Capítulo 5 - ¿Lo estaba en realidad?
Ana
Cuando me dieron la salida, ya estaba del todo recuperada, al parecer solo tuve un momento de estrés que me provocó una pequeña convulsión, pero según los médicos no había nada de que preocuparse por el momento, aunque para mí no era del todo cierto, mis padres habían entrado en un tipo de competencia donde esperaban quedarse conmigo como si fuera un bebé.
—Tienes que decidir con quién te irás — Exclamó mi madre en el extenso aparcamiento del hospital, donde los tres estábamos ridículamente discutiendo.
—Es increíble que la pongas a elegir — Bufó mi padre — Ana siempre ha vivido conmigo y eso no va a cambiar, lo sabes muy bien Cristina, además, por lo que sabemos, tú sigues en terapia, ¿Realmente crees que serías una buena figura para ella? — Suspiró al ver que no había respuesta de su parte — Así que Ana te espero en el auto.
— ¡No!, ella tiene que elegir, olvidas que puedo pedir un permiso — Su mirada se centró en mí, de hecho, tenía las mejillas y la nariz sonrojadas ya que llevaban discutiendo desde que me había despertado — Ana ¿Quién?
—La verdad no sé... — Susurré nerviosa ante sus miradas expectantes.
— ¿Cómo que no sabes? — Ella se acercó y me tomó del brazo llevándome hacia su auto e inmediatamente un recuerdo tomó vida en mi mente.
*
Me encontraba en una lujosa oficina donde estaba un hombre de edad con un traje por completo elegante que llamaba la atención sentado en un gran escritorio, y mis padres en la pequeña salita con diversos documentos, por mi parte, estaba escondida en un tipo de armario donde tenía la vista de todo el lugar.
—Ana ya está a una edad en la que puede elegir con quien vivirá Cristina — Habló en tono amigable —es momento de darle su libertad de elección
—Es lo que he tratado de decirle, pero ella simplemente...
—Cállate — Lo interrumpió — Es mi hija Paul, yo la verdad la quiero conmigo.
—Pero eres una alcohólica, no creo que sea la mejor opción — Mi madre inmediatamente se tensó, de hecho, el ambiente era pesado, y papá estaba con una expresión neutra a simple vista, pero si prestaba más atención se podía notar cierta ansiedad de su parte.
—Tú no sabes nada de mi — Me sorprendí por el tono amargo de su voz, era irreconocible —Paul dime que por lo menos tú sabes que es lo correcto, que yo soy la mejor opción.
—Créeme cuando te digo que la sé, y es por eso que, como amigo y abogado de la familia, voy a firmar — Sacó una fina pluma de su traje, para que luego de un segundo escribiera en el papel que tenía en sus manos — Richard, tienes que presentarme el estado de salud de Ana anualmente y sí, eres tú la mejor opción.
—Gracias — Exclamó él mientras se disponían a levantarse y dar por terminada la reunión, y al parecer, yo también, pero algo inesperado pasó.
De repente mi madre se abalanzó contra él, dejando finas líneas rojas en su rostro debido al impacto de las uñas de ella en su piel, cuando en una de estas heridas un hilo de sangre empezó a crearse en su mejilla me alarmé, estaba estática observando las diversas marcas en su piel. Mi padre y el hombre que antes nombraron como Paul luchaban por alejarla, pero era imposible, así que no tuve más opción.
— ¡Me cansé! — Grité saliendo de mi escondite llamando la atención de todos los presentes —ya no puedo más con su enemistad, con sus discusiones, ya no más, el hecho de que elija con quien vivir no quiere decir que deje de querer al otro, y mamá no sabes cuánto extraño a la versión de la mujer que me cuidaba, a la versión que me enseñaba que tenía que ayudar a las personas, y es que ahora siento que la he perdido — Lagrimas empezaban a brotar por mi ojos —los dos me han decepcionado, y me iré a vivir contigo papá, porque primero no puedo vivir en un ambiente de alcoholismo — La voz me temblaba en una gran medida con la última palabra mencionada — Mamá tú me abandonaste cuando debido a su separación te necesitaba más que nunca, los necesitaba. — Salí corriendo de la oficina ignorando los gritos de ellos, esa era mi decisión final.
*
— ¿Qué estás haciendo Cristina? — El tono de alarma de papá me sacó de mi ensoñación.
Sin darme cuenta, Mamá me había llevado hasta el auto, donde me encontraba en el asiento del copiloto, por lo que podía escucharlos discutir debido a que el interior era silencioso, pero me sentí solo espectadora de una película.
—Ella solo está un poco confundida — << ¿Lo estaba en realidad? >> — pensé
— ¿Cuándo saliste del centro?, estabas progresando — Ante la sola mención de la palabra "centro", su postura cambió — Ya estoy agotado de discutir contigo, mira yo entiendo, las cosas comenzaron a ponerse tensas desde que lo alejamos de ella provocando que cambiara, y sobre todo desde que tú hermana murió dejándonos un problema mayor. — Suspiró — Nadie tiene la culpa, las cosas solo nos destruyeron y este momento nos queda recuperarnos, sabes muy bien que yo podré ayudar a nuestra hija.
Estaba completamente confundida, porque muchas información estaba ingresando en ese momento a mi cabeza, lo peor era que no lograba comprenderla por completo, ya que primero, ¿A quién habían alejado?, porque tenía que ser importante al decir que provocó que cambiara algo. Por otro lado ¿Qué problema dejó la que supongo era mi tía?
<<Tú sabes muy bien de lo que hablan>> — Me recordó mi subconsciente, porque había una parte que sentía que sabía muy bien del tema que hablaban.
—No menciones eso Richard, ahora no es el momento — Dijo mi madre mientras me observaba de reojo.
—Pero Ana debe saberlo, se lo hemos ocultado ya por mucho y no sé porque siento que es el momento de decirle, el hecho de que haya tenido el accidente es una señal, no podemos ocultarle las cosas, ¿No sentiste culpa de saber que por un momento nuestra hija podría morir llena de mentiras? — Insistió preocupado, lo que aumentaba más incógnitas en mi cabeza.
¿Qué exactamente debía saber?, porque debido al recuerdo tenía claro que si hablaban del centro se referían a que mamá estaba tratando su alcoholismo y tampoco sería algo por esforzarse en ocultar, él se refería de un tema mucho más delicado, que podría incluir la razón del porqué ella estaba en terapia.
—Claro que no, ella...
—Me iré con él — Interrumpí su discusión al salir del auto para sorpresa de los dos.
—Ana, creo que no lo estás pensando bien — Su mirada, a diferencia de las otras veces que contenía rabia, transmitía miedo, y el temblor de sus manos me lo confirmó.
—Mamá, yo sé de tus problemas, de hecho, los he escuchado, y prefiero que estés en un centro donde puedan cuidarte y no que te salieras de tú tratamiento solo por mí.
—Hija yo... — Sus ojos empezaron a humedecerse — No sabes cuánto lo siento, siento haber destruido todo, siento...
—Tranquila — Cortó mi padre — Yo me ocuparé de ella, te lo prometo.
Antes de que se fuera, ella le dirigió una extraña mirada a mi padre que no supe interpretar, pero era claro que tenía muchas intensiones, pero no alcancé a comprenderla porque esa comunicación se rompió cuando ella se acercó a mí con un abrazo que correspondí un tanto incómoda por la sensación que me transmitió.
Una joven enfermera nos llamó porque el médico había olvidado informarnos algo importante, así que entramos nuevamente al hospital, donde, aunque estuve un tiempo en coma, me parecía extraño caminar como si no hubiera estado a punto de morir mientras el personal iba de un lado a otro ajetreados por las diferentes emergencias que se presentaban.
Cuando llegamos a una pequeña oficina, nos encontramos a un hombre dándonos la espalda con la habitual bata de médico, y aunque lo había visto en el momento en que me desperté, ahora me permití realmente detallarlo, y por más ilógico que pareciera considerando mi estado, no estaba para nada mal.
— Pido mis disculpas por haber olvidado darles estos documentos — Habló volteándose, era lo suficientemente alto como para que tuviera que subir un poco mi vista, así me enfoqué en verlo a los ojos pues él estaba haciendo lo mismo.
Aunque tenía un aspecto mayor por lo fuerte que se veía su cuerpo, era muy claro que me llevaba unos pocos años, y la mirada verdosa que me dirigió me permitió detallarlo aún más, tenía una mandíbula cuadrada y como era propio se notaba lo ejercitado que estaba, de hecho, iba a seguir en mi minuciosa observación cuando la tos fingida de mi padre me hizo reaccionar.
— ¿Ana? — Preguntó sobresaltándome, y al ver que me había quedado como una estúpida viendo al médico hice lo posible por ocultar mi pena.
—Mm...Perdón ¿Qué decía?
—Que aquí están tus documentos, y si me permitías darte una última revisión — Asentí mientras miraba hacia el suelo, sabía que estaba ruborizada — Señor Clarke, si desea puede esperar en la sala de estar
—Está bien, iré por un café — Aceptó retirándose dejándome sola con él.
— ¿Sabes? — Preguntó mientras ensanchaba su sonrisa — No suelo ser tan observado directamente, ¿Debería preocuparme?
—Yo... Lo siento — El calor había aumentado en mis mejillas, quería desaparecer, y por su sonrisa lo comprobé.
—Tranquila — Me llevó hacia una camilla para tomarme el pulso y hacer los chequeos normales, fue sorprendente para mí saber cuáles eran, en sí, entender todo lo que me hacía, y entonces en el momento en que el estetoscopio rozó mi piel, una voz retumbó en mi cabeza.
"Estoy orgulloso de todo lo que has logrado, es increíble como de ser una estudiante común, te convertiste en la representante de la universidad, me dejas sin palabras Ana, la certeza de que serás una de las mejores médicas aumenta a medida que creces como profesional, espero seguir vivo para presenciar tu éxito"
—Y aunque es muy poco profesional de mi parte, me gustaría volver a verte Ana — Él continuó hablando mientras salía del aturdimiento que me provocaron las palaras de esa desconocida voz... ¿Era estudiante de Medicina?
—Pero no me has dicho ni siquiera tu nombre — Traté de sonar neutral pero luego al ver como señalaba la pequeña placa de plata en su pecho donde muy claramente decía "Dr. Camilo Williams" cerré los ojos pegándome mentalmente por la chorrada que había salido de mi boca.
—Solo dime Camilo, tienden a ser muy formales cuando tengo la bata puesta — Suspiró y concentró su verdosa mirada en mí — ¿Entonces qué dices?
—Me parece bien — Suspiré mientras hablaba de manera lenta y pausada, tenía que reaccionar de una vez por todas — Ya tienes mi número, así que contactarme no te será difícil.
—Está en lo correcto señorita Clarke — Torció la boca en una sonrisa — Ha sido un placer atenderla por tres meses, aunque la prefiero despierta, es mucho más atractiva.
—Ya somos dos — Exclamé antes de ser interrumpidos por otra enfermera anunciándole que lo necesitaban en un consultorio con urgencia.
—Espera mi llamada — Susurró antes de salir.
—Claro que lo haré. — Dije con una extraña emoción, que luego me reclamé ya que en sí parecía una adolescente hormonal.
Cuando me quedé sola en el consultorio me di cuenta de la realidad, había estado coqueteando con mi propio médico, mi madre se iba a internar, y había recordado que era o soy una estudiante de medicina, suponiendo que el hombre con el que hablaba era realmente mi profesor.
— ¿Lista? —Preguntó mi padre en el marco de la puerta, así que asentí y salimos del hospital hacia mi antigua casa.
<<Vaya que faltaron solo unos minutos para que mi vida que aún no recordaba por completo se volviera un completo caos>>
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