Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✭Akikasa✭



·Akikasa·

Tsukasa Tenma se encontraba sentado sobre el respaldo de un banco, hablando animadamente sobre su obra más reciente con Toya Aoyagi, quien parecía interesado en lo que su 'hermano mayor' le contaba.

El alumno del grado superior sonreía, disfrutando de la atención del de pelo bicolor. Maldita sea...

"Tenma-senpai, acaso pretendes estar siempre pululando cerca de Toya?"

Un excesivamente molesto Akito Shinonome irrumpió en la escena, su pelo anaranjado cubriendo parcialmente sus ojos enfurecidos.

Tsukasa le sonrió.

Para variar, el rubio no era consciente del resentimiento que Akito le profesaba, por su cercana relación con Toya, que hacía arder en celos al joven Shinonome. Se supone que es mi compañero...

El superior gesticuló, torciendo su mano, indicándole al frustrado pelinaranja que se sentase.

"Bienvenido, hay espacio para una persona más." sus ojos, relucientes ante la perspectiva de explicarle a una nueva persona su más reciente y grande proyecto.

Sin nada más que hacer, Akito se sentó junto a Toya, rezando interiormente porque la campana indicara que el patio había finalizado, librándole de la pesada tarea de prestar atención a quien, en su mente, era un auténtico payaso, y una molestia continua, que no podía dejar a la gente que le rodeaba respirar.

Desenvolvió el desayuno que se había preparado, antes de darse cuenta de que había tomado el que Ena le había convencido para hacerle.

Resignado, convencido de que aquello no podía ir a peor, le entregó su desayuno a Tsukasa.

Basura para la basura...

El excesivamente emocionado Tsukasa recibió la comida con alegría. Como si le fuera a dar algo porque sí... Tan cegado está por la atención de sus compañeros?
Sintió un peso súbito en el hombro, y se giró, solo para ver a Toya, mirándolo fijamente, como si creyese que le sucedía algo. Y encima ahora va a preocuparse por si estoy bien-

"Akito..." murmuró Toya, con un semblante serio. "Si he hecho algo para ofenderte, quisiera disculparme..."

Y yo pensaba que el ciego era Tsukasa...

Trató de sonreír, explicándole al claramente confuso bicolor que estaba bien.

Tsukasa siguió con su explicación de como habían desarrollado los guiones para los personajes, montado y fabricado el atrezzo necesario, completamente ajeno a la 'conversación' que estaban manteniendo los otros dos alumnos.

Tras varios minutos más en el infierno particular de Akito, el timbre sonó, liberándole de las cadenas que resultaban las sonrisas de Tsukasa, y su molesta cortesía. Seguro que a todas les parecerá un perfecto caballero, su príncipe azul...

Nunca, en sus años de existencia, había llegado tan rápido a la clase que tenía asignada para esa hora. Esperó impacientemente, dándole golpecitos al suelo, rítmicamente, mientras esperaba a que el profesor que tuviesen asignaod para la clase abriese la puerta, y pudiese refugiarse tras su pupitre, lejos del concurrido pasillo, lejos de Tsukasa, y de su aura pegajosa e infantiloide.

Un hombre joven, de cabellos azules, al igual que sus ojos, se paró frente a él, su expresión una mezcla de sorpresa y curiosidad, al ver a el alumno con más faltas por llegar tarde de su curso, esperándole ante la puerta cerrada del aula. Sin decirle o preguntarle nada, abrió la puerta, y Akito salió disparado, se sentó en su mesa particular, y refugió tras la libreta.

El bullicio y el jaleo reinaban tras la entrada del salón de clases, pero Akito prefirió no participar aquel día.

"Shinonome... qué haces aquí tan pronto...?"

Una voz cansada penetró en su cabeza, sonsacándole de los temores y de las preocupaciones le plagaban.

La eternamente cansada y silenciosa Nene Kusanagi, su compañera de pupitre, se había materializado a su lado, sin haber provocado el mínimo sonido al hacerlo.

Lo que sí se escuhcó fue el grito de horror de Akito.

"Kusanagi-san!!"

La peliverde frunció el ceño, escuchándole por una vez.

"Cómo has-" rebuscó en su cabeza, tratando de formar una frase coherente para expresarse. "Cómo narices has aparecido de repente!?"
Silencio.

Akito la interrogó con la mirada, y la chica de los iris violetas pareció por fin dignarse a contestar.

"Llevo aquí desde que empezó el patio..." arrastró las palabras, alargándolas con su voz cansada. "Nadie vió que seguía aquí dentro... se olvidaron de que seguía en clase."
Akito hubiese rebatido que no la había visto al sentarse, pero, conocedor de como de invisible podía hacerse Nene, decidió no seguir por aquel camino.

En cambio, trató de mostrarse abierto, e iniciar una conversación.

En cambio, Nene se le adelantó. "Estudiaste para el examen de aritmética?"

Akito palideció.

Su pelo caía lacio sobre la superficie del pupitre.

El examen, para el cual Akito no había estudiado, no había sido, en palabras de Akito para Toya, 'precisamente fácil'.

La mitad de las preguntas no sabía ni qué querían decir...

Sabía, en cambio, que a Nene le había ido bien, porque casi tan pronto la peliverde había depositado su examen sobre la mesa que ocupaba Kaito, este la había felicitado.

"Akito, qué tal te ha ido?"

Sobresaltado, vio a Tsukasa, enfrente suyo, dedicándole esa sonrisa que mostraba todo el rato.

El pelinaranja balbuceó algo en respuesta, no presto a dar declaraciones sobre el presunto rsultado de su examen. Y menos aún, a alguien que le felicitaría, sacase lo que sacase. No a un falso...

"Akito..."

La normalmente demasiado excitada voz de Tsukasa ahora sonaba débil, y preocupada. "No me ignores..." murmuró, dolido.

Akito levantó las cejas, y sintió la frustración que llevaba en su interior escapar de su control.

"Vete a la mierda, Tenma!" vociferó, dando rienda suelta a su ira. "Deja de fingir qu este preocupas por mí! Porque no lo haces, y es penoso verte así. Y no me llames Akito. No me conoces, y no lo harás nunca."
Se siente-

Había dejado libre el odio y repulsión que sentía por el rubio.

Cerró los párpados, apretándolos con fuerza, tratando de aislarse del mundo que le rodeaba. Con tal de contenerse.

Se siente tan-

Sintió como la presencia de Tsukasa se desvanecía. Abrió los ojos fugazmente, observando lo que había causado.

Tsukasa Tenma se alejaba, saliendo del aula, cabizbajo, su eterna aura feliz ahora completamente destrozada.

Se siente tan mal-

* * *

"A qué ha venido eso, Shinonome-kun!?"

La escandalizada voz de Nene volvía a sonsacarle de sus pensamientos, esta vez haciéndole despertar, momentáneamente, del horror y la culpa que sentía por su acción.

Aunque... a lo hecho, pecho...

Levantó la vista, enfrentándose silenciosamente a los iris violeta de Nene.

"Solo había preguntado sobre el examen!" Nene sonaba enfurecida, y le hablaba con un tono que Akito nunca había oído, viniendo de ella. "No es culpa de Tsukasa que seas un mísero desagradable!"

Sus ojos reflejaban toda la rabia que sentía, dirigida al pelinaranja que había ofendido a su senpai.

"Haz el favor de callarte, Kusanagi..." suspiró, sin una pizca de remordimiento aparente en su voz. "Qué vas a hacer, decirle a los profesores que me castiguen? Solo porque seas su favori-"
Sintió un golpe en la mejilla.

Y ardor.

Nene Kusanagi me acaba de- pegar una bofetada...?
La siempre medio-dormida peliverde echaba humo. Estaba lívida.

Sus iris violeta no disimulaban o escondían la rabia que rugía en su interior.

Le dio la espalda, y al igual que había hecho Tsukasa momentos antes, salió del aula, aunque ella lo hizo con la cabeza en alto.

Qué he hecho...?

Mientras sus compañeros empezaban a evacuar el aula, en dirección a su próxima clase, le lanzaban miradas entre apenadas y extrañadas.

El remordimiente creció en su interior, y su cara ardía, roja, por la vergüenza que le embargaba.

Sin saber muy bien qué hacer, recogió sus pertenencias, meiéndolas apresuradamente en su mochila, y partió junto al resto de alumnos.

El ajetreo característico del cambio de clases se regía en los pasillos de Kamiyama.

"Akito, qué ha pasado?"

Se giró en la dirección de la voz, listo para echarle cuatro gritos al imbécil que le había molestado, probablemente para preguntarle sobre sus palabras con Tsukasa y Nene.

En vez de encontrarse a un alumno molesto ocupando el cargo de cotilla del curso, vio a Toya, quien aún a través de sus enexpresivos ojos grises, parecía preocupado por su compañero.

"Nada, Toya..." suspiró, de nuevo tratando de aislarse del mundo que le rodeaba.

"Me fui de clase para ir a ciencias, pero no estabas." se explicó Toya. "En el camino, me encontré a Nene- me dijo que comprobara como estabas."

Akito apretó los puños, al borde de gritar.

"Pues que to lo cuente Kusanagi-" su tono daba a entender que no quería seguir con la converscaión, pero Toya, ajeno a los sentimientos del resto como de costumbre, siguió tratando de sonsacarle información.

Por segunda vez aquel día, el alivio inundó a Akito en cuanto entró en la clase que tenían asignada para aquella hora.

Tanto él como Toya eran los únicos que quedaban por ocupar sus lugares en el laboratorio.

Avistó a la peliverde sentada en la segunda fila, entre dos alumnas que Akito sabía que eran hijas de profesores. Todas las alumnas con favoritismo sentadas juntas...?

La profesora de química tomó la palabra, sacudiendo ambas coletas turquesas mientras clavaba su mirada en los dos chicos que acababan de llegar. Una cálida sonrisa se asomó en su rostro.

"Ah, aquí estás, Shinonome..." una risa cantarina se oyó en el aula. "Muchas gracias, Aoyagi, por encontrarle. Ahora, si no os importa que continue con la lección de hoy..."

Les indicó los dos pupitres libres, los cuales ocuparon.

Pilló a Nene mirándole, frunciendo el ceño, y en cuanto esta se vio observada, desvió su mirada hacia la pared, antes de mirar de nuevo al frente, como si nada.

Ocupó su asiento, resignado, tratando de concentrarse en la lección que supuestamente debía aprender aquel día.

Instantes después, sintió un dedo tocarle el hombro repetidamente, y como un papel se delizaba por los pupitres, hasta frenar frente a él. Qué mierda...?

Sin más opciones, y dado que parecía que estaba destinado a que lo abriese él, lo recogió entre sus manos, y, con un cuidado poco característico en él, lo desdobló, y leyó.

Con tan solo ver las primeras letras, levantó la mirada, y miró a Nene.

Es su caligrafía... No...? Las estilizadas letras se mostraban firmes, y escritas claramente con furia contenida.

Acaso esto puede ir a peor...?

Tratando de ser discreto, empezó a leer el texto plasmado por la peliverde.

'Querido' Akito.
No vengo a hacer las paces contigo, porque después
de como te comportaste con Tsukasa, aún no puedo.

Akito elevó la mirada al techo. Me equivocaba... esto es un fracaso...

Como a mucho, lo único que vengo aquí a hacer es
disculparme por ser un poco borde antes, y por la
bofetada que te dí. No digo que no tuviese razones
para hacer lo que hice, pero tal vez me pasé un poco.
Aún así, te pediría que te disculpes con Tsukasa ahora
cuando vayamos al patio...

La carta terminaba allí, dejando a Akito entre frustrado por los vaivenes emocionales de la peliverde, y miedo por la disculpa que debía ofrecer.

* * *

Akito fijó su mirada en el objetivo, preparándose para los siguientes movimientos a realizar.

Esto debe ir acorde al plan- o estaré muerto.

Su expresión se endureció mientras observaba al rubio que le serviría como redención ante los ojos del resto del curso, y de Nene y Toya, en concreto.

Armándose de valor, emprendió el rumbo hacia el rubio y el bicolor, quienes estaban, como de costumbre, sentados en el mismo banquito de siempre, bajo la sombra del cerezo.

Sus pasos resonaron en el habitualmente bullicioso patio, que al ver lo que estaba aconteciendo, se había sumido en el silencio.

Toya, sentado al lado de un deprimido Tsukasa, al ver a Akito acercarse, llamó la atención del rubio, pellizcándole, antes de señalar al pelinaranja ofuscado que se les acercaba.

Los ojos de Tsukasa, carentes de su birllo habitual, solo parecieron dilatarse más al ver como el Shinonome se le acercaba.

Cagué, no?

Akito frenó en seco cuando llegó a la altura del rubio.

Sin cruzar palabra alguna, Akito se inclinó frente al rubio, silenciosa pero obviamente, incluso para él, pidiéndole disculpas.

Respetando el silencio establecido, Tsukasa se levantó, y, al igual que el pelinaranja, se inclinó frente a él.

Los alumnos miraban la escena, expectantes, esperando que algo más sucediese, pero no se dio el caso. Depravados de un nuevo cotilleo, retornaron a sus quehaceres, dejando solos a los tres chicos, y a la peliverde que se les acercaba.

"Habéis hecho las paces- creo?" se atrevió a suponer Nene, sonriendo por primera vez aquel día.

Akito tenía la cara roja, aunque no comprendía el porqué. El bochorno del momento ya había, en teoría, pasado, y aunque ya nadie les prestaba atención, Akito sentía el calor que relacionaba a la vergüenza creciendo, y sus ojos empezaron a humedecerse.

Porqué estoy- porqué cojones estoy llornado!?
Sintió unos golpecitos en su nuca, ya que aún estaba inclinado, mostrándole su arrepentimiento al actor de los ojos brillantes.

Levantó la mirada, mientras se secaba las lágrimas que amenazaban con escapar.

Tsukasa Tenma, con una expresión ilegible, le miraba, sus brazos rígidos, pegados a su esbelta cintura.

Aún en silencio, Tsukasa adelantó dos pasos, situándose enfrente del pelinaranja, y sin previo aviso, le envolvió entre sus brazos.

El sonrojo que Akito había estado tratando de disimular escapó de su control, saliendo a la vista del grupo que le rodeaba.

Por suerte para él, nadie les miraba ya. Toya y Nene conversaban animadamente sobre su propio proyecto de ciencias sociales, dejando a los dos chicos a su aire.

Akito sentía el cálido aliento de Tsukasa ondulándole el cabello, y como el de los ojos como soles le apretaba contra su cuerpo, abrazándolo como un peluche al que le tenía un cariño especial.

Veía el cabello del rubio meciéndose con el viento.

Porqué- no me suelta...?

Tras varios instantes más, Akito empezó a relajarse, eventualmente disfrutando de la cercanía entre sí mismo y Tsukasa.

"Gracias, Akito..." la voz del Tenma sonaba suave, aterciopelada, ya más relajada que anteriormente. Su habitual emoción y actitud extrovertida habían desaparecido, mas una sonrisa feliz colmaba la estampa.

Es... adorable...

Tsukasa ahora se separó de Akito, ocupando un espacio en el banco junto a Toya y Nene. Invitó con un gesto a que Akito se sentase a su lado, y este le obedeció, sonriendo.

Un sentimiento completamente nuevo empezaba a florecer en su interior, aunque no sabía bien de qué se trataba. Miró al rubio, que estaba a su lado, esperando encontrárselo hablando con los otros dos, solo para encontrárselo observando la carencia de un bento entre sus manos.

"Akito... acaso no has traido comida, hoy?"

No hizo falta que el pelinaranja respondiese. Tres segundos más tarde, entre sus brazos se encontraba una cantidad ingente de comida que Akito dudaba que pudiese haber cabido en los tres bentos que llevaba consigo en la mochila que había bajado al patio el actor de cabellos rubiso.

"Por favor, come!!"

Tsukasa le sonreía alegremente, pareciendo disfrutar de el poder cuidar del pelinaranja. Emanaba pura felicidad y cariño, algo que Akito empezaba a apreciar.

Ese calor que llevaba unos minutos molestándolo, ahora se intensificó, creando una especie de vínculo entre él y el del curso mayor. Algo que empezaba a apreciar.

Las risas de Nene y Toya rompieron el momento, y Akito rápidamente se inmiscuyó en la conversación. Aquellos últimos instantes habían sido rompedores, algo que nunca había sentido, y en ese momento, Akito solo deseaba olvidar.

Aún así, la expresión desencantada de Tsukasa le hizo sentirse culpable.

* * *

Durante los siguientes días, la relación entre ambos chicos incrementó, acercándose continuamente, afianzando su amistad.

Tsukasa seguía a Akito a todas partes, constántemente derrochando su atención con él.

El tiempo pasaba, dando pie a nuevos días, en los cuales el rubio y el de los ojos de color aceituna estrechaban su relación, que empezaba, a ojos de Nene y Toya, a parecer algo más que una simple relación.

Los fríos días de Diciembre iban terminando, y las vacaciones invernales se acercaban, embargando a los alumnos de felicidad.

Los vientos norteños soplaban fuertemente, pronosticando la llegada de un invierno gélido.

Los uniformes veraniles daban paso a los jerseys y a las sudaderas, y las sonrisas ante el prospecto de las vacaciones se habían esparcido entre el alumnado.
Por primera vez, Akito era partícipe de esa felicidad. Ahora que tenía a gente que le apreciaba junto a él, parte de su rudeza hacia la humanidad entera se había desvanecido.

Aquel día, fuera de lo habitual, nada había sucedido.

Tsukasa, Nene y Toya ya se encontraban en el establecido punto de encuentro, con el cerezo, ya sin hojas o flores.

Mientras el cielo se teñía de los colores del atardecer, llenándose de naranjas y carmesíes, Akito salió del edificio central, con pasos firmes, dirigiéndose hacia donde se encontraban sus amigos, aparentando tranquilidad, aunque por dentro temblaba.

El murmullo y alboroto habitual de los alumnos cubría cualquier otro sonido que se pudiese llegar a escuchar.

Akito llegó hasta donde se encontraban, y en vez de sentarse, permaneció de pie. Toya se dio cuenta, y llamó la atención de Tsukasa.

"Tsukasa... creo que..." miró al rubio, y pareció sorprendido. "Tsukasa, y¡te encuentras bien?"

Tsukasa sonrió, su mirada perdida.
"Sí, por- por supuesto. Solo un poco cansado..." su expresión decía lo contrario, una llena de incertidumbre ante lo que el pelinaranja pudiese llegar a decirle.

La incomodidad tomó control del ambiente entre ambos. Akito decidió hablar, mas empezó a temblar sin poder hacer nada más que hacer.

"Tsukasa..." su voz salía entrecortada. "Querría-" tragó saliva, mientras sus ojos se humedecían. "Quiero disculparme contigo."

Una mezcla de sorpresa y tristeza tiñó los ojos del rubio.

"Porqué? Ha pasado algo, ahora...?" su voz también temblaba. Miró a Toya, quien se mantenía al margen. "No- Akito, no es necesario."

Trató de abrazar al pelinaranja, pero Akito lo detuvo.

"Tsukasa... lo-" su mirada se desvió al suelo. "Te traté mal- no lo merecías."

La expresión confusa y dolida del rubio consiguió que Akito se decidiese a acabar con el sufrimiento.

"No sé-" se detuvo, tratando de calmarse. "No sé porqué, o como explicártelo, pero- siempre te vi como un idiota." las lágrimas caían por las mejillas de ambos, quienes sollozaban. "-como un egocéntrico vanidoso..." apretó los puños, inflingiéndose daño. "Pero me equivocaba. Todo lo que hacías, lo que decías- no era por ser un egocéntrico-" no pudo continuar, y se desplomó de rodillas.

Unas manos cálidas envolvieron las suyas, y liberó los puños de su posición. "No te hagas daño."

El contacto con Tsukasa le devolvió las fuerzas.

"-lo hacías por animarme- por hacerme feliz... y yo te odiaba...!" la última frase fue un grito que resonó por el patio entero, acallando las voces de los alumnos curiosos.

Tsukasa cayó a su lado, acogiéndolo entre sus cálidos brazos, escuchándolo, en silencio, compartiendo sus penas, tratando de aliviarlas.

"Nene... dejémosles..." Toya sonrió, conocedor, a la peliverde, y ambos dejaron a los dos chicos solos.

Tsukasa ayudó a Akito a levantarse. El pelinaranja carraspeó, preparándose para seguir con sus disculpas.

"Lo que quería decirte..." levantó la vista, clavando sus ojos en los de Tsukasa. "Me siento mal por haberte hecho sentir que- que eras para mí tan solo una molestia... porque no lo eres, Tsukasa. Te aprecio mucho- no merecías ese trato por mi parte."

Tsukasa asintió, sus ojos suavizándose. Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.

"Akito..." rió suavemente. "No es tan fácil hacerme sentir mal, sabes?" una segunda risa sonó. "Aún así, muchas gracias por- sincerarte conmigo... Yo también te amo- digo, te aprecio un montón. Gracias."

Akito miró a Tsukasa, sin llegar a comprender del todo lo que había declarado Tsukasa.

"Pensé- que tal vez te enfadarías más, Tsukasa..."

El rubio se encogió de hombros, sonriendo ampliamente.

"Solo me preocupa lo que te suceda a tí, Akito, no mis sentimientos. Para eso estamos los- los amigos..."

La súbita cercanía sorprendió a Akito. Tsukasa se distanció un poco, suavizando el ambiente,

"Y además, Akito..." miró a Toya y a Nene, que les sonreían traviesamente, en la distancia. "Recuerda, siempre soy yo el que te cuida a tí. Así que... la próxima vez que tengas que confesarme algo, no esperes tan-"

De repente, calló, sonrojándose.

Tartamudeó, hasta poder recomponerse.

"A-Akito- espérame a la salida de clases- detrás del edificio-"

Akito quedó confundido, mirando como el rubio echaba a correr hacia el edificio de clases. El timbre sonó, y perdió de vista a Tsukasa, entre la multitud de alumnos y profesores.

Siguió la multitud, y, junto a una Nene confundida, y un Toya nervioso, se dirigió a su siguiente clase, la penúltima del día.

Esto va a ser largo...

* * *

El cielo ya estaba experimentando un nuevo anochecer, los anteriores carmesíes y naranjas suplantados por morados y azules.

La parte trasera del complejo de edificios se encontraba completamente vacía, desprevista del habitual ajetreo de los alumnos pululando por el lugar. Ahora, en cambio, se encontraban todos en la parte delantera, escapando de un día de clases más.

Akito esperaba, impacientemente, a que Tsukasa apareciese, como habían acordado. O como él me dijo que hiciera.

Estaba a punto de marcharse, cuando unas manos cálidas le taparon los ojos, dejándole sin vista.

"Adivina quién soy?" preguntó, su voz chillona inconfundiblemente perteneciente a Tsukasa.

"El chico al cual estoy a punto de pegar?" aventuró el pelinaranja, sonriendo.

Tsukasa le destapó los ojos, situándose frente a Akito.

Sus ojos relucían, pero delataban un temor detrás de su aparente fachada tranquila y despreocupada.

"Akito..." susurró, con su voz aterciopelada. "Antes, tú te has sincerado conmigo sobre algo..." tragó saliva, preparándose para soltar la bomba. "Así que considero que yo debo hacer lo mismo contigo- y es lo que voy a hacer."

Silencio.

Las hojas, caídas de los árboles, emprendieron el vuelo, cargadas por un viento feroz salido de la nada.

El pelo de Akito se contorsionaba junto a las corrientes de aire, junto a los pétalos de flores que habían sido arrancados de las rosas y los crisantemos que les rodeaban.

Sus ropajes los envolvían, y Tsukasa abrazó a Akito, infunfiéndole su calor, protegiéndole de la tempestad que les rodeaba.

Akito se deshizo entre los brazos del rubio, ruborizándose, al igual que el mismo Tsukasa.
"Akito..." suspiró Tsukasa. "Te adoro- te amo, te quiero- desde que te conocí, sentí- una cercanía contigo..." apoyó su cabeza sobre el hombro del pelinaranja. "Pero desde tu primer- disculpa, supe que te amaba... supe que quería que fueses feliz-"

La confusión se apoderó de Akito, creciendo como hiedra sobre una pared.

El viento les envolvió por completo, desatando su furia al alrededor de ambos, echando al aire lo que les rodeaba.

Las flores, junto a los árboles frutales que les rodeaban, eran zarandeados por los vientos huracanados.

A pesar de eso, no era cimparable con la tormenta que se estaba produciendo dentro de Akito.

La confusión de saber que Tsukasa sentía algo por él, de saber que su amigo quería ser algo más para él, se entremezclaba con los sentimientos que él mismo descubría que sentía por el rubio, que esperaba una respuesta, mientras protegía al pelinaranja de la furia del clima, recibiendo él los golpes de ramas, y el zarandeo del clima.

"Tsukasa-" pronunció Akito, mas no se oyó. Armándose de valor, se deshizo de toda verdad escondida. "Tsukasa! Yo- yo también te amo! No sé- no sé desde cuando, ni el porqué-" se abrazó fuertemente a Tsukasa, clavando sus manos en la espalda de este. "Pero, en algún momento de nuestro camino juntos- me enamoraste!"
Fue pronunciar esas palabras, escondidas en lo más profundo de su ser, y el viento cesó.

La calma retornó al mundo, y todo lo que había salido volando durante la tempestad, y la suya personal, volvió al lugar donde pertenecía.

Akito dió dos pasos hacia detrás, observando a Tsukasa. La sorpresa se la llevó viendo a Tsukasa empezar a sollozar.

Akito sonrió, ahora siendo él quien envolvió al otro en un abrazo.

"Eres mío, Tsukasa..." susurró. "Te amo."

* * *

Salieron corriendo del centro, antes de que ningún miembro del profesorado, o de consergería, pudiese verlos, y preguntarles el porqué salían tan tarde del instituto.

Tan pronto Tsukasa y Akito cruzaron la puerta, Akito agarró a su compañero de la mano, y lo empezó a arrastrar por las calles, dirección a su casa.

Shibuya entero se encontraba sumido en el silencio, ocasionalmente interrumpido tan solo por alguna ráfaga de aire que quedaba libre, y pitidos de coches.

La oscuridad se cernía sobre Tokyo, y submergía a ambos enamorados en un aire de intimidad. Por fin, sus sentimientos eran libres.

Mientras la luna empezaba a asomarse, Akito y Tsukasa llegaron a un cruce de autopista, separada por un puente elevado para los automóviles que cruzaba sobre sus cabezas, no lejos de Kamiyama, y a la misma distancia de la casa de los Shinonome.

Pararon, sentándose sobre la hierba que poblaba el espacio bajo el puente elevado, y observaron como el cielo oscurecía.

Tras varios minutos, Tsukasa se levantó, argumentando que debían proseguir con el camino, o la oscuridad les tomaría por sorpresa a mitad de camino. Ayudó al pelinaranja a levantarse, tomándole de la mano.

En cuanto Akito se encontró de pie, posó su mano sobre la mejilla del rubio, pasándola por su cara, acariciándole, hasta llegar a su cuello, y posando la otra a su lado.

Sin titubear un solo segundo, se acercó a Tsukasa, confirmando el amor entre ambos, besándolo apasionadamente.

Se separaron, un fino hilo de saliva aún uniéndoles.

Un brillo especial, nuevo para ellos, se gestó en los iris de ambos, iluminando la vista el uno del otro.

"Dios, Tsukasa, te amo-" farfulló el pelinaranja.
Como un lobo hambriento, se abalanzó de nuevo sobre los labios del rubio, devorándolos, dando rienda suelta a sus impulsos.

Lentamente, Akito llevó a Tsukasa al suelo, acostándolo sobre la hierba que cubría el espacio. Con una mano, seguía agarrando el cuello de Tsukasa, mientras que con la otra, empezaba a juguetear con el pelo del rubio, pasándolo entre sus dedos.

Empezó a bajar, posando sus labios sobre el cuello de cisne de Tsukasa, besándolo.

Como un lobo, encontrando el placer en un festín, Akito disfrutaba de la cercanía entre ambos, de esos momentos fugaces que estaban sucediendo espontáneamente.

El placer los consumía a ambos.

"Akit- Akito-" jadeó Tsukasa, sus ojos emanando felicidad.

Tsukasa acariciaba también el anaranjado pelo de Akito, enroscándolo entre sus dedos, mientras atraía a Akito más hacia sí mismo, animándole a seguir, haciéndole disfrutar.

Ese calor que llevaban sintiendo durante semanas por fin cobraba sentido, y le daban rienda suelta, disfrutando de cada milisegundo que sus cuerpos se encontraban juntos.

Sus mentes, sus deseos, y sus impulsos actuaban al unísono, siendo los mismos, encontrándose, por fin, con alguien que deseaba lo mismo que ellos, y haciéndoles felices.

Plasmaban su identidad y sus acciones en el cuerpo del otro, integrándose en un mismo ser, una misma entidad, que buscaba el disfrute y el calor de otro humano que les quisiese.

Una persona que les hiciese olvidar sus penas y preocupaciones.

"D-Dios-" jadeó Akito, tomando aire para respirar. "Tsukasa- seguro que nunca habías hecho esto...? Me estás haciendo disfrutar-"

Tsukasa le acalló, abrazándolo.

"Eres todo mío, Akito, y solo mío..." sonrió, y empezó desabotonar los botones del jersey y de la camisa de Akito. "Todo- mío."

Tsukasa acabó de deshacerse de los botones de la ropa de Akito, quién jadeaba, exhausto. Mientras le quitaba la camisa, fueron interrumpidos por las emocionadas voces de un grupo de jóvenes, las cuales conocían demasiado bien.

"Tsu-Tsukasa- detrás del arbusto, ya!" el gruñido de Akito rompió el encanto del momento, y ambos se escondieron, de mal humor, detrás del seto que Akito había indicado.

Las voces se vieron acompañadas por los pasos de las tres personas, y finalmente por las figuras de Nene Kusanagi, Toya Aoyagi, y su pareja en secreto, Rui Kamishiro, un alumno de la clase de Tsukasa, quien tenía una sonrisa felina inconfundible.

"-y a saber donde están esos dos..." la voz de Nene llegó hasta sus oídos. Los dos chicos cruzaron miradas, y Tsukasa, al ver la camisa de Akito entre sus manos, se sonrojó, avergonzado a más no poder.

"Toya, no me digas que no viste como se miraban esos dos..." Rui habló a continuación. "Parecíamos tú y yo cuando-"
Toya lo acalló, provocando la risa de Nene.

"También, Rui tiene razón." ahora era la peliverde quien opinaba sobre la relación entre ambos. "Esos dos se complementan- de verdad, juntos me parecen adorables."

Tsukasa le dirigió una mirada de refilón, y pilló a Akito, sonriéndole traviesamente.

"Razón no les falta, no, amor mío...?" le provocó el pelinaranja. Tsukasa puso los ojos en blanco, sonriendo.

En cuanto vieron que el trío ya había pasado de largo, rápidamente Tsukasa ayudó a Akito a ponerse la camisa, y el jersey, abotonándoselo todo, antes de partir de nuevo hacia casa de Akito.

Tomados de la mano, cruzaron las siguientes calles, evitando varias veces de casualidad chocarse con los tres que les buscaban.

Llegaron a la casa del pelinaranja cuando las últimas luces del atardecer se perdían en la oscuridad de la noche.

Vigilando que nadie les viese entrar, Akito condujo a Tsukasa hasta su habitación, donde lo puso contra la pared.

Una sonrisa desafiante se formó en la expresión de Tsukasa, mientras Akito se le lanzaba de nuevo, apreciando los aromas que Tsukasa emanaba, besando su cuello.

Tsukasa lo tomó en brazos, la felicidad poseyéndole por completo, sabiendo que junto a Akito, estaba seguro.

"No me cansaré nunca de decírtelo, Akito..." chispas de júbilo saltaban de sus ojos, que se humedecieron de nuevo. "Te amo. Te amo, te amo, y siempre lo haré."


FIN

__________________________✵✧✵__________________________

ACABÉ EL AKIKASA!!!

Imagino que se nota, porque estos one-shots suelen tener 3400 algo palabras, y este en concreto tiene 5071, pero este es mi ship favorito.

Me convence mucho más de lo que pensaba, aunque definitivamente veo cosas que mejorar, y que tener en cuenta- así que bueno, para el próximo one-shot con suerte ya tiene mejor pinta la cosa, así que bueno (de nuevo, espontaneidad, la que trato de 'transmitir'), YA QUE POR FIN LLEGAN LAS VACACIONES, se vienen cosas.

En este caso, nadie solicitó este ship, por lo que lógicamente, dudo que este one-shot sea reformado (a menos que lo relea en una semana y me de asco, lo cual de hecho sí que es bastante posible-)

El siguiente one-shot supuestamente es un Mizurui, solicitado por @FridaRivera478, así que supongo que eso se vendrá pronto.

Y hablando de eso, "en caso de que queráis ver un ship aquí, proponedlo o en esta historia o en mi tablero de anuncioooooooss", lo cual suena a un anuncio, un poco forzado.

Pues bueno, sin más que decir, muchas gracias por leer esto, y Chaoyagi!!

>:3 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro