Capítulo 36 - Entre mentiras
NOTA: ESTE CAPÍTULO TIENE ESCENAS +18, ASÍ QUE SÍ ERES UNA PERSONA SENSIBLE, LO MEJOR ES QUE PASES AL SIGUIENTE.
PDT: SÍ ESTO MÁS QUE ADVERTIRTE TE EMOCIONA, BIENVENID@ A MI MUNDO !! :)
****
Ana
Cuando ese nombre salió de su boca todo mi cuerpo se congeló, yo en ningún momento pensé que lo volvería a ver de nuevo, de alguna manera mientras me recuperaba del accidente recordé a James, había sido mucho más que un amigo en mi infancia, él fue la persona que formó gran parte de mi infancia, y fue tan espontánea nuestra conexión, que luego de no volverlo a ver su ausencia me dolió por un largo tiempo, siempre creí que se había mudado a otra ciudad sin siquiera despedirse, entonces mis ganas de odiarlo crecieron, esa fue la barrera de protección que creé para que su pérdida no terminara por consumirme.
—Ahora ya entiendo porque sentía tanta familiaridad contigo — Dije observándolo — Las cosas habrían sido muy diferentes sí tan solo nos hubiéramos reencontrado de una buena manera...
—Yo no estoy tan seguro — Esta vez cuando se acercó más a mí no retrocedí — Acaso... ¿Sabes por qué me fui?
—Siempre pensé que te habías ido sin despedirte, cuando intenté buscarte nadie me dijo nada de ti James, tú familia decía que estabas en otra ciudad estudiando y me cansé, así que continué con mi vida.
—Lo suponía — Su mirada estaba puesta en mí, pero pesaba tanto que tuve que apartar la mía. Los recuerdos juntos, llegaban a mi cabeza poco a poco, y aún era impactante ver cómo había llegado a mi vida nuevamente de una manera tan inesperada. Su aparente alianza con Lina me golpeó de repente, así que en ese momento la confusión era tal que no soportaba estar más de pie y me dejé caer en el suelo. — Tus padres y los míos decidieron que lo mejor era alejarme de ti así que me enviaron a estudiar a Seattle, ahí fue donde me gradué de medicina. Pasaron años antes de que me permitieran verte, ¿No se te hace familiar una rosa negra? — Preguntó a la vez que esa borrosa noche apareció en mi memoria — Esa primera vez no me acerqué a ti porque habían cosas pendientes que debía hacer, luego ya me conociste como Camilo.
—Espera...Mis padres no harían eso — La incredulidad era evidente en mi voz — además no tendrían una razón para...
—Me volví un adicto a ti — Dijo interrumpiéndome — las personas como yo no solemos sentir las emociones comunes, pero tú despertaste en mí cosas que aún no logro explicar, es irónico que justo tiempo después de que mis padres biológicos murieran tú aparecieras en mi vida a cambiarlo todo. No te diré algo romántico, no por egocentrismo, es porque como médico soy consciente de mi locura, esa que cuando nuestros padres descubrieron que tenía decidieron alejarme de ti sin darse cuenta del gran error que estaban cometiendo. Ana, tú fuiste ese interruptor que reactivó mi vida, te convertiste en ese éxtasis que me provocaba miles de sensaciones, en fin, me convertiste en alguien insaciable de ti....
—Lo sé — Dije para mí sorpresa — Siempre lo supe, pero de alguna manera que aún intento explicar no pude alejarme de ti, no podía simplemente dejar de verte, yo no sé cómo llegamos a esto, no sé qué me hiciste — Confesé — No solo hace unos años, sino ahora que he vuelto a verte, desde el primer momento, desde esa vez en el hospital de alguna manera seguiste provocándome esa confusión tan intensa que desde niña no sentía, vaya que tienes un gran poder sobre mí y me molesta, se supone que las cosas han cambiado.
—En eso tienes razón, te molesta porque siempre te gustó estar a mí lado — La comisura de su labio se elevó en una pequeña sonrisa — ¿Vas a decirme que lo amas? — Preguntó
—Sí, no puedes llegar a mi vida y desordenarla por completo de nuevo — Repliqué humedeciendo mis labios provocando que concentrara su mirada en ellos.
—Yo estoy en tu vida — Se arrodilló a mi lado para que su boca quedara a pocos centímetros de la mía — ¿Vas a decirme que ya no sientes nada por mí?, ¿Que el hecho de que te dieras cuenta que soy James no avivó el amor que sentiste por mi años atrás?, no puedes engañarme, te conozco mucho mejor que él, te conozco mucho mejor que tú misma. — Esta vez sonrió por completo — Tanto para saber que me estás mintiendo.
—Está bien, no lo negaré más — Dije rindiéndome — pero, ¿Quiere que olvide que casi me matas en ese accidente? — Pregunté recuperando la postura — Pensé que me querías — Sus verdosos ojos volvieron a fijarse en mí.
—No me limpiaré las manos, pero eso fue plan de Lina — Susurró cada vez más cerca — ¿Acaso no te dijeron por qué tú estabas mucho mejor que Eric cuando llegaste? — Preguntó sorprendiéndome — Pues ese día, yo estaba justo detrás de ti, y en el momento en todo pasó fui el primero en sacarte de ese auto, yo llamé a urgencias, pero mientras llegaban nunca permití que dejaras de respirar...
—No puede ser... — Dije sorprendida — ¿Realmente no ibas a dejarme morir?
—Nunca, no dejaría ir a lo más lindo que tengo en mi vida — Una de sus manos rozó mi nuca para luego, acercarme a él — Tú eres mía.
—James — Susurré — Esto no está bien, tú necesitas ayuda...
—No, yo te necesito a ti — Estampó su boca en mis labios, donde en un principio no podía moverme, pero no iba a negar que estaba tan hechizada por él, que a los pocos segundos reaccioné correspondiendo el beso.
Cada roce, cada suspiro, cada tacto...lo sentía a una intensidad tan extrema que estaba impactada, porque sí bien era cierto que James tenía una gran habilidad para besar, cierto ardor casi como fuego en mi abdomen bajo, comenzó a crecer, y en el momento en que sus manos se adentraron en mi camisa para que rozaran directamente con mi piel, esta se erizó acompañada con un suspiro que salió de mi boca sin que yo tuviera control de este.
—Esto — Habló agitado — Nadie en toda tu vida te lo hará sentir... — Llevó sus besos a mi cuello para acercase a mi oreja — Yo sé cómo llevarte al mismísimo infierno y a la vez hacerte tocar las estrellas — Su cálido aliento en mi oído provocó que llevara mi cabeza hacia atrás.
Me levantó sin problema alguno para apartar todos los papeles que había en el escritorio con el propósito de recostarme en este. Se deshizo de mis tejanos en segundos dejándome solo en bragas, donde sus manos subieron por mis piernas hasta llegar a mis muslos y luego rozar lentamente mi zona baja,
— ¿Aún necesitas pruebas? — Preguntó sonriendo a la vez que retiraba la fina tela para adentrar sus dedos en mi interior.
— ¿Qué me estás haciendo? — Gemí desesperada gracias al lento movimiento que llevaba.
—Nada princesa, esto solo es una prueba que con un solo beso ya estás completamente puesta para mí, es un poder que siempre he tenido sobre ti Ana, lo sabes — Cuando terminó, cerré los ojos esperando que las miles de sensaciones que recorrían todo mi cuerpo explotaran de una vez, pero James se detuvo y cuando lo miré con un evidente desespero, una ronca carcajada salió de su boca. — ¿Qué pasa?
— ¿Por qué paras? — Jadeé en reclamo.
—Sí lo quieres pídemelo — Dijo a la vez que sus ojos brillaban.
—Sabes que no lo haré — Repliqué con una sonrisa arrogante tragándome mis intensas ganas de aceptar.
—Claro que no, pero ya pedirás que no lo haga — No me había dado cuenta que los jeans que llevaba habían desaparecido, así que solo bastó con romper mis bragas para sin contemplación me penetrara generando un gemido de sorpresa por mi parte.
No había ritmos pausados como la primera vez hace ya muchos años cuando éramos adolescentes, en este momento era intenso, la excitación que recorría su mirada aumentaba aún más el fuego que advertía con consumirme. James tomó mi cabello para acercarme a su rostro, en ese momento mientras pequeñas gotas de sudor atravesaban su abdomen y mis pechos, dirigió su boca a mi cuello para generar pequeños chupones en él.
—Esto...es — Dijo en un tono ahogado — Para que no se te olvide quien tuvo tu cuerpo, para que sí es necesario todo el maldito mundo se de cuenta que ya hay alguien que te proclamó como suya...
—No vamos a jugar en esos papeles — Susurré — ¿Cuándo dije que lo era?
—Hazte la digna — Replicó a la vez que aumentaba la fuerza de sus embestidas — Pero ambos sabemos que te gusta, amas estar en esa posición, o acaso ¿Olvidaste esa primera vez? — Me sonrojé aún más al recordarlo, pues tenía toda la razón, pero para recuperar mí ya muy escaso ego, lo detuve.
—¿Quieres jugar? — Pregunté con mi tono de voz un poco más grave de lo normal — Ya verás como pierdes, no digas que no te advertí.
Primero me dirigió una mirada de confusión, pero al ver que baja para tomar su miembro y sin dejarlo reaccionar, llevarlo a mi boca, un gruñido se escapó de su garganta demostrándome que no se lo esperaba. Su mano viajó a mi cabello para él acelerar el ritmo, lo permití a la vez que aventuraba mi lengua para provocar aún más sensaciones en él. Cuando sentí que ya estaba a punto de venirse, alejé su miembro de mi boca para que terminara por venirse en todo mi torso. Su mirada me recorrió con lujuria cuando retomé la postura y con mis manos recorrí mis pechos, luego bajé hasta mi abdomen donde aún con total excitación, James observó como yo me provocaba placer y en poco tiempo también alcanzaba el orgasmo junto con un ruidoso gemido.
—Podrás parecer muy santa pero sí que sabes cómo jugar tus cartas — Dijo ya recuperando el aliento mientras tomaba su camisa y limpiaba los estragos de su orgasmo en mi pecho.
—No entiendo como haces que sea así — Repliqué utilizando la camisa que había volado momentos antes, para cubrir mi desnudez — No pensé que recordaras esa noche... — Una sonrisa torcida apareció en su boca mientras se ajustaba sus arrugados vaqueros.
— ¿Crees que olvidaría algo tan importante? — Dijo rodeándome con sus brazos — Fue la primera vez que te hice mía, fue la primera vez que te liberé Ana. — Se acercó a mi cuello por lo que cerré mis ojos a su espera, pero cuando su tacto no llegó, sentí como sus brazos se tensaron. Busqué sus ojos para encontrarme con un preocupado James, el chico excitado y misterioso de antes había desaparecido.
— ¿Qué pasa? — Pregunté preocupada
—Esa perra ya abrió la boca — Susurró con rabia — Creo que la policía está afuera — Centró su mirada en mi de nuevo, lo que me provocó pena debido a la posición en la que me encontraba — Puedes ponerte esto, debemos irnos — De un cajón sacó un vaquero negro y dio media vuelta para irse, cuando por sorpresa se acercó a mi de nuevo tomándome del cuello — Extrañaba mucho volver a tenerte, tengo que solucionar esto pero pase lo que pase ya sabes muy bien que te tengo y no pararé jamás.
Aún aturdida me vestí lo más rápido posible para que James me guiara hacia un extraño espacio en la casa donde nos ocultamos en la oscuridad a pesar de que los rayos del sol estuvieran con la intensidad de medio día. Esperamos unos segundos y luego Mason apareció en la entrada, no podía negar que una gran alegría me invadió.
—No acabo con él porque me ayudó siendo Camilo — Dijo James a mi lado —Tenemos que irnos pero hay un problema, donde ellos están es la única salida que hay — Cuando mencionó "ellos", me percaté que Lina lo acompañaba, una oleada de melancolía me recorrió.
— ¿Qué pasará ahora? — Pregunté confundida, porque si bien era cierto, estaba entre un debate en quedarme o irme con él. De repente el sonido de unas sirenas hizo eco en todo el lugar.
—Nos van a encontrar, no hay forma de escapar de este lugar sin que nos vean, sobre todo sí la policía está aquí — Se mantuvo un momento en silencio para continuar — No me gusta la decisión que voy a tomar, pero se trata de ti — Me observó — Tengo que dejarte, no te puedo llevar conmigo porque te harán daño sí te llegan a ver — Tomó mi mentón para luego dejar un casto beso en mis labios y sin más desaparecer.
Me levanté mareada para caminar lentamente hacia un hombre que se encontraba de espaldas a mi hablando por teléfono, mi cabeza daba vueltas así que no podía entender mucho, por lo tanto con toda la poca fuerza que disponía, rocé su hombro para que este se volteara y con expresión de sorpresa tomara mi cuerpo antes de caer por completo al suelo.
—Ana...— Susurró Mason — Tranquila, ya estás a salvo...
*****
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro