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Catering

Capítulo 9

Catherine volvió a llamarme por mi nombre por quinta vez desde el inicio de esta conversación. De nuevo preguntó, encogiendo la cara y levantando una ceja:

—Dime, ¿quieres morir?

Postró de nuevo los ojos en los vendajes de mis muñecas.

—Calma, ya me conoces, sé cómo controlarlo. Por favor, no seas absurda. Y si se te pasa la mano al cortarte, es peligroso para tu salud.

—Rompiste un vidrio, hiciste un escándalo y golpeaste en la escuela. Las monjas están muy molestas.

—¿Y crees que me importa? —me miró de nuevo con una mirada suplicante—. Recuerda que tú no eres lo que viviste. Te pido que cambies esa actitud, por favor, que no te llevará a ningún lado.

—Y yo te recuerdo que tú no has pasado por nada más de lo que yo. Así que te pido que por favor dejes de meterte en esto, si es que te importo. Si algo pasa, un accidente, no me lo perdonaré —arremetió ella.

—No te lo perdonarás, ¿o será la casa Renacer la que se mete en problemas? Por favor, hija, escucha cuando te digo que vas por un mal camino y que todo puede terminar mal. Tu vida y tus sueños de ser actriz, todo se puede ir por esa depresión en la que estás clavada.

—Y lo reconozco, pero no me importa ya. Quiero irme, quiero salir. Te puedo cambiar de casa... ¿Y de qué sirve? Llegué aquí siendo una niña de 7 años.

"Inconsciente apenas siento las piernas Por favor comandante

— Le ruego que ahora no la cuestione porque su cuerpo no está en condiciones.

—Apenas está despertando Y todavía tiene efectos de la anestesia los escuché murmurar 

—Una niña 7 años le tendremos que hacer una cirugía reconstructiva su vagina  esta muy dañada , fue mutilada y literalmente golpeada , si no hacemos algo ahora tendrá un daño irreparable e irremediable

 En ese punto no entendía a qué se referían con todo esto solo recuerdo que el dolor de mi cuerpo no cesó y me quedé dormida.

 Mientras despertaba una y otra vez ante los ojos de la gente que me observaba al pasar del tiempo una trabajadora social junto con un comandante llegaron a ser un cuestionario 

-—Catherine dijo la chica parecía ser una psicóloga me hizo un cuestionario y miró firmemente Quién fue qué te han hecho recuerdas.

—¿ Qué pasó con mamá?  -Dije como la niña Llorona que a veces se me escapaba

—Ella no está ahora.

—Tendrás que esperar un poco para verla

—Me contestó la mujer a la que anteriormente

la doctora había llamado comandante a veces me sentía como que tenía dos personalidades una que era más adulta  , que yo que era la que se daba cuenta de todo y la que mostraba ante estas personas. 

La psicóloga se quedó conmigo haciéndome cuestionamientos como tratos familiares golpes y una que otra cosa , todo parecía diferente estaba perdida me interrogaron y poco a poco dijo

—Es mejor que lo sepas eres una niña lista y siento que el trauma será peor si no te lo digo en este momento fuiste víctima de un abuso de sexual.

— ¿O sea cómo pregunté ?

—Aunque en el fondo de mi mente la otra personalidad ya sabía a qué se refería

 Sí Catherine abusaron de ti sexualmente

 ¡Qué esperaban! ahora que lo pienso me parece muy estúpido el hecho de que una autoridad tan importante se atreviera a decirle una niña de 7 años el daño que le habían causado

—Te tuvieron que hacer una cirugía , al decir cada una de estas palabras parece que su inconsciente cayó en cuenta de que estaba hablando con una niña así que decidió callarse la boca me miró

-—. Y dijo No te preocupes aquí estaré.

—Te voy a proteger y cuidar irás a un lugar mejor irás a la casa hogar renacer

Brenda 

— Necesito que aceptes a Catherine la llamada de Sandy se hacía cada vez más fuerte

—¿ La niña de abuso?

—Le pregunté sí le tuvieron que hacer una cirugía reconstructiva y no tenemos a dónde mandarla.

  — ¡ Por favor!  

—Renacer es la casa que ha manejado con estos problemas lo ha hecho con diferentes niñas

—Me dices que la niña tiene padecimientos psiquiátricos, está medicada y que fue abusada 

—Luego me pides que la acepte en mi casa como si fuera la cosa más sencilla del mundo.

—Por favor no me hagas reír

—Por favor Catherine tiene algo Catherine es especial

—No trates de manejarme con eso sabes perfectamente que no escojo cualquier niño 

—Lo sé, es por eso que te pido que te quedes y la observes un poco ante esto no tuve de otra que ceder.

—Y fue así como Catherine pisó Renacer a sus 7 años de edad algo en su aura y en su forma de ser gritaba que necesitaba a alguien y así sin más se pudo quedar en renacer durante años.

 Pues veía algo en ella otra vez me dejaba guiar, por el que el instinto que me llamaba a saber de donde ese que decía ,y que no todas las personas que llamaban a mi casa eran cualquiera con cada uno sentía una vibra diferente era por eso que terminaban siendo custodiados en mi casa  

No fue fácil aunque Katherine era muy chica ,su mente aún era mayor era super ,  yo entendía .

¿Por qué era ? , que la había cogido con tanta facilidad en mi casa , tenía una mente audaz fuerte manipuladora capaz de llegar a hacer muchas cosas decidió por ella misma las cosas que tomaría pero al final esas cosas o más bien esa mente privilegiada fue la causante de su mayor problema era consciente de lo que le había pasado tuvimos que volver a intervenir porque no se cuidó y volvió a herirse una y otra vez a la edad de 12 años.

 Tuvo un descuido y decidió hacerse daño le tuve que hacer otra cirugía vaginal para poder reconstruir ya que el daño que tenía era mucho algunos doctores temían que no llegara a tener una vida plena otros temían que entrando a su pubertad las cosas empeorarán ella estaba en la adolescencia y suplicante 

—Me dijo quiero que la hagas de nuevo quiero que hagas otra me he hecho daño y aunque me hicieron una primera cirugía con el daño que yo me he hecho aún me falta otra para que todo quede al 100% , también tenía el recuerdo latente de quién había sido su abusador en sus tormentos estaba la pareja de su mamá  

Cómo la había mutilado maltratado, y robado la inocencia a tan solo 7 años.

 Parece ser que no solo fue él sino también por su abuela por varias personas que dicen amarte pero al final no da resultado, al final solo es un Amor añejo obsesivo y difícil de manejar .

Aún los recuerdos la atormentaban recordaba como las drogaban para abusar recordaba cómo le ponían cuerdas ,mecates para amarrarla hacerla sufrir ,  torturarla usar los cerillos para quemar cada resto de piel a veces no entendía. ¿ Cómo era?

 Que la vida permitía que personas como estas fueran padres era demasiado el sufrimiento y el dolor  ,el recuerdo de la violación .

Que la trajo hasta el hospital era latente pasábamos noches tratando de que durmiera, de que los medicamentos hicieran efecto y yo me aferraba tanto a no soltarla y ahora entendía:

— ¿Por qué estaba conmigo?

— Catherine estaba conmigo porque era el ángel oscuro que necesitaba de mi seguridad. Era todo y a la vez nada, y con ella se demostraba la misión que yo tenía. Quería vivir en Renacer, todo eso englobando que eran niños bajo protección. Todo se mezclaba y a veces era difícil. Sí, niños que necesitaban ayuda, medicamentos controlados.

— Noches sin dormir, noches con desvelos. Todo recae encima de ti cuando decían: "Es que no come", "es que no obedece", "es que no hace", "es que es muy mala", "es que las pesadillas continúan". En el caso de Catherine, desde sus 7 hasta sus 12 tuvo un retroceso donde todas las noches eran pesadillas recordando aquel acto de abuso y crueldad.

— Aunque tenía psicólogos, doctores, nada servía. A sus 13 años, después de la última cirugía reconstructiva y teniendo una psicóloga nuevamente, decidió aferrarse a la vida. Cambió su actitud, las pesadillas disminuyeron. Le tuvimos que dar un medicamento, el psiquiatra controlaba sus depresiones y todo era más fácil ahora, pero nadie me dijo que después de eso se avecinaba la tormenta. Seguía portándose mal, siendo rebelde y un poco rara. Entrando a secundaria, todo se hizo más diferente. Cercanía con hombres y mujeres, cosas que ya no quería evitar.

— ¿Querrá volver a comenzar?

Mi teléfono volvió a vibrar, vaya sorpresa ahora que pensé:

— Dígame, madre, ¿qué ocurre en el colegio de Margarita? Llamada de nuevo algo habían hecho mis chicos, pensé.

— Perdón, licenciada, pero tengo que informarle y la licenciada Fabiola no contesta su teléfono.

— Sí, claro, dígame, ¿qué pasa?

— Catherine...

— ¿Qué pasa? - pregunté.

— ... ¿Está bien?

— Le ocurrió un accidente. ¿Quiere que vaya por ella?

— No recuerda que ayer fueron a una fiesta. Sí, el domingo Catherine fue. Yo fui la que autorizó su salida porque, haciendo recuento, Catherine me había pedido permiso de salir el fin de semana. Eso nos ponía felices a algunos: a mí, a Fabiola, Ana María y a varios de los cuidadores. Pues el hecho de que estuviera rompiendo ese núcleo de solo encierro y que estuviera dispuesta a conocer significaba que el trauma estaba intentando ser superado. Que la psicóloga nueva y el medicamento estaban haciendo efecto.

— Pues — la madre tartamudeó antes de soltarlo — ¿Hay un video de Catherine besando a una de sus compañeras? — pregunté con duda.

— Sí — dijo la madre.

— ¿En el cachete? — pregunté.

— No — tartamudeó — Fue un beso de chicas en la boca. El video se hizo viral en redes y están llevando a Catherine.

— Acaba de responder ante su maestra y acaba de decir que es una persona bisexual. — Abrí los ojos y me puse roja como jitomate — Okay, entiendo. Pero ¿qué quiere que yo haga o cuál es el motivo de su llamada?

— No puede estar diciendo eso en este colegio. Usted lo sabe, somos una escuela religiosa y somos madres y no queremos que Catherine traiga perdición y problemas entre nuestros alumnos. Será mejor que hables con ella — dijo la madre — y le hagas ver el buen camino.

— Sí, claro. Pero dígame una cosa: ¿Qué pasaría si Catherine resulta ser bisexual?

— No me la puede sacar de la escuela. El convenio dice que debe sacarlo hasta terminar la secundaria. Si usted la saca, tendría problemas con la empresa que paga las escuelas de mis chicos.

— Lo sé. Si Catherine decide seguir por ese camino, lo único que te pediría es que no dé escándalos en la escuela ni involucre a sus compañeros.

Me dispuse a ir por Catherine al salir de la escuela. Quería hablar con ella, quería saber sus intenciones, quería saber qué era esto.

— Catherine, ¿qué pasó? ¿Por qué te besaste con una compañera?

— Sí, es mi novia — dijo en tono burlón.

— ¿En qué momento una chica de 13 años podía decirme que era bisexual como si fuera la cosa más grande del mundo? — Sí, era cierto, yo era una mujer abierta y liberal. No tendría problema, respetaría la opinión de cada uno de mis chicos. Si querían ser psicólogos, bomberos o, en este caso, personas bisexuales, yo no me pondría en su camino. Cada uno tiene la libertad de hacer con su vida lo que quiera. Era una mujer que creía en las vidas pasadas, creía que si tú no cumplías tu misión en esta vida, tal vez volvías a reencarnar y tú elegías en qué vida, qué tipo de vida, que al final, quiénes serían tus padres. Tal vez ellos eligieron esta situación para ser por fin libres de sus ataduras o, en tal caso, vivir un sueño, un tipo de vida o, en su caso, una forma de ser o una vida libre y con una pareja que ellos quisieran elegir, vivir su sexualidad libremente. Aunque pensara yo todo esto, aún era de la creencia de que eran muy jóvenes para decidir eso.

Aclaré un poco mi garganta.

—¿Qué dije en tono de pregunta?

—Sí, tú eres como mi madre, así que sí, mamá, tienes una hija bisexual —dijo aún más burlona que la anterior.

—Catherine, ¿cómo puedes decir eso? Eres muy joven y todavía no puedes estar segura. Además, la palabra existe.

—Claro que existe. Sí, algunos jóvenes la han usado, pero yo soy de la fiel creencia de que no te voy a atacar si te gustan las chicas o los chicos. Pero debes decidir, o eres hetero o eres lesbiana, pero bisexual, no, porque no hay un punto medio.

—¿Quieres decir que tengo que elegir un género?

—Sí, o hombres o niñas, no se pueden, es imposible por lógica y sentido común.

—Claro, o eres hetero o eres gay, hasta ahí, no hay más.

A veces Brenda era muy liberal. Paloma, ella decía que debía elegir un sexo, porque no te podían gustar los dos, y ahora el que yo le saliera con esto también afectaba algunas cosas. Empezó a decir que tal vez lo hacía por mis traumas psicológicos. Empezó a decir que si lo hacía por buscar a la madre que nunca tuve y cosas psicológicas que la verdad ya ni recuerdo. En fin, me hizo prometer que no me metería en los problemas, me hizo prometer que no besaría a ninguna chica y que tampoco usaría el término bisexual hasta que estuviera segura. Me dio permiso de explorar, conocer, pero no besar. Me dijo que si sentía la necesidad de besar a alguna chica, que tenía que hacerlo fuera de la casa o fuera de la escuela, en fiestas o donde nadie me viera. Me regresó a Renacer. La verdad, no sé ni cómo le hizo. La pidió duro para levantarme esa mañana, pero había mañanas en las que me levantaba con facilidad, había otras que podría permanecer encerrada en la habitación todo el bendito día. Depende de mis expresiones y de mi estado de ánimo. Depende de la depresión.

Hoy llego a casa junto conmigo Fabiola.

—¿Qué pasó? No contestaste lo de la escuela. Margarita, ¿verdad? ¿Te sacaron?

—¿Qué hiciste?

—Nada.

—Ve a cambiarte.

Sabía perfectamente a dónde iban estas pláticas largas sobre mi estado de ánimo. Se encerraron, puerta cerrada.

—¿La suspendieron o algo así? —me cuestionó Fabiola en cuanto crucé la puerta.

—No la sacaron de la escuela porque circula un video besando a una de sus compañeras.

Abrió los ojos.

—Catherine lleva mucho comentando que es bisexual —dijo Fabiola como algo simple—, pero no pensé que se atrevería a besar a alguien en una escuela de monjas. Sabes lo que pienso al respecto, no pueden elegir los dos bandos, no hay. Medio por favor, va a cambiar de opinión, siempre lo hace así como lo hace con sus hobbies que abandona cada 5 minutos. Primero era pintar, ahora hacer uñas y cosméticos, después era bailar y ahora es actuación. Cambia mucho de parecer, que no se te olvide bipolaridad. Es una mujer que siempre está cambiando constantemente y su psicóloga dice que eso de ser bisexual lo sacó porque, ay, bueno, ya necesitaba refugiarse o sanar algo, tal vez lo está haciendo para encontrar a la madre que nunca tuvo, pero se le va a pasar. Lo que sí es que está más calmada, ha sido más obediente últimamente y todo va a estar bien. Esperemos a ver qué pasa cuando entre a sus 15, quiere una fiesta flamante.

Me quité el uniforme, sabía que llevaba bastante tiempo fingiendo portarme bien. Me convenía, pues quería que creyeran. Eran meses de trabajo, meses fingiendo que todo estaba bien, estaba intentando cambiar. La verdad quería obtener la reparación de mi teléfono y que Brenda me diera trabajo, así que me convenía hacerme la niña buena. Me había costado mucho levantarme de la cama, estaba segura que en este momento ambas creían que yo estaba cambiando, que la terapia estaba funcionando y no sé qué tanta cosa más, pero me gustaba la idea de que creyeran eso, pues así sería más fácil obtener privilegios. Hacerse la santa no era fácil, sobre todo ir a la escuela y soportar a ese tipo de gente mala y que me bulleaba, que ni siquiera entendía, era lo que más me costaba trabajo, pero era por un beneficio.

Camila


Bueno— murmuró Mauro, dejándome frente a la trabajadora social—. Las dejo. Cualquier cosa, por aquí me encuentro.

—Hola —dijo la mujer, un poco sonriente, de piel morena y cabello negro. Tenía el cuerpo algo regordete, pero era muy bonita; tenía labios finos y carnosos—. Soy Sandy, o Sandra. Soy trabajadora social y psicóloga de tu procuraduría. Normalmente yo soy la que les doy seguimiento a sus casas. Soy la psicóloga que busca su red de familias, los apoya a reencontrarse o les ayuda con cualquier cosa. Normalmente soy la encargada de buscar las redes familiares. En tu caso, eres nueva y no sabemos tanta cosa, así que pretendemos buscar tu red familiar para ver si puedes regresar con ellos. También me gustaría saber cuáles son tus necesidades, qué crees que podemos proporcionarte, cómo podríamos ayudarte a mejorar tu estancia aquí y que tengas una mejor calidad de vida.

—Gracias —dijo Camila—, pero no creo que haya una solución respecto a la familia. No tengo red familiar. Me quedaré aquí bastante tiempo.

—Wow. Qué duro. Dime, ¿hacías algo antes? ¿Estudiabas o así?

—Sí, iba a un centro de rehabilitación y tomaba terapia.

—Claro, ¿dónde es?

—Se llama APAC.

—¿Te gustaría hacer algo?

—Me gustaría regresar, estudiar y participar en la casa. Me gustaría seguir escribiendo.

—Claro. ¿Tienes acceso a tecnología?

—Muy bien, pues me encargaré de ver tu caso y espero encontremos tu red familiar.

—Al respecto de eso, no me hago muchas ilusiones, pero gracias. Ahora puedes contar con que no estarás sola; cuentas con nosotros.

—Vamos, te llevo —dijo la psicóloga, empujando mi silla.

—¿Cómo que sigues pagando? —La trabajadora social volteó a mirarme con un gran signo de pregunta en su rostro—. Dinos, ¿acaso ha pasado algo? ¿Te han discriminado? ¿haz vuelto a la calle?

—No, si tu pregunta es si me dan vuelto a hacer daño, no. Tú piensas que se va a superar. Me han mandado a psicólogos, analistas, psiquiatras. La mayoría del tiempo me han hecho hasta regresión con el psiquiatra para regresar a esos momentos y desbloquear esos recuerdos. Recuerdo cómo me violaron gracias a las sesiones de terapia. Las pesadillas han vuelto. Recuerdo cómo abusaron de mí. Si eso te parece poco precio por pagar, no sé qué te parecerá más, por favor.

—Hicimos lo de darte terapia y sesiones para que lo quieras, los recuerdos a base de hipnosis, porque tú misma querías saber qué era lo que había pasado con tu padrastro y los seis...

—Se lo agradezco, pero no hables como si fuera lo más fácil del mundo. Lo hablas como si fuera algo a lo que le puedo dar la página. Me robaron mi infancia, mi niñez y mi etapa de crecer. Si eso te parece poco, me quedé sin niñez, por favor.

—Cálmate. Entendemos por qué has pasado, pero ya es momento de que empieces a sanar esas heridas, empieces a tener una vida normal.

—¿Eso quieres decir, empezar a tener una vida normal, cuando apenas se me acerca un hombre, deseo decirle que se aleje? Me da asco que me toquen, odio que me vean desnuda. Por favor, no empieces a decirme que ya es momento de superar —dijo Catherine, abandonando la habitación. Comenzó a patear paredes y rasguñaba el vidrio, como intentando que sus uñas penetraran aquel vidrio, hasta quedarse sin entrañas, sin fuerzas. La trabajadora social intentaba calmarla. Sandy, como psicóloga, entró al rescate, pero Catherine no quería escuchar. Mauro y Cristiano estaban al lado mío, observando toda esta situación.

—¿Qué pasó? ¿Qué la puso así?

—No lo sé. Solo sé que algo estaba pasando, hablando con su trabajadora social y de la nada Jessica apareció. Fabiola, ¿qué pasó?

—Intentamos decirle que ya era momento de superar y se puso así.

—Okay —Mauro gritó a lo lejos. Se acercó—. Sostenla, voy a inyectarle.

—No me inyectes —murmuró ella.

Mauro le sostenía brazos y piernas. Salió a negociar a la perfección. Cristiano y yo vimos a lo lejos cómo se calmaba poco a poco.

—¿Qué pasó?

—Intentaron decirme que ya era momento de pasar la página. ¿Sabes por qué me refugié en las chicas? —dijo Katherine, viendo de nuevo a su trabajadora social—. Me refugié porque cada vez que me toca un hombre, la piel me arde y me da asco, porque no me gusta que me toquen y no me vean. Muy apenas tolero masculino, así que no me digas que es momento de pasar la página si solamente vienes una vez al mes y no has estado en la mayoría de las crisis.

En sus palabras no había reproche de dolor, solo había una verdad que todos en Renacer sabíamos. Seguimiento: venían una vez al mes, pasaban informe y preguntaban cómo iban las cosas, pero nadie estaba cuando en verdad tú los necesitabas. Eran pocos los que se quedaban. Solamente los cuidadores sabían cuando el niño se enfermaba, tenía una crisis o le iba mal en la escuela.

—Sabemos que no vamos a curar nada con lo que venimos a decirte, pero estamos en mayo, es el mes de tu cumpleaños número 15. La verdad es que estamos un poco decepcionados al darnos cuenta que las cosas no han cambiado. Cuando cumpliste 13 años, pensamos que las cosas habían sido diferentes, que estabas avanzando porque fueron buenos tiempos para ti. Y aunque sabemos que tal vez esta noticia no pueda cambiar tanto la situación, con motivo de tu cumpleaños celebraremos una fiesta junto con las otras casas hogares. La procuraduría está seleccionando a niñas de sus casas y niñas de bajos recursos para celebrar sus 15. Tú y Laura salieron sorteadas.

Catherine soltó una risotada. Nadie entendió lo que quiso decir. Yo sí. Catherine no quería una fiesta; Catherine quería su atención. Catherine quería que estuvieran presentes y ellos le daban la respuesta con una fiesta. Parecía que no era la única que lo percibía, pues Mau también abrió los ojos como platos y Fabiola volteó los ojos como diciendo: "¿qué les estamos diciendo?"

Mauro soltó las manos de Catherine para ponerse de pie.

—Gracias. Qué fascinante, mis padres de gobierno me harán una fiesta —dijo Catherine, sarcástica.

Al pasar de los minutos, se retiró con Jessica, Sandy y la otra trabajadora social hacia la puerta. Mauro, Cristiano, Camila y yo nos quedamos a la espera de que Catherine decidiera hacer algo. Llevaba mucho tiempo en cada a mitad del patio sin importarle los rayos del sol.

—¿Has permanecido en cada? Dinos qué te pasa —Mauro imploraba.

—¿Qué me pasa? Piensan en resolverlo con una fiesta. Nunca están aquí y luego se quejan de que me porto mal. Nunca lo entienden, nunca están.

—Ya sabes cómo son —dijo Mauro, abriendo los ojos.

Cristiano se retiró a la cocina. Me quedé observando por un rato más a Catherine. Cuando de la nada, comenzó a llorar. Coloqué mi silla enfrente suyo. Con mi mano hizo que me separara y le dije:

—Tal vez no necesites a la procuraduría si me tienes a mí, loca depresiva.

La tenía enfrente mío, abrazándome. En ese segundo, me hubiera gustado tener tus piernas para abrazarla y darle la seguridad que necesitaba en ese momento. Ver esta escena tan bonita, Mauro salió de nuevo de la cocina y con ojos de sorpresa nos dijo a todos:

—Loca depresiva y niña nueva, saquen sus trajes que nos vamos al rancho. Brenda lo acaba de poner en el grupo. Quiere que los lleven a que se mojen un poco y dice que no le celebró el Día del Niño, así que pues se lo están celebrando en este momento.

—Mira cómo se acuerda —dijo Catherine, tratando de tapar sus cortadas en su poco y muy delgado vestido corto. Tenía una piel blanca, fina, el cabello despeinado y unas marcas de rastrillo enormemente marcadas. Tal vez yo no me sentía lo suficientemente fuerte, pero sí sabía que esta persona podría ser mi salvación y mi perdición y llevarme a vivir una gran explosión.

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