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Capítulo 2

Los grupos fueron formados y cada quien fue rápidamente a su lugar, con el temor de no hacer enfadar a el rubio quien lideraba la misión.

Para la suerte de la joven, le había tocado junto con Azu.

—Bien, así te podré vigilar —dijo con una leve sonrisa colocándose a su lado.

—¿Qué dices? —respondió con burla—,  al final seré yo quien te salve el pellejo.

En medio de las bromas, pronto recibieron la señal en donde todos deberían ir en marcha. La castaña caminaba al costado de su amiga, mientras que esta de reojo observaba al rubio quien iba en otro grupo, que sería el de los novatos.

—Azu, por favor concéntrate en tu trabajo —regañó la de menor estatura a la rubia.

—Sí, ya sé —de quejó mirando hacia el frente estirándose—. Pero ya sabes como es esto, siempre es aburrido.

—Debes saber mejor que nadie, que en cualquier ocasión puede ocurrir algo —dijo mirando por los lados mientras caminaba—. Debes estar alerta.

—Ay tú —soltó entre pequeñas risas—, sí, si  jefa.

Como había dicho la rubia, la mayor parte del tiempo, solo fue recorrer los lugares en busca de algún problema en el que puedan intervenir. Pero ya se estaba acercando el fin de sus turnos, por lo que de nuevo retomaban el camino hacia la agencia.

—¿Ves? Te dije que no iba a pasar nada —se quejó frustrada—… pude haber ido al grupo de Katsuki…

—No digas tonterías ¿acaso quieres que ese idiota te mande a volar en medio de toda esa gente?

—¡Claro que no!

—Entonces cálmate —suspiró intentando lidiar con los berrinches de su amiga—. Oh…

Miró al frente, un poco más alejado de donde se encontraban, se podía distinguir a un grupo de personas corriendo de un local.

—Eso podría ser un robo —murmuró la joven de cabellos castaños mientras corría hacia esa dirección.

—¡Mei espera!

No le importó los llamados de su amiga y simplemente siguió corriendo para así alcanzar a aquellos dos sujetos que escapaban a toda prisa, empujando a varias personas por el camino. Cuando pasaron por en frente del local, un anciano salió y comenzó a gritar con desesperación que le habían robado, confirmando las sospechas de ambas jóvenes.

Cuando Azu lo escuchó, corrió más rápido para así poder estar al lado de su compañera y darle apoyo. Miró de reojo a la castaña para en aquel momento cruzar miradas, con eso dando a entender lo que la otra tenía planeado.

Mei se detuvo repentinamente pero la rubia siguió andando por unos segundos hasta que dio un salto, el cual la castaña aprovechó para tomar sus piernas y rápidamente comenzar a tomar impulso, dándose varias vueltas con ella, lanzándola lejos con ayuda de su quirk.

Azu salió disparada por el aire, directo a aquellos sujetos que recién se habían percatado de que estaban siendo perseguidos justo antes de que la joven aterrizara sobre ellos, tumbándolos en el suelo.

Mei, aceleró más sus movimientos, colocando sus manos por detrás de su espalda y usando el aire que salía de sus manos como propulsores para salir como un cohete hacia ellos.

La castaña llegó justo cuando ambos se habían reincorporado queriendo iniciar una batalla, pero evitó que uno de ellos atacara a su compañera dándole un golpe en el rostro con una de sus piernas.

Mientras tanto, Azu esquivaba con facilidad los ataques que ese villano, posiblemente inexperto, le daba. Y con una sonrisa algo burlona, de un rápido movimiento, convirtió su mano en un maso de hierro que impactó en el abdomen del maleante. Así dejándolo casi sin aliento.

Mei estaba más que atenta por los movimientos de su contrincante, que aún seguía en el suelo. Lo cual le pareció extraño, haciéndola llegar a la conclusión de que tenía algún plan bajo la manga.

Esperó y esperó, pero el joven seguía tirado.

—¡Ja! —se burló Azu—, está inconsciente. Te has pasado, Mei.

—¿Qué? —dijo confundida— debe ser una broma ¿no?

—Bueno, da igual. Nos pagaran de todas formas —sonrió para luego mirar a la castaña—. Tenemos que encárganos de estos, por cierto, buen trabajo.

—Tú también hiciste un buen trabajo —sonrió de lado, amabas haciendo ese típico golpe de puños que solían hacer.

Luego de que la policía se haya llevado a los ladrones, fueron a llevar el dinero que era de aquel anciano y luego de que este les agradeciera, fueron de nuevo hacia la agencia dando por terminado su patrullaje.

—Lo malo de esto es que hay que hacer un informe —se quejó la rubia—, ¡odio los informes!

—Sí, ya lo sé —suspiró la castaña con una sonrisa—. Siempre me lo dices.

—¡Y te lo diré las veces que sean necesarias! —dijo de mala gana comenzando a teclear los botones de su computador con pereza.

La joven soltó un leve suspiro a la vez que seguía con su trabajo. Mientras llenaba su informe, por un momento recordó todo lo que había sucedido.

Luego de que la policía haya llegado, les entregaron a aquellos delincuentes y se dispusieron a seguir con su camino.

Cuando todo el grupo se encontró en la entrada de la agencia dando por terminado el trabajo, el líder, quien sería Bakugō, dio unas cuantas indicaciones y otros insultos hacia algunos novatos quienes cometieron errores.

Se preguntaba como es que una persona podía encontrarse en un mal humor constante y ser tan antipático con los demás. Sin embargo, al ver el rostro de su amiga observándolo con tanta admiración, le dio entre enojo, pena y náuseas.

Para los demás ella podría ser la típica chica descerebrada con posibles cirugías y que solo piensa llamar la atención, pero en realidad, no era así.

Azu es su amiga, la conocía desde hace tiempo. Así que podría decir que ella no es como la gente piensa.

Suele ser berrinchuda, ruidosa y demás. Pero en realidad es una buena persona, amable, divertida como también alegre.

Le daba una rabia impresionante el ver como era tratada por parte de aquel imbécil, quien solo la utilizaba como una forma de calmar sus necesidades más bajas. Con solo pensarlo una vez más, hacía que se le revuelva el estómago. Y Azu, quien también dejaba pasar todos aquellos tratos, le daban ganas de darle un buen golpe para que pudiera reaccionar.

Sin embargo, nunca había visto a su compañera de esa manera. Admirando a alguien de tal forma como para dejar todos lo más valioso para ti, por una persona que solo te está utilizando. Aún peor, es que ella ya lo sabía, pero a pesar de aquello quería permanecer a su lado. Así tal vez un día, pueda ganarse un lugar en su corazón.

Al terminar, cada quien se fue por su lado. La castaña tuvo que arrastrar a la rubia para que así llene su informe.

Cuando ambas terminaron, guardaron sus cosas para retirarse. Casi nadie se encontraba, solo aquellos que debían informar eran los que se permanecían hasta tarde y eso era lo malo a veces del trabajo.

—Sabes, mañana vamos de compras —le dijo la rubia con una sonrisa mientras caminaba a su lado—. Tenemos libre así que no hay problema.

—Preferiría quedarme en casa y dormir ¿sabes?

—Oh, ¡vamos! —pidió colocándose frente a ella— hace un siglo que no vamos a comprar juntas.

La castaña desvío la mirada con cansancio, haciendo caso nulo a las peticiones.

—Hazlo por mí~

Volvió su visita a la joven a la par que un tic aparecía en uno de sus ojos.

—Está bien, maldición —murmuró en lo bajo a regañadientes

—¡Genial! —sonrió victoriosa—. Pasaré por tu casa mañana temprano. Prepárate y ponte algo lindo~.

—No te prometo nada.

—¡Oye! Tú…

Azu frenó su hablar de repente, lo que había llamado la atención de Mei. Tenía los ojos clavados hacia en frente, mirando detrás de ella y con una leve sonrisa de emoción surgiendo en sus labios.

La castaña giró para así saber de que se trataba y en ello pudo observar a aquel rubio que se encontraba a lo lejos, mirando hacia ellas con sus dos manos en su bolsillo. Vistiendo su ropa particular.

—Me tengo que ir —avisó la rubia con brillos en sus ojos—. Nos vemos Mei.

—Oye —la frenó por un momento antes de que vaya corriendo hasta él—. Ya basta Azu, hay más hombres en este mundo. No te pierdas con él… Tú sabes que-

—Estoy bien —le dijo con una leve sonrisa en sus labios—. Gracias por preocuparte por mí… de verdad lo aprecio pero…

El rubio pareció impacientarse por lo que se dio media vuelta y comenzó a caminar para alejarse.

—Tengo que irme —volvió a decirle de un modo más suave—. Nos vemos mañana para las compras.

Fue lo último que dijo con el propósito de luego salir corriendo detrás del rubio.

—Azu… —soltó en un suspiro cansado.

Echándole una última vista a su compañera que se alejaba detrás del joven, volvió a mirar hacia el frente para seguir con su camino.

He perdido el toque (? ;; me cuesta más escribir, idk.

Espero que les haya gustado y desde ahora intentaré actualizar más seguido.

A no ser que me vaya de Wattpad. Ahre ya.

Hasta el próximo capítulo.

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