezaba a apoderarse de la habitación, mostrando el resentimiento que Kounosuke sentía hacia Emu.
Nene dirigió su mirada, cargada de preocupacion, hacia la pelirrosa.
Quedó horrorizada al ver que Emu estaba llorando.
La pelirrosa se excusó, hipando, y marchó.
Nene y Tsukasa hicieron lo propio, y corrieron tras ella, siguiéndola hasta su habitación.
La encontraron, entre las sábanas, hipando.
La efímera felicidad sentida en la fiesta se había disipado por completo, dejando tan solo la carcasa de una chica desesperada, y dos compañeros que la trataban de ayudar.
"Emu... qué ha sucedido allí? Qué problema tiene tu padre contigo...?" la suave voz de Nene se hizo hueco entre los hipidos de la pelirrosa.
Emu se incorporó.
Sus ojos, enrojecidos, denotaban el dolor que sentía.
"P-pensaba que si vos-voostros veníais-" las lágrimas volvieron a fluir. "N-no sería gro-grosero conmigo..."
No entiendo nada...
"M-mi padre sabe- sabe que estoy con Saki Tenma-" sollozó. "Y- no le gusta la idea de- de tenerme como hija-"
Nene oyó un crujido, y vió a Tsukasa, con los puños apretados, y serrando los dientes. Su cara, eternamente impasible y feliz estaba contorsionada en una cara marcada por la rabia.
"Maldito sea..." gruñó.
Nene tomó la palabra, viendo que Tsukasa parece demasiado enfadado para decir algo con sentido...
"Emu..." suspiró. "No... no puedes hacer nada por eso... tu padre es- un ser repugnante- y en ese caso, es mejor no dejarle entrometerse en tu vida."...
Tsukasa permaneció en silencio.
"Hagas lo que hagas, pase lo que pase, nosotros tres, y Saki, estaremos a tu lado, ayudándote en lo que podamos." el rubio relevó a Nene el turno de palabra.
Emu hipó de nuevo, pero una pequeña sonrisa se formó en su cara.
"S-sois los mejores..."
Nene sonrió a Emu, y después a Tsukasa.
"Vamos a jugar con la nieve...?" propuso.
* * *
"Pues..." titubeó Tsukasa. "Qué queréis hacer ahora?"
Miró a Emu, esperando su respuesta, la cual no tardó en llegar.
El brillo había vuelto a los ojos de la pelirrosa, y la sonrisa que Nene y Tsukasa habían conseguido sacarle no había desaparecido.
Emu rió, feliz.
"Aprovechando que ha nevado..." propuso, su voz tiñéndose de malicia. "Qué os parecería- una batalla de bolas de nieve?"
La cara de horror de Tsukasa consiguió arrancarles una ronda de risas a los miembros, que rápidamente se dividieron en dos bandos. El primero, con Nene y Tsukasa, y el otro, con Rui y Emu.
"Empecemos!"
Fue pronunciar las palabras, y bolas de nieve empezaron a salir de detrás de los arbustos tras los que habían encontrado refugio los integrantes de los bandos.
Caían por todas partes, impactando contra lo que se encontrasen. Emu y Tsukasa, quienes habían salido de detrás de sus escondrijos, no tardaron en quedar cubiertos por la masa blanca.
"Nene-chaaaan, a que no te enfrentas a mí!?" gritó Emu, disfrutando del caos que había empezado. "Ha ha ha!!"
No sabe lo que le espera...
La peliverde fugazmente saltó de detrás del arbusto, con dos bolas en cada mano, y trató de lanzarlas hacia la pelirrosa. Tres de ellas llegaron a su destino, impactando contra el abrigo lanudo que la cubría.
"Ahora qué, Otori?"
La sonrisa de Emu se torció en una mueca grotesca, tratando de simular una risa 'maquiavélica'.
Seis bolas diferentes impactaron contra el cuerpo de Nene, haciéndola perder el equilibrio. Trastabilló, y, buscando algo a lo que agarrarse, se aferró firmemente a lo primero que llegó a sus manos.
Tanto ella como Tsukasa, arrastrada inconscientemente por la peliverde, cayeron al suelo nevado.
"Ahora qué, Kusanagi?" preguntó Emu, riendo. Nene no podía hablar.
La vergüenza la poseyó por completo, haciéndola
Su sentido común dejó de funcionar, su cuerpo no respondía a lo que su cerebro pedía. Qué está-?
Sus brazos trataron de empujar al rubio, trataron de zafarse del peso que suponían sus piernas sobre ella.
Las risas de los otros dos no ayudaban con la situación, y solo conseguían hacerla sentir más humillada de lo que ya estaba. Esto no puede ir a peor...
Tras varios segundos de forcejeo con el atontado rubio, demasiado sorprendido por lo que había pasado para reaccionar, Nene consiguió liberarse de él.
El alivio la abandonó rápidamente.
Sus fuerzas le fallaron, y, contemplando, impotente, lo que se avecinaba, cayó de nuevo sobre el asombrado primogénito Tenma.
Cerró los ojos, previendo el desastre.
La hecatombe no se hizo esperar, y rápidamente sintió su cuerpo impactar contra otro.
Se quedó momentáneamente sin respiración, al igual que el rubio.
Nene abrió los ojos, solo para ver, únicamente, los brillantes ojos de Tsukasa, a escasos milímetros de los suyos.
Sus caras estaban pegadas la una a la otra, y Nene notó la respiración afanosa de Tsukasa.
Ahora, libre de pesos sobre ella, pudo levantarse inmediatamente, ofreciendo disculpas, las caras de ambos de un lívido carmesí que les teñía las mejillas y laterales de la cara.
Emu irrumpió en la escena, partiéndose de risa.
"Rui-senpaiiii!!" exclamó, emocionada. "Nene-chan y Tsukasa-senpai se estaban besandooooo!!!"
Los gritos histéricos de la pelirrosa, junto a los comentarios 'cómicos' del pelimorado, acabaron de avergonzar a los prtagonistas de la conversación.
Emu tosió.
"Bueno, Rui y yo vamos a por chocolate." exclamó, antes de echarse a correr hacia la casa. "No os beseis mientras tanto!!" fue lo ultimo que oyeron.
El silencio que se formó entre ambos era como una pared física, que los separaba. Porqué...?
La culpabilidad de sentir que aquello lo había provocado ella, por ser pretenciosa, por enfrentarse a Emu. Por creerme más que ella.
No podemos estar así toda la noche. Decidida, miró a Tsukasa.
"Tsukasa, siento el haberme caído sobre tí." la disculpa salió sola, y se sintió aliviada de haber acabado con eso.
Tsukasa sonrió, y derritió a Nene. "No pasa nada."
Aprovechando el valor que la había empoderado, decidió acabar con todas las verdades que la atormentaban.
"Tsukasa, tengo que decirte algo." cogió aire, y habló. "Tsukasa, tú me g-"
"WONDERHOY!!" era la pelirrosa. "Traemos chocolate!!"
Maldita sea- no podían tardar veinte segundos más!?
Rui y Emu venían cargados con cuatro tazas de chocolate fundido, humeante por haber salido del microondas.
Disipó el vaho que había cerca de las tazas.
"Venga, no seais tímidos, coged una taza!"
* * *
"Nene-chaaaan, déjame subir a caballito!!" la persistente voz de Emu sonó tan pronto acabaron el descanso proporcionado por el chocolate.
Por el rabillo del ojo, vió como Tsukasa le susurraba algo a Rui, y la sonrisa que este le dirigía.
Sin aviso, empezó a sentirse enfurecida, y un odio latente empezó a formarse en su corazón, convenciéndola de que Tsukasa prefería al pelimorado, y que nunca tendría una oportunidad con él.
"Pelea, a caballito...?" la voz de Rui contenía cierta diversión, que Nene no podía compartir.
Tomaron posiciones, Tsukasa subiéndose a los hombros de Rui, al igual que Emu sobre los de Nene.
"Acabemos con esto ya..."
Emu profirió un grito de guerra, y condujo a la peliverde hacia donde les esperaban el rubio y el pelimorado, luciendo sendas sonrisas siniestras.
"Nene-chaaaan, al abordajeeee!!"
Nadie se molestó en corregir el hecho de que abordaje se usase para referirse a embarcaciones. Estaban demasiado concentrados en no ser tumbados por sus contrincantes.
"Sabandijas, pereceréis!" gritó Tsukasa, tratando de 'transportarles' a lo que Nene supuso que se imaginaba que era un coliseo. Acaso piensa que somos gladiadores?
Decidió seguirle el juego, profiriendo sonidos, que según ella, imitaban el de un caballo, poco entusiasmada.
Rui la imitó, con más éxito que la peliverde, mientras Emu y Tsukasa se empujaban. Tsukasa le arrancó el gorro de borla a Emu, y su pelo quedó libre de su prisión, siendo zarandeado por el gélido viento de Diciembre.
A pesar de estar en mitad de otro juego, rodeada de sus amigos, Nene no concebía el bienestar. No podía quedar tranquila, sabiendo que seguramente Tsukasa también estaría nervioso y agotado por los sucesos, a pesar de que hubiese aceptado las disculpas de Nene.
La culpa y la vergüenza la corroían, y los nervios de saber que Tsukasa ahora seguramente sabía lo que ella sentía por él, le dificultaban la respiración, al borde de ahogarla.
No puedo más con esto- Necesito- Necesito...
Soltando un gritito estridente, Emu perdió el equilibrio sobre los hombros de Nene, y cayó, abalanzándose contra las piernas de Rui, arrastrando a Nene con las suyas propias.
Formaron todos una pirámide humana, de la cual despuntaba tan solo la cabeza de Nene, confusa, pero aún así riendo.
Al menos no somos los únicos que han acabado en esta situación, esta segunda vez...
Empezaron a moverse todos, tratando de liberarse del nudo humano que habían formado sin la intención de haberlo hecho.
"No puedo respirar-" se quejó Tsukasa, farfullando, bajo el peso de tres personas sobre él.
Tras varios instantes, en los que empezaron a ganar movilidad, Emu y Rui consiguieron incorporarse, frotándose la nieve que ahora les cubría por completo, deshaciéndose de la masa blanca.
La pelirrosa y el de ojos felinos se excusaron, diciendo que iban, la primera al baño, y el segundo a por más pastas que habían sobrado de la cena familiar en la que se habían entrometido.
Nene observó como sus siluetas se perdían en la penumbra de la noche, adentrándose en la oscuridad que sumía los jardines de la residencia Otori en la noche.
Tan pronto Emu y Rui se alejaron, la inquebrantable pared apareció de nuevo entre los dos jóvenes actores.
Esta vez, Nene se veía incapaz de empezar una conversación, y no encontraba ninguna cosa que pudiese ayudarla, ninguna disculpa pendiente, nada que comentar.
Se sentó en el suelo, cubierto por la nieve que traía consigo el mes de Diciembre, dejándose caer sobre un montón, al lado de uno de los setos que poblaban el terreno.
Observó las luciérnagas, que pululaban, volando entre las plantas, brindando su pequeña luz iridiscente al ambiente gélido y oscuro.
Tras varios minutos de silencio, donde no hubo más ruido que el del viento, pasando entre las hojas, Tsukasa se movió.
Se movió, y, ya junto a la peliverde, se sentó a su lado.
El silencio aún gobernaba el espacio entre ambos, pero esa pared que imposibilitaba su socialización parecía encoger, dando paso a nuevas oportunidades.
Tan solo el gesto de acercarse a ella, ya había alegrado a Nene, quien se sentía apreciada por Tsukasa.
Juntos, permanecieron sentados, mirando el paisaje que les rodeaba, sin hacer nada en concreto, durante varios minutos más, hasta que fue de nuevo Tsukasa quien dió el paso.
"Nene... siento que debo decirte algo, pero no sé muy bien el como."
Mi- mi pecho- me arde- el terror, y la ansiedad, la plagaban, aterrorizándola.
Tsukasa apartó la vista del suelo, y la dirigió hacia la peliverde que se sentaba a su lado.
Estoy muerta.
El rubio parecía extremadamente nervioso, pero le dirigió una sonrisa, aunando todo el valor del que fue capaz. Clavó su vista en los iris violeta de Nene Kusanagi, analizándola. Su expresión, sus gestos, tratando de saber como se sentía.
"Qué- qué es, Tsukasa...?" Nene trató de sonar tan desinteresada como pudo, decidiendo juguetear con la borla de su gorro, haciendo su máximo esfuerzo por olvidar e ignorar los sentimientos que la corroían, destrozándola interiormente.
Nene empezó a levantarse, pero Tsukasa la cogió de la mano, sentándola de nuevo a su lado.
"No, Tsukasa. Preferiría estar de pie." ahora, una seguridad que no sabía muy bien de donde había salido se puso al mando de Nene. "Si vas a decírmelo, haz el favor de levantarte."
A Tsukasa le apareció una mueca de sorpresa, pero no se resistió, e hizo como su compañera le decía. Se puso frente a la de verdes cabellos, observándola fijamente.
Mi corazón va a explotar- porfavor, Emu, Rui, salvadme- su pulso cardíaco estaba demasiado acelerado, incluso para ella.
Tsukasa tomó dos pasos hacia ella, sin quitar su vista de la cara de quien le acompañaba. Sin previo aviso, tomó una de las manos de Nene.
"No sé como te tomarás esto, Nene, porque-" tragó saliva. "tal vez no me veas de esta forma, pero-"
A partir de ese instante, Nene no entendió nada más.
Verle- de esa forma-?
Ahora, fue ella la que disminuyó la distancia entre los dos, y tomó la mano de Tsukasa, que caía a su lado.
El asombro relucía en los ojos de Tsukasa, dos soles, cercanos al instante del fin de su vida, consumidos por la luz.
Nene lo hizo llevó varios metros más allá, pasados los setos que tapaban la valla de la propiedad de los Otori.
"Nene, qué estás-?" empezó a formular Tsukasa, pero Nene lo atrajo hacia ella, abrazándolo.
"Que si yo te veo de la misma forma, Tsukasa...?" repitió, su voz apenas un leve susurro atrevido.
Tsukasa cerró los ojos, preparado para cualquier cosa, pero Nene lo hizo girar, poniéndolo contra la verja de piedra pulida que delimitaba el terreno de los Otori.
Nene Kusanagi se abalanzó contra Tsukasa, por fin uniéndose en un beso apasionado, disfrutando de la proximidad con el otro, de su olor.
De que por fin era suyo.
"Te amo, Tsukasa Tenma. Siempre te he amado."
FIN
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Wiii, estoy de vuelta!!!
Tras siglos, milenios, tras la última parte subida, al tiempo que el primer heidelbergensis pisaba este planeta, he subido el Nenekesa!! Por fin...
Bueno, no sé que voy a decir, estoy tratando de ser espontáneo.
El final, aunque en concepto me gusta, me parece un poco cliché, y apresurado, en todo caso. Si es así, acusen a las luciérnagas de ocupar espacio esn la historia. >:<
De nuevo, si la persona que pidió el one-shot (En este caso @FridaRivera478)no le convence como ha quedado, tiene total libertad para pedir un remake.
Tengo que salir en pocos minutos a darle algo a Xie, así que nada, me voy despidiendo.
Lo único es recordar a quien esté leyendo esto por algún casual, que podéis votar en este libro, o en mi tablero, un ship para que tenga un especial de Navidad, o algo parecido.
Sin más que decir, y con el diablo pisándome los talones, Chaoyagi!!!
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