Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Mei dio un paso hacia el frente con la rabia recorriendo sus venas. Sus dientes presionaban entre sí hasta hacerlos rechinar y sus puños se tensaban a su límite ya que estaban cerrados.

Solo podía escuchar de fondo a la niña llorando junto a su hermano que trataba de consolarla en un abrazo, preguntándole una y otra vez si se encontraba bien.

Ahora solo quedaba uno de esos hombres en la sala ya que el otro, con suerte, solo había quedado inconsciente ya que incluso la pelinegra dudaba de que si el mismo seguía con vida. No había controlado su fuerza para nada.

—¡¿Por qué un héroe está aquí?!

Aquel hombre no comprendía por qué alguien como ella se encontraba en ese lugar, pues, aunque era cierto que ellos pertenecían a una organización de tráfico de personas, se habían encargado bastante bien de que no fueran molestados por las autoridades mediante coimas. Y no habría mucho problema especialmente porque esta vez solo se trataba de niños huérfanos. Pero había un héroe en las instalaciones.

La primera incertidumbre que había llegado a su cabeza fue que si ella estaba ahí, quizás otros también se habían introducido en el lugar. Chasqueó la lengua con nerviosismo al ver que la misma se notaba realmente molesta y se arrepintió de lleno al haber acompañado a su amigo para venir hasta ahí. Después de todo ninguno se los dos tenían particularidades y para variar, habían llegado sin haberle dicho a nadie por lo que estaban lejos de los guardias con kosei que habían contratado por si estas cosas ocurrían.

Rápidamente sacó su pistola y lo primero que hizo fue apuntar a la chica para comenzar la balacera. Mas para su sorpresa, la joven parecía bastante hábil ya que sacó de su espalda una vara metálica ligeramente gruesa cuya punta era afilada y sin mucha dificultad desvió las balas con la misma.

La chica se deshizo sin esfuerzo de veinte balas que fueron lanzadas hacia ella e incluso las que había mandado intencionalmente hacia los niños para despistarla.

La desesperación no tardó en llegar hasta su cuerpo, pero ya había hecho lo que debía pues con las balas que había disparado, estaba confiado de que quizás alguien pudo haberlo oído y que gracias a ello, pronto vendrían más refuerzos.

Tiró su arma que se había quedado sin munición, después de todo no pensaba que iba a suceder algo como esto y no había traído consigo más cosas. Con suerte cargaba con su armamento. Intentó escapar como pudo yendo en dirección contraria, aunque posiblemente sea inútil, debía hacer algo de tiempo para que alguien pudiera rescatarlo de aquella chica que le generaba un gran miedo.

Pero muy lejos de lo que había esperado, nadie llegó cuando sintió algo frio en su espalda, siendo así en un abrir y cerrar de ojos, fue a impactar contra una columna del lugar con una fuerza abrumadora que había roto gran parte de sus costillas haciendo que algo de sangre saliera de su boca. Y como era de esperarse, en el instante, había quedado inconsciente.

—Malditas basuras —gruñó Mei que miraba con asco a aquellos sujetos que había, probablemente y si no estaban muertos, noqueado. Una vez se aseguró de que no hubiera nadie peligroso a su alrededor, giró para revisar a los niños—. Niños, ¿están heridos?

Cuando ella dio unos pasos para ir hacia ellos, la respuesta inconsciente de los mismos fue retroceder ligeramente con sus piernas mientras seguían sentados en el suelo. No es que pensaran que la chica podría ser malvada o que quizás quisiera hacerle daño pero ya habían pasado tantas cosas que sin pensarlo mucho escapaban de cualquier adulto que quisiera acercarse a ellos.

Mei notó que los niños estaban alterados y no podía culparlos; hace nada estuvieron a punto de ser abusados por dos sujetos y de repente había llegado ella mostrando un acto de violencia. Habían pasado muchas cosas en poco tiempo.

Con cuidado, ella pudo una de sus rodillas en el suelo y se apoyó en la misma para ponerse en una altura casi similar a la de los niños relajando un poco su expresión a una más tranquilizadora. Los niños al ver esto, quedaron atentos mientras se abrazaban entre los dos.

—Ya todo estará bien desde ahora, he venido a rescatarlos —habló con cierta suavidad—. Soy un héroe.

La niña que parecía ciertamente más esperanzada, fue abrazada con más fuerza por su hermano que la escondió entre sus brazos. El niño tenía los ojos llenos de lágrimas que mostraban rabia y resentimiento a la par que presionaba sus dientes.

—¡Los héroes no son verdaderos héroes! —exclamó el niño con amargura, su cuerpo temblaba y su voz estaba ligeramente rota. Abrazaba a su pequeña hermana como si su vida dependiera de ello haciendo que la misma soltara unas pequeñas lagrimas silenciosas y preocupadas al ver a su hermano en ese estado—. ¡Ellos nos abandonaron aquí, sabían que estábamos en este lugar... lo que nos hacían y aún así... nos dejaron aquí sin más! —soltó mientras temblaba—, los héroes no son más que farsantes. ¡No digas que eres un héroe, que vienes a salvarnos y que todo estará bien! ¡No merecemos que nos mientan así!

La boca de Mei había quedado ligeramente abierta por la sorpresa y lo impactada que quedó por las palabras del niño.

¿Realmente era un niño?

¿En serio un niño había pasado por tanto para decir palabras tan duras?

Ella miró en silencio por unos segundos los ojos de ese niño; estaba a la defensiva porque claramente estaba asustado y resentido por haber sido abandonado tantas veces por las personas que supuestamente debían buscar su bien. Ahora que solo tenía a su hermana, era claro que quería protegerla con su vida y no podría confiarla a cualquier persona, aunque la chica suponía que el pequeño niño ya estaba al tanto de que era mejor que quedarse ahí pero y sin embargo, estaba muy dolido. Tanto que no podía ocultarlo porque le dolería aún más volver a confiar para salir traicionado una vez más.

Pronto se formó en sus labios una línea recta de seriedad, pues sabía que era la única forma de llegar a él. No podía tratarlo como un niño en ese momento, porque él no era un niño ordinario.

Era un niño que había atravesado el infierno con su hermana a cuestas en su espalda y debía mostrarle con convicción que finalmente lo sacaría de ese tormentoso camino. Así que tragándose el nudo que se instaló en su garganta, comenzó a hablar.

—No voy a mentir diciéndote que todos los héroes son nobles y buenos, porque tienes razón, mucho de ellos son unas basuras corruptas y oportunistas —expresó con seriedad, haciendo que el niño prestara atención pues no se esperaba que la joven le diera la razón en ese sentido—. Tampoco diré que yo soy noble o que soy un pan divino; pero ten por seguro lo que te diré en este momento porque te lo digo con el corazón en la mano; te voy a sacar de aquí junto a tu hermana y no me importa si sigues sin creerme porque incluso si pataleas, me muerdes o escupes... yo los sacaré de aquí y los pondré a salvo incluso si con ello debo sacarlos a patadas. Lo juro y tenlo por seguro.

Ambos habían quedado ligeramente con la boca abierta y no pudieron soltar ni una sola palabra en esos instantes. Pero lo que si era evidente, es que por primera vez desde que llegó, el niño se permitió bajar la guardia pues sus manos se debilitaron hasta tal punto que permitió a su hermana salir de sus brazos para correr hacia la pelinegra hasta abalanzarse a ella y esconderse en su pecho mientras lloraba desconsoladamente. Mei sin dudarlo por un segundo, correspondió a su abrazo para consolarla con el pesar puesto en su pecho.

Le dolía tanto verlos en ese estado, pero estaba segura de que ese dolor no se comparaba en lo absoluto al que aquellos dos niños guardaban en sus corazones.

—Ven —habló Mei extendiendo su mano hacia el niño, invitándolo que unirse a ellas. Pero este solo estaba arrodillado mientras bajaba la mirada y lloraba en silencio. Aún se estaba resistiendo a dar nuevamente su confianza—, no me hagas ir hasta allá y traerte a patadas, niño.

—Cállate —murmulló entre lágrimas mientras lentamente se iba acercando en un ligero gateo. No sé unió al abrazo, sino más bien quedó en la misma posición que antes que unos centímetros de distancia de la pelinegra. Pero para Mei, aquello ya era una victoria.

Mei llevó su mano hasta la cabeza del niño para darle una pequeña caricia, aprovechando este se encontraba mirando hacia el suelo y mientras seguía abrazando con su otra mano a la más menor, consoló también al otro niño.

—Hiciste un gran trabajo cuidando a tu hermana —murmulló haciendo que el niño soltara un sollozo dolorido—, eres un buen niño...

Las lágrimas brotaron como cascadas por las mejillas del menor y este, sin poder hablar puesto que las palabras se quedaron atoradas en su garganta, simplemente pudo asentir con la cabeza mientras ponía su mano en su pecho que ardía con fervor.

Era la primera vez que recibía ese tipo de palabras y aunque creyó que nunca las necesitaría pues amaba tanto a su hermana que el sacrificio le parecía justo con tal de que ella estuviera bien... pero ahora, luego de escucharlo, nunca se había sentido tan aliviado en todos sus cortos años de vida.

—Nos iremos de aquí junto a los otros niños que estén en este lugar—expresó la joven que levantó la mirada al captar que alguien se estaba acercando a su dirección—. Otros héroes vinieron junto a mi para salvarlos así que no se preocupen más.

Los niños giraron a mirar rápidamente en la dirección en que la chica se encontraba mirando, pues pronto se habían puesto tensos pensando que podría ser de nuevo alguno de sus captores pero la persona que apareció, no era uno de ellos. Por su traje y la calma de la pelinegra, supusieron que podía ser uno de sus compañeros pero por precaución, se apegaron un poco más a ella.

—Ustedes dos realmente solo hacen lo que quieren —soltó con reproche el héroe que era parte de su equipo junto a Katsuki—. Se supone que nos dieron la indicación de trabajar en conjunto y no iniciar un ataque sin que den la señal. Pero Bakugo lo primero que hace es perderse en algún lugar y tú iniciar un ataque sin previa autorización.

—Vamos, deja de quejarte. Pareces un anciano —bufó la pelinegra sin mucho interés—. Lo que haga Bakugo es cosa suya pero yo vine aquí a salvar a estos niños; no me quedaré sin hacer nada si es que los veo en peligro.

—Ah, ustedes —soltó el héroe con resignación—. Ya da igual, de todas formas ya dieron el aviso para iniciar el operativo.

—Tengo a estos dos niños, hay que llevarlos a el resguardo cuando antes —indicó la muchacha con seguridad mientras pretendía levantarse pero fue tomada rápidamente por los niños de sus manos, deteniéndola.

—¡No nos vayas a dejar solos ahora! —exclamó el niño con nerviosismo—. ¡No iremos a ningún lado si no es contigo!

—¡No nos dejes! —agregó la niña con sus ojos nuevamente llorosos.

—De acuerdo... —respondió la joven entendiendo que era a la única que esos niños tenían confianza por lo que se aseguraría de llevarlos personalmente primero al resguardo para luego volver al operativo—. Los llevar-

Antes de poder continuar siquiera con sus palabras, un gran pedazo de concreto salió disparado hacia ellos, haciendo que por reflejo la muchacha tomara entre sus brazos a aquellos dos niños y saltara a un costado para evitar recibir el impacto. Por suerte su compañero no había sido alcanzado ya que el ataque había sido dirigido principalmente hacia ella y los niños.

Tanto su compañera como ella miraron al responsable del atentado, viendo que se trataba de un villano que posiblemente había sido contratado como seguridad para aquellos traficantes. Era un hombre exageradamente grande, quizás superando los dos metros cuyo cuerpo era firmemente tonificado cual metal, ocupando su rostro y cabeza con un casco metálico al igual que sus puños que llevaban unos guantes que llevaban metal en sus nudillos.

—Que es esa cosa... —murmulló el otro héroe con perplejidad ante la apariencia del contrario.

—No te quedes ahí parado y llévate a los niños lejos de una buena vez —habló Mei con seriedad, levantándose de lleno mientras los temblorosos niños se aferraban con fuerza a sus piernas. Ella llevó sus manos hasta sus cabezas haciendo que estos la miraran con incertidumbre—. Él héroe que viene conmigo es mi compañero y es de confianza, él los llevará a un lugar seguro mientras que yo me encargo de este grandulón.

—¡Pero Mei-

—Hazlo —volvió a decir con seriedad haciendo que el contrario quedara con las palabras en la boca.

Era obvio que él, con su particularidad que servía más para rescate que para ataque, no podría derrotar a aquel sujeto. Pero a pesar de que Mei poseía un poder y estilo de pelea firme, porque eso es lo que leyó en sus datos generales, era bastante seguro de que ella tampoco podría derrotarlo por si sola.

—¡Dijiste que tú nos sacarías de aquí! —reprochó el niño con temor—. ¡No nos dejes con desconocidos como si nada!

—Lo sé, pero por el momento soy la única que puede hacerle frente a esa cosa de ahí —habló sin desviar la mirada al sujeto que misteriosamente se quedaba inmóvil y en silencio, pero lo cierto era que el mismo se encontraba riéndose a lo bajo. Como si estuviera viendo que es lo que ellos harían a continuación—. Confíen en mí, solo vayan con él y yo los alcanzaré luego.

—Señorita... él es muy fuerte —dijo la niña con miedo—. ¿Y si le hace daño?

—Tranquila —respondió Mei formando una pequeña sonrisa tranquilizadora mientras le daba una ultima caricia a la pequeña cabeza de la niña—. Yo también soy fuerte.

Muy a su pesar, aquellos niños tuvieron que ceder a ser llevado por el compañero de la pelinegra, y como pudo, aquel héroe cargó a ambos niños para llevárselos lejos.

Finalmente y como era de esperarse, el villano, al ver que el compañero de la chica comenzaba a escapar junto a los niños, quiso interponerse para evitar que se los llevara. Avanzando a gran velocidad, quiso burlarse en el proceso de la fémina intentando pasar a un lado de ella para ir tras de su compañero.

Pero lo que el villano no se esperaba es que la joven se había preparado llevando su puño hasta su amplio abdomen, haciendo retroceder con fuerza mediante un torbellino de aire el cual lo obligó a frenar usando sus pies contra el suelo.

—Si piensas que será tan fácil conmigo, estás jodidamente equivocado —expresó con frialdad mientras golpeaba su puño contra su palma y se preparaba para el combate—. No saldrás ileso de aquí.

Holaaa, perdón por la demora. Esta sería la primera parte del capítulo ya que de lo contrario se alargaría más y la verdad también debo escribir otros capítulos HSUWVAJA.

Por otro lado la prota tiene poder de viento, ¿común? Sí. ¿No tengo imaginación? Probablemente. Pero en realidad es porque me gusta mucho ese poder, yo lo quiero alv y es por eso que se lo pongo a todas mis protagonistas.

En fin eso era todo, nos vemos a la próxima.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro